• Nueve Frutos del Espíritu Santo (7)

    [Gálatas 5:22-23]

    13-12-2009 | Rev. Jaerock Lee

    • [Pasaje]

      [Gálatas 5:22-23]
      "En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas". (NVI)

      [Introducción]

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,

      En Mateo capítulo 25 encontramos la parábola de los talentos.

      Un hombre le dio a sus tres siervos un talento, dos talentos y cincos talentos respectivamente.
      El siervo que recibió cinco talentos los comercializó y ganó otros cinco talentos más para este hombre.

      El siervo que recibió dos talentos, también ganó otros dos talentos más.

      Pero al que se le entregó un talento, solamente lo enterró en la tierra y no produjo ninguna ganancia.

      Este hombre alagó a los siervos que ganaron dos y cinco talentos adicionales y los premió.

      Les dijo: "Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor".

      Pero recriminó al siervo que solamente guardó el talento diciéndole: "Siervo malo y negligente... Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera".

      Luego tomó el talento y se lo entregó a aquel que había ganado cinco talentos más.

      Dios también nos ha dado muchas responsabilidades de acuerdo a nuestros talentos, para que podamos trabajar para Él.
      Nunca debemos enterrar una oportunidad en la tierra.
      Debemos cumplirla con todas nuestras fuerzas, para que podamos beneficiar al reino de Dios.

      Hoy, entre los nueve frutos del Espíritu Santo, les hablaré acerca de la "fidelidad", el 7mo fruto.

      A través de este mensaje, ruego en el nombre del Señor que ustedes examinen su corazón una vez más, y se conviertan en preciosos obreros que puedan ser reconocidos por Dios como "buen siervo y fiel".

      [Mensaje]

      Apreciados hermanos y hermanas en Cristo,
      La definición de la palabra "fidelidad" según el diccionario, es la cualidad de mantenerse firme en el afecto o la lealtad, o firmeza en la observancia a las promesas o en el cumplimiento de un deber.

      Inclusive en el mundo, las personas fieles son altamente valiosas por ser confiables.

      Y aquellos que son espiritualmente fieles son tesoros en el reino de Dios y emanan un aroma fragante.

      Emanan la fragancia de un corazón invariable, la fragancia de una obediencia fija como la una yunta, y la fragancia de un corazón confiable.

      Si podemos emanar este tipo de fragancias, el Señor también dirá que somos muy amados y que desea abrazarnos.

      Pero el tipo de fidelidad que es reconocida por parte de Dios es diferente de las personas del mundo.

      El simple cumplimiento de nuestras responsabilidades en acción no es fidelidad espiritual.

      Además, si ponemos todo nuestro esfuerzo e incluso nuestras vidas en un área en particular, no es completa fidelidad.

      Entonces, ¿qué tipo de fidelidad es la verdadera fidelidad que es reconocida por Dios?

      Primero, es hacer más de lo que se nos ha encomendado.

      Cuando los trabajadores reciben su pago por su trabajo, no decimos que ellos son fieles cuando cumplen con sus deberes.

      Podemos decir que hicieron su trabajo, pero sólo cumplieron por lo que se les paga para hacer, por lo tanto no podemos decir que son fieles.

      Pero incluso entre los trabajadores que reciben su pago, se encuentra uno que hace más de lo que se le paga para hacer.

      No lo hacen con renuencia o simplemente pensando que tienen que hacer al menos tanto como se les paga.

      Cumplen con su deber con todo su corazón, mente y alma, sin escatimar su tiempo y dinero, teniendo el deseo que sale de su corazón.

      Por ejemplo, hay algunos Levitas que hacen mucho más de lo que se les ha delegado que hagan.

      Trabajan incluso fuera de horas de trabajo o en días feriados, e incluso cuando no trabajan, siempre están pensando acera de sus deberes.

      No solamente hacen lo que se les pidió que hagan, sino que siempre piensas como realizar su trabajo de mejor manera para beneficiar a la iglesia y sus miembros.

      Además, ellos también invierten su tiempo y esfuerzo para cuidar de las almas de otros, sirviendo como líderes de células o grupos pequeños de liderazgo.

      "Fidelidad" es hacer más de lo que se nos ha pedido que hagamos, tal como se menciona anteriormente.

      También, al aceptar responsabilidades, aquellos que producen el fruto de la fidelidad harán más de lo que son responsables de hacer.

      Por ejemplo, en el caso de Moisés, el entregó su vida cuando oró para salvar a los hijos de Israel quienes habían cometido pecados.

      En realidad la tarea de Moisés era sacar al pueblo de Egipto y guiarlos de acuerdo al mandato de Dios.

      Pero cuando Moisés estaba cumpliendo esta tarea, no sólo obedeció en acción haciendo lo que Dios le ordenó que haga.

      El tenía el corazón de Dios y guió al pueblo con todo su amor y esfuerzo cuando él cumplía con su deber.

      Es por eso que, cuando el pueblo cometía pecados, el sentía como si fuera su propia falta, y quería asumir la responsabilidad por eso.

      Lo mismo sucedió con el apóstol Pablo.

      Romanos 9:3 dice: "Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne".

      Él no pensó: "Yo me esforcé al máximo para predicarles el evangelio, pero ellos no lo aceptaron. Ya no les puedo ayudar".

      Ustedes ya han escuchado en muchas ocasiones estas profesiones de fe de estos dos grandes hombres de Dios.

      Pero aunque ustedes constantemente las escuchan y las conocen, no pueden cultivar el corazón fiel.

      Incluso aquellos que tiene fe y realizan sus deberes dirían algo diferente a lo que Moisés dijo si estuvieran en la misma situación por la que él tuvo que pasar.

      Es decir, ellos dirían lo siguiente: "Dios, me he esforzado al máximo. Siento pena por estas personas, pero también he sufrido mucho desde que estoy guiando a estas personas".

      Lo que en realidad están diciendo es: "Yo he hecho todo lo que supuestamente tenía que hacer".

      Aun pueden preocuparse porque, aunque no son responsables, pueden recibir la reprensión conjuntamente con los demás por sus pecados.

      Pero si bien sus palabras pueden ser correctas, podemos entender que el corazón de estas personas está algo alejado de la fidelidad.

      Por supuesto, no cualquiera puede orar así: "Por favor perdona sus pecados o bórrame del libro de la vida."

      Y cuando me refiero a esta fidelidad, no estoy hablando acerca del gran amor que involucra sacrificar la propia vida.

      Esto significa que si producimos el fruto de la fidelidad en nuestros corazones, no podemos decir simplemente que ya no tenemos responsabilidades.

      Antes de pensar que hemos hecho lo mejor en nuestras responsabilidades, primeramente pensaremos acerca del tipo de corazón que tenemos cuando estamos cumpliendo los deberes que Dios nos dio.

      También pensaremos en el amor y la misericordia de Dios por las almas y que Él no quiere que sean destruidos, aunque Dios vaya a disciplinarlos por sus pecados.

      Entonces, ¿qué tipo de oración debemos ofrecerle a Dios?

      Probablemente digamos desde lo más profundo de nuestros corazones: "Dios, es mi culpa. Fui yo quien no los guió de mejor manera. Dales otra oportunidad considerando mi comportamiento".

      Sucede lo mismo en todos los otros aspectos.

      Aquellos que son fieles no sólo pensarán: "ya he hecho suficiente", sino que trabajarán en sobreabundancia con todo su corazón.

      En 2 Corintios 12:15 el Apóstol Pablo dijo: "Y yo con el mayor placer gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas, aunque amándoos más, sea amado menos".

      Es decir, él no fue obligado a cuidar de las almas ni lo hizo superficialmente.

      Él tomó gran placer en cumplir con su obligación y por esto es que él dijo que él sería gastado por otras almas.

      Él se ofreció a sí mismo una y otra vez con completa devoción por otras almas.

      Como él dijo, fidelidad verdadera es que podamos cumplir con nuestras obligación sobre abundantemente con alegría y amor.

      Segundo, el tipo de fidelidad reconocida por Dios es el ser fiel en la verdad.

      Supongamos que alguien se unió a una pandilla y le dedicó su vida al jefe de la pandilla.

      ¿Dirá Dios que esa persona es fiel? ¡Por supuesto que no!

      Dios puede reconocer nuestra fidelidad sólo cuando nosotros somos fieles en la bondad y la verdad.

      Y lo más importante para ser fiel en la verdad es la circuncisión del corazón.

      Apocalipsis 2:10 dice: "...Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida".

      Aquí, el ser fiel hasta la muerte, no sólo significa que debemos trabajar dura y fielmente hasta nuestra muerte física.

      Significa que debemos cumplir la palabra de Dios en los 66 libros de la Biblia con toda nuestra vida.

      Antes que todo, tenemos que desechar el pecado al punto de derramar sangre y guardar los mandamientos de Dios.

      Como el Apóstol Pablo dijo: "muero diariamente" tenemos que hacer morir nuestra carne completamente y santificarnos. Esto es fidelidad espiritual.

      Lo que más desea Dios el Padre para nosotros es la santidad. Tenemos que darnos cuenta de este punto y esforzarnos por circuncidar nuestros corazones.

      Por supuesto, esto no significa que no podemos asumir ninguna responsabilidad antes de que nos santifiquemos completamente.

      Significa que cualquier responsabilidad de la cual estemos a cargo ahora, tenemos que hacerla de acuerdo al cumplimiento de la santidad.

      Aquellos que constantemente circuncidan sus corazones, no cambiarán de actitud en su fidelidad.

      Aun en las dificultades reales que ocurren o algunas pruebas del corazón, no se darán por vencidos de su deber precioso simplemente por los problemas.

      Por otra parte, si descuidamos la circuncisión de nuestros corazones, no podremos guardar nuestros corazones cuando enfrentamos dificultades y adversidades.

      Podemos abandonar la relación de confianza con Dios y prescindir de nuestra responsabilidad.

      En el período de tiempo de un año, algunas personas cumplen con sus responsabilidades diligentemente por un tiempo, pero negligentemente el resto del año.

      Diligentemente cumplen con sus responsabilidades durante algún tiempo, pero luego desaparecen por varios meses.

      Luego, si recuperan la gracia de Dios, trabajan duro nuevamente por un lapso de tiempo y vuelven a este círculo vicioso una y otra vez.

      Este tipo de obreros que fluctúan de este modo no pueden ser reconocidos por su fidelidad, aunque quizás realicen bien su trabajo.

      Para tener el conocimiento de fidelidad de parte de Dios, debemos también tener la fidelidad espiritual, la cual significa que debemos circuncidar nuestros corazones.

      Pero en sí, circuncidar nuestros corazones no se convierte en nuestra recompensa.

      La circuncisión del corazón es un deber para los hijos de Dios que son salvos.

      Pero si desechamos el pecado y cumplimos nuestras responsabilidades con un corazón santificado, podremos producir mucho más fruto que si los cumplimos con una mente carnal. Por lo tanto, recibiremos mayores recompensas.

      Por ejemplo: suponga que usted trabaja muy duro todo el día domingo, pero tubo muchos problemas con las personas.

      Y quebrantó la paz con muchas personas, y sirve a la Iglesia quejándose y con resentimiento, muchas de sus recompensas serán sustraídas.

      Pero si usted sirve a la iglesia con bondad y amor teniendo paz, todo su trabajo será un aroma aceptable para Dios, y cada una de sus responsabilidades se convertirá en su recompensa.

      Tercero, el tipo de fidelidad reconocida por Dios es incluye trabajar de acuerdo a la voluntad del amo.

      En la iglesia debemos trabajar de acuerdo al corazón y a la voluntad de Dios.

      También, tenemos que ser fieles al obedecer a nuestros líderes de acuerdo al orden dentro de la iglesia.

      Proverbios 25:13 nos dice: "Como frío de nieve en tiempo de la siega, así es el mensajero fiel a los que lo envían, pues al alma de su señor da refrigerio".

      Aunque seamos muy diligentes con nuestras responsabilidades, no podremos saciar el deseó del corazón del amo si sólo hacemos lo que queremos.

      Por ejemplo, suponga que el amo dirigió a su trabajador a hacer el trabajo del cuidado de la casa, pero este trabajador salió al campo y trabajó todo el día. Entonces, si bien él trabajó muy duro, no es un trabajador fiel.

      La razón por la que no obedecemos la voluntad del amo es, ya sea porque seguimos nuestras ideas, o porque tenemos motivaciones egocéntricas.

      Esta clase de persona puede parecer que sirve a su amo, pero en realidad no lo está haciendo con fidelidad.

      Él sólo sigue sus propios pensamientos y deseos, y puede abandonar la voluntad del amo en cualquier momento.

      En la Biblia leemos acerca de una persona llamada Joab, que era pariente y general del ejercito de David.

      Joab estuvo con David a través de todos los peligros mientras era asediado por el Rey Saúl.

      Él tenía sabiduría y era valiente. El dirigía las cosas que David quería que se lleven acabo.

      Cuando él atacó a los Amonitas y tomo su ciudad, él prácticamente la conquistó y dejó a David que venga y la tome por si mismo.

      El no tomó la gloria de la conquista de esa ciudad sino que dejó que David la tomará.

      Sirvió a David muy bien de esta manera, pero David no estaba muy conforme con él.

      Fue porque su servicio no era de lo más profundo de su corazón.

      Joab no dudaba en actuar en forma insolente delante de David cuando él quería lograr su meta.

      Cuando había algo de beneficio para sí mismo, él desobedecía a David.

      Por ejemplo, el general Abner, quien era uno de los enemigos de David, se acercó a David en rendición a él.

      David le dio la bienvenida y luego lo despidió.

      Fue porque David podía estabilizar a las personas más rápidamente al aceptarlas.

      Pero cuando Joab se enteró de este hecho más tarde, siguió a Abner y lo mató.

      Fue porque Abner había matado al hermano de Joab en una batalla previa.

      El sabía que David estaría en una situación difícil si él mataba a Abner, pero el sólo siguió sus emociones.

      También, cuando el hijo de David se reveló en contra de él, David les pidió a los soldados que iban a pelear con los hombres de Absalón que traten a su hijo con bondad.

      Escuchando esta orden, Joab simplemente mató a Absalón.

      Quizás era porque si dejaban vivir a Absalón, él podía revelarse de nuevo, pero después de todo, Joab desobedeció las ordenes del rey y siguió sus propios deseos.

      Aunque atravesó por todas los tiempos difíciles con el rey, él desobedeció al rey en momentos cruciales, por lo que David no podía confiar en él.

      Finalmente, Joab se reveló en contra del Rey Salomón, el hijo de David, y fue muerto.

      También en este caso, en lugar de obedecer la voluntad de David, él quiso colocar a la persona que él pensó que era la correcta como rey.

      El sirvió a David a través de toda su vida, pero él no fue un siervo digno de elogios, sino que finalizó su vida como un rebelde.

      Cuando hacemos la obra de Dios, en lugar de fijarnos en cuán duro hacemos el trabajo, lo más importante es si seguimos la voluntad de Dios.

      Cuando trabajamos en la iglesia, también deberíamos seguir a nuestros líderes antes de que sigamos nuestras propias ideas.

      Cuarto, el tipo de fidelidad que Dios desea es fidelidad en toda Su casa.

      En Números 12:7 Dios dijo acerca de Moisés: "No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa".

      Ser fiel en toda la casa de Dios significa ser fiel en todos los aspectos relacionaron con la persona.

      En la iglesia, tenemos que cumplir con todas nuestras responsabilidades cuando tenemos muchos deberes.

      Aunque no tengamos una tarea específica dentro de la iglesia, es uno de nuestros deberes es estar presentes donde supuestamente debemos estar presentes como miembros.

      No sólo en la iglesia, pero en lugares de trabajo y en la escuela, cada uno tiene sus responsabilidades.

      En todos estos aspectos, debemos cumplir con nuestras responsabilidades como miembros.

      El ser fieles en toda la casa de Dios es ser fieles como hijos de Dios y como líderes o miembros de la iglesia, de la familia, en el lugar de trabajo, o en la escuela.

      No deberíamos ser fieles sólo en una o dos responsabilidades y negligentes en otras responsabilidades. Debemos ser fieles en todos los aspectos.

      Si hay alguien que piensa: "tengo sólo un cuerpo, ¿cómo puede ser fiel en todas estas áreas?"
      Pero al grado que desechemos la carne y la cambiemos por el espíritu, no será difícil ser fieles en todas las cosas de la casa de Dios.
      Si bien invertimos simplemente un tiempo pequeño, seguramente podemos cosechar el fruto si sembramos en espíritu.

      También, aquellos que se han tornado a lo espiritual no siguen su propio beneficio y confort, sino que piensan en el beneficio de los demás y ven primeramente las cosas desde el punto de vista de los demás.

      De esta manera, este tipo de personas llevarán acabo todas sus responsabilidades, incluso si es que tienen que sacrificarse a sí mismos.

      También, al grado que nos adentremos en el espíritu, nuestros corazones se llenarán de bondad. Y si somos buenos no nos inclinaremos sólo hacia un lado en particular.

      Aun si tenemos muchas responsabilidades, no descuidaremos algunas de las responsabilidades mientras cumplimos otras también.

      Nos esmeraremos en encargarnos de todo a nuestro alrededor, intentando cuidar de otros un poco más.

      De esa manera, las personas alrededor de nosotros sentirán la veracidad de nuestro corazón. Entonces, no estarán desilusionadas porque no podremos estar con ellos todo el tiempo, sino que más bien estarán agradecidos que cuidamos de ellos.

      Por ejemplo, una persona tiene dos responsabilidades, en el un grupo ella es líder y en el otro grupo es sólo un miembro.

      En ese momento, si esta persona es bondadosa y si produce el fruto de la fidelidad, no será negligente en ninguna de ellas.

      No simplemente pensará: "Los miembros del segundo grupo me comprenderán por no estar con ellos porque soy el líder del otro grupo".

      Si esta persona no puede estar con el segundo grupo físicamente, intentará ser de algún tipo de ayuda para ese grupo de otras maneras y con el corazón.

      Si esta persona no hace esto, se sentirá apenada ante Dios y los demás.

      De la misma manera, podemos ser fieles en todas las cosas de la casa de Dios y tener paz con todos al grado que tengamos bondad.

      [Conclusión]

      Amados hermanos y hermanas en Cristo, José fue vendido como esclavo a la casa de Potifar, el Capitán de la guardia Real.

      José era tan fiel y confiable que Potifar encargó todo el trabajo de la casa a este joven siervo y no se preocupó por lo que él hacia.

      El reino de Dios también necesita obreros tan fieles como José en muchas áreas.

      Si yo le confío a usted cierta tarea, y usted la cumple con mucha fidelidad de tal manera que yo no tengo que revisar nada, entonces, ¡que fortaleza tan grande será usted para el reino de Dios!

      Aunque el sirvió a un amo físico, José trabajó fielmente con su fe puesta en Dios.

      Dios no lo tomó a la ligera, sino que en lugar de eso hizo de José el Primer Ministro de Egipto.

      Y la fidelidad que tenemos en el Señor es para llevar acabo el reino de Dios y para salvar a muchas almas.

      Por lo tanto, ¿cuán grandes serán las recompensas que recibiremos en el reino de los cielos?

      Salmos 101:6 nos dice: "Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que estén conmigo; el que ande en el camino de la perfección, éste me servirá".

      Les animo a producir el fruto de la fidelidad en el corazón y caminar libre de toda culpa.
      Al hacer esto, ruego en el nombre del Señor que ustedes se conviertan en obreros que son como pilares en el reino de Dios, y oro para que ustedes disfruten el honor de ministrar delante de Dios.


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