• Cultivar la tierra del corazón (1)

    [Mateo 13: 3-9]

    24-01-2010 | Rev. Jaerock Lee

    • [Pasaje]

      [Mateo 13: 3-9]
      "[3]Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar.
      [4] Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron.
      [5] Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra;
      [6] pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.
      [7] Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron.
      [8] Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno.
      [9] El que tiene oídos para oír, oiga.
      ,Cuando ustedes siembran las semillas en la tierra y las cuidan, estas brotan, crecen y producen fruto.
      Si se controla el agua, el brillo de sol, la temperatura, y los nutrientes, las semillas retoñarán, crecerán, y producirán frutos.
      ¡Qué asombroso es que las semillas aparentemente muertas puedan retoñar, y crecer hasta la medida completa para producir el fruto!
      Ésta es la ley de la naturaleza que Dios creó.
      Pero aunque sembremos la misma semilla y le demos el mismo cuidado, en algunos terrenos producen abundantes frutos mientras que en otros producen menos frutos.
      ¿A qué se debe esta diferencia? Es porque la tierra de cada terreno es diferente.
      Algunos terrenos son fértiles y pueden producir mucho, mientras que otros terrenos son infértiles y producen poco.
      Las mismas diferencias se presentan también entre la tierra espiritual.
      En este contexto, "tierra" se refiere al corazón del hombre, y las "semillas" se refieren a la Palabra de Dios.
      Dios el Padre siembra constantemente las semillas de Su Palabra en los corazones de Sus hijos.
      Cuando la Palabra es sembrada en el corazón de los hombres, ellos pueden producir el fruto, tanto espiritual como materialmente.
      Pueden producir los frutos tales como las Bienaventuranzas, los frutos del Espíritu Santo, los frutos de la luz, además de frutos físicos correspondientes a bendiciones financieras y bendiciones de salud.
      Pero, ¿hay alguien entre ustedes que piensa que su fruto está madurando lentamente o que está produciendo poco fruto?
      ¿O hay alguien que incluso no ve ningún fruto madurando?
      Si este es el caso, aunque ustedes escuchen diligentemente la Palabra y se esfuercen, ¡sería una situación muy lamentable!
      Si ustedes se identifican con cualquiera de estos casos, quiero que ustedes examinen su terreno, es decir la tierra de sus corazones.
      Manmin ha estado en la 3ra etapa de crecimiento desde el XXVII aniversario el año pasado. ¡Este es el tiempo de la cosecha!
      Ahora, tanto al nivel de iglesia como a nivel individual de sus miembros, cosecharemos tantos frutos que no se podrán comparan con el pasado.
      Pero la cantidad de cosecha será diferente de acuerdo al tipo de corazón que ustedes tengan.
      Por lo tanto, en este nuevo año 2010, les animo a que examinen la condición de la tierra de sus corazones mientras también examinan la medida de su fe.
      No importa el tipo de terreno, si ustedes lo cultivan y lo hacen un buen terreno, entonces podrá producir una buena cosecha.
      Les animo a todos los miembros de Manmin a cultivar la tierra de su corazón en buena tierra, para que puedan producir abundante cosecha en este nuevo año.
      También ruego en el nombre del Señor que ustedes puedan entrar, al menos, al tercer reino de los cielos.

      [Mensaje principal]

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      Jesús habló en parábolas con ejemplos de las cosas de este mundo para que podamos comprender las cosas espirituales con mayor facilidad.
      Una de estas parábolas es la del sembrador, es decir la parábola de la tierra, que se halla en el pasaje bíblico de hoy, Mateo 13:3-9.
      Dice así: "[3]Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar. [4] Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. [5] Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; [6] pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. [7] Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. [8] Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. [9] El que tiene oídos para oír, oiga.
      En el pasaje que acabamos de leer, Jesús habla de cuatro tipos de tierra: junto al camino, pedregales, espinos y buena tierra.
      También explicó el resultado luego de cosechar las semillas en estos cuatro tipos de tierra.
      Me referiré a estos cuatro tipos de terreno como "tierra" para hacerlo más comprensible.
      La tierra se refiere, como ya lo he mencionado anteriormente, al corazón de las personas.
      Así como hay varios tipos de tierra, también hay varios tipos de corazones de las personas. Los corazones de todas las personas son diferentes así como los rostros de las mismas son diferentes.
      Por lo tanto, tienen diferentes personalidades, maneras de pensar y de comportarse. Aún en las mismas situaciones, reaccionan de manera diferente.
      Por ejemplo, algunas personas son obstinadas. Incluso cuando las demás personas les enseñan algo bueno, estas no cambian de opinión fácilmente.
      Por otro lado, algunas personas aceptan las opiniones de los demás fácilmente.
      Algunos tienen corazón áspero, por lo tanto sus palabras y acciones son también ásperas.
      Algunas personas tienen una mente, lenguaje y comportamiento apacible.
      Todas estas diferencias provienen del corazón, y no son vivibles a los ojos naturales.
      Por lo tanto, Jesús comparó este "corazón" con la tierra que podemos ver con nuestros ojos.
      Explicó acerca de los cuatro principales tipos de corazón.
      La diferencia en los corazones causará diferencias en la vida de cada uno, las mismas que afectarán en gran manera nuestra vida cristiana en especial.
      Por ejemplo, la rapidez con la que entramos en el espíritu puede ser muy diferente según el tipo de terreno de nuestro corazón.
      Por lo tanto, es necesario comprender la clase de corazón que se tiene, así como también mejorarlo.
      ¿Pero por qué comparó Jesús nuestro corazón con la 'tierra' entre tantas otras cosas?
      ¿Con qué hizo Dios al hombre?
      Génesis 2:7 dice: "Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente". ¡Él nos hizo del polvo de la tierra!
      Es por eso que Jesús compara el corazón del hombre con el "terreno", que constituye la tierra, el polvo de la tierra.
      Las características del terreno serán diferentes de acuerdo a lo que se añada al terreno.
      Si ustedes le colocan algo bueno, se convertirá en buena tierra; si ustedes colocan algo malo, será una mala tierra.
      Por ejemplo, si usted entierra una gran cantidad de basura o si riega una buena cantidad de agua contaminada sobre la buena tierra, pronto se convertirá en campo infértil.
      Al contrario, si usted quita elementos malos y fertiliza un campo malo, se convertirá en un buen campo.
      Lo mismo sucede con el corazón del hombre.
      Si usted pone algo bueno en el corazón, se convertirá en un buen corazón; si usted pone algo malo, se convertirá en un corazón malo.
      Cuando Dios creó al primer hombre Adán, el tenía un corazón que representaba un buen terreno.
      Fue un corazón suave y bello, lleno con nada menos que la verdad, y no tuvo maldad en él.
      En el Huerto del Edén provisto por Dios, Adán y Eva vivieron en paz y obedeciendo la voluntad de Dios.
      Pero ese corazón de buen terreno se convirtió en un campo infértil.
      Desde el momento que él desobedeció a Dios al comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, el corazón de Adán comenzó a ser infértil.
      Es decir, al cometer pecado, su espíritu murió y su comunicación espiritual con Dios fue desconectada.
      Entonces él comenzó a escuchar la voz del diablo enemigo y Satanás.
      El diablo enemigo y Satanás comenzó a plantar en el corazón de Adán falsedades tales como el rencor, la envidia, los celos, el enojo, el juicio y la condenación, etc.
      En consecuencia el buen terreno de Adán se convirtió en una tierra infértil y árida con mucha cizaña, ya que no se lo cultivó por mucho tiempo.
      Es decir, se convirtió en un terreno duro y árido, dejó de ser un terreno suave y bueno.
      Desde la caída de Adán, todos sus descendientes han nacido con esta tierra del corazón infértil y árida.
      Por supuesto, no todos los hombres han nacido así.
      Aunque no es muy común, hay algunas personas que nacen con un corazón que tiene buena tierra.
      Los hombres reciben la fuerza vital de sus padres y sus antepasados, por lo tanto heredan la apariencia externa, el temperamento, e incluso el carácter de sus padres.
      De acuerdo al tipo de fuerza vital que reciben de sus padres, la tierra de sus corazones se forma de manera diferente.
      Pero aunque ellos nazcan con buena tierra en sus corazones, la misma puede convertirse en tierra árida mientras ellos crecen, si es que no la cuidan.
      De acuerdo al tipo de ambiente en el cual crecen y la enseñanza que reciben, la tierra de su corazón puede ser cambiada.
      Por supuesto, aunque no hayan nacido con buena tierra, si se mantienen poniendo la verdad, la bondad y el amor en su tierra, es decir si cultivan su corazón, este puede convertirse en buena tierra.
      Pero desafortunadamente, el mundo de hoy está lleno de pecados, y cuando los niños nacen, la mayoría de ellos, escuchan y siembran la maldad en sus corazones mientras crecen.
      Por ejemplo, son afectados por los medios masivos, tales como la televisión, desde temprana edad y son manchados por las tendencias de este mundo.
      La mayoría de niños cantan las canciones populares del mundo y bailan con ellas desde temprana edad.
      Cuando los padres ven a sus hijos hacer esto, los elogian con aplausos. Por lo tanto los niños se emocionan aún más y continúan haciéndolo.
      Además siempre ven a los demás odiándose y peleándose entre sí, y tales elementos de falsedad son sembrados en sus corazones.
      Por supuesto, algunos niños forman su tierra del corazón con tierra relativamente buena, pues son bien educados desde una edad temprana.
      Sus padres los crían con la verdad, y sus corazones están próximos a la buena tierra.
      Pero otros niños que son bien enseñados con las maneras de este mundo, tienen tierra relativamente buena en sus corazones.
      Para aquellos que han formado buena tierra en el corazón aún en el mundo, será relativamente más fácil cultivar su corazón en buena tierra cuando se acercan a la verdad.
      Por supuesto, a pesar de haber formado su tierra del corazón con buena educación, hallarán muchas cosas que tienen que cambiar.
      Además, cuando las personas nacen, reciben en herencia la tierra del corazón de sus padres, la cual contiene naturalezas pecaminosas.
      Por esta razón, todas las personas, sin excepción, tienen que experimentar el proceso de cultivar la tierra del corazón, en buena tierra, cuando aceptan al Señor.
      Cultivar en buena tierra, simplemente hablando, es desechar todas las falsedades y la naturaleza pecaminosa del corazón.
      Podemos producir abundante fruto sólo cuando sembramos las semillas luego de cultivar la tierra de nuestros corazones.
      Aquí, ¿a qué se refiere con "la semilla"? Se refiere a la Palabra de Dios.
      La Palabra de Dios es la voluntad de Dios y el corazón de Dios.
      Cuando la Palabra de Dios es sembrada en los corazones de las personas, esa palabra brotará, crecerá y producirá el fruto.
      Esto es así porque la Palabra de Dios tiene vida.
      Pero si la tierra del corazón está junto al camino, es pedregosa o tiene espinos, es difícil para la Palabra de Dios nacer y dar fruto completo.
      Quizás ni siquiera retoñe, o aun si lo hace, se seca. O aun si da frutos, no es un buen fruto.
      Pero si la Palabra de Dios es sembrada en buena tierra, producirá fruto 30, 60, o 100 veces más. Esto es absolutamente cierto.
      La última parte de Gálatas 6:7 dice: "...pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará".
      Como está escrito, es la ley del reino espiritual que cosechemos lo que hemos sembrado.
      Entonces, ¿qué tipo de fruto nacerá? Nacerán los frutos espirituales tales como el fruto de luz, y los frutos del Espíritu Santo.
      Producirán los corazones de los verdaderos hijos de Dios que se asemejan a Él.
      También, mientras sus almas prosperan, todas las cosas prosperarán y estarán saludables. Es decir, ellos producirán frutos de bendiciones materiales.
      Las reglas de sembrar y cosechar las explicaré en el Servicio Dominical Vespertino.
      En los servicio de la mañana estaré predicando mensajes que les ayudarán a analizar la tierra de sus corazones, y también a cultivarla y hacer de la misma una buena tierra.

      Amados hermanos y hermanas en Cristo, cuando aceptamos al Señor y nos convertimos en hijos de Dios, comenzamos con el proceso de cultivar la tierra de nuestro corazón, la cual ha estado infértil desde la Caída de Adán.
      Por lo tanto, significa que nuestra tierra vieja e infértil no puede ser buena apenas aceptamos al Señor.
      Cuando comenzamos a ir a la iglesia y escuchar la Palabra de Dios, nos damos cuenta qué clases de falsedad tenemos en nuestro corazón.
      De la misma manera que arrancamos la maleza una por una, si arrancamos estas falsedades una por una, nuestro corazón es cultivado y cambiado en buena tierra.
      Se convertirá en un corazón amable y suave que no posee maldad, un corazón que obedece la Palabra de Dios, y un corazón de verdad.
      Por supuesto, habrá pruebas y esfuerzo para cultivar nuestro corazón.
      También de acuerdo a la condición del corazón de cada uno, algunos pueden cultivarlo mas rápido que otros.
      Pero lo más importante es que el poder de Dios puede cambiar cualquier tipo de terreno en buena tierra.
      También, el esfuerzo al cultivar no se compara con el gozo de la cosecha abundante.
      Pero lamentablemente, algunos creyentes asisten a la iglesia por mucho tiempo, pero todavía tienen la misma clase de tierra del corazón que acostumbraron tener antes de que conociesen al Señor.
      Además la cultivan hasta cierto punto, pero se detienen a la mitad del camino. La maleza comienza a crecer otra vez y las piedras se profundizan más en el terreno.
      Algunos sólo cortan justo fuera de las espinas pero dejan las raíces, así es que no producen frutas abundantes.
      O se despojan de todas las rocas o las espinas, pero no siembran diligentemente las semillas. Entonces, considerando la fertilidad del suelo, producen poco fruto.
      Estas semillas brotarán y harán raíces en cualquier tipo de terreno, excepto en el que está junto al camino.
      Estas tierras producirán fruto hasta cierto punto.
      A pesar de que la tierra no es muy buena, producirá fruto relativamente si le añade mucho fertilizante, esto considerando la fertilidad real del terreno.
      La Palabra de vida, las obras del poder de Dios, y la sobreabundante gracia de Dios en esta iglesia son como fertilizantes para ustedes.
      Como se explica anteriormente, estos no han cultivado buena tierra en el corazón, simplemente permanecen en cierto punto que les es cómodo, y ya no cultivan el corazón. ¡Cuán lamentable es esto!
      Les insto a ajustar su cinturón y a cultivar la tierra de su corazón diligentemente.
      Para que ustedes puedan examinar su corazón, les explicaré con mayor detalle acerca de los diferentes tipos de tierra desde la próxima sesión.

      [Conclusión]

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      Génesis 3:23 dice: "Y el Señor Dios lo echó del huerto del Edén, para que labrara la tierra de la cual fue tomado".
      Dios el Padre envió a Adán y Eva a este mundo, luego de sacarlos del Huerto del Edén, cuando estos cometieron pecado.
      Dios hizo que ellos cultivaran la tierra para que pudieran comer.
      En este verso, hacer que cultivaran la tierra de la cual fueron tomados significa que Él nos permite cultivar nuestros corazones en lo espiritual.
      Por lo tanto, los hijos de Dios deben cultivar sus corazones diligentemente durante toda su vida para que tengan buena tierra.
      Pero cuando cultivamos la tierra de nuestro corazón, esta debe producir flores hermosas y espléndidas.
      Es decir, debemos cumplir la voluntad de Dios y glorificarle a Él en gran manera.
      Por ejemplo, nosotros, en la iglesia Manmin, nos hemos ocupado mucho de la evangelización mundial.
      Ustedes han glorificado a Dios en sus respectivos lugares.
      Pero el propósito principal de la cultivación no es que las flores florezcan, sino que demos abundante fruto.
      Debemos producir el fruto del Gran Santuario, el fruto de la evangelización mundial, pero sobre todo, debemos producir frutos espirituales en abundancia.
      Por esta razón, no debemos dejar de cultivar la tierra de nuestro corazón.
      Debemos recuperar la buena tierra que Dios nos dio en un principio.
      Mientras trabajamos en hacer que nuestra tierra sea buena, podemos cosechar frutos abundantes de acuerdo a lo que hemos sembrado.
      Entonces podremos cumplir la providencia de Dios más rápida y grandemente.
      Les insto a no ser perezosos cuando se trate de la cultivación de su corazón cuando vean que las providencias de Dios se cumplen.
      Yo anhelo que ustedes obtengan tierra hermosa y buena que pueda producir frutos abundantes en todas las cosas y que puedan glorificar a Dios.
      ¡Yo ruego en el nombre del Señor que todos ustedes lleven muchas almas hacia la Salvación y que las hagan prósperas!

      [Amén]


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