[Gálatas 6:7-9]
17-01-2010 | Rev. Jaerock Lee
Pasaje
Gálatas 6:7-9
"No os engañéis; Dios no puede ser burlado, pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará, porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien, porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos".
El 2009 fue un año en el cual muchos miembros de la iglesia descubrieron las causas originales de sus problemas, los resolvieron y recibieron bendiciones. Desde al año pasado, Dios nos ha dado temas concernientes a la causa original de los problemas. Y nos dio tiempos de mucha gracia como la Fiesta de las Bendiciones, así que los problemas que no podían ser resueltos por sus propias fuerzas pudieron ser resueltos por el poder de Dios.
Si algunos contaminantes pegajosos están obstruyendo la cañería del agua, nosotros tenemos que deshacernos primero de esos contaminantes a fin de resolver el problema y lograr que el agua fluya apropiadamente. De forma similar, cuando ustedes derribaron los muros espirituales que se levantaban entre Dios y ustedes, sus problemas físicos también fueron resueltos. Así que, tenemos muchos testimonios del año recién pasado.
En la actualidad, hay muchos, incluso en medio de los creyentes, que están sufriendo pruebas y dificultades. Ellos escuchan que recibirán muchas bendiciones cuando crean en Dios, pero en realidad no están recibiendo esas bendiciones.
Nosotros no podemos recibir bendiciones con solamente decir que creemos. Y esto es igual no solamente para las bendiciones materiales, sino también para las sanidades, para planes futuros, para los problemas familiares, y para todas las clases de problemas.
Solamente podemos recibir respuestas cuando pedimos de acuerdo a la justicia de Dios. Los miembros de nuestra iglesia siempre han aprendido detalladamente como recibir respuestas y bendiciones dentro de la justicia de Dios en los mensajes predicados. Por esta razón, aunque una persona pueda buscar en otro sitio, tratando de encontrar muchos testimonios de bendición, es difícil que encuentre tantos testimonios en ningún otro lugar.
Pero Dios dijo que este año, el 2010 en particular, es un año de cosecha.
Éste será el año de inicio para cosechar los frutos de lo que ustedes han estado sembrando con fe hasta ahora.
Ésta es la 'bendición del ciento por uno' que Dios me prometió y la gloria que Él dará a nuestra iglesia.
Por lo tanto, a partir de ahora, yo les hablaré sobre la ley de la 'siembra y la cosecha'.
Les explicaré el proceso espiritual de la siembra y la cosecha en la primera reunión, y desde la siguiente les hablaré principalmente sobre los detalles específicos de las bendiciones materiales.
Les hablaré principalmente sobre las bendiciones materiales, pero ustedes pueden aplicar el mismo principio a todos los demás aspectos.
Les insto a que conserven este mensaje en mente y a que reciban como propias las bendiciones del 2010 que Dios prometió.
Yo oro en el nombre del Señor para que ustedes cosechen abundantemente las cosas que han sembrado y que han cuidado con fe, para que puedan dar maravillosos testimonios.
[Cuerpo]
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, el pasaje de este día en Gálatas 6:7-9 dice, "No os engañéis; Dios no puede ser burlado, pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará, porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien, porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos"
Para que un agricultor coseche abundantes frutos, primero tiene que cultivar la tierra, sembrar las semillas, y cuidarlas. Aun cuando el terreno es bastante grande, si el agricultor no siembra las semillas, él no tendrá nada que cosechar. Por otro lado, si el agricultor siembra muchas semillas en un campo grande y diligentemente cuida de ellas, él podrá esperar la cosecha con esperanza.
Por algunos de los cultivos, él obtendrá una cosecha apretada, remecida y rebosante según lo sembrado, o por otros de los cultivos él cosechará al 30, al 60 y al ciento por uno.
Hay algunas personas que trabajan duro, pero no obtienen una cosecha abundante. Esto quiere decir que hay algo malo con su método de cultivo.
Espiritualmente, algunas personas parecen llevar una vida Cristiana diligente, sin embargo, no están recibiendo bendiciones en sus vidas. En lugar de bendiciones tienen un enredo de problemas y dificultades. O, a pesar que ellos no tienen serias dificultades, no reciben ninguna bendición de importancia aun en décadas de ser cristianos.
Pero la promesa de Dios nunca se equivoca. De todo lo que sembremos delante de Dios, definitivamente recogeremos el fruto de ello. Si seguimos la carne y sembramos en la carne, cosecharemos el fruto de la carne, y si seguimos las obras del Espíritu y sembramos en el espíritu, cosecharemos el fruto del espíritu.
Si nosotros no hemos tenido ningún fruto de bendición importante por mucho tiempo, tenemos que revisar el estado actual de nuestra fe.
Ahora, indaguemos en detalle sobre cómo podemos recibir bendiciones desbordantes mientras sembramos y le damos la gloria a Dios.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, a fin de que nosotros recibamos abundantes bendiciones, en primer lugar, tenemos que cultivar nuestro corazón. Cuando un granjero está cultivando, aún cuando las semillas son buenas, él no puede obtener abundantes frutos de un campo malo.
Por ejemplo, en un camino endurecido o en una carretera pavimentada, difícilmente podría germinar una semilla. Las aves podrían llegar y comer las semillas, o las semillas podrían ser quemadas por los rayos del sol.
Nosotros podemos obtener una cosecha del 30, 60 o del 100 por uno, si sembramos en una buena tierra.
Con mucha similaridad, nosotros tenemos que sembrar en un campo espiritualmente bueno cuando sembramos las semillas de bendición. Aquí el campo hace referencia a nuestro corazón. Aun cuando sembramos muchas semillas y cuidamos de ellas, no obtendremos una cosecha satisfactoria comparada a la cantidad de semillas que sembramos, si el campo no tiene una buena tierra.
Por lo tanto, así como en el campo, nosotros tenemos primeramente que cultivar nuestro corazón. Es decir, tenemos que desechar los pecados y la maldad, y purificar y santificar nuestro corazón.
(Hablaré acerca de los detalles de la cultivación del terreno del corazón en los Servicios Dominicales Matutinos, por tanto no daré muchos detalles ahora).
Mientras cultivamos el terreno de nuestro corazón, al mismo tiempo debemos sembrar semillas.
No sembramos una vez que terminamos de cultivar, sino mientras cultivamos.
Si el granjero siembra las semillas solamente una vez que se ha terminado de cultivar, no habrá alimentos para comer hasta entonces.
También debemos sembrar las semillas mientras cultivamos nuestro corazón.
Entonces, ¿qué significa "sembrar"? Sembrar es obedecer los mandamientos en la Biblia que nos dicen "hagan" y "guarden" ciertas cosas.
Según lo que explicaré más detalladamente, además de las explicaciones del corazón del terreno, los mandamientos en la Biblia nos dicen que "desechemos" y que "no hagamos" constituyen el proceso de cultivación del corazón.
Entonces, aunque obedezcamos estas palabras, no recibiremos recompensa en el Cielo por ello.
Esto es despojarse de aquello que debemos desechar y no hacer lo que no debemos hacer.
Pero debido a que hemos cultivado el terreno para ser un buen campo, estaremos calificados para entrar en mejores moradas celestiales. Debemos sembrar a fin de cosechar recompensas.
"Sembrar" es obedecer mandamientos tales como: "predica el Evangelio, edifica a los creyentes, ama, obedece, busca el beneficio ajeno, sirve a los demás y sacrifícate a ti mismo, diezma, se fiel, guarda el día del Señor como un día santo, y demás.
No es difícil obedecer estos mandamientos.
Como les expliqué en el sermón titulado "la vida cristiana es fácil, quizás nos parezca difícil porque no nos esforzamos lo suficiente. Si tomamos la decisión, no habrá nada difícil.
Si nosotros guardamos Sus mandamientos, Él dice que nos dará bendiciones y que nos permitirá disfrutar de gloria en un mejor lugar celestial. Entonces, ¿qué podrá ser difícil?
Si no hacemos las cosas que Dios nos dice que hagamos, o si hacemos aquellas que Él nos dice que no hagamos, entonces estaremos obedeciendo a Satanás.
Así no tendremos paz de corazón. Simplemente sufriremos más pruebas. Por lo tanto, será más difícil obedecer la Palabra de Dios.
Permítanme darles un ejemplo. Existe una persona que siempre sale tarde de su casa, de modo que viola las reglas de transito frecuentemente porque se ve en apuros.
Siempre debe estar cuidadoso en las calles.
Debe estar cuidadoso de la policía o de las cámaras de vigilancia; debe pensar cómo ignorar las luces de tránsito para poder ir más rápido. Su mente está apresurada y preocupada por no ver un oficial de policía.
Si lo atrapan, tendrá que pagar una multa; o quizás se vaya contra otro vehículo.
¡Qué bueno sería que salga pronto de su casa y que cumpla con todas las reglas de tránsito!
Pero debido a que no deja de lado esta pereza, debe vivir en preocupación todo el tiempo.
Lo mismo sucede con la Palabra de Dios.
Si simplemente la obedecemos, será fácil y cómodo en nuestra vida en la fe. El diablo enemigo y Satanás no podrá obrar en nosotros, de modo que nuestro corazón estará en paz con el espíritu. Recibiremos cualquier cosa que pidamos y todo nos saldrá bien.
En otras palabras, depende de ustedes la decisión de que su vida cristiana sea fácil o no.
De este modo nosotros debemos sembrar las semillas, y no debemos sembrar tan sólo una vez, sino de manera continua.
Cuando los agricultores cultivan los campos, ellos siembran diferentes tipos de semillas según la época.
No siembran simplemente en la primavera y cosechan en el otoño; algunas semillas se siembran en la primavera mientras que otras se siembran en el verano. Ellos se mantienen sembrando y cosechando a lo largo del año.
Nosotros también debemos seguir sembrando hasta que vayamos al Cielo.
Debemos cultivar el campo, sembrar las semillas y cuidarlas, y repetir el ciclo una vez más, de modo que podamos sembrar y cosechar continuamente en estaciones diferentes.
Además, debemos esforzarnos y cuidar aquello que hemos sembrado hasta que lo cosechemos, de lo contrario no tendremos cosecha abundante.
Debemos limpiar los insectos, fertilizar la tierra, proporcionar el agua y cuidar de la siembra hasta que cosechemos.
¿Qué significa "cuidar de la siembra"? Primero: es asistir a los servicios de adoración.
Hebreos 10:25 leemos: "no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca".
Podemos escuchar y aprender la voluntad de Dios cuando nos reunimos con los hermanos en la fe y asistimos a los servicios.
Además nuestra fe puede crecer al compartir la gracia en confraternidad con los creyentes.
Si es que nosotros tuviésemos que cultivar en verdad, lo primero que haríamos es pedir el consejo de un agricultor experimentado.
No podemos aprenderlo todo en un par de días. Para poder ser bueno, se debe aprender los métodos de la agricultura por muchos años.
Igualmente, en lo espiritual, debemos aprender continuamente el corazón y voluntad de Dios mientras asistimos a los servicios de adoración en espíritu y verdad.
Entonces podremos entender las reglas de la siembra y la cosecha de modo que podremos convertirnos en granjeros novatos.
Segundo: Cantando alabanzas y clamando a Dios. Mediante los cánticos de alabanza y la oración, debemos recibir la plenitud, inspiración y fortaleza del Espíritu Santo.
Si el granjero es muy débil, ¿cómo podría cultivar sus campos?
Así también en lo espiritual, podemos cultivar diligentemente el terreno del corazón y sembrar continuamente las semillas, así como cuidarlas.
Si no tenemos la plenitud del Espíritu, será difícil sentarnos simplemente en el servicio de alabanza.
Aunque conocemos bien la Palabra, no podremos guardar nuestro corazón ni vencer al mundo si es que no oramos.
Somos aptos para ser tentados por el diablo enemigo y Satanás porque dejamos de orar. Caemos en pruebas y tentaciones porque no oramos.
Por otro lado, incluso aquellos que están cansados después de un arduo día de trabajo recibirán nueva fuerza si reciben la plenitud del Espíritu mediante las alabanzas y la oración.
Podemos cultivar el terreno de nuestro corazón solamente cuando tenemos fuerzas para vencer la lucha contra el diablo enemigo y Satanás. Entonces podremos cultivar y cuidar las semillas en nuestro corazón.
Seguidamente: Cuidar lo que hemos sembrado. Debemos regocijarnos y dar gracias en todo. Esto es tener fe.
Nosotros cultivamos nuestro corazón diligentemente porque creemos que entraremos a la Nueva Jerusalén, la mejor morada celestial de la Nueva Jerusalén.
Además creemos que recibiremos honra y recompensas en el Cielo, y que cosecharemos el fruto de bendición en la tierra por todo lo que sembremos, de modo que podemos trabajar con gozo y gratitud.
Los agricultores que están llenos de esperanza por la cosecha trabajarán con gozo y felicidad.
Ellos cantarán mientras trabajan, limpiando los insectos y las malezas diligentemente.
Si ellos trabajan con mayor gozo, incluso las cosas laboriosas parecerán fáciles.
Si nos regocijamos y agradecemos siempre, el diablo enemigo y Satanás huirá de nosotros.
Entonces podremos marchar vigorosamente hacia el Cielo sin mirar al mundo.
Amados hermanos y hermanas en Cristo,
Mientras adoramos, oramos, nos regocijamos y agradecemos por cuidar de las semillas, las flores empezarán a florecer.
Estas flores emanarán la fragancia de Cristo. Si nuestro corazón tiene una flor floreciendo, emanaremos la fragancia de Cristo.
Es decir, nuestro corazón tendrá el corazón de Dios, de modo que los demás a nuestro alrededor puedan sentir la fragancia de Cristo.
Entonces dirán: "Si todos los creyentes son como usted, entonces yo también deseo creer en Jesús".
Si nosotros logramos escuchar tales comentarios de los demás, será muy fácil predicarles el Evangelio o evangelizar a nuestras familias.
Ya que aquello que sembramos florece, por último, producirá el fruto. Es decir, produciremos los nueve frutos del Espíritu Santo.
Produciremos frutos tales como las Bienaventuranzas, el fruto del amor espiritual, y el fruto de la luz.
Si nosotros producimos este tipo de frutos en el corazón, estaremos mostrando una evidencia de que amamos a Dios.
En Juan 14:21 Jesús dijo: "El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él".
Aquellos que aman a Dios y cosechan el fruto espiritual por medio del cumplimiento de Sus mandamientos, serán amados por Dios.
Si los niños son muy obedientes y piden algo a sus padres, estos desearán darles cualquier cosa.
Dios el Padre responderá todas las oraciones de aquellos hijos que lo aman.
Por esta razón todas las cosas no resultan bien y tendremos salud mientras prospera nuestra alma.
Amados hermanos y hermanas en Cristo,
Hasta ahora les he explicado las ideas generales acerca de las reglas de la siembra y la cosecha.
Es decir, hemos profundizado en el proceso de la cultivación espiritual de la tierra del corazón, la siembra de semillas, y el cuidado y cosecha de estas.
Les he dado el principio básico para recibir bendiciones en lo espiritual y material cultivando nuestro corazón, sembrando las semillas, y cuidándolas de acuerdo a la Palabra de Dios.
Mientras sembramos y cuidamos las cosas espirituales, podemos sembrar y cuidar las semillas respectivas a fin de recibir bendiciones económicas o para cumplir otro tipo de necesidades.
A partir de la siguiente sesión les hablaré de la metodología para sembrar y cosechar las bendiciones financieras.
[Conclusión]
Amados hermanos y hermanas en Cristo,
La esencia de nuestra vida en la fe es el cambio de nuestros corazones en tierra buena.
Debemos cambiar nuestro corazón en luz, rectitud y bondad, y la verdad, para que así podamos reflejar la imagen de Dios en nosotros.
Desde que el hombre cometió el pecado y perdió la imagen de Dios, este no se ha diferenciado de los animales.
La tierra produjo espinas y cardos, y la gente tuvo que vivir bajo maldición y calamidad.
Pero nosotros fuimos liberados de la maldición del pecado y de las dificultades porque fuimos perdonados de nuestros pecados por el precio pagado en la cruz.
Ahora podemos vivir en bendición.
Pero a pesar de que confesemos creer en el Señor y aunque dependamos en Su cruz, aún así estamos sujetos a las acusaciones del enemigo diablo y Satanás, si es que no cultivamos nuestro corazón.
De acuerdo a las reglas del reino espiritual que dicen que somos esclavos del pecado si obedecemos al pecado, nosotros seguiremos bajo el control del diablo enemigo y Satanás.
Existe un muro de pecado entre Dios y nosotros, por eso no podemos recibir respuestas, aunque clamemos en oración.
Además, aunque pidamos y oremos, no podemos cosechar bendiciones si no sembramos la semilla correctamente y la cuidamos. Mediante los mensajes que se predicarán, anhelo que ustedes cultiven sus corazones y que siembren diligentemente de acuerdo a la voluntad de Dios.
Al hacer esto, ruego en el nombre del Señor, que al finalizar este año 2010, ustedes puedan decir que han tenido un año de abundantes cosechas.