• Cultivar la tierra del corazón (3)

    [Mateo 13:3-9]

    21-02-2010 | Rev. Jaerock Lee

    • Pasaje bíblico

      Mateo 13:3-9
      [3] Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar. [4] Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron.
      [5] Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra;
      [6] pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.
      [7] Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron.
      [8] Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno.
      [9] El que tiene oídos para oír, oiga.

      Antes de entrar a la Tierra de Canaán, los hijos de Israel experimentaron el viaje arduo a través del desierto.
      El desierto era un lugar muy diferente a Canaán.
      El agua era escasa, el suelo era infértil y el desierto no produjo cultivos o frutas. Apenas tuvieron algo para comer.
      A diferencia de ese desierto, la tierra prometida de Canaán fue una tierra donde "fluía leche y miel".
      Números 13:23 dice: "Y llegaron hasta el valle de Escol y de allí cortaron un sarmiento con un solo racimo de uvas; y lo llevaban en un palo entre dos hombres, con algunas de las granadas y de los higos".
      Era una tierra que producía frutos tan abundantes que dos personas tuvieron que cargar un racimo de uvas en un palo.
      Yo creo que muchos de ustedes atravesaron una vida que fue como un desierto antes de conocer a Dios.
      Muchos de ustedes dicen: "Trabajé duro teniendo sueños y planes para mi vida, pero perdí todo al fracasar una y otra vez".
      "Perdí mi salud, y la paz de mi familia también fue arruinada".
      Otros quizás dicen: "No tuve satisfacción en mi corazón a pesar de que en realidad no me faltó nada físicamente".
      Muchos de ustedes dicen que han intentado cultivar diligentemente sus vidas, pero no han cosechado nada. Fue como si hubieran sembrado en el desierto.
      Pero ahora dicen cosas completamente diferentes.
      Desde que han conocido a Dios y están cultivando la tierra de sus corazones, ahora están produciendo frutos en sus vidas.
      Ustedes testifican y dicen: "El fruto ha nacido de lo que he sembrado, y ahora tengo riquezas, salud y felicidad en mi familia. Sobre todas las cosas he recibido verdadera satisfacción y gozo en Dios".
      Ustedes dicen este tipo de cosas porque ahora poseen vida eterna y el reino celestial.
      Pero Dios nos dice que ahora es el comienzo de la verdadera cosecha.
      Esta palabra de promesa es una promesa para todos los miembros de Manmin.
      Ustedes también pueden cosechar frutos abundantes como aquellos de la Tierra Prometida de Canaán en sus vidas.
      ¿Pero cuál es la primera de las leyes de la siembra y la cosecha? Es el cultivar el corazón.
      Para poder cosechar lo que sembramos, debemos cultivar nuestro corazón y tornarlo en buena tierra.
      El día de hoy les explicaré acerca del pedregal de entre los cuatro tipos diferentes de tierra.
      La tierra de pedregales es más fácil de cultivar que la tierra junto al camino.
      Anhelo que el mensaje de hoy se convierta en gracia y fortaleza para muchos de ustedes para que sean capaces de cultivar sus corazones rápidamente.
      Ruego en el nombre del Señor que ustedes alcancen la Tierra Prometida de Canaán en sus corazones para que puedan producir 30, 60, o 100 veces más fruto.

      Mensaje

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      Como ya les he explicado en el servicio anterior, cada una de estos cuatro tipos de tierra que aparecen en el pasaje bíblico de hoy día es un tipo de tierra del corazón de una persona que recibe la Palabra de Dios.
      Aunque el mismo tipo de semillas es sembrado en los corazones de los creyentes, cada uno producirá un fruto diferente de acuerdo al tipo de corazón que tenga.
      Entre los tipos de tierra, que son la tierra junto al camino, entre pedregales, entre espinos, y buena tierra, les compartí en el último servicio acerca de la tierra junto al camino.
      La tierra junto al camino representa el corazón más duro, el cual es un corazón terco. Es el corazón de la persona que no entiende o cree la Palabra de Dios cuando la escucha.
      Para poder cultivar este tipo de tierra que es como la que está junto al camino, debemos desechar la maldad y quebrantar nuestra arrogancia y nuestros patrones de pensamiento.
      Debemos seguir intentando hasta que seamos totalmente quebrantados.
      El segundo tipo de tierra es la de pedregales.
      Mateo 13:5-6 dice: "Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó".
      Los pedregales tienen poca tierra en las piedras. En tales tipos de suelo la tierra no es profunda.
      Cuando las semillas caen en este tipo de lugar brotan, pero pronto se secan por el calor del sol ya que la tierra es poco profunda.
      Si el suelo no tiene profundidad no puede mantener el agua, por lo tanto se calienta rápidamente por la luz del sol.
      Además, las piedras detienen a las semillas de tener raíz, por lo que los pequeños brotes pronto se marchitan.
      Ahora, ¿a qué tipo de corazón se refieren los pedregales?
      Mateo 13:20-21 dice: "Y aquel en quien se sembró la semilla en pedregales, éste es el que oye la palabra y enseguida la recibe con gozo; pero no tiene raíz profunda en sí mismo, sino que sólo es temporal, y cuando por causa de la palabra viene la aflicción o la persecución, enseguida tropieza y cae".
      Aquellos que tienen el corazón semejante a la tierra junto al camino no encuentran ningún sentido en la Palabra que escuchan.
      Sin embargo, aquellos que tienen el corazón semejante a la tierra entre los pedregales si entienden la Palabra que escuchan.
      Como está escrito: "...oye la palabra y enseguida la recibe con gozo", reciben gracia.
      Pero cuando las pruebas, las persecuciones o la tentación vienen, aquellos que tienen el corazón como pedregales pronto caen.
      Es debido a que la palabra no hace raíz apropiadamente.
      El no hacer raíz significa que no tienen verdadera fe espiritual.
      Ellos escuchan la Palabra, y aunque la entienden, no significa que se dan cuenta en sus corazones o que la creen con sinceridad.
      A esto se lo llama "fe natural".
      Por supuesto, cuando reciben gracia y están llenos del Espíritu pareciera que tuvieran buena fe.
      Pero una prueba rápidamente revela el verdadero nivel de su fe.
      Por ejemplo, entre los nuevos creyentes muchas personas dicen: "Pastor, su predicación es muy cierta y conmovedora".
      Cuando escuchan o ven testimonios de otros creyentes quienes divinamente son sanados o quienes han recibido soluciones a sus problemas, ellos piensan que Dios verdaderamente está vivo, el Cielo y el Infierno sí existen, y que quieren vivir de acuerdo a la Palabra de Dios.
      Y quizás también experimenten algunas obras poderosas del Espíritu Santo.
      Es decir, brota la semilla de la Palabra que cae en sus corazones.
      Pero incluso después de recibir esta gracia, tienen un conflicto cuando están a punto de ir a la iglesia el siguiente domingo.
      En realidad experimentan al Espíritu Santo, pero comienzan a dudar al sentir que fue algún tipo de momento de emoción y entusiasmo.
      Tienen pensamientos que los hacen dudar y cierran una vez más la puerta de sus corazones.
      O incluso otras personas no pueden realmente dejar sus pasatiempos que usualmente disfrutan, y no guardan el Día del Señor.
      Si son perseguidos por los miembros de su familia o sus jefes en el trabajo, mientras llevan una vida colmada en el Espíritu en fe, dejan de asistir a la iglesia.
      En gran medida reciben gracia y parecen llevar una vida ardiente en la fe, pero si tienen un problema con otros creyentes en la iglesia, pueden ser ofendidos y pronto se van de la iglesia.
      Demuestran que su fe fue una fe natural, es decir, fe como conocimiento solamente.
      Son como las flores que florecen y son arrancadas de una planta; Inicialmente parecen estar frescas, pero pronto se marchitan.
      Entonces, ¿Cuál es la razón por la que la semilla de la Palabra no hace raíz?
      Es por las "piedras" que están en el corazón.
      La carnalidad del corazón es simbólicamente representada por las "piedras" y es la falsedad la que les impide obedecer la Palabra.
      Entre todas las cosas falsas, hay aquellas que son tan duras que detienen a la semilla de la palabra de hacer raíz.
      Más específicamente, es la carnalidad del corazón que ama este mundo.
      En un sentido más estrecho del significado, son los atributos carnales que hacen que las personas deseen aceptar las cosas lujuriosas del mundo.
      En un sentido más amplio, es la mentira la que impide que las personas sigan creyendo en Dios y lo sigan amando.
      En la última predicación, les dije que muchos líderes religiosos y altos funcionarios que persiguieron a Jesús fueron los ejemplos representativos de la tierra junto al camino.
      Pero algunos de ellos también tuvieron corazones con pedregales.
      Juan 12:42-43 nos dice: "Sin embargo, muchos, aun de los gobernantes, creyeron en El, pero por causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga. Porque amaban más el reconocimiento de los hombres que el reconocimiento de Dios".
      Escucharon la palabra que Jesús predicó y vieron las cosas que Él hizo y creyeron en Jesús.
      Pero amaron la aprobación de los hombres más que la aprobación de Dios.
      Amaron más la gloria de este mundo.
      Ellos creyeron en Jesús, pero debido a que tuvieron "piedras" en la tierra de sus corazones no pudieron obedecer la Palabra de Jesús.
      Lo mismo sucede con los creyentes de hoy en día. Si ellos aman alguna forma de entretenimiento del mundo, es difícil para ellos mantener la palabra recibida que manda: "Guardar el Día del Señor como día santo".
      También, aquellos que tienen la piedra de avaricia en su corazón realmente no pueden obedecer la Palabra dada a nosotros que debemos diezmar y ofrendar correctamente.
      Algunas personas no vienen a la iglesia porque odian dar ofrendas a Dios.
      Algunas personas tienen las piedras del odio en el corazón, por eso la Palabra de amor no puede arraigarse en sus corazones.
      Pero no todos los pedregales son lo mismo.
      Algunos terrenos tienen tierra poco profunda encima de las piedras. Algunos otros tienen muchas piedritas mezcladas con la tierra.
      También, cada tierra tiene tipos diferentes de piedras. Lo mismo sucede con la tierra del corazón.
      La cantidad de falsedades puestas en cada tierra del corazón es diferente de persona a persona.
      Primero, hay pedregales que tienen piedras grandes colocadas en lo profundo de la tierra.
      Cuando usted predica el Evangelio, se encuentra con algunas personas que dicen que conocen muy bien la Palabra de Dios porque solían ser miembros del coro, maestros de escuela dominical, o líderes de grupo de célula en la iglesia.
      Si usted sugiere que comiencen a asistir a la iglesia otra vez, dicen que lo harán cuando tengan más tiempo libre.
      O dicen que lo harán cuando todos sus hijos crezcan y sean grandes.
      Aunque recibieron al Espíritu Santo y llevaron una vida fiel en Cristo, dejaron a Dios.
      Debido a las piedras del deseo de ganar más dinero y de disfrutar de más cosas de este mundo, la semilla de la Palabra no echa raíz en ellos.
      Podemos decir que tales tierras tienen piedras muy grandes puestas dentro de la tierra.
      Pero estos pedregales no solo se aplican a las personas que no asisten a la iglesia.
      Incluso entre aquellos que diligentemente asisten a la iglesia, hay algunos que todavía tienen pedregales debido a que ellos no cultivan sus corazones.
      En estos casos, podemos decir que las piedras de la falsedades son más pequeñas y de menor profundidad que las del primer caso.
      Estas personas recibirán gracia y llenura del Espíritu cuando escuchen acerca del reino espiritual y vean las obras de Dios.
      Quizás ellos hasta decidan vivir de acuerdo a la Palabra de Dios.
      Pero si se enfrentan con tentaciones de persecuciones, la llenura del Espíritu desaparece. Pronto regresan a los viejos hábitos y se hacen amigos del mundo.
      Viven en pecados, comprometiéndose con el mundo.
      Por ejemplo, entre aquellos que han nacido y se han criado en familias cristianas, hay algunas personas que no viven de acuerdo a la Palabra de Dios, aunque la hayan aprendido desde su niñez.
      Han experimentado al Espíritu Santo y algunas veces también reciben gracia, pero no desechan su amor por las cosas del mundo.
      Mientras escuchan la Palabra, ellos piensan de sí mismos que no deberían vivir de esa manera, pero cuando regresan a sus hogares van al mundo una vez más.
      Viven sus vidas parados en la cerca con un pie a un lado de Dios y el otro pie a un lado del mundo.
      Por la Palabra que oyeron no dejan a Dios, pero aun así todavía tienen muchas piedras en el corazón que no permiten que la Palabra de Dios eche raíces.
      También, algunos pedregales son sólo parcialmente rocosos.
      En esta clase de terreno, algunas semillas brotarán, crecerán, y en parte darán pocos frutos.
      Personas como estas son aquellas que practican algunas cosas de la Palabra de Dios pero no toda la Palabra de Dios que escuchan.
      En este caso, es mejor que no producir ningún fruto, pero quizás no cultiven la tierra de sus corazones.
      Debido a que ellos han logrado algunas cosas y han sido reconocidos por ello, no se dan cuenta en realidad que es lo que aún les falta.
      Como si sus ojos estuvieran cubiertos, ellos no se dan cuenta de lo que hacen y de esa manera no se esfuerzan por cultivar sus corazones.
      Por ejemplo, algunas personas son fieles sin tener que cambiar de opinión, también producen algunos frutos.
      Pero tienen odio en su corazón, y conflictos con los demás en cada asunto.
      También juzgan y condenan, y así quebrantan la paz en todo lugar.
      Por esta razón, después de muchos años no producen el fruto del amor o el fruto de mansedumbre.
      Entonces, pueden producir relativamente poco fruto comparado con la cantidad de su arduo trabajo.
      Si tales personas se preocupan por las almas, no pueden producir grandes frutos de avivamiento.
      Pero más bien, la buena parte de sus corazones, la cual es el corazón invariable, realmente no puede resplandecer su luz porque quebrantan la paz.
      O, algunos tienen corazones buenos y apacibles que consideran y comprenden a los demás muy bien, pero no son fieles.
      Quebrantan las promesas y son irresponsables en muchos aspectos.
      Por muchos años esta clase de defectos no cambian.
      En estos casos, el fruto de la paz o el fruto del amor pueden crecer hasta cierto punto, pero es difícil para ellos tener un corazón recto.
      Entonces, ellos sólo pueden recibir bendiciones limitadas de Dios.
      Podemos considerar los buenos puntos de estas personas en gran medida, uno de los cuales es la producción de paz, y podemos darles algunas responsabilidades, pero realmente no les podemos dar deberes muy importantes.
      Supongamos que estas personas están a cargo de una compañía. Entonces, aunque Dios quiere bendecirlos, Él solo puede darles la cantidad que ellos puedan recibir y manejar.
      Como ya expliqué, si no estamos produciendo fruto en una cierta área aunque hayamos sido creyentes por mucho tiempo, entonces quiere decir que hay piedras de falsedad en esa área en particular.
      Esa parte del corazón es la tierra entre pedregales.
      Solo si encontramos esas partes y las cultivamos, podemos ir al espíritu rápidamente.
      En el próximo estudio les hablaré acerca de cómo cultivar esta tierra entre pedregales.

      [Conclusión]

      Amados hermanos y hermanas en Cristo, Durante el Éxodo de Egipto el pueblo de Israel fue testigo de grandes señales y prodigios en muchas ocasiones.
      Ellos se regocijaron grandemente cada día.
      Pero si enfrentaban algunas dificultades toda la llenura del Espíritu desaparecía y, pronto comenzaban a quejarse en contra de Moisés, el siervo de Dios.
      De la misma manera que la plantación de semillas en el desierto, su fe espiritual no crece.
      Desde el Éxodo, el pueblo de Israel permaneció con Moisés quien era un siervo de Dios y manifestaba el poder de Dios.
      Ellos vieron muchas obras del poder de Dios mostradas a través de Moisés.
      Vieron el Mar Rojo siendo dividido en dos, agua que salía de la roca y el maná del cielo.
      Pero cuando estuvieron a punto de entrar a la Tierra de Canaán no pudieron confiar en Dios.
      Ellos sintieron temor de los grandes cananeos y colapsaron sobre ellos.
      Esto se dio porque fueron el pueblo de Dios en lo externo, pero no tuvieron verdadera fe en Él.
      Por tanto, a excepción de dos personas, Josué y Caleb, toda la primera generación del Éxodo murió en el desierto.
      ¡Cuán agonizante será que las semillas se marchiten tan pronto como retoñan, sin importar el número de semillas sembradas!
      Pero Dios el Padre no se rinde ante estas tierras infértiles y rocosas. Él simplemente se mantiene sembrando las semillas.
      Y además provee la dulce lluvia de gracia esporádicamente.
      En este Año Nuevo Lunar, Dios ha dicho que nos dará la gracia para comprender y romper la arrogancia y los patrones de pensamiento que aún no hemos podido vencer.
      Si ustedes toman una decisión ahora y cultivan sus corazones diligentemente, Dios ciertamente les dará de Su gracia.
      Creer en Dios y amarlo verdaderamente es sin duda algo difícil.
      Dios el Padre siempre nos ofrece Su mano primero.
      Él nos dice cuánto nos ama y nos da evidencias de ello.
      La fe es no dudar de este amor sino depender de él y cultivar el corazón diligentemente.
      Yo anhelo que todos ustedes cultiven rápidamente sus corazones y los tornen en buena tierra para que todo el esfuerzo y paciencia de Dios el Padre no sean en vano.
      Yo ruego en el nombre del Señor que ustedes causen gran gozo a Dios al producir buenos frutos abundantes, y que así también llenen sus moradas celestiales con sobreabundancia.

      [Amén]


    • Language
    • x