• La Ley de la Siembra y la Cosecha (4)

    [Gálatas 6:7-9]

    28-03-2010 | Rev. Jaerock Lee

    • Pasaje

      Gálatas 6:7-9
      "No os engañéis; Dios no puede ser burlado, pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará, porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien, porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos"

      Esta es la cuarta sesión de 'La Ley de la Siembra y la Cosecha'. Cosechar lo que hemos sembrado delante de Dios no se refiere solamente a una ganancia material. Junto a las bendiciones materiales, también están incluidas toda clase de bendiciones que Dios nos da cuando nosotros entregamos nuestro tiempo, esfuerzo y toda nuestra vida.
      Por ejemplo, Moisés pudo haber vivido una vida cómoda como el hijo del príncipe de Egipto. Pero él renunció a toda la riqueza y el honor y se entregó a sí mismo al reino de Dios. Entonces Dios hizo a Moisés casi como un dios otorgándole un poder tan grande y sorprendente. Dios también le dio gloria como la del sol en el cielo.
      En el caso de Moisés, de acuerdo a la ley de la siembra y la cosecha, él sembró toda su vida delante de Dios y cosechó gran poder y gloria.
      Salomón le dio a Dios mil sacrificios con todo su corazón y cosechó de Dios una sabiduría sin precedentes. Dios estaba tan agradado con Salomón que le dio fama, riqueza y una larga vida, sin que Salomón lo hubiera pedido.
      El centurión Cornelio sembró sus limosnas y sus buenas obras y cosechó la bendición de su salvación y la de su familia.
      Además, aparte de esto, la ley de la siembra y la cosecha también puede ser aplicada a todas las cosas. Nosotros podemos sembrar fidelidad y cosechar la bendición de la salud. Podemos sembrar adoración y oración y cosechar la prosperidad de nuestra alma. Podemos sembrar cosas materiales y cosechar cosas materiales.
      Ustedes están sembrando diligentemente en espíritu porque creen que cosecharán el fruto del espíritu cuando siembran en el espíritu. Ustedes no siembran para las cosas perecederas de este mundo sino que siembran para la gloria de Dios en todas las cosas y están cosechando bendiciones materiales y espirituales.
      Y el mejor fruto que obtendremos es la vida eterna y la gloria del Cielo.
      Sin embargo, ¿Qué es lo que la gente del mundo siembra? Ellos solamente siembran en la carne y cosechan en la carne porque no conocen el reino espiritual. Diligentemente siembran en lujuria, fama y poder social, cosas que la gente del mundo consideran muy valiosas. Pero el fruto de tales cosas es vanidad sin valor y es muerte.
      Sin importar cuánto ellos siembran, y a pesar que puedan cosechar algo aparentemente bueno, todas esas cosas perecerán y desaparecerán.
      Ustedes pueden sembrar en espíritu y cosechar verdaderas bendiciones porque tienen conocimiento de las cosas eternas que no perecen. ¡Qué cosa tan maravillosa es esta!
      Yo espero que ustedes piensen en algo cuando escuchen este mensaje sobre la ley de la siembra y la cosecha. Ustedes no deben enfocarse en las bendiciones materiales, más bien tienen que hacer que su alma prospere para que las bendiciones materiales los sigan.
      Cuando siembran de acuerdo a la justicia y con fe guiados por la inspiración del Espíritu Santo, Dios estará agradado y les permitirá recoger abundante fruto.
      Yo oro en el nombre del Señor para que ustedes guarden este mensaje en el corazón, y para que su vida sea llenada de bendiciones a lo largo de este año.

      [Mensaje principal]

      Amados hermanos y hermanas en Cristo, anterior a esta sesión, les he explicado sobre las cuatro formas de cosechar abundantemente según hayamos sembrado.
      Primero, nosotros tenemos que cultivar nuestro corazón. Segundo, tenemos que guardar y santificar el Domingo y tenemos que entregar los diezmos apropiados.
      Tercero, no tenemos que pedir con codicia, y cuarto, tenemos que caminar en rectitud. ¿Han mantenido estas cuatro cosas en su mente?
      Quinto, para que ustedes cosechen abundantemente según lo sembrado, tienen que sembrar mucho.
      2 Corintios 9:6-7 dice, "Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre".
      Sin importar cuan grande sea el campo que tiene el granjero, él solamente puede cosechar tanto como haya sembrado.
      Por ejemplo, un granjero tiene 100 acres de terreno con buena tierra. ¿Significa esto que él puede obtener incondicionalmente un total de 100 acres de cosecha? No, él puede cosechar solamente tanto como ha sembrado. Si él sembró solamente en un acre, solamente puede cosechar ese acre. Si el siembra en cincuenta acres, puede cosechar de esos cincuenta acres. Y como su campo tiene buena tierra, él puede cosechar más que los otros campos de la misma área.
      Sin embargo a pesar que el campo es de buen suelo, él no puede cosechar en diez acres cuando solamente ha sembrado en un acre.
      Ustedes también tienen que sembrar diligentemente en espíritu. Además, nosotros podemos sentir que hemos recibido bendiciones solamente cuando sembramos mucho.
      Por ejemplo, ustedes siembran diez mil won, y Dios les regresa el doble de esa cantidad. Aquí, Dios puede darles bendiciones monetarias, o les guardará de experimentar pérdidas como sufrir de una enfermedad o de situaciones desastrosas.
      Pero como la cantidad sembrada es de diez mil won, cuando Dios les de el doble de esa cantidad, veinte mil won, ustedes no podrán sentir realmente que han recibido algo. Pero si siembran diez millones de won y Dios les da el doble de esa cantidad, entonces podrán reconocer fácilmente la bendición.
      Sin embargo, nosotros no podemos decir que hemos sembrado mucho solamente porque la cantidad es grande. Lo que Dios desea recibir en las ofrendas no es el dinero mismo. Dios es el creador de todas las cosas, el oro y la plata le pertenecen a Él. Y entonces, ¿para qué necesita Dios el dinero? No se trata del dinero sino el aroma del corazón eso es lo importante.
      Como dijo Dios, "A donde está su tesoro, allí está su corazón", Él desea recibir su corazón contenido en las ofrendas. Si ustedes siembran con jactancia o presunción, o con mezquindad, o por compulsión, ésta no es la clase de ofrenda que Dios espera.
      Nosotros tenemos que sembrar con agradecimiento por la gracia de Dios, y con fe y amor, con toda nuestra mente. En el capítulo 12 de Marcos Jesús observa a algunas personas que entregan sus ofrendas al tesoro del Templo. La gente rica pone sus ofrendas en el tesoro movidos por su orgullo mientras se jactaban de la cantidad que estaban ofrendando.
      Mientras tanto, una viuda vino y entregó dos monedas de cobre. Era solamente una pequeña cantidad, a penas lo suficiente para comprar una hogaza de pan.
      Cuando Jesús vio esto, Él dijo, que la viuda había entregado más que cualquier otra persona de las que estaban allí. Ellos dieron de su abundancia, pero la viuda había entregado todo lo que tenía. Eran una cantidad pequeña a la vista de otra gente, sin embargo para ella era una cantidad muy grande. La viuda pudo haber arriesgado su alimento después de entregar esta ofrenda a Dios. Ella no fue obligada por nadie a entregar el dinero, más sin embargo entregó todo lo que tenía. ¡Qué corazón tan precioso!
      Debido a que sus ofrendas tenían este aroma de corazón, esto le agradó a Dios más que las ofrendas de las demás personas. Es por eso que Jesús dijo que ella había dado más que los otros.
      Desde que yo me convertí, siempre he tratado de darle a Dios cada vez más. Yo aprendí sobre los diezmos en la primera reunión de avivamiento a la que asistí, y también aprendí que no tenemos que presentarnos con las manos vacías delante de Él. Simplemente obedecí desde entonces.
      En el caso de los diezmos, yo no entrego solamente la décima parte sino mucho más de eso; en ocasiones el 20%, o el 30% o más. Yo no gasto primero en mí y luego doy de lo sobrante. Siempre separo de mis ingresos la porción que entregaré a Dios.
      No solamente en los diezmos, sino también en las ofrendas de agradecimiento y en las otras ofrendas, yo separo billetes limpios y nuevos. Yo nunca pienso, "¿No es esto demasiado para mi ingreso?" "¿Debería dar un poco menos?". Trato de hacer mi mejor esfuerzo según me mueve mi corazón. Siempre estuve agradecido por poder dar y siempre pensé en la formas de dar más. Entonces, Dios me dio bendiciones que no podían ser comparadas con lo que yo le había dado a Él.
      Incluso cuando parecía que no había nada sobrante después de entregar todo, Dios me llenó de nuevo y una y otra vez. Y no se trata solamente de bendiciones monetarias. Él nunca permitió que yo careciera de nada en todos los demás aspectos.
      Hermanos y hermanas, aquellos que son sabios diligentemente sembrarán con fe, y ellos no perderán las oportunidades especiales para recibir bendiciones que Dios nos da.
      Por ejemplo, están los festivales bíblicos y las reuniones de avivamiento. Además, si hacemos votos especiales para entregar ofrendas de construcción y cumplimos, Dios con seguridad nos pagará con bendiciones.
      Yo nunca pierdo las oportunidades especiales como esas. El servicio de año Nuevo es uno de esos ejemplos. Yo preparo con toda mi fe porque creo que Dios me bendecirá a través de todo el año.
      Nosotros también tenemos las fiestas regulares como la Pascua, el Festival de la Cosecha, el Domingo de Acción de Gracias y la Navidad. Para estas ocasiones, yo no he dado solamente de lo que tengo, sino que he preparado mis ofrendas con anticipación y entrego lo mejor.
      Además, en los servicios devocionales, yo doy con mucho esfuerzo poniendo mi devoción en las ofrendas, pues según lo dicho, es un 'servicio devocional'.
      Viendo a algunos miembros de la iglesia pedir bendiciones financieras, en ocasiones me siento triste por ellos, pues tienen dificultades financieras y reciben mi oración, pero no siembran con fe delante de Dios. Por supuesto, ellos podrán decir que no pueden dar más porque no tiene mucho que dar, pero es la justicia de Dios que cosechemos lo que hemos sembrado.
      Debido a que no tienen mucho, ellos tienen que mostrar su fe con todo el corazón para poder recibir bendiciones. Como expliqué antes, yo no estoy diciendo que ustedes tienen que sembrar una cantidad grande. Estoy hablando sobre la clase de aroma del corazón con el que están dando.
      ¿Qué ofrenda tendría un aroma del corazón más profundo; un millón de won de una personas que tiene diez millones de won, y 100,000 wones(120$) de una personas que tiene solamente 100,000 wones(120$)?
      Cuando veo a aquellos que muestran su fe con su mejor esfuerzo, mi corazón se siente conmovido y deseo ayudarlos también. Y si ustedes pueden mostrar obras que puedan mover el corazón de Dios, Él con seguridad les dará sus respuestas.
      Sin embargo, hay muchos creyentes que quieren bendiciones, pero en realidad no preparan las vasijas para recibir las bendiciones. Yo siempre doy lo mejor, y nunca pienso, "Yo tengo que dar otra vez después de esto, así que deduciré la cantidad esta vez".
      Desde que Dios me sanó de mis enfermedades, y desde que asistí a mi primer aviamiento, yo siempre le doy a Dios según el sentir de mi corazón. En esa reunión de avivamiento, hubo un momento de dar ofrendas para la construcción de la iglesia del predicador. Yo deseaba dar no recibir bendiciones, deseaba pagar la gracia que había recibido, pero no tenía nada. Así que, me comprometí a entregarlo en tres meses.
      La cantidad del alquiler de mi casa era de 100,000wones(mas o menos 120$), y yo me comprometí a dar 300,000 wones(360$). Más tarde descubrí que mi esposa también pensó en la misma cantidad, y yo pude confirmar que esta era la obra del Espíritu Santo. Cuando tuve tal inspiración, cumplí con mi voto, incluso obteniendo un préstamo. E incluso entonces, me sentí agradecido porque pude dar.
      Desde entonces, ya sea una cantidad grande o pequeña, yo doy mi amor y mi devoción según mi corazón sea movido. Cada vez, he sembrado con una fe firme en que Dios me responderá con bendiciones. Debido a que sembraba con fe, yo me sentía más seguro cada vez mientras sembraba más, como si hubiera tenido una gran cantidad en el balance de mi cuenta bancaria.
      Yo creía que Dios me daría tanto como había pedido, y en realidad he recibido hasta este día.
      Amados hermanos y hermanas en Cristo, para cosechar bendiciones sobreabundantes según lo sembrado, en sexto lugar, nuestra fe y nuestras obras no tienen que cambiar.
      ¿Qué sucedería, si el granjero siembra las semillas y deja de cuidar los brotes o simplemente surca el campo solamente porque él no ve ningún fruto después de un par de meses?
      Todos los esfuerzos previos serían en vano. Una vez ustedes han sembrado, tienen que cuidar la siembra hasta que puedan cosecharla. Además, no deberían solamente sembrar una cosa, sino diferentes clases de cosas.
      Por ejemplo, cuando su cultivo principal es el arroz, entonces pueden también sembrar frijoles, lechuga, pimientos, maíz o batatas alrededor de los cultivos de arroz o en pequeñas parcelas. Ustedes también pueden producir brotes de soya en sus casas. Algunos cultivos pueden ser cosechados anualmente, pero algunos otros pueden ser cosechados después de un par de meses.
      Ustedes pueden comer los brotes de soya durante varios días. Pero si los brotes tomaran un año en crecer, tendrían que cuidarlos por un año. En el caso del ginseng tienen que cuidarlo por más de cuatro años. Entre menos tiempo se tarde en cosechar, menor será el beneficio que obtendrán, y entre más esperen, más grande será el beneficio.
      Es igual cuando ustedes oran a Dios y reciben las respuestas. Nosotros tenemos que sembrar diferentes clases de cosas cada vez que tengamos la oportunidad, y tenemos que creer que Dios con seguridad nos dará las bendiciones. Depende de Dios cuándo nos dará las respuestas, pero Él siempre nos da las mejores cosas en el mejor tiempo. Entre más se tarde, más grande será el fruto.
      Santiago 1:6-8 dice, "Pero pida con fe, no dudando nada, porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor, ya que es persona de doble ánimo e inconstante en todos sus caminos".
      Yo siempre digo que Dios me dará con interés sobre interés, y Él me bendecirá así como yo lo haya confesado.
      Sin embargo algunas personas siembran y cuidan del cultivo por algún tiempo, pero empiezan a quejarse si no reciben como ellos desean. Nosotros actuamos con fe delante de Dios con el deseo de recibir recompensas de Él. Pero esta recompensa llega en el mejor momento y de la mejor manera de acuerdo a la vista de Dios. Ustedes no pueden calcular por ustedes mismos y luego pedirle a Dios que les de cierta cantidad en cierto tiempo. Más bien deberían dar con amor y agradecimiento, aun cuando no reciban nada a cambio, pero como Dios ha prometido bendecirnos, ustedes pidan con fe para que puedan darle gloria a Él.
      Si ustedes se quejan o tienen resentimiento solamente porque la respuesta se tarda, solamente se distanciarán de recibir la respuesta esperada.
      Por ejemplo, supongan que ustedes tienen que reunir la cantidad de 100 puntos para recibir una respuesta a algo. Ustedes piden y actúan con fe y reúnen 50 y 60 puntos, pero entonces repentinamente pierden 20. Entonces, tienen que trabajar más duro para reunir esos 20 perdidos. Si ustedes continúan completando y perdiendo una y otra vez, ¡Cuánto se tardará la repuesta! Y si ustedes simplemente dejan de actuar con fe y de pedir a Dios, todos sus esfuerzos previos serán inútiles.
      De esta forma, si han estado sembrando con fe y almacenando sus obras para agradar a Dios, ustedes tienen que esperar las bendiciones con fe hasta el final.
      Y si en algún momento se quejan diciendo, "¿Por qué Dios no me bendice cuando me esfuerzo tanto?", entonces, esto significa que su fe no es suficiente cuando es medida por la justicia.
      Luego, si ustedes deciden darle algo a Dios, tienen que entregarlo. Ustedes no pueden cambiar su decisión ni quebrantar sus votos.
      En Levítico capítulo 24, nos dice que, cuando ofrezcamos sacrificio de ganado, nosotros no podemos cambiarlo ni aun por un animal mejor. Esto significa que una vez que han decidido darle a Dios cierta cosa, no podemos reemplazarla con nada. Además, Salmos 15:4 dice que nosotros no tenemos que cambiar nuestros votos aun si esto nos ocasiona daño.
      Eclesiastés 5:5-6 dice, "Mejor es no prometer que prometer y no cumplir. No dejes que tu boca te haga pecar, ni delante del ángel digas que fue por ignorancia. ¿Por qué hacer que Dios se enoje a causa de tus palabras y destruya la obra de tus manos?".
      En ocasiones, ustedes hacen voto cuando quieren darle a Dios pero no tienen nada. Incluso en estas ocasiones, no deberían hacerlo guiados por sus propios pensamientos sino por la inspiración del Espíritu Santo. No deberían dar con mezquindad, pero, sus propios deseos y fervor no deberían impulsarlos para hacer votos. Sin embargo, aún cuando han hecho un voto guiados por sus pensamientos, éste tiene que ser mantenido una vez que fue hecho. Si ustedes no han mantenido algunos de sus votos, primero tienen que cumplirlo para demoler el muro, antes de pedir cualquier otra clase de bendición.
      Si han hecho un voto por celo propio, habrá problemas para mantenerlo, pero una vez que lo mantengan, ustedes recibirán mayores cosas de las que han dado.

      [Conclusión]

      Amados hermanos y hermanas en Cristo, el Dios vivo es todo poderoso y Él puede darles cualquier cosa que pidan. Yo soy testigo de ello.
      Yo estaba solamente esperando la muerte en medio de la pobreza y la desesperación de la cual no podía escapar. Cada día tenía que preocuparme por cada tiempo de comida y no tenía suficiente dinero para una calefacción adecuada.
      Entonces, Dios me dio todo – salud, riqueza, fama, y todo lo que yo deseaba.
      Yo espero que ustedes también se encuentren con este Dios.
      Yo oro en el nombre del Señor para que ustedes reciban respuestas a todo lo que pidan creyendo en Dios, amándolo a Él, y morando en la verdad. También espero que cosechen a un treinta, sesenta y al ciento por uno sobre lo que han sembrado.


    • Language
    • x