• Oración en Getsemaní

    [Lucas 22:42]

    02-04-2010 | Rev. Jaerock Lee

    • Pasaje

      Lucas 22:42
      [22] "Diciendo: Padre, si es tu voluntad, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya".

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,

      Celebramos el Viernes Santo en conmemoración del día de la crucifixión del Señor Jesús.
      Mientras Jesús estaba orando en el Getsemaní, Judas Iscariote lo traicionó y lo vendió. Entonces Jesús fue interrogado, azotado severamente y burlado.
      Luego de esta noche de gran agotamiento, Él tomó la pesada cruz, y caminó hasta el Gólgota donde sería crucificado.
      Al ser clavado en la cruz en el Gólgota, tuvo que sufrir dolor extremo por aproximadamente 6 horas.
      El peso de Su cuerpo rompió aún más sus manos y pies clavados, y los insectos sedientos por Su sangre se pegaron a Su cuerpo.
      Debido a que toda la sangre de su cuerpo se había drenado, su garganta quemaba por la sed.
      El Señor Jesús sufrió esta angustia extrema hasta el momento que murió, alrededor de las 3 (de la tarde).
      Para Jesús, quien fue colgado en la cruz, su mayor dolor no fue su cuerpo desgarrado, ni sus manos o pies clavados.
      Él sufrió mayormente a causa de las almas que no conocían el amor de Dios el Padre. Él padeció por las almas que no entendían el corazón de Jesús, quien estaba muriendo en una cruz por ellas, y por las almas que continuarían viviendo en pecado aún después de que Él asumiera el castigo de la muerte por ellas.
      Su corazón sentía dolor al pensar en aquellas almas, y por eso derramó Sus lágrimas.
      Incluso hasta Su último aliento en la cruz mientras derramaba toda Su sangre, Su corazón no pensaba en Él.
      Más bien pensaba en Dios el Padre y en las almas que habitaban en Su corazón.
      Justo antes de ser arrestado, Jesús oró en Getsemaní derramando lágrimas.
      La plenitud del corazón de Jesús estuvo inmersa en Su oración.
      Mientras les hablo sobre el significado de las lágrimas de Jesús, anhelo que ustedes también puedan sentir el corazón del Señor.
      Y ruego en el nombre del Señor que ustedes lleguen a ser los hijos que aman verdaderamente a Dios el Padre al igual que el Señor.

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      Las lágrimas que derramó Jesús en Getsemaní fueron lágrimas de meditación en el amor de Dios el Padre.
      Jesús entendió bien el corazón de Dios el Padre y comprendió por qué Dios había creado el mundo y los seres humanos (para que lo habitaran).
      Él también conocía las muchas lágrimas que derramaría Dios el Padre durante el proceso de muerte de Su Hijo amado sobre la cruz, proceso desplegado ante Él.
      Jesús entendió profundamente el corazón de Dios, quien ama y atesora las almas al punto de asumir aquel sufrimiento tan grande.
      Al sentir este tipo de amor de Dios el Padre, Jesús ofreció una oración como la siguiente:
      "Padre, mi amado Padre, no hay límite para Tu amor.
      ¿Con qué palabras se podría expresar Tu amor?
      No hay nadie ni nada aparte de Ti que haya sido y que será por la eternidad. ¿Quién más podría alcanzar este amor, y quién podría siquiera hablar de él?
      Pues eres Tú solamente quien tiene aquel amor inmenso y enorme en el corazón; Tú creaste la humanidad.
      Ya que el amor que deseas darles es tan grande, a pesar de todas las cosas que has sufrido, Padre, Tú eres únicamente amor.
      Tu amor ha proporcionado a la humanidad un despertar hacia lo que es real.
      Gracias a aquel amor, ahora ellos tienen una manera de acercarse a Ti como almas verdaderas.
      ¡Padre Dios! Padre Dios, que estás en búsqueda de tus amados,
      Mi Padre que estará complacido con aquellas almas en Su amor por ellas, y quien será glorificado por ellas.
      Si tan sólo ellas pudieran entender Tu amor, si tan sólo pudieran sentir Tu amor, si pudieran darse cuenta de Tu amor, entonces el cambio y la vida llegarían a ellas.
      Padre Dios, ahora abre Tú el camino, y mientras cumples Tu voluntad un paso a la vez durante el proceso, recibe toda la gloria.
      Mi corazón está inspirado en gran manera gracias a Tu corazón de amor.
      Mientras miro hacia el cielo esta noche y pienso en Tu amor, yo te clamo.
      Cuán grande es tu amor que me permite abrir mis labios para hablar de este inmenso amor tuyo.
      Este lugar conocerá... todas las cosas en este lugar conocerán... incluso la maleza más pequeña de este lugar conocerá Tu amor.
      Entenderán Tu amor sin fin, mi amado Padre".

      Amados hermanos y hermanas,
      Jesús confesó que incluso la maleza en Getsemaní entendería el amor de Dios el Padre.
      Esto significa que el amor de Dios el Padre es tan inmenso que incluso la parte más pequeña de Su creación lo puede comprender.
      Incluso justo antes de que Jesús tomara la cruz, Él recordó aquel gran amor de Dios el Padre una y otra vez, y derramó lágrimas.
      Aún antes de la copa de sufrimiento que Él iba a tomar, Él prefirió alabar el amor de Dios el Padre así como también consolar a Dios el Padre.
      Tal como lo dijo nuestro Jesús, cualquiera que llegue a entender verdaderamente aquel gran amor de Dios el Padre, cambiará.
      Desechará el pecado que entristece a Dios el Padre.
      Será un verdadero hijo que piensa en Dios el Padre primero, sin importar las dificultades o penurias que pueda enfrentar.
      Ahora, ¿Cuánto sienten ustedes el amor de Dios el Padre?
      En el nombre del Señor les animo a todos ustedes a llegar a ser hijos de Dios que pueden secar las lágrimas de Dios con la medida completa de la fe.

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      Las lágrimas que Jesús derramó en Getsemaní fueron lágrimas de amor por las almas.
      Jesús deseó fervientemente que las almas entendieran aquel gran amor de Dios el Padre y el amor de Jesús.
      No obstante, al venir a este mundo, Él encontró muchas almas que no entendieron aquel amor a pesar de que Él les ayudó a comprenderlo.
      A pesar de que él obró solamente en bondad, hubo personas que intentaron perseguirlo y matarlo. Estas incluso fueron personas que cambiaron de parecer y abandonaron a Jesús después de haberlo seguido por un tiempo.
      Además, hubo un hombre, Judas Iscariote, quien traicionó y vendió a Jesús, Su maestro. Él vendió a Su maestro quien había compartido únicamente bondad y amor.
      Ya que Jesús conocía bien acerca de la locura y debilidad de las almas, las preocupaciones por las almas jamás abandonaron el corazón de Jesús.
      De modo que, antes de tomar la cruz, Él le pidió a Dios el Padre que favoreciera a Sus discípulos y seguidores que permanecerían en el mundo.

      Y él oró fervientemente por las almas que creyeron en Él y lo siguieron.
      Incluso oró con lágrimas por las almas que no entendieron el amor de Jesús y que más bien se levantaron en contra de Él.
      Entre estas estaban aquellas almas que lo clavaron en la cruz, y aquellas que se burlaban de Él mientras colgaba de la cruz.
      Jesús oró pidiendo que Dios tenga misericordia de ellas para que pudieran creer en Jesús quien vino a este mundo como el Salvador, y pudieran alcanzar la salvación.
      Jesús oró a Dios fervientemente para que Dios el Padre guardara a todas las almas.
      Permítanme presentarles una parte de aquella oración.
      "Padre Dios de amor, Tu amor es tan vasto que creaste a todas estas personas y has desplegado ante sus ojos las hermosas obras de este mundo.
      No obstante, ellos no abren sus ojos espirituales, y ellos no alcanzan el corazón espiritual; por ende, no entienden Tu profundo amor espiritual.
      Aunque no ven ni entienden, por favor muéstrales Tu misericordia, y permite que Tu amor y fe en Cristo el Señor fluya de sus labios para que puedan tener confianza creciente en la salvación.
      Padre, yo pienso en mis discípulos.
      Ellos escucharon Tus palabras a través de mí, ellos fueron diligentes en escuchar Tu voz, e intentaron ayudarme, por todos los medios posibles, y trabajaron duro junto a mí por Tu reino.
      Ellos aún no han alcanzado gran fe o corazones, por tanto, Padre, por favor sostenlos y no los dejes ir.
      Una vez que yo me vaya, por favor guárdalos en Tu corazón y permanece con ellos para que Tu voluntad por ellos se cumpla a cabalidad.
      Permíteles recibir la plenitud del Espíritu Santo y darte solamente gloria. Ayúdales a recibir y a acumular sus recompensas de acuerdo a sus responsabilidades, y permíteles pensar en Ti solamente, Padre, en Tu fortaleza.
      Que lo que ellos hagan conduzca a muchas almas hacia la salvación.
      En mi nombre, con mi honor y autoridad que Tú les concedes, que muchas almas reciban la salvación y te llamen "Padre". ¡Yo creo en esta obra! ¡Que tú recibas toda la gloria!".
      Fue de esta manera que el corazón de Jesús ardía con amor por las almas.
      Y Él también creía en el amor de Dios el Padre por las almas.
      Gracias a aquel amor y fe, Jesús miró a todas esas almas solamente a través de los ojos de fe y esperanza.
      De la manera que Jesús oró con lágrimas, muchas almas han recibido salvación y han alcanzado el cielo.
      A excepción de Judas Iscariote, los demás 11 discípulos del Señor caminaron de la manera que Él caminó.
      Ellos compartieron las enseñanzas del Señor con muchas almas, y la mayoría de ellos murieron como mártires. Gracias a su sangre, muchas almas han alcanzado la salvación.
      Además, muchos santos han superado la persecución del mundo y han ganado la buena batalla, y han adquirido la gloria en el cielo.
      Las lágrimas que derramó Jesús fueron lágrimas por todos los creyentes como ustedes y yo, así como los demás, hasta hoy.
      Incluso al enfrentar pruebas y persecuciones, los santos han logrado sobrellevarlas gracias a Su oración y lágrimas.
      Las lágrimas de Jesús también fueron lágrimas de lamentación por las almas que persiguen a los santos y entorpecen el reino de Dios.
      Gracias a aquellas lágrimas, muchas almas pueden dejar sus malos caminos y alcanzar la salvación.
      Ahora, examinen en su corazón si esas lágrimas que derramó Jesús fueron o no por ustedes.
      Ustedes no deberían descansar con una fe débil; no deben causar que el Señor se preocupe por ustedes.
      Deben desechar la locura y la debilidad, y levantarse firmes sobre la fe.
      Les animo a que lleguen a ser hijos verdaderos que se apartan del mal por completo.
      Definitivamente deben llevar a muchas almas hacia la salvación y darle gloria a Dios; deben llegar a ser obreros espirituales que disfrutarán de gran gloria en el Cielo.
      Al igual que Jesús, deben orar con lágrimas por las almas que cometen pecados y corren hacia la muerte.
      Deben recordar la oración en Getsemaní en la que Jesús nos encomendó a Dios con lágrimas.
      Yo ruego en el nombre del Señor que ustedes lleguen a ser obreros confiables que causen paz y gozo al corazón de Dios el Padre.

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      Las lágrimas que Jesús derramó en el Getsemaní fueron lágrimas de meditación en la obra del Espíritu Santo durante los últimos días.
      Jesús oró en Getsemaní, estando pronto su regreso al Cielo.
      En ese momento, Jesús oró pensando en lo que pasaría en el futuro.
      Él sabía que el Espíritu Santo vendría al mundo tras Su resurrección, y que retornaría al Cielo. También sabía bien que el Espíritu Santo cumpliría con la providencia de la cultivación humana.
      Luego de que Jesús viniera a este mundo, Él sintió cuánto había cambiado el mundo y los corazones de las personas desde que el hombre fue creado.
      Jesús sintió el dolor en Su corazón al ver el mundo devastado y cómo se habían manchado por el pecado los corazones de las personas.
      Él también sabía que el pecado prevalecería aún más en la tierra, y que la gente se iba a manchar por la maldad aún más.
      Luego de entrar en Jerusalén para tomar la cruz, Él les habló a Sus discípulos acerca de las señales de los últimos tiempos.
      Dijo que, al acercarse el fin de los tiempos, el amor se apagaría en el corazón de los hombres, y que muchos desastres ocurrirían, tales como terremotos, hambres, y conflictos.
      El Señor también dijo en Lucas 18:8: "Os digo que pronto les hará justicia. No obstante, cuando el Hijo del Hombre (el Señor) venga, ¿hallará fe en la tierra?"
      Tal como Él lo dijo, mientras más se acerca el regreso del Señor, más y más personas niegan a Dios.
      Más personas abandonan la fe para abrazar el mundo.
      Muchas personas están negando al Dios vivo, y se levantan contra nuestro Señor.
      Ellos niegan las obras del Espíritu Santo.
      El ministerio del Espíritu Santo se debe cumplir en este momento para completar todas las providencias de Dios el Padre en esta tierra.
      Mientras Jesús pensaba en aquel ministerio del Espíritu Santo, las lágrimas brotaban de Sus ojos.
      Jesús prometió que pronto enviaría el Espíritu Santo, y Él explicó qué tipo de ministerio realizaría el Espíritu Santo en el futuro.
      El Señor dijo en Juan 16:7-8: "Pero yo os digo la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, el Consolador no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo enviaré. Y cuando El venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio".
      Tal como Él lo dijo, el Espíritu Santo no falla en continuar haciendo que la gente se de cuenta de sus pecados, de justicia y de juicio.
      Él también manifiesta el poder de Dios, y les dice a las personas que Dios el Creador está vivo, y que sí existe el Cielo.
      Jesús confió el ministerio del Espíritu Santo a Dios y oró de la siguiente forma:
      "Padre, Tu voluntad no cambia, y no hay límite en lo que haces. Lo que harás al final de la cultivación humana por medio de las obras del Espíritu Santo es muy grande e inmenso.
      Padre, mientras más pecado hay en este mundo, más lágrimas y lamento; y debe haber más consuelo, fortaleza y mayor resistencia para muchas cosas.
      Sin embargo, te agradezco por preparar la obra del Espíritu Santo para los tiempos finales, y por no olvidar a las almas.
      Te agradezco por abrir el camino para que ellos entiendan Tu corazón y voluntad.
      Tendrá que haber largos años de mucho lamento y sufrimiento, pero al final no habrá más sufrimiento ya que todo esto se tornará en gloria para Dios el Padre, manifestada por las almas mediante oraciones y poder, y te agradezco por todo esto.
      Al pensar minuciosamente en los asuntos que tendrán lugar en este mundo, es más fácil al saber que ciertamente habrá el gemido del corazón (del Espíritu Santo).
      Padre, puedes tomar en cuenta el gemido del Espíritu Santo, y que todo lo que vas a hacer se haga completamente según Tu voluntad".
      Jesús conocía que, aunque tomó la cruz, muchas almas no superarían su debilidad sino que vivirían en pecado.
      Y también sabía que el Espíritu Santo iba a gemir e interceder por aquellas almas.
      Es justamente lo que está escrito en Romanos 8:26 que dice: "Y de la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; porque no sabemos orar como debiéramos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles".
      De este modo Jesús oró con lágrimas al pensar en las almas que vivirían en los tiempos finales, así como en el ministerio del Espíritu Santo.
      Tal como oró Jesús, Dios está derramando mucha gracia sobre Sus hijos para que puedan vencer este mundo donde el pecado y la maldad prevalecen tanto.
      Dios escucha la intercesión del Espíritu Santo, y demuestra Su misericordia y gracia infinita a Sus hijos.
      También derrama la gracia maravillosa sobre muchas almas para que puedan recibir la plenitud del Espíritu Santo y experimentar el mundo divino del espíritu.
      Esto está escrito en Hechos 2:17-18 que dice: "Y SUCEDERA EN LOS ULTIMOS DIAS--dice Dios--
      QUE DERRAMARE DE MI ESPIRITU SOBRE TODA CARNE; Y VUESTROS HIJOS Y VUESTRAS HIJAS PROFETIZARAN, VUESTROS JOVENES VERAN VISIONES, Y VUESTROS ANCIANOS SOÑARAN SUEÑOS; Y AUN SOBRE MIS SIERVOS Y SOBRE MIS SIERVAS DERRAMARE DE MI ESPIRITU EN ESOS DIAS, y profetizarán".
      Muchas personas han estado experimentando estas obras tan sorprendentes gracias al poder del Espíritu Santo.
      Se predica de Dios el Creador en todo el mundo, y muchas almas están alcanzado la salvación.
      Todo esto ha sido otorgado como fruto gracias a la oración de Jesús con lágrimas.
      ¿Con cuánto poder del Espíritu Santo están ustedes revestidos?
      Jamás deben presentar la excusa de que es difícil vivir en la verdad solamente porque en el mundo hay tanta maldad.
      Jesús oró con lágrimas por nosotros, aquellos que vivimos en el mundo en el cual el pecado y la maldad prevalecen.
      Además oró porque en el corazón de Dios el Padre y del Señor, el Espíritu Santo está ayudando a sanar las debilidades del hombre.
      Yo ruego en el nombre del Señor Jesucristo, que ustedes reciban aquel poder del Espíritu Santo en su vida diaria y que obtengan la victoria todo el tiempo.

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      Hoy hay muchas personas en el mundo, y muchas de ellas creen en Dios.
      También muchas de ellas claman en el nombre del Señor en sus oraciones.
      Pero, ¿cuántas de estas personas están orando con el corazón de bondad al igual que nuestro Señor Jesús?
      Si comparamos con la oración de Jesús en Getsemaní, ¿qué tipo de oración es la suya?
      ¿Qué otras cosas provienen de sus labios las cuales claman en el nombre del Señor?
      ¿Qué otras cosas atraen su mirada para observar la cruz de Jesús?
      ¿Qué hace usted con sus manos y pies por los cuales Jesús fue clavado en la cruz? Por favor examínese cuidadosamente.
      Si es que sus labios aún hablan falsedad, y si de sus labios brotan las mentiras; si es que sus ojos aún son atraídos por las cosas del mundo, y si aún practica la maldad con sus manos y pies, ¿cuán triste estará el Señor?
      A pesar de haber recibido aquella gracia, hay muchos que olvidan la gracia al enfrentar dificultades o tentaciones.
      Aunque confiesan amar a Dios, al encontrarse con aquellos que no están en acuerdo con su justicia propia y patrones de pensamiento, estos los consideran malos, los persiguen y les causan dificultades.
      Algunos incluso envidian a Dios y se quejan ante Él cuando atraviesan dificultades a causa de su maldad.
      Algunos cambian sus corazones en búsqueda del beneficio propio, de honra, codicia, y motivos egoístas.
      Además, ellos incluso obstaculizan la obra del Reino de Dios a causa de su maldad, y dificultan la vida de las personas a su alrededor.
      ¿Cómo pueden ellos confesar justamente que aman a Dios?
      No deben simplemente dar gracias a Dios por la gracia de la salvación, por la sanidad o las respuestas recibidas.
      También deben sobresalir de manera hermosa y agradable ante Dios, hasta que Él pueda reconocer su bondad.
      Por este deseo Jesús oró fervientemente al punto que Su sudor se convirtió en gotas de sangre que cayeron al suelo.
      Por lo tanto, ustedes deben recordar la oración de Jesús quien oró por ustedes con lágrimas.
      Estando al borde de la muerte, Jesús oró fervientemente a Dios el Padre por las almas, y por el futuro ministerio del Espíritu Santo. Ustedes también deben cumplir esta bondad del Señor.
      Y entonces su oración se convertirá en aroma de oración ante Dios, quien ciertamente es bondad.
      Yo ruego en el nombre de Jesucristo, nuestro Señor, que la providencia de Dios el Padre se cumpla rápidamente a través de sus oraciones, y que muchas almas sean guiadas al Señor.

      [Amén]


    • Language
    • x