[Gálatas 6:9]
09-05-2010 | Rev. Jaerock Lee
[Pasaje]
Gálatas 6:9
"Y no nos cansemos de hacer el bien, pues a su tiempo, si no nos cansamos, segaremos".
[Introducción]
Amados hermanos y hermanas en Cristo,
Durante Su ministerio en la Tierra, en ciertas ocasiones Jesús derramó lágrimas.
Tal escena se registra en Juan 11.
Jesús llegó al pueblo donde Lázaro había vivido, cuatro días después de su muerte.
Al escuchar que Jesús había llegado al pueblo, María, la hermana de Lázaro, apresuradamente salió a su encuentro y le dijo: "Señor, si Tu hubieras estado aquí, mi hermano no hubiera muerto".
Al ver llorar a María y a las personas que estaban con ella, Jesús también derramó lágrimas.
Jesús no sólo es capaz de sanar a los enfermos, sino también de resucitar a los muertos.
Así, al ver a aquellas personas que estaban llorando debido a su falta de fe, su corazón se quebrantó.
Él también derramó lágrimas porque pudo sentir el sufrimiento de María, quien estaba llorando a Sus pies.
Jesús vino a estar entre nosotros y compartir las alegrías y las tristezas con las personas en este mundo.
Cuando Él veía a las personas que estaban sufriendo de enfermedades y dolencias, Él sentía su sufrimiento y trataba de sanarlos.
Pero también se encontró con los que no podían ser sanados porque no tenía fe o porque no tenían suficiente fe.
Sin embargo, esto no significa que él estaba irritado por ellos o que haya renunciado a ellos.
Él les enseñó con la Palabra de Dios y sembró fe en ellos.
También, de acuerdo a la medida de fe de cada uno, Él los sanó de diferentes maneras.
Por ejemplo, en algunos casos él simplemente ordenaba con palabras, pero cuando sanó a un hombre que era ciego de nacimiento, Jesús escupió en el suelo, he hizo barro con la saliva, y luego lo puso en los ojos de este hombre.
El permitió que la persona sintiera Sus manos de sanidad para darle la seguridad de la sanidad.
Y el amor de Jesús se sigue mostrando de la misma manera por medio del Espíritu Santo.
Dios el Padre no da la espalda a aquellos hijos que se acercan a Él con varios problemas sólo por que ellos no tienen fe.
Dios permite que ellos tengan fe al tocar sus corazones con el Espíritu Santo y les muestra muchos milagros.
Ahora, ¿qué tipo de personas son ustedes?
¿Es usted uno de los que entristece al Señor porque no tienen fe o porque carece de la fe suficiente?
Ahora, anhelo que ustedes tengan fe y hagan lo que el Señor de amor y el Espíritu Santo les dice que hagan, para que puedan recibir las respuestas a todos sus problemas.
Ruego en el nombre del Señor que ustedes tengan la medida de fe para recibir incluso la respuesta simplemente por la palabra ordenada por el Señor.
[Mensaje principal]
Amados hermanos y hermanas en Cristo,
Dios el Padre nos ha prometido que Él dará respuestas a los problemas y bendiciones en este período de cosecha.
Pero hay algunas personas que no reciben la respuesta aunque la puerta de las respuestas está abierta de par en par.
Les citaré varios casos para explicarles las razones, y anhelo que ustedes entiendan los principios para recibir la respuesta y obtener las soluciones.
La primera razón por la cual no se recibe la respuesta es porque no han alcanzado la medida requerida de fe que es necesaria para recibir una respuesta.
Como ya les he explicado en el último estudio, aunque el 90% ya esté lleno por el poder del Pastor, no podrán recibir la respuesta si es que no llenan el otro 10%.
Ya les explique que Dios mira si es que ustedes tienen fe verdadera y amor cuando Él les da la respuesta.
Entonces, ¿qué es lo que deben hacer específicamente para mostrar fe y amor verdadero?
Yo creo que ustedes ya deben saber qué es lo que deben hacer ya que ustedes han escuchado muchos mensajes.
Por ejemplo, con los siete espíritus, Dios mide los siete aspectos que son: fe, gozo, oración, gratitud, guardar los mandamientos, fidelidad y amor.
Cada persona debe pasar por cierto nivel. Por lo tanto, cada uno debe esforzarse por alcanzar ese nivel.
Pero algunas personas no oran o trabajan para Dios aunque ellos si puedan hacerlo.
También, algunos se desalientan debido a cosas insignificantes.
Aunque ellos se desalienten sólo por un momento, deberían intentar regocijarse y cambiar su manera de pensar, pero ni siquiera intentan hacerlo.
Deben guardar el Día del Señor como un día santo y dar el diezmo, así como también guardar otros mandamientos, pero ellos simplemente llevan vidas en fe de acuerdo a su conveniencia.
Si ellos aún quieren recibir una respuesta de parte de Dios de esta manera, es como un alumno que no estudió para rendir su examen, pero está esperanzado en tener una buena calificación.
Digamos que su profesor les entrega un cuestionario y les dice que se aprendan las respuestas, pero ni siquiera hacen eso.
Dios nos está diciendo que nos dará respuestas especiales y bendiciones, pero las personas no se preparan a sí mismos para recibirlas. Esto sólo quiere decir que ellos no creen en la Palabra de Dios.
Yo anhelo que ninguno de ustedes esté en la categoría de aquellos que no demuestran fe.
Les animo a "llenar" lo que no ha sido suficiente, de modo que alcancen el nivel completo.
Hermanos y hermanas,
El segundo caso por el cual ustedes no reciben respuesta a un problema es cuando ustedes hablan palabras negativas.
Por ejemplo, muchos creyentes han testificado que han recibido bendiciones, pero ustedes en realidad no tienen nada que decir.
Entonces, quizás digan: "Yo no recibí ninguna respuesta. Dios no me respondió".
Quizás ustedes piensen que este tipo de conversación es insignificante, pero el asunto es que en realidad esto no es verdad y puede ser seriamente importante.
No es simplemente hablar de la situación actual, sino que usted concluye que no ha recibido la respuesta.
Es la ley del reino espiritual que las cosas se harán de acuerdo a las palabras de sus labios.
Proverbios 18:21 dice: "Muerte y vida están en poder de la lengua, y los que la aman comerán su fruto".
Si usted dice que no ha recibido la respuesta, no la recibirá, tal como usted acaba de confesarlo.
Las palabras en los labios de una persona representan su fe.
Por ejemplo, Romanos 10:10 dice: "...porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación".
El confesar a Jesucristo como nuestro Salvador es un acto que confirma que verdaderamente creemos en Él.
De esta manera, si usted dice que no ha recibido la respuesta significa que usted nunca ha tenido la seguridad para recibir la respuesta.
Esto nos dice que usted tuvo una fe que no fue certera, y pensó que quizás iba a recibir, o no, la respuesta.
Jesús dijo en Marcos 11:24 lo siguiente: "Por eso os digo que todas las cosas por las que oréis y pidáis, creed que ya las habéis recibido, y os serán concedidas".
Él dijo que no deberíamos pensar que en el futuro recibiremos la respuesta, sino que ya la hemos recibido.
Entonces recibiremos lo que hemos pedido.
En el capítulo 9 de Marcos hay otro acontecimiento que nos habla acerca de la ley del reino espiritual.
Un padre trae a su hijo endemoniado a Jesús y le dice: "...Pero si tú puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros y ayúdanos". Al escuchar esto Jesús dijo: "¿Cómo si tú puedes? Todas las cosas son posibles para el que cree".
Entonces, este padre le dijo nuevamente: "Creo". Y luego le dijo: "ayúdame en mi incredulidad".
Cuando el padre dijo esto, Jesús ordenó al demonio que saliera, y este salió.
Cuando ustedes piden una respuesta, deben siempre hacer confesiones positivas de fe y decir que ya han recibido la respuesta.
Aquellos que han recibido la respuesta han traído las respuestas a través de tales confesiones de fe.
Ya sea que se hayan recibido las respuestas en el transcurso de sus vidas, o no, esta confesión sigue siendo cierta.
Es debido a que Dios nos promete que nos dará lo que hayamos pedido si le pedimos de acuerdo a Su voluntad.
Si ustedes logran simplemente completar la medida de justicia requerida, la respuesta puede llegar inmediatamente.
El 90% de esa medida de justicia ya esta llena por el poder de Dios.
Y el 10% restante debe ser completado por medio de sus oraciones.
Pero si hacen confesiones negativas, lo que sea que ustedes hayan completado desaparecerá. Esto significa que deberán comenzar desde cero.
Por lo tanto, aunque parezca que no hay nada delante de nuestros ojos, no deberíamos decir no hemos recibido la respuesta.
Si hablemos palabras negativas, aunque la respuesta venga de lo alto, se desvanecerá en el aire.
Si ustedes sienten que sus respuestas se están demorando, deben examinar sus corazones.
Si usted tiene la seguridad de que han recibido la respuesta, pueden pensar y saber que Dios les dará Su respuesta en el momento más adecuado y esperar.
Pero si aun no tienen este tipo de seguridad, deben orar y hacer confesiones positivas, hasta que tengan la seguridad.
Deben pedir fe espiritual, la cual es la fe para creer con el corazón que ya han recibido la respuesta.
La fe espiritual es dada por Dios.
Por consiguiente, si hay paredes de pecado, debemos derrumbarlas y poner en práctica diligentemente la Palabra de Dios.
Si nosotros oramos mientras ponemos en práctica la Palabra de Dios, Él nos da fe de lo alto.
Aquellos hijos que tienen fe hacen confesiones de fe delante de Dios, no sólo cuando ellos piden respuestas, sino todo el tiempo.
Si nosotros hacemos confesiones pesimistas que no tienen fe, incluso las cosas que pueden llegar a resultar, no lo harán.
Si hacemos confesiones positivas de fe, aun las cosas imposibles se harán posibles como las confesemos.
Por lo tanto, espero que ustedes recuerden que no deben hacer ningún tipo de confesiones negativas que destruyan lo que han logrado para recibir la respuesta de Dios.
Amados hermanos y hermanas en Cristo,
El tercer caso por el cual ustedes no reciben las respuestas es cuando ustedes juzgan a su Pastor.
En la Biblia, podemos encontrar muchas ocasiones donde Dios hace que los hombres oren por las bendiciones.
Aquellos que no podían traer las respuestas por sí solos, recibieron las respuestas cuando los hombres de Dios oraron por sus bendiciones.
Ustedes ya conocen muy bien la historia de la viuda de Sarepta.
En una grave sequía, el hombre de Dios, Elías, le pidió a esta viuda que le haga un poco de pan con la última parte de la harina y el aceite que había, lo que habría sido la última comida para ella y su hijo.
En ese momento, que hubiera pasado si la viuda hubiera juzgado al hombre de Dios al pensar: "¿Cómo un hombre de Dios puede ser tan descarado y pedir algo así de mi parte?
Probablemente ella no hubiera podido experimentar el milagro asombroso del harina en su tinaja y el aceite en su vasija, los cuales jamás escasearon.
Y es de gran lástima que algunos de ustedes juzguen a su Pastor de esta manera.
Un Pastor es un siervo de Dios, a quien Él usa como un instrumento para bendecir a la congregación.
Si la congregación no confía en su Pastor, es igual que bloquearse por sí mismos el camino de la bendición.
Además, si ellos no pueden confiar en él, aunque muestre las evidencias de que Dios está con él, ¡yo pienso que eso es muy triste!
Por ejemplo, Dios proclama un día de bendición en ocasiones especiales.
En esos días, muchos de los miembros de la iglesia reciben respuestas y sanidad.
Pero algunas personas, incluso aunque no sean nuevos creyentes, no reciben bendiciones.
Ellos piensan que yo he proclamado el día de bendición por razones personales de necesidad.
Pero yo puedo decir con valentía en este altar y delante de tantos miembros de la iglesia.
Sólo he obedecido la Palabra de Dios.
Y Dios confirma este hecho al bendecir a tantos miembros.
Si ustedes me juzgan a pesar de haberles mostrado evidencias de que pueden confiar en mi palabra, entonces ¿cómo vendrán las bendiciones sobre ustedes?
Aquellos pensamientos de mal crean una barrera entre ustedes y Dios, y esa es la razón por la que no reciben respuestas.
También existen miembros que se duermen durante los sermones debido a sus dudas y pensamientos humanos, y no escuchan el mensaje acerca de las bendiciones.
Si es que usted una de esas personas que juzga y condena, yo anhelo que usted se de cuenta cuánta maldad hay en su corazón, y se arrepienta por completo.
Al hacerlo yo anhelo que ustedes reciban todas las bendiciones que Dios está dando a cada uno.
Si ustedes reciben respuestas y bendiciones, por favor compartan sus testimonios.
Hay muchas personas que no comparten sus testimonios incluso después de haber recibido bendiciones de parte de Dios.
Algunas personas son muy tímidas o avergonzadas para compartir acerca de los problemas que tuvieron antes y de sus testimonios.
Y otros consideran su experiencia muy insignificante como para dar un testimonio.
Pero si ustedes sienten gratitud por la gracia, entonces compartirán sus testimonios.
Al predicar el evangelio, el Apóstol Pablo confesó haber sido el mayor de todos los pecadores y habló de su persecución al Señor sin esconderlo.
Si ustedes leen mi autobiografía, verán que yo también, de manera honesta, hablo acerca de las cosas que hice antes de creer en Dios.
Debido a que la gracia que yo recibí es tan grande, yo puedo evitar compartir esa gracia que Dios me concedió.
Hermanos y hermanas,
Ya sea algo grande o pequeño, ¿cuán sorprendente es el hecho de que Dios en realidad haya obrado en nuestras vidas?
El testificar y dar gloria a Dios por ello es algo obvio.
Y al dar el testimonio y glorificar a Dios ustedes también recibirán recompensas celestiales.
Si ustedes testifican de tal manera que conmuevan a los creyentes, también recibirán una corona por ello.
Además, los testimonios son como un catalizador al momento de recibir respuestas.
Por ejemplo, algunas respuestas llegarán inmediatamente, pero en otros casos los problemas se resolverán uno por uno y las bendiciones llegarán gradualmente.
Algunas enfermedades o dolencias también mejorarán poco a poco.
En estas ocasiones, si ustedes testifican que estas son obras de Dios, Él lo acepta como una confesión de fe y obra para ustedes en su totalidad.
Él no les dará una bendición únicamente, sino que los mantendrá prosperando y les dará bendiciones continuas.
Ahora estamos nosotros en el período de cosecha y de dar gloria a Dios en gran manera.
Les animo a que compartan sus testimonios de las respuestas y bendiciones recibidas para animarse unos a otros en fe.
Les he hablado de tres razones por las cuales no han podido recibir respuestas o bendiciones de parte de Dios.
En la siguiente sesión, les hablaré acerca de los tres casos en los cuales es particularmente difícil recibir bendiciones.
La razón por la que explicaré estos casos es para que ustedes sepan que todos tienen una manera de recibir bendiciones.
Anhelo que ustedes comprendan el mensaje de hoy con mucha oración.
[Conclusión]
Amados hermanos y hermanas en Cristo,
Hoy he hablado sobre las razones por las que uno no recibe una respuesta y bendiciones de parte de Dios aunque Él haya preparado respuestas y bendiciones para nosotros.
Primero, es debido a que no hemos alcanzado la medida de fe que cada uno debe alcanzar a fin de recibir respuestas.
Para poder recibir una respuesta, es necesario mostrar fe y amor como hijos de Dios.
Para mostrar esta fe y este amor debemos practicar la Palabra de Dios con diligencia.
La segunda razón por la que no podemos recibir respuestas es debido a que hacemos confesiones negativas.
La regla del reino espiritual implica que las cosas se harán de acuerdo a lo que confesamos.
La tercera razón por la que no recibimos respuestas es porque juzgamos al Pastor.
Si ustedes entienden las razones por las que no reciben respuestas y bendiciones, también entienden entonces las formas para recibirlas.
Y es muy importante que entiendan el mensaje que escuchan con todo el corazón.
Aunque ustedes escuchen algo que concierna a ustedes directamente, si no lo aceptan como suyo, no les será útil en lo absoluto.
Examinarse a sí mismo por medio de la Palabra de Dios es el principio para recibir respuestas y bendiciones.
Amados hermanos y hermanas,
Como mencioné en la parte introductoria, Dios no renuncia a ninguno de nosotros.
Y yo tampoco renunciaré a ninguno de ustedes, los que Dios me ha confiado.
De modo que les animo a no rendirse jamás hasta que reciban sus respuestas.
Y ruego también en el nombre del Señor que ustedes se esfuercen mucho por llegar a ser verdaderos hijos que aman al Señor por completo.
[Amén]