• La Gracia de Dios - Devocional de la Misión de Jóvenes Adultos

    [1 Corintios 15:10]

    16-05-2010 | Rev. Jaerock Lee

    • Pasaje

      1 Corintios 15:10
      "Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; aunque no yo, sino la gracia de Dios que está conmigo".

      [Introducción]

      Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

      Demos toda la gloria y el agradecimiento a Dios Padre quien nos ha bendecido para realizar este servicio devocional. También le doy las gracias a todos los devotos que se han preparado para este servicio con todo su corazón, toda su mente y toda su alma.
      Amados devotos, permítanme contarles una historia antes de iniciar con el mensaje.
      Hubo una persona que realizó un experimento. Él seleccionó varios hogares en un pueblo y les ayudó con 100 dólares cada día. Aquellos que recibieron el dinero dieron las gracias una y otra vez sintiéndose agradecidos e indignos. Pero después de casi un mes, la actitud de las personas empezó a cambiar. Su agradecimiento simplemente desapareció, y ellos esperaban al dador de dinero y lo recibían como si verdaderamente lo merecían.
      Fue cuando un mes había transcurrido, y nadie vino a darles dinero. ¿Qué creen ustedes que sucedió? Aquellos que estaban esperando el dinero se enfadaron y empezaron a quejarse. "¿Por qué se está tardando el dinero? ¡Yo no se lo que él está hacienda ahora, pero necesito este dinero ahora mismo!".
      ¡Qué confundidos están! Pero esto muestra claramente la naturaleza de la carne. Las naturalezas de la carne cambian. Al principio, ellos estaban agradecidos, pero con el paso del tiempo, se olvidaron del agradecimiento. Además, si ellos se acostumbran a recibir algo, empiezan a quejarse si dejan de recibirlo.
      Ahora, yo quisiera que ustedes pensaran en qué clase de corazón tienen ustedes.
      El título del mensaje de este día es la gracia de Dios. Ustedes conocen muy bien la gracia de Dios. Cuando ustedes oran, dicen, "Gracias Padre por Tu gracia y amor", como si esto fuera su hábito. Y lo hacen de esta manera porque nuestra vida, y cada momento de nuestra vida, son todos la invaluable gracia de Dios. Dan gracias en sus oraciones, según el ejemplo mencionado antes, pero, ¿cuánto han gravado de la gracia de Dios en su corazón y cuánto le agradecen a cada momento? Y ¿Qué clase de acciones están tomando delante de Dios para retribuir esa gracia?
      Si esa gratitud y felicidad no se enfrían, y si ustedes están llenos de ellos, no les será difícil cultivar el campo de su corazón. Y nada podrá convertirse en un obstáculo en su jornada hacia la Nueva Jerusalén.
      A través del mensaje de este día, yo espero que ustedes mediten una vez más sobre la gracia de Dios. Yo oro en el nombre del Señor para que, al hacer esto, marchen solamente hacia la Nueva Jerusalén en la llenura del Espíritu.

      [Mensaje Principal]

      Amados devotos, todo en nuestras vidas es por la gracia de Dios, pero entre todo ello, les hablaré principalmente de tres cosas.
      Primero es la gracia de la salvación.
      Nosotros no podemos agradecer lo suficiente a Dios por esta gracia de la salvación aun cuando le agradezcamos con lágrimas cada día. Ésta es la gracia que nosotros recordaremos sobre esta tierra hasta que el Señor vuelva, así como en el reino de los cielos.
      Romanos 5:8 dice, "Pero Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros".
      Nosotros estábamos manchados por el pecado, pero Dios nos perdonó con Su amor y nos dio la redención. Él nos dio vida cuando estábamos destinados a la muerte, y nos hizo hijos Suyos. Y nos dio la esperanza por el reino de los cielos.
      Por supuesto, ustedes dirán que todos sabían sobre esta gracia. Pero, ¿cuánto recuerdan esta gracia en cada momento de su vida diaria, y cuánto agradecimiento le dan a Dios por esta gracia?
      Cuando usted va en un peregrinaje por Israel, tiene la oportunidad de cargar la cruz usted mismo por la vía dolorosa de Jesús. Ésta es mucho más ligera que la verdadera cruz que cargó Jesús, pero la mayoría de las personas derraman sus lágrimas mientras cargan la cruz hacia el Gólgota. Confiesan en su corazón diciendo, "Señor, ¿cómo pudiste entregar esta clase de amor por un pecador como yo? Yo nunca olvidaré esta gracia. ¡Yo me santificaré lo más pronto posible!".
      Además, en la presentación especial del día de pascua, muchos de ustedes lloran viendo a Jesús cargar la cruz. Mientras se escucha el sonido del látigo, ustedes sienten como si su corazón está siendo destrozado. Cuando escuchan el sonido de los clavos siendo insertados en las manos y los pies de Jesús, ustedes sienten como que esos clavos están perforando su corazón, y dicen que no pueden siquiera ver, humedecen sus pañuelos y recuerdan la gracia de la salvación. Y esta clase de confesión de agradecimiento debería estar en su corazón no solamente en ocasiones especiales sino a través de todo el año.
      Yo les insto en el nombre del Señor para que puedan confesar a Dios cada día diciendo, "Le doy mi vida al Señor que me salvó y al Padre que me ama".
      Amados devotos, la gracia de Dios que ustedes tienen que recordar en segundo lugar es la gracia que ustedes puedan comprender la palabra y puedan orar.
      Después que recibimos la gracia de la salvación, nuestra fe tiene que crecer.
      Cuando nace un bebé, él tiene que crecer. Este bebé no debería permanecer llorando todo el tiempo como un recién nacido. Además, si la velocidad de crecimiento es demasiado lenta, esto también representa un problema.
      Nuestra fe también tiene que crecer de la fe de un niño a la fe de un joven, y luego a la de un padre. Para que nuestra fe crezca, primero tenemos que reconocer nuestro "yo" por la palabra de Dios. Tenemos que conocer los estándares de la verdad que Dios desea, y necesitamos reconocer las cosas que no están de acuerdo con esta verdad. Después que encontremos esas cosas, tenemos que orar para que podamos recibir el poder para ser cambiados de acuerdo a los estándares de Dios.
      Nosotros podemos vivir como hijos de Dios solamente cuando comprendemos la verdad y cambiamos.
      Una vez en 1920, hubo dos niñas que crecieron con una manada de lobos. Desde que eran muy pequeñas, aprendieron todo solamente de los lobos, así que no podían comunicarse con los seres humanos, y no podían adaptarse a la vida civilizada. Ellas solamente gruñían como lobos y caminaban y corrían con sus cuatro extremidades. Cuando se les daba comida, ellas la presionaban con sus dos manos y la recogían directamente con sus bocas como lobos. No eran diferentes a los animales.
      Si ellas hubieran tenido padres, y si estos padres hubieran visto a sus hijas en ese estado, ¡cuán tristes tendrían que estar!
      Y esto también es lo mismo en un sentido espiritual. Cuando ustedes estaban viviendo en el pecado, eran tal como estas niñas-lobo en un sentido espiritual.
      Nosotros fuimos creados a imagen de Dios, y tenemos que vivir una vida noble como hombres de espíritu. Pero si nosotros no desempeñamos los deberes completos de los hombres, no somos diferentes de los animales.
      Eclesiastés 12:13 dice, "El fin de todo el discurso que has oído es: Teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque esto es el todo del hombre".
      En otras palabras, si nosotros no comprendemos la palabra de Dios y no cambiamos a través de la oración, no podemos disfrutar de toda la autoridad de ser hijos de Dios aun cuando hayamos recibido al Espíritu Santo.
      En la actualidad, hay muchas personas que dicen creer en el Señor pero no pueden cambiar porque no tienen la palabra ni la oración. Ellos son los mismos tal como antes que aceptaran al Señor. Simplemente viven en pecado como la gente del mundo. Y sin embargo, ni siquiera reconocen que no deberían estar viviendo de esa forma.
      Ellos no se reconocen a ellos mismos, y aun si lo hacen, no tienen la fortaleza para cambiar, y por lo tanto continúan viviendo en el pecado. Mientras ellos viven de esa forma sufren de pruebas y dificultades, y enfrentan desastres como los no creyentes.
      Pero en nuestra iglesia, ustedes tienen abundancia de palabra de vida con la cual pueden reconocerse a sí mismos. Y yo no estoy solamente enseñándoles a vivir una buena vida superficialmente. Ustedes están siendo enseñados muy claramente sobre el pecado, la justicia, y el juicio, y pueden comprender incluso las formas más delicadas de falsedad dentro de ustedes.
      Si ustedes conservan en su corazón los tres sermones semanales predicados de Domingo a viernes, es más que suficiente para que se reconozcan a ustedes mismos. Además, el fuego de la oración de nuestra iglesia nunca es apagado. Aun los recién convertidos pueden recibir con prontitud el poder de la oración si ellos simplemente continúan de la forma que son guiados.
      Si ustedes solamente oran con todo el corazón, podrán rápidamente cambiar al espíritu. Ustedes deberían reconocer cuan inmensa realmente es esta gracia.
      Así como en Corea, pero especialmente en otros países, muchas personas que aprenden estas palabras sienten pena por ellos mismos diciendo, "¿Cómo he llegado ha escuchar esta palabra de vida hasta ahora?". Además, ellos anhelan la Oración de Daniel de nuestra iglesia.
      La palabra y la oración que ustedes tienen aquí, son una inmensa y especial bendición. Pero algunas personas ni siquiera reconocen el valor de estas.
      Ellos escuchan la verdad, pero cierran sus oídos a la voz del Espíritu Santo y simplemente miran hacia el mundo. Aun cuando hay llamas de fuego de oración, algunos dicen que es demasiado difícil luchar en contra del pecado y simplemente dejan de orar.
      Por supuesto, cuando el poder de la verdad y el poder de la falsedad dentro de ustedes son similares, podrán sentir que esta lucha es dura. Saben que tienen que practicar la verdad, pero no pueden hacerlo a causa de su amor por el mundo, y por lo tanto sienten aflicción en su corazón.
      Sin embargo esta lucha no es algo que ustedes puedan escoger si llevarla a cabo o no. Es la buena batalla que tienen que tomar sin importar cuan difícil sea. Es la batalla que ustedes tienen que ganar. Y si simplemente tienen la determinación para realmente ganarla, nada será realmente difícil. Si oran fervientemente con la determinación de obedecer toda la palabra que escuchan, y realmente obedecen la palabra, todas esas luchas pronto pasarán.
      Entonces, podrán decir que llevar una vida en la fe es realmente fácil. Aun cuando no han desechado completamente todas las falsedades dentro de ustedes, si tienen un mayor poder de la verdad, no sentirán que la lucha sea dura. Ustedes pueden llevar realmente una vida mucho más fácil en la fe.
      Amados devotos, la santificación depende de su decisión después de todo.
      Dios Padre continúa enseñando la verdad, y Él les da la fortaleza para desechar los pecados cada vez que oran. A pesar que en ocasiones ustedes eligen el camino equivocado mirando al mundo, Él ha estado esperando pacientemente para que cambien.
      Ahora, yo espero que ustedes no vacilen entre las dos opciones sino que siempre elijan la verdad. Esta es la forma de retribuir la gracia de Dios y además la forma para que ustedes encuentren la felicidad. Si hacen eso, su alma prosperará y todas las cosas les irán bien; podrán recibir todo lo que pidan. Podrán disfrutar completamente la autoridad de ser hijos de Dios en el amor de Dios y en bendiciones.
      Amados devotos, la gracia de Dios que ustedes tienen que recordar en tercer lugar es la gracia que les permite anhelar la Nueva Jerusalén.
      Cuando ustedes no sabían la verdad y estaban viviendo en el pecado, no podían siquiera pensar en el Cielo. Pero Dios continuó amándolos y perdonó todos sus pecados y maldad. Les enseñó la verdad a través de la palabra, y les dio la fortaleza para cambiar a través de sus oraciones para que pudieran mirar hacia el Cielo. Pero lo que Dios realmente quiere darles no es solamente el reino celestial, Él quiere darles el más bello lugar en el Cielo, la Nueva Jerusalén.
      Por esta razón, Dios les dio mucha gracia para que pudieran anhelar por la Nueva Jerusalén. Abrir los ojos espirituales de muchos de ustedes es una de estas obras, dándoles más esperanza. Esto no fue solamente para que ustedes vieran el reino espiritual, fue para que realmente creyeran que hay un reino espiritual y así pudieran cultivar la santificación del corazón.
      Es más, yo les he enseñado con mucho detalles sobre el Cielo, la Nueva Jerusalén y el Infierno, para que todos ustedes puedan tener fe y esperanza por el Cielo, aun cuando sus ojos espirituales no estén abiertos.
      Si ustedes simplemente recuerdan los contenidos del libro sobre el Cielo, serán llenados con esperanza en sus vidas diarias. Aun cuando reciban persecuciones por causa del nombre del Señor, podrán vencer con gozo así como lo hicieron los patriarcas. Cuando trabajen duro para Dios, no dirán que es difícil o riguroso. Y es porque esperan las recompensas celestiales que recibirán por su trabajo.
      Yo aprecio en sobre manera las explicaciones que Dios me dio sobre el reino de los cielos. Yo extraño y anhelo mucho el Cielo y deseo estar en el regazo del Señor incluso ahora mismo, pero no puedo irme ahora porque tengo deberes que cumplir en esta tierra. Así que, conservo en mi mente cada pequeño detalle sobre la Nueva Jerusalén y el Cielo.
      Además, aun cuando tengo que llorar mientras cumplo las obras de Dios, yo puedo vencer todo cuando pienso en el Cielo.
      Ahora, ¿cuánto recuerdan y cuan profundamente han gravado en su corazón las cosas que han escuchado sobre el Cielo y la Nueva Jerusalén? ¿Cuánto agradecimiento la dan a Dios por la gracia de permitirles mirar hacia tan glorioso lugar? ¿Incrementan su esperanza continuamente?
      Yo espero que ustedes sean llenados con la esperanza por la Nueva Jerusalén cada día.
      Así como dice Hebreos 11:1, "Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve".
      Yo oro en el nombre del Señor para que ustedes conviertan la esperanza de la Nueva Jerusalén en una realidad.

      [Conclusión]

      Amados devotos, como ustedes saben muy bien, yo conocí a Dio en una forma muy dramática.
      Yo había estado sufriendo de enfermedades incurables y de pobreza por 7 años antes de encontrarme con Dios. Fui abandonado por todos mis seres queridos y no tenía esperanza. Y sin embargo Dios se encontró con una persona como yo y me sanó de todas las enfermedades.
      Al principio, asistí a la iglesia con el agradecimiento por Su gracia de haberme sanado. Entonces, en una reunión de avivamiento, yo comprendí incluso una gracia mayor. Habiendo aprendido que Jesús murió en la cruz para salvarme y por causa de mis pecados, lloré y me lamenté por muchos días en arrepentimiento. Estaba tan agradecido y fui cautivado por el amor y la gracia de haberme salvado del fuego del infierno. Estaba tan lleno del Espíritu que simplemente esta tan feliz con solo ver una iglesia o ver en la calle a una persona con una Biblia.
      No podía evitar divulgar esta gracia de salvación a todo aquel con quien me encontraba. Incluso antes de llegar a saber sobre la Nueva Jerusalén, yo consideré la fama, el poder social o la riqueza, sin valor alguno. Porque amaba tanto a Dios, podía entregar cualquier cosa si era para Dios. No tengo que mencionar cómo mi amor y agradecimiento creció y se fortaleció después que aprendí sobre el Cielo en detalle. Mi amor y agradecimiento siempre han estado incrementando hasta el día de hoy.
      Pero no solamente soy yo el que ha recibido esa gracia. Aun cuando ustedes no sufrieron de enfermedades por 7 años, ustedes han recibido la misma clase de gracia.
      Si no hubieran escuchado este evangelio de la santidad, ¿qué estarían haciendo ahora? ¿No estarían caminando hacia la muerte, sin comprender que esas cosas perecederas no tienen valor?
      Dios les ha permitido conocer en detalle sobre los 7 años de Tribulación, sobre el Juicio y sobre el Infierno. Él también les ha enseñado en detalla sobre la bendición de la prosperidad del alma, el Cielo y las glorias y recompensas de la Nueva Jerusalén.
      Además, a través de innumerable obras de sanidad y de testimonios de bendición, y a través del agua dulce, los arcoíris, y de otras señales incluyendo las libélulas, Él está mostrándoles evidencias tangibles cada día.
      Así que, yo creo que ustedes comprenden qué clase de vida tienen que vivir cada día, y cómo deberían cambiar año con año.
      La gracia de Dios que han recibido es más que suficiente.
      El amor y el consuelo de Dios son más que suficientes.
      Dios está derramando tal gracia solamente para permitirles ver hacia la Nueva Jerusalén y marchar hacia ella.
      ¿Qué puede retenerlos?
      ¿Pueden la riqueza, la fama o el placer monetario del mundo retenerlos?
      ¡De ninguna forma!
      Amados devotos, yo espero que ustedes sientan más profundamente la gracia de Dios al haberlos salvado, y la gracia por permitirles comprender la verdad y ser transformados, y la gracia de darles la Nueva Jerusalén.
      Yo oro en el nombre del Señor, para que al hacer esto, ustedes venzan este mundo considerando todas las cosas carnales como basura, y marchen solamente hacia la Nueva Jerusalén.


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