• Conferencia sobre 1 Juan (6)

    [1 Juan 2:6-8]

    01-08-2010 | Rev. Jaerock Lee

    • Pasaje

      1 Juan 2:6-8
      (6) El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.
      (7) Hermanos, no os escribo mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que habéis tenido desde el principio; este mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído desde el principio.
      (8) Sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en vosotros, porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra.

      Introducción

      Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

      Esta es la sexta sesión de la serie de Conferencias sobre 1 Juan.

      En 1 Juan 2:5, de lo cual hablé en la sesión pasada, les expliqué que nosotros podemos morar en el Señor solamente cuando guardamos Su palabra y Sus mandamientos. El siguiente versículo 6 enfatiza una vez más sobre este punto.

      Este dice, "El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo", esto nos dice que si nosotros moramos en el Señor, haremos las cosas que el Señor ha hecho.

      Caminar como Él caminó es practicar la palabra de Dios. A fin de seguir la palabra de Dios, nosotros tenemos que tener la palabra en nuestro corazón. Podemos actuar con toda la verdad solamente cuando tenemos la verdad en nuestro corazón. Podemos actuar humildemente solamente cuando tenemos humildad en nuestro corazón.

      Si nosotros tenemos la palabra de Dios en nosotros y si podemos practicarla, esto quiere decir que el Señor está morando en nosotros. Y esto es porque la Palabra de Dios que vino a esta tierra hecho hombre es Jesús.

      Por esta razón Juan 6:56 dice, "El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él".

      Concluyendo, nosotros podemos decir que solamente aquellos que viven en la palabra de la verdad moran en el Señor y el Señor mora en ellos. Si nosotros tenemos al Señor de esta forma, es decir, si tenemos la palabra de Dios en nosotros, también podemos escuchar claramente la voz del Espíritu Santo. Por lo tanto, no podemos morar en tinieblas.

      Nosotros sentiremos mucho dolor en nuestro corazón si hacemos algo fuera de la verdad para buscar nuestro beneficio. Por otro lado, si moramos en la verdad aun cuando esto signifique que tengamos que enfrentar alguna pérdida, tendremos gozo y paz en nuestro corazón.

      Sentiremos mucho más dolor en nuestro corazón cuando hagamos algo fuera de la verdad que cuando enfrentemos alguna pérdida material. Aquellos hijos que han recibido al Espíritu Santo y aquellos que están caminando por el camino correcto con la esperanza por el Cielo, con naturalidad se sentirán de esa forma.

      Pero debido a que este mundo está tan lleno de pecados y a que ellos no conocen la verdad, incluso los creyentes no moran en el Señor.

      El Apóstol Juan, quien escribió este pasaje, quería que todas las almas moraran en la luz y en el Señor. Así que, cada vez que se reunió con el pueblo o cuando escribió una de sus muchas cartas, incluyendo este libro de 1 Juan, él trató de hacerlos comprender la verdad.

      Dios me reveló la oración del Apóstol Juan mientras él estaba realizando su ministerio, llena de mucha intensidad.

      "Padre, Oh Padre, Mi SEÑOR, Mi Señor, permite que todas las almas sientan y comprenda cuan lleno de gozo es caminar en la luz y en la verdad, y que esto nos da vida y esperanza. Permíteles comprender la voluntad del Padre la cual es buena desde el principio. Permíteles sentir y comprender el amor que el Padre celestial tiene. Guíalos a que se regocijen al actuar en al verdad. Permíteles cultivar el amor delante del Padre a través de sus obras llenas de verdad.

      Ellos no están sedientos porque les sea entregada la palabra del Padre, y con esta palabra, pueden seguir el camino que el Padre desea. Permíteles sentir que este es el amor del Padre.

      Además, permíteles comprender que caminar en la palabra y en la verdad hará que sus almas prosperen y atraerán las bendiciones y la gracia del Padre sobre ellos.

      Permíteles sentir y comprender este amor del Señor y el amor del Padre.

      La gracia del Padre y la gracia del Señor están en mí. La palabra de la verdad que el Padre me está enseñando, la palabra de la verdad que el Señor me ha dado, y la palabra de la verdad que el Espíritu Santo me enseñó con inspiración están en mí, y esto es muy preciado para mí.

      Pero yo no quiero conservar esta palabra solo para mí, y deseo propagar este infinito amor del Padre, el amor del Señor, y ancho corazón del Espíritu Santo, y Su poder ayudador a tantas almas como sea posible. Yo deseo mostrar el corazón del Padre a todas las almas, y ¡Padre! ¡Ayúdame!

      Permíteles regocijarse teniendo reverencia por el Padre. Permíteles sentir el amor del Padre quien está cumpliendo todo a través del Señor Jesucristo.

      Permíteles sentir que las obras que son hechas a través del Espíritu Santo son verdaderas y que estas son formas de bendición, para que ellos puedan vivir la clase de vidas que el Padre desea.

      Con esta palabra entregada por el Padre, la palabra que es la luz, y con el amor original del Padre que existió como el Verbo desde antes de los tiempos, permíteles comprender cómo pueden convertirse en verdaderos hijos del Padre y cómo pueden vivir como verdaderos hijos para que puedan darle gloria al Padre.

      Permíteles grabar esta palabra de la verdad en su corazón, y permíteles grabar el corazón de amor del Padre quien es la luz.

      Guíalos hacia la luz y permíteles que no tengan amistades con las tinieblas. Sostenlos con el poder de la luz y abre el camino para que ellos surjan como verdaderos hijos del Padre".

      El apóstol Juan comprendió cuan bueno es vivir por la palabra de Dios. Él experimentó totalmente cuan lleno de gozo y de paz, y cuán próspero y bendecido es esto.

      Por esta razón él deseaba que todas las almas conocieran este camino de la verdad, el cual es el camino de las bendiciones. Nosotros podemos sentir que cada palabra de esta oración está llena de un intenso deseo. Él desea que todas las almas comprendan que morar en la luz es una gran bendición, que esto nos hace recibir mucho amor de Dios, y que hace que nuestras almas prosperen. Así que Juan oró para que las almas no tuvieran amistas con las tinieblas, sino que se regocijaran actuando en la verdad.

      Él deseaba que todas las almas reverenciaran a Dios con todo su corazón, moraran en el amor del Señor, y dieran gloria a Dios.

      Hermanos y hermanas, yo también oro cada día así como Juan.

      Debido a que yo mismo experimenté cuan lleno de bendición es llegar al espíritu, siempre se los he explicado a ustedes.

      En el amor del Dios todopoderoso, nosotros podemos recibir todo lo que pidamos y recibimos los deseos del corazón, incluso aquellos que no hemos pedido. Dios nos da salud, riqueza y fama. Tenemos el cielo en nuestro corazón, así que siempre estamos felices, y nuestras familias y nuestros trabajos también reciben bendición.

      Por otro lado, si nosotros no desechamos la carne, continuaremos sufriendo por pruebas y dificultades. No tendremos prosperidad, y no tendremos paz en nuestro corazón. Si nosotros no dependemos del Dios todopoderoso, tenemos que hacer todo por nuestro propio esfuerzo. Así que, ¡qué difícil es esto!

      Es por eso que en cada sermón yo les pido que desechen la carne inútil y que alcancen el espíritu y el espíritu perfecto.

      Como la confesión del apóstol Pablo en Filipenses 3:1 diciendo, "Por lo demás, hermanos, gozaos en el Señor. Para mí no es molestia el escribiros las mismas cosas, y para vosotros es útil", aun cuando yo tenga que decirles la misma cosa cien o incluso miles de veces, tengo que hacerlo hasta que ustedes lleguen al espíritu.

      También cuando oro, oro intensamente para que todos ustedes lleguen al espíritu y reciban el amor de Dios que yo estoy recibiendo ahora. También es el deseo de Dios Padre que todos nosotros moremos en la verdad y que tengamos vidas bendecidas.

      Y, ¿Qué tan profundamente graban ustedes tales palabras en su corazón? ¿Realmente tratan de morar en el Señor y en Su amor?

      Muchos de ustedes oran de la siguiente forma:

      "Te agradezco Señor porque nos dejas morar en Ti, y porque nos proteges".

      "Yo agradezco porque el Padre está en mí y el Señor está en mí, y porque el Espíritu Santo me esta guiando".

      Pero ustedes tienen muchas actitudes, pensamientos, palabras, y acciones que no están en la verdad. Por supuesto, yo estoy agradecido porque la mayoría de ustedes están tratando de desechar los pecados y de morar en el Señor. Pero para morar completamente en el Señor, ustedes tienen que comprenderse a ustedes mismos más delicadamente. Tienen que ser cuidadosos sobre cada palabra y cada pensamiento que atraviesa su mente aun por un instante.

      Permítanme darles un ejemplo.

      Alguien está diciendo algo que lo pone a usted en indiferencia total delante de muchas personas. Su orgullo está herido y sus sentimientos están agitados por un momento.

      Pero para actuar de acuerdo a la palabra de Dios, ustedes tienen que humillarse y ser amables. Al recordar esta palabra de Dios, se tranquilizan sus sentimientos y pueden tratar a esa persona con amabilidad.

      En esta situación, ustedes no deberían simplemente olvidar esto solamente porque trataron a esa persona amablemente. Tienen que recordar los sentimientos que tuvieron por un momento. Y tienen que reconocer que continúan teniendo sentimientos enfermizos y que tienen ira dentro de ustedes, y tienen que continuar orando hasta que arranquen esto completamente.

      En ocasiones, ustedes no pretenden hacerlo, pero sucede que dañan los sentimientos de otros a través de sus palabras o acciones. En estos casos, no deberían simplemente olvidar esto pensando que no quisieron hacerlo y que no pudieron evitar que los sentimientos de otras personas fueran dañados.

      Si desean decir que ustedes moran en el Señor, tienen que tratar de cambiar cada uno de sus sentimientos y de sus palabras para volverse llenos de gracia y de virtud.

      Permítanme darles otro ejemplo. Ustedes trabajaron duramente y alcanzaron algunos logros, pero su hermano está obteniendo todos los elogios.

      Se sienten decepcionados por un momento, pero rápidamente cambian su actitud y dan gracias y se regocijan. Así que, al final, pensaron dentro de la verdad. Pero tienen que recordar el hecho que inicialmente tuvieron esos sentimientos de desagrado y deben orar por ello. Tienen que desecharlo de ustedes para que de ninguna forma, tengan alguna clase de desagrado.

      El mismo principio se aplica a todas las cosas como la codicia, las frustración, la mente adúltera, la envidia, los celos, la jactancia, el juzgar y condenar. Ustedes no deberían simplemente desechar estos sentimientos pensando, "yo no tengo codicia. Realmente no soy envidioso ni celoso. Solamente fue un pensamiento momentáneo".

      Entonces, ustedes simplemente permanecerán en el umbral del espíritu por mucho tiempo.

      Ustedes tienen que tener el deseo sincero y el esfuerzo para desechar incluso las mínimas formas de la carne. Tienen que reconocer que tienen tales raíces de maldad y fervientemente continuar orando hasta que todos sean erradicados. De esta forma podrán llegar al espíritu completamente.

      Finalmente, podrán confesar que el Señor está en ustedes y que ustedes están en Él, y recibirán las bendiciones de caminar con el Señor.

      Prosigamos ahora con los siguientes versículos 7 y 8.

      Estos dicen, "Hermanos, no os escribo mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que habéis tenido desde el principio; este mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído desde el principio. Sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en vosotros, porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra".

      Aquí, nosotros podemos encontrar las expresiones 'mandamiento antiguo' y 'mandamiento nuevo'.

      El mandamiento antiguo es el mandamiento del Antiguo Testamento y el mandamiento nuevo, es aquel del Nuevo Testamento.

      Los hijos de Israel recibieron la Ley que está en los mandamientos entregados a través de Moisés.

      Pero Mateo 5:17 dice, "No penséis que he venido a abolir la Ley o los Profetas; no he venido a abolir, sino a cumplir".

      Jesús vino a cumplir la Ley de los Profetas, es decir el antiguo mandamiento del Antiguo Testamento. Ya sea el antiguo o el nuevo, todos los mandamientos son la palabra de Dios, y ellos nos enseñan la voluntad de Dios.

      Ellos nos dicen que nosotros tenemos que reverenciar a Dios, amar a nuestros hermanos y vivir en la luz siguiendo el camino de los hombres.

      Los nuevos mandamientos no son algo que no existía antes. Es algo completamente diferente a los antiguos mandamientos. Es simplemente que, en cuanto al amor y la justicia, el amor es enfatizado más en el Nuevo Testamento mientras que la justicia es enfatizada más en el Antiguo Testamento.

      En el Antiguo Testamento, cuando alguien pecaba, tenía que ofrecer el sacrificio de un animal para recibir el perdón de sus pecados.

      Sin embargo, en el Nuevo Testamento, nosotros podemos recibir el perdón de nuestros pecados cuando creemos en el Señor y nos arrepentimos.

      Además, las obras eran enfatizadas más en el Antiguo Testamento mientras que el corazón y la actitud son enfatizados más en el Nuevo Testamento.

      Especialmente, nos advierte sobre la hipocresía, a que no pretendamos ser santos solamente en el exterior mientras tenemos mucha maldad en el corazón.

      Así que, algunas personas mal interpretan que los mandamientos del Antiguo Testamento y los del Nuevo Testamento son diferentes entre sí. Ellos creen que las obras son solamente para el Antiguo Testamento, y que en el Nuevo Testamento podemos recibir perdón de nuestros pecados solamente por creer en Jesús con el corazón.

      Pero como los estableció Jesús claramente, Él no vino a abolir la Ley sino a cumplirla.

      Él nos está dando Su gracia para que nosotros no nos apartemos simplemente de los pecados en acción, sino para que nuestro corazón también sea cambiado y nos apartemos de los pecados completamente.

      Permítanme darles un ejemplo. En el Antiguo Testamento, cuando una persona cometía un acto de maldad con su prójimo, él tenía que pagar de la misma forma. De acuerdo a la Ley, él tenía que pagar ojo por ojo, diente por diente, mano por mano y vida por vida.

      Pero Mateo 5:38-42 dice algo que parece ser opuesto a este mandamiento.

      Éste dice, ""Oísteis que fue dicho: "Ojo por ojo y diente por diente". Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo niegues".

      Ahora, ¿será esto opuesto al antiguo mandamiento? No, no lo es.

      El mandamiento original de Dios es amor, y Él no desea que nosotros paguemos mal por mal sino con bondad.

      El desea que nosotros comprendamos, perdonemos, y que seamos misericordiosos unos con otros.

      Pero para los pecadores, es difícil obedecer tales mandamientos incluso si los escuchan. Aun cuando Dios dice 'Ama a tus enemigos', aquellos que tienen maldad no pueden incluso comprender lo que esto significa. Ellos simplemente considerarán natural pagar mal con mal cuando los demás les hagan algo malo.

      Además, si ellos no tienen el temor de ser castigados cuando pecan, continuarán haciéndolo y pecando tanto como quieran. Continuarán haciendo mal a su prójimo incluso con los mandamientos, y si ellos no los tienen, ¿cuántos pecados más habrán cometido?

      Además, en el punto de vista de la víctima, si ellos no tienen ninguna pauta concerniente a la revancha, desearán exigir venganza tan grandemente como sea posible.

      Si alguien los golpea una vez, ellos no solamente golpearán de nuevo sino que tratarán de golpear dos o incluso diez veces más de acuerdo a cuan enojados estén.

      Si Dios no hubiera dado los mandamientos, la gente hubiera aglomerado pecados y hubiera caído al infierno a través del juicio. Así que, de acuerdo a la justicia, Dios tuvo que dar normas claras de juicio, diciendo ojo por ojo y diente por diente.

      La razón por la cual Dios entregó tales mandamientos es para que la gente estuviera temerosa de pecar, de forma que no fueran por el camino de la muerte.

      Por lo tanto, la Ley del Antiguo Testamento también se originó del amor de Dios. Pero lo que Dios realmente desea no es que suprimamos la maldad por estar temerosos del castigo. La voluntad de Dios para nosotros es que cultivemos la bondad y el amor mismo en nuestro corazón y que moremos en la luz.

      Además, Él no desea que nosotros paguemos de acuerdo a la Ley. Él desea que nosotros amemos y perdonemos a los otros así como Jesús nos dio el ejemplo de amor.

      Fue difícil para aquellos en los tiempos del Antiguo Testamento, poder comprender la verdadera voluntad de Dios en los mandamientos. Pero nosotros somos diferentes a ellos porque hemos recibido al Espíritu Santo.

      Una vez nosotros reconozcamos el amor del Señor en la inspiración del Espíritu Santo, somos más que capaces de comprender la palabra de Dios que nos dice que amemos a nuestros enemigos. Nosotros no pagaremos ojo por ojo, sino que cuando nos golpean en una mejilla podremos dar la otra. Y no lo haremos por la fuerza, sino que podremos seguir la voluntad de Dios cultivando Su amor en nosotros a través del poder del Espíritu Santo.

      Por esta razón Dios nos dio los nuevos mandamientos del Nuevo Testamento, para aquellos hijos de Dios que han recibido el Espíritu Santo. Así como Jesús nos dio el ejemplo de amor perfecto y cumplió los mandamientos antiguos, Dios desea que nosotros actuemos con amor.

      Continuaré hablando sobre los nuevos mandamientos que cumplen los antiguos mandamientos a partir de la siguiente sesión.

      Conclusión

      En el versículo 7 del pasaje de este día, el apóstol Juan inició el versículo con 'Amados hermanos'. (KJV, NVI)

      Dios tiene misericordia incluso con los pecadores, y Él ama a todos los hijos de Dios que han aceptado al Señor. Pero Dios ama en mayor magnitud de amor a los que aman a Dios con todo su corazón.
      Si Dios dice, 'Mi amado hijo, Mi amada hija', esto quiere decir que ellos guardan los mandamientos de Dios con su máximo amor por Dios. Ellos son los que pueden decir confiadamente que están morando en el Señor y el Señor en ellos.

      Juan 15:7 dice, "Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, lo que quieran pedir se les concederá".

      Yo espero que todos ustedes que están escuchando este mensaje moren en el Señor y en la palabra de la verdad para que sean amados por Dios.

      Al hacer esto, oro en el nombre del Señor para que el gran amor y la gracia de Dios quien contesta todos sus deseos, sea sobreabundante en sus vidas.

      [Amén]


    • Language
    • x