• Conferencia sobre 1 Juan (11)

    [1 Juan 2:16]

    24-10-2010 | Rev. Jaerock Lee

    • Pasaje

      [1 Juan 2:16]
      Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.

      Mensaje principal

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,

      Esta es la 11a sesión de las conferencias sobre 1 Juan.

      Aquellos que aman a Dios tienen que desechar lo mundano, es decir las cosas carnales, de su corazón.

      1 Juan 2:16 dice, "Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida".

      Si nosotros desechamos este deseo de la carne, el deseo de los ojos y la vanagloria de la vida, podremos desechar el mundo.

      En la última sesión, les estuve hablando sobre el deseo de los ojos. ¿Recuerdan qué es el deseo de los ojos-

      Es la naturaleza que conmociona nuestro corazón y nos hace buscar las cosas carnales a través de lo que vemos y oímos. Si nosotros vemos y escuchamos las cosas carnales y tenemos contacto con ellas, es muy probable que las admitamos y las aceptemos.

      Si una persona que desea dejar de tomar va a un bar y observa a otros que están tomando y huele el licor, él deseará tomar un trago también.

      Proverbios 23:31 dice, "No mires al vino cuando rojea, cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente;"

      Así como nos dice que no nos emborrachemos, también nos dice que ni siquiera lo miremos.

      Si aceptan el deseo de los ojos, la naturaleza pecaminosa que está en ustedes será estimulada, y es más, ésta también puede ser fortalecida.

      Por ejemplo, supongan que ustedes han cercado una ciudad y están tratando de conquistarla.

      Atacan con todas sus fuerzas. Pero, supongan que hay una abertura en el bloqueo y los refuerzos del enemigo pueden entrar a la ciudad.

      El enemigo es abastecido constantemente con soldados, alimento y armas. Entonces, la fuerza enemiga en la ciudad puede continuar resistiendo, y el bloqueo no terminará con rapidez.

      Es importante atacar la ciudad y conquistarla, pero al mismo tiempo, ustedes tienen que cortar el suministro para lograr su propósito.

      Ahora, digamos que la fuerza enemiga en la ciudad es su naturaleza pecaminosa, y el deseo de los ojos es el refuerzo. Aun cuando ustedes ayunen y oren para santificarse, siempre y cuando continúen aceptando el deseo de los ojos, realmente no podrán desechar las naturalezas pecaminosa. Ustedes solamente tendrán más y más luchas en el corazón. Tales personas hallarán difícil desechar los pecados.

      Permítanme darles otro ejemplo. Si ustedes continúan derramando agua limpia dentro de una vasija que contiene agua sucia, el agua finalmente se volverá limpia. Pero si mientras están derramando agua limpia, derraman agua sucia al mismo tiempo, ¿Qué sucedería-

      El agua continuaría estando sucia sin importar cuánta agua limpia viertan. El agua solamente puede estar limpia cuando nosotros no derramamos más agua sucia.

      Lo mismo sucede cuando nosotros desechamos las naturalezas pecaminosas en nuestro corazón.

      Junto con el esfuerzo para desechar la naturaleza pecaminosa, nosotros tenemos que tener la determinación para dejar de aceptar más cosas carnales. Es decir, tenemos que cortar el deseo de los ojos.

      Nosotros tenemos que tratar de ver y oír solamente cosas buenas.

      Para cortar el deseo de los ojos, ustedes no pueden simplemente tapar sus oídos y cerrar sus ojos para alejarse del mundo.

      Además, yo no estoy diciendo que si ustedes entran en contacto con las cosas carnales, el deseo de la carne definitivamente será agitado y ustedes cometerán pecados. Lo importante es guardar su corazón para que no consideren las cosas carnales como buenas y para que no las acepten.

      Mientras ustedes vivan en este mundo, no pueden evitar estar en contacto con las cosas del mundo. Si los miembros de su familia o sus compañeros de trabajo no son creyentes, en ocasiones tienen que acompañarlos a lugares donde ellos aceptan el mundo y se regocijan. Si ustedes trabajan en el sector secular, podrán tener que trabajar con aquellos que no están bien moralmente.

      Pero lo importante es guardar su corazón y estar vigilantes para que las cosas del mundo no entren en su corazón.

      Cuando los hijos de Israel estaban atacando la ciudad de Jericó, Dios les ordenó que destruyeran a todos los enemigos y que no tomaran nada de ellos. Pero una persona llamada Acán vio el tesoro, su codicia fue estimulada, y él escondió un manto, oro y plata. Finalmente, esto fue hallado, y él fue muerto.

      Por supuesto, cuando ellos estaban en batalla, entraron en contacto con el tesoro del enemigo. Pero Acán no habría podido pensar, "Voy a pecar si el deseo de mis ojos es estimulado. Así que, no debo ver nada del tesoro. Por eso, no iré a luchar".

      En lugar de tener tal pensamiento, incluso después de ver cosas valiosas, él debió haber guardado su corazón para que la codicia no pudiera llegar a sus pensamientos.

      Cuando él primero pensó, "Yo quiero esas cosas. ¿Debería esconderlas-", debió haber echado fuera tales pensamientos.

      ¿Hubiera importado el tesoro para él si hubiera pensado que en lugar de volverse rico, podía ser apedreado a muerte por tomar aquellas cosas- Él las hubiera tirado incluso si alguien se las entregaba para esconderlas.

      Ustedes pueden tener la misma clase de actitud cuando se encuentren con lo carnal del mundo. No deberían simplemente suprimirlo y alejarse de ello, sino que tienen que reconocer que el fruto de la carne es muerte y tienen que odiarlo y mantenerse a distancia con todo su corazón. Al mismo tiempo, tienen que desechar las naturalezas pecaminosas que están en su corazón con oraciones fervientes.

      Hermanos y hermanas, lo siguiente que tenemos que desechar es la vanagloria de la vida.

      La vanagloria de la vida es la naturaleza que intenta revelarse en nosotros siguiendo los placeres de la vida.

      A los hombres les gusta presumir con otras personas las cosas que poseen. Cuando ellos son elogiados por su riqueza, su fama, su conocimiento, su poder social o su apariencia, se sienten bien y disfrutan la atención de los demás.

      Si ellos no tienen nada de que alardear, presumen de las cosas de sus padres, esposas, hijos, o parientes. Podrán incluso tratar que los demás sepan que ellos tienen amistad con celebridades y políticos.

      Debido a que ellos tienen este deseo de darse a conocer, terminan aceptando muchas cosas carnales. Podrán incluso tratar de obtener poder y fama enmarcando a otros o diciendo mentiras.

      A fin de mostrar su riqueza, ellos podrán comprar cosas que realmente no pueden sufragar, o tratarán de obtener un ingreso ilegal.

      Eclesiastés 1:2-3 dice, "Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. ¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol-"

      Desde un punto de vista espiritual, la vanagloria de la vida no vale nada.

      Salmo 103:15 dice, "El hombre, como la hierba son sus días; florece como la flor del campo"

      Aun cuando ustedes tengan muchas cosas de que presumir en esta tierra, nada es eterno, y estas nunca podrán darles verdadero valor y vida. Más bien, debido al deseo de exaltarse, ustedes se opondrán a Dios y finalmente caerán en muerte eterna.

      Por ejemplo, el primer rey de Israel, el Rey Saúl, desobedeció a Dios en la batalla contra los amalecitas, la cual fue ordenada por Dios.

      Dios les dijo que destruyeran a todos los amalecitas así como su ganado. Pero Saúl tenía deseos egoístas, y conservó el mejor ganado. Además, para revelar su gloria, capturó al rey Amalec.

      Entonces Dios envió a Saúl el profeta Samuel y él lo reprendió severamente. Dios le dijo que desecharía a Saúl a causa de su desobediencia y que establecería a otro hombre como rey.

      ¿Cómo reaccionó Saúl-

      Saúl se aferró a Samuel tomando su manto, incluso al grado que se rasgó. Él dijo que había hecho mal y estaba suplicando, pero si ustedes realmente oyen lo que dijo, esto no fue un verdadero arrepentimiento.

      1 Samuel 15:30 dice, "Y él dijo: Yo he pecado; pero te ruego que me honres delante de los ancianos de mi pueblo y delante de Israel y vuelvas conmigo para que adore a Jehová tu Dios".

      Él dijo que había pecado, pero realmente nunca quiso arrepentirse y apartarse.

      Lo que quiso decir fue, "Yo he pecado. Pero por favor, simplemente cubre la falta y regresa conmigo para que yo pueda conservar mi honor como rey delante del pueblo".

      Si él hubiera comprendido lo que realmente era más importante, no hubiera buscado conservar su orgullo y su honor.
      Él estaba en una situación en la cual debió haberse humillado totalmente delante de Dios, pero en lugar de eso le estaba pidiendo a Samuel que lo honrara a él. Estaba más preocupado de ser despreciado por el pueblo que de ser desechado por Dios.

      ¿Qué tontería es ésta-

      Es fácil para aquellos que buscan la vanagloria de la vida, que se vuelvan espiritualmente ciegos. Así que, tenemos que reconocer cuan absurdo es seguir lo carnal del mundo para darnos a conocer.

      Sin embargo la Biblia dice que tenemos algo de que gloriarnos.
      2 Corintios 10:17 dice, "Mas el que se gloría, gloríese en el Señor;"

      Gloriarnos del Señor es gloriarnos de la cruz de Jesús quien nos salvó.

      Nosotros tenemos que gloriarnos del poder del Dios Todopoderoso quien nos ayuda para lograr cualquier cosa por la fe, aun cuando no podamos hacerlo por nuestras propias fuerzas.

      Esta clase de presunción es para dar gloria a Dios. Además, es para sembrar fe y esperanza en los corazones de los que nos escuchan. Dar testimonio es gloriarse del Señor.

      Tales ejemplos como, "Yo antes estaba débil y enfermo, pero me sané por la gracia del Señor".

      "Yo era falto de sabiduría e incompetente, pero agradé a Dios y con Su ayuda recibí gran bendición en mi negocio. Como servía a otros y actuaba fielmente de acuerdo a la palabra de Dios, soy amado por mi jefe y mis colegas y fui promovido rápidamente".

      "Yo no era bueno en mis estudios, pero Dios me dio sabiduría y fortaleza para concentrarme, así que mis notas subieron y también recibí una beca".

      "Antes yo era una persona mala, pero ahora soy una persona nueva después de creer en Dios".

      "Mi familia estaba a punto de separarse, pero ahora somos una familia muy feliz en el Señor". Tales testimonios son todos para gloriarse en el Señor.

      2 Corintios 11:30 dice, "Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad".

      Aun cuando seamos débiles y no podamos hacer ciertas cosas, nosotros podemos hacer cualquier cosa por la gracia y el poder de Dios. Nosotros nos gloriamos en tales cosas.

      Si nosotros nos gloriamos en el Señor de esta forma, Dios es glorificado y nos da más cosas de que presumir.

      Romanos 15:17-18 habla de qué se gloriaba el apóstol Pablo.

      Éste dice, "Tengo, pues, de qué gloriarme en Cristo Jesús en lo que a Dios se refiere. Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras".

      El apóstol Pablo se consideraba a sí mismo como el más pecador de los pecadores y el más pequeño de los creyentes.

      Pero en asuntos espirituales, él estaba muy seguro y no dudaba de gloriarse en el poder del Espíritu Santo. Él se gloriaba valientemente del poder del Espíritu Santo, y de las señales y maravillas que eran manifestadas a través de él. Y esto se debía a que él podía confirmar al Dios vivo y todopoderoso a través de tal presunción.
      Pero nosotros tenemos que ser cuidadosos aquí.

      Algunas personas dicen que están dando gloria a Dios con sus testimonios, pero en realidad están ostentándose o dándose a notar.

      La vanagloria de la vida no es solamente gloriarse de las cosas mundanas. También es vanagloria de la vida si ustedes tratan de ser reconocidos y de ser distinguidos en la iglesia.

      Por ejemplo, como ustedes reciben cierta bendición y dan testimonio de ello, de alguna forma expresan que quieren que otros piensen que han hecho bien y que tienen una gran fe.

      O, como han escuchado algunos buenos mensajes y hablan de ellos, de alguna forman muestran que saben mucho de las cosas espirituales.

      Aquí, en el exterior, ustedes parecen estar dando gloria a Dios y hablando por Dios, pero es difícil tanto para ustedes como para quien les escucha, reconocer lo profundo de su corazón.

      Pero, si se examinan constantemente a sí mismos con oraciones incesantes y mente alerta, podrán reconocer tales cosas a través del Espíritu Santo.

      Yo espero que ustedes desechen toda la inservible vanagloria de la vida.

      Les insto a que cultiven el corazón con el cual puedan humillarse y sacrificarse a ustedes mismos; para considerar a los demás mejores que ustedes; para regocijarse juntos cuando los demás sean reconocidos y elogiados; y para que solamente deseen revelar la gloria de Dios y que verdaderamente digan que son siervos inútiles.

      [Conclusión] Amados hermanos y hermanas en Cristo, Adán y Eva, quienes vivían en el Jardín del Edén, pecaron porque fueron tentados por la serpiente.

      Génesis 3:6 dice, "Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella".

      Los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, que hacen que las personas acepten el mundo, todas son expresadas en este versículo.

      'Era bueno para comer', es el deseo de la carne, 'era agradable a los ojos' es el deseo de los ojos.

      'Era codiciable para alcanzar la sabiduría', significa que ella deseaba ser exaltada tanto como Dios, y esta es la vanagloria de la vida.

      En realidad, Eva no tenía ninguna intención de comer del árbol del conocimiento en desobediencia al mandato de Dios. Pero cuando aceptó la tentación de la serpiente en su libre albedrío, ella quiso comer el fruto, y finalmente lo hizo.

      Los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida son la fuente que nos hacen cometer pecados haciéndonos sentir que los pecados son buenos y agradables.

      Si ustedes no desean desechar el mundo ni el deseo del mundo, es porque sienten que es bueno y que es un desperdicio desecharlo.

      Si sienten de esta forma, yo les desafío a pensar seriamente si esto realmente es algo bueno.

      Sin importar cuan bien se sienta satisfacer su lujuria, ésta solamente es una satisfacción momentánea. No hay un verdadero gozo ni una verdadera satisfacción.

      Al grado en que ustedes acepten la carne, su fe no podrá crecer, y ustedes no podrán tener la esperanza por un mejor lugar de morada celestial.

      Ustedes no podrán estar confiados delante de Dios, por lo tanto no podrán pedirle ninguna bendición. Si hay algún problema, no podrán depender de Él para resolverlo.

      Ustedes han visto muchas obras del poder de Dios. Pero, cuando enfrentan un problema, tienen que depender del mundo así como las personas mundanas. ¡Qué patético es esto!

      Si ustedes simplemente eliminan el mundo y desechan la carne, su corazón estará lleno con el amor de Dios y estarán llenos de gracia y de fortaleza.

      Sobre todo, al grado en que su corazón esté lleno con espíritu, mayor gloria será entregada a ustedes en el Cielo.

      Yo les insto a que no se aferren a las cosas del mundo que no tienen valor y que perecen, más bien deséchenlas rápidamente.

      Oro en el nombre del Señor para que ustedes llenen su corazón solamente con las cosas del espíritu que pertenecen a Dios y a que disfruten de gloria y felicidad eterna.

      Amén


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