• La voz y guía del Espíritu Santo (16)

    [Romanos 8:12-16]

    12-12-2010 | Rev. Jaerock Lee

    • Pasaje

      Romanos 8:12-16
      [12] Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne;
      [13] porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.
      [14] Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.
      [15] Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!
      [16] El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.


      [Introducción]

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,

      En el último estudio les hablé acerca de Pedro, específicamente sobre el proceso que tuvo que atravesar para demoler sus pensamientos carnales y del entrenamiento para llegar a ser obediente.

      Inclusive antes de recibir el Espíritu Santo, Pedro intentó obedecer a Jesús en todos los asuntos.

      Luego de recibir el Espíritu Santo, el siguió la voz del Espíritu Santo y siguió la voluntad del Señor a mayor cabalidad.

      Él manifestó las obras de arrepentimiento y sanidades asombrosas y produjo un avivamiento en la iglesia primitiva.

      Para ese entonces el corazón de Pedro ya había sido santificado, pero aún así pasó por más entrenamiento para escuchar de manera más profunda la voz del Espíritu Santo.

      Debido a que él tuvo lo que se llama "rastros de carnalidad".

      Este es el 16to estudio sobre la "voz y guía del Espíritu Santo".

      En este estudio hablaremos acerca de los rastros de carnalidad.

      Sin embargo, aunque ustedes escuchen el mensaje sobre cómo oír la voz del Espíritu Santo por muchas horas, no servirá de nada a menos que lo practiquen en sus vidas.

      Anhelo que ustedes de manera activa apliquen este mensaje en sus vidas.

      Ruego en el nombre del Señor que ustedes tengan una comunicación clara con el Espíritu Santo.


      Mensaje principal

      Amados hermanos y hermanas en Cristo:

      Si ustedes desechan toda la falsedad obvia de sus vidas, la maldad en sus conciencias y la maldad en su naturaleza, ya no tendrán más pensamientos carnales.

      Escucharán claramente la voz del Espíritu Santo.

      Pero aunque cada uno de ustedes deseche la maldad y se santifique, el nivel y profundidad para escuchar la voz el Espíritu Santo será diferente de una persona a la otra, de acuerdo con la medida en que aún tenga rastros de carnalidad.

      No podemos decir que los rastros de carnalidad son malignos, pero mientras los tengamos es difícil escuchar la voz del Espíritu Santo de manera más profunda.

      Los rastros de carnalidad, en pocas palabras, son los efectos de sus personalidades, temperamento y el conocimiento que ustedes tenían antes de ser transformados a lo espiritual.

      Cuando ustedes lavan la ropa, las manchas de lodo no saldrán fácilmente. Estas dejarán un vestigio o mancha en la ropa.

      Los rastros de carnalidad pueden ser comparados con estos vestigios o manchas.

      Por supuesto, aquí el conocimiento no se refiere al conocimiento de la falsedad que está en contra de Dios.

      Ustedes ya habrán demolido este conocimiento.

      Del conocimiento al que me estoy refiriendo aquí, es el que afecta la manera de pensar de un individuo.

      Por ejemplo: Quizás ustedes tengan memoria de un evento impactante que sucedió en su niñez.

      En el segundo capítulo de Gálatas, nos encontramos con un suceso donde Pedro no comprendió la voluntad de Dios a profundidad, debido a los rastros de carnalidad en él.

      Pedro estaba comiendo con los gentiles, cuando los circuncidados, es decir los creyentes judíos, quienes consideraban la ley como algo muy importante, vinieron, simplemente él dejó el lugar.

      Es porque la ley de los judíos prohíbe tener comunión con los gentiles.

      Pedro no quería ser juzgado por los judíos legalistas.

      Pero su actuación de este modo no fue porque Pedro tuviera maldad.

      En una ocasión él recibió el mandato del Señor de predicar el evangelio a Cornelio.

      Era la primera vez que él predicaba el evangelio a un gentil.

      Al ver la visión que el Señor le estaba dando, se dio cuenta que también era la voluntad de Dios que se predicara el evangelio a los gentiles.

      Por lo tanto, él no era terco en su propia justicia, sino que obedeció la voluntad del Señor.

      Así que, ¿habría intencionalmente desobedecido aquí a la voluntad del Señor- Él nunca lo quiso así.

      Es que simplemente los rastros de carnalidad lo motivaron por un momento.

      Pedro guardó la ley toda su vida.

      También, luego de convertirse en el líder de la iglesia primitiva, tuvo que ver muchas discusiones y conflictos por causa de la Ley.

      Entre ellos había algunos que decían que a pesar de haber aceptado a Jesucristo, no podían recibir la salvación a menos que fueran circuncidados.

      Algunos de ellos incluso insistían en que los gentiles debían vivir según la ley del Antiguo Testamento y estos causaban que ellos tropezaran.

      Este tipo de conocimiento y justicia legalista, y varias experiencias en relación a la Ley, afectaron por un instante el juicio y las acciones de Pedro.

      Pero Pedro finalmente se despojó de tales rastros de carnalidad por medio de las obras del Espíritu Santo.

      Llegó a unirse con el Espíritu Santo y predicar el evangelio, no solo a los judíos sino también a los gentiles.

      Cuando él tuvo que elegir entre dos caminos que parecían ser los mismos, Dios obró en él por medio del Espíritu Santo.

      Dios le permitió conocer Su voluntad.

      También algo similar ocurrió cuando fue martirizado.

      Hay una historia que se ha filtrado sobre el martirio de Pedro.

      Antes de que Pedro fuera martirizado él estaba ministrando en Roma.

      A la mayoría de las personas que tenían poder en la sociedad de Roma no les agradaba Pedro.

      Esto era así debido al énfasis que él hacía en la santidad cada vez que predicaba.

      Finalmente se corrió el rumor de que las autoridades querían asesinar a Pedro.

      Por lo tanto los discípulos le pidieron a Pedro que saliera de Roma.

      Pedro fue uno de los principales representantes del cristianismo, por lo que las autoridades pensaron que su muerte detendría la expansión del evangelio en gran manera.

      Pedro aceptó la sugerencia y escapó de Roma.

      Pero algo sucedió justo después de que se escapó del peligro de Roma.

      ¡Se encontró con el Señor quien se le acercaba!

      ¡Cuán feliz él debe haber estado al ver nuevamente al Señor!

      Pero el Señor simplemente pasó por su lado sin ni siquiera verlo.

      Él no le dijo nada como: "Mi discípulo amado, has trabajado tan duro hasta ahora. Rápido, escapa del peligro!"

      Entonces Pedro le preguntó al Señor: "Señor, ¿a dónde vas-"

      El Señor le dijo: "Estoy yendo a Roma para ser nuevamente crucificado".

      Entonces Pedro regresó a Roma.

      Se dio cuenta que la voluntad del Señor para él era que predicara el evangelio en Roma, aunque esto significara ser martirizado.

      Eventualmente fue arrestado y crucificado.

      Él pidió que se le crucificara boca abajo, diciendo que no era digno de ser crucificado como el Señor.

      Con humildad tomó su cruz boca abajo y fue al seno del Señor.

      No fue por su comodidad física que él intentó escapar de Roma.

      No tenía ninguna intensión de desobedecer la voluntad del Señor.

      Él escogió, tal como hizo, predicar el evangelio a más almas.

      Pero la voluntad del Señor tenía un significado mucho más profundo.

      El Señor sabía que una gran cantidad de almas en Roma serían salvas a través de la sangre de Su principal discípulo, Pedro.

      También, fue el mejor momento para que Pedro se convirtiera en un mártir.

      Pedro entendió el corazón del Señor al verlo tan solo por un momento.

      Él no tuvo miedo a la muerte, se volvió de nuevo a seguir la voluntad del Señor.

      Esto nos muestra que Pedro estaba unido al Señor de gran manera.


      Hermanos y hermanas:
      Aunque escuchen la misma voz y vean la misma visión del Espíritu Santo, las personas quizás tengan diferentes interpretaciones.

      Es debido a que la profundidad de su entendimiento es diferente.

      En el capítulo 21 de Hechos, podemos observar a Pablo y a otros obreros escuchando la voz del Espíritu Santo, pero la profundidad de su entendimiento era diferente.

      Luego de su tercer viaje misionero, Pablo visitó Cesarea de camino a Jerusalén.

      Allí conoció a los creyentes de Cesarea, incluyendo a Felipe.

      Un día, un profeta llamado Agabo vio en una visión que Pablo sería arrestado por los judíos y entregado a los gentiles.

      Al escuchar esta noticia, los compañeros de Pablo y los creyentes en Cesarea le pidieron que no se dirigiera a Jerusalén.

      Algunos de ellos se lo rogaron incluso con lágrimas.

      Entonces Pablo, en Hechos 21:13 dijo: "¿Qué hacéis llorando y quebrantándome el corazón- Porque yo estoy dispuesto no sólo a ser atado, más aún a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús".

      Antes de esto, Agabo una vez profetizó por medio del Espíritu Santo que habría una gran hambruna.

      Esto se cumplió.

      Agabo podía escuchar claramente la voz del Espíritu Santo.

      Pero la profundidad de su interpretación no coincidía con la del Apóstol Pablo.

      También había algunos creyentes en Cesarea que vinieron a Jerusalén intentando eludir la persecución de los judíos.

      Ellos mantuvieron su fe, incluso en situaciones que amenazaban con sus vidas.

      Y debido a sus experiencias de persecución, intentaron detener a Pablo para que no fuera a Jerusalén.

      A causa de los pensamientos que se derivan de sus experiencias, no pudieron comprender suficientemente la voluntad de Dios a profundidad.

      Por otra parte, Pablo entendió la voluntad de Dios profundamente y eligió ir a Jerusalén incluso si eso significaba perder su vida.

      Finalmente Pablo se dirigió a Jerusalén donde fue acusado por los judíos, arrestado y luego enviado a Roma.

      Si en realidad ustedes consideran la situación, pareciera que el camino para difundir el evangelio estaba bloqueado, pero eso no era cierto.

      Cuando fue detenido en Jerusalén, el Señor se le apareció en sueños y le dijo lo siguiente.

      En Hechos 23:11 leemos: "A la noche siguiente se le presentó el Señor y le dijo: Ten ánimo, Pablo, pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma".

      Tal como dice, a pesar de que Pablo había sido acusado como un criminal, fue preso en su casa y permaneció en Roma, predicó el Evangelio libremente durante 2 años.

      El tiempo en que Pablo fue enviado a Roma fue justo antes de que comenzaran las graves persecuciones contra el cristianismo.

      En este momento importante en el tiempo, Pablo proporcionó un apropiado entendimiento del evangelio a los creyentes en Roma, reafirmando su fe.


      Hermanos y hermanas:

      Cuando Pablo tomó la decisión de ir a Jerusalén, él no siguió su sabiduría ni ninguna de sus creencias.

      Él ya había desechado inclusive los rastros de carnalidad. Y de la misma manera que el Señor, quien tomó la cruz como un cordero, Pablo también siguió la voluntad de Dios en su afán de salvar más almas.

      Para poder darnos cuenta de nuestros rastros de carnalidad y desecharlos, debemos negar nuestras propias vidas en todo.

      Debemos confiar en el Espíritu Santo y buscar la buena y perfecta voluntad de Dios al pensar en cómo podemos producir más fruto perfecto en mayores cantidades.

      Entonces, alcanzaremos el nivel que se menciona en Romanos 12:2 que dice: "…para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta".

      Podemos producir en realidad buenos y abundantes frutos, solo cuando alcanzamos tales niveles.


      Amados hermanos y hermanas en Cristo:
      Hasta que podamos escuchar claramente y a profundidad la voz del Espíritu Santo, debemos pasar a través de los pasos.

      En este proceso, junto con la guía de Dios, debemos obviamente esforzarnos al máximo.

      Cuanto más activamente tratemos de hacerlo, más rápido podemos terminar cada paso.

      Al comienzo en muchas ocasiones no somos capaces de obedecer la voz del Espíritu Santo.

      Pero por medio de estas experiencias podemos ganar entendimiento y mantenerlo en nuestra mente.

      En una ocasión tuve la siguiente experiencia cuando yo era un diácono.

      Estaba escuchando el sermón durante el servicio dominical matutino, y escuché una fuerte voz que me dijo que debía donar 30.000 won o 30.00 USD a cierto pastor.

      Entonces me hice a la idea que debía darle 30.000 won a aquel pastor.

      Pero mientras estaba saliendo de la iglesia, luego del servicio, hubo otros pensamientos que vinieron a mi mente.

      De hecho, 30.000 won en ese entonces era una gran cantidad de dinero para mí.

      Yo pensé: "Si tuviera esa cantidad, lo daría, pero dónde puedo conseguir todo ese dinero- ¡Obviamente, parece que él se encuentra en mejores condiciones que yo! Debo haber tenido pensamientos ociosos en el servicio!" Y me olvidé del asunto.

      Pero al siguiente día, la suegra de aquel pastor vino a mi casa.

      Ella me dijo que su hija había dado a luz la noche anterior y que pasaron por un momento muy difícil tratando de conseguir 30.000 won.

      De alguna manera consiguieron el dinero y se dirigieron al hospital, pero era un poco tarde, por lo que ella tuvo que sufrir mucho hasta dar a luz.

      Inmediatamente me arrepentí al escuchar la noticia.

      Me lamenté al pensar: "¡Si hubiera preparado el dinero y se lo hubiera entregado, no hubieran tenido que sufrir toda la noche! El dinero debió haber estado en alguna parte, ya que Dios me movió a hacerlo. ¡Él me hubiera bendecido de manera apretada, remecida y rebosando!"

      Esto sucedió poco después de haberme convertido en cristiano.

      Además de esta ocasión, en varias ocasiones recibí el entrenamiento para obedecer la voz del Espíritu Santo.

      Por medio de este entrenamiento llegué a escuchar la voz del Espíritu Santo de manera más clara y con mayor profundidad.


      [Conclusión]

      Apreciados hermanos y hermanas en Cristo:

      En 1 Juan 2:27 leemos: "Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él".

      Aquí la unción se refiere a la presencia del Espíritu Santo.

      Ser ungido significa que hemos recibido el Espíritu Santo enviado por el Señor.

      Cada uno de ustedes tiene diferentes personalidades, experiencias, conocimientos, medida de fe y circunstancias.

      Sin embargo, si tan solo intentan negarse a sí mismo y obedecer por completo, el Espíritu Santo tendrá en cuenta todas las variables y les dará la respuesta correcta.

      Ruego en el nombre del Señor, que ustedes reciban claramente estas respuestas y que lleven una vida de prosperidad.


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