• El Señor Jesucristo

    [Filipenses 2:6-8]

    17-04-2011 | Rev. Jaerock Lee

    • Pasaje

      [Filipenses 2:6-8]
      "El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz".


      [Introducción]

      Amados hermanos y hermanas en Cristo:
      Solo faltaban cinco días para que Jesús tomara la cruz.
      Jesús estaba yendo del Monte de los Olivos hacia la ciudad de Jerusalén, montado en un pollino. La gente lo rodeaba y lo seguía.
      Ponían sus mantos o ramas sobre la calle.
      Todos, incluyendo a niños y ancianos, clamaban a gran voz diciendo: "¡Hosanna!".
      Lucas 19:37-38 describe esta escena. Dice: "Cuando llegaban ya cerca de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzó a alabar a Dios a grandes voces por todas las maravillas que habían visto, diciendo: ¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en las alturas!"
      Celebramos este evento el 'Domingo de Ramos'.
      El mismo se origina del día cuando las personas dieron la bienvenida a Jesús agitando ramas.
      Pero tan solo cinco días después, ese clamor a gran voz diciendo: "¡Hosanna!", se convirtió en un rugido furioso que decía: "¡Crucifíquenlo!"
      Ahora vamos a repasar brevemente los pasos de Jesús por una semana, desde este momento hasta Su muerte en la cruz y Su resurrección.
      Un día completo en Judea comprendía desde la puesta de sol hasta la próxima puesta de sol.
      Pero permítanme explicarles los pasos de Jesús bajo el concepto de nuestro tiempo para que puedan comprenderlo de mejor manera.
      En el primer día, o sea domingo, Jesús entró a Jerusalén recibiendo los aplausos de la gente.
      Al siguiente día, es decir lunes, Jesús purificó el Templo de Jerusalén.
      Él sacó a los comerciantes del Templo y volteó las mesas de los cambistas y de aquellos que vendían palomas.
      El martes fue al Templo y enseñó a las personas.
      Luego llegaron los principales sacerdotes y los escribas, con los ancianos, y le preguntaron a Jesús: "¿Con qué autoridad haces tú estas cosas?"
      Le hicieron muchas preguntas para tratar de hallar algún tipo de falta en Él.
      Pero no tuvieron nada que decir luego de que Jesús les respondiera con autoridad.
      Luego de esto, el deseo del sumo sacerdote y los fariseos de matar a Jesús, creció aún más.
      El miércoles, María de Betania, hermana de Lázaro, llegó con un vaso de alabastro de perfume de nardo de gran precio y lo derramó sobre la cabeza de Jesús.
      En Mateo 26:13, Jesús dijo lo siguiente acerca de esto: "De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella".
      También enseñó el significado espiritual de ese acto en Marcos 14:8 que dice: "Esta ha hecho lo que podía; porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura".
      Sin embargo, a Judas Iscariote no le gustó esto, y fue donde el sumo sacerdote y le prometió entregar a Jesús en sus manos.
      El jueves por la noche Jesús tuvo la cena de Pascua en la ciudad de Jerusalén con Sus discípulos.
      Luego de la cena, Él se dirigió a Getsemaní en el Monte de los Olivos para orar.
      Antes de tomar la cruz, oró fervientemente con todas sus fuerzas al punto de sudar gotas como de sangre.
      Luego de haber terminado de orar, fue rodeado por los soldados de los principales sacerdotes y los de ancianos del pueblo quienes fueron dirigidos hasta ahí por Judas Iscariote.
      Finalmente Jesús fue arrestado y los discípulos se alarmaron y huyeron.
      Jesús fue llevado al Sumo Sacerdote Anás.
      Hasta entonces ya había pasado la media noche y era viernes.
      Luego Jesús fue enviado a Caifás, el Sumo Sacerdote, después al concilio y por último a Pilato.
      Pero Pilato envió a Jesús a Herodes, diciendo que este incidente estaba bajo la jurisdicción de Herodes, quien gobernaba sobre Galilea.
      Pero Herodes envió a Jesús de regreso y finalmente recibió la sentencia de muerte por parte de Pilato.
      Comenzando el jueves bien tarde en la noche hasta las nueve de la mañana del viernes, Él fue llevado de aquí para allá mientras era cuestionado.
      También recibió fuertes azotes con mucho desprecio y burlas.
      Subió hasta el Gólgota cargando la cruz, y seis horas después de estar colgado en la cruz, alrededor de las tres de la tarde, murió.
      Pero al tercer día, muy temprano en la mañana del domingo, el rompió la autoridad de la muerte y resucitó.

      Hermanos y hermanas:
      A partir de hoy, esta semana es denominada la semana de Pasión; durante la misma meditaremos en el sufrimiento del Señor.
      Anhelo que ustedes puedan meditar en los pasos de Jesús y que tomen un tiempo santo y piadoso, tomando en cuenta el contenido de los Cuatro Evangelios.
      También deberíamos participar en el sufrimiento del Señor el Viernes Santo, ayunando por lo menos una comida en ese día.


      [Mensaje principal]

      Apreciados hermanos y hermanas en Cristo:
      Algo asombroso ocurrió durante la semana de Pasión.
      El nombre de Jesús se convirtió en Jesucristo.
      Hay una gran diferencia entre estos dos nombres.
      En Mateo 1:21, el arcángel Gabriel apareció para darle el mensaje de Dios a José.
      Este verso dice: "Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados".
      Es decir que el nombre "Jesús" significa "Aquel que salvará a su pueblo de sus pecados".
      La palabra "Cristo" es el término griego de la palabra en hebreo "Mesías".
      La palabra "Mesías" significa "el Ungido".
      En el Antiguo Testamento, cuando los reyes, sacerdotes o profetas eran elegidos, eran ungidos en sus cabezas.
      La unción simboliza al Espíritu Santo.
      Jesús recibió el título de Rey, Sacerdote y Profeta y vino a este mundo para salvar a la humanidad.
      Él cumplió la Providencia de salvación al tomar la cruz.
      Por lo tanto, Jesucristo significa el Salvador que ha salvado a Su pueblo de sus pecados.
      Como les expliqué, el nombre "Jesús" y "Jesucristo" tienen una gran diferencia en su significado: Aquel que salvará y Aquel que ha salvado.
      Luego de la crucifixión, Jesús se convirtió en el Rey de reyes y Señor de señores.
      Recibió el nombre de "el Señor Jesucristo".
      Él tuvo que pagar un precio muy alto para recibir esta gloria.
      Es decir, el tomó el sufrimiento de la cruz cuyo dolor no puede expresarse con palabras.
      Gracias a este Jesús nosotros podemos ver a Dios y sentir Su amor.
      En este momento, pensemos acerca de quién es en realidad el Señor Jesucristo.
      Espero que cada uno de ustedes tenga un tiempo bendecido al sentir al amor de Dios de manera más profunda.

      Amados hermanos y hermanas en Cristo:
      Primeramente, el Señor Jesucristo vino a este mundo en forma de hombre.
      El pasaje bíblico de hoy en Filipenses 2:6-8 dice: "[6] El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, [7] sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; [8] y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz".
      Jesús es Dios en origen, pero vino a este mudo en forma de hombre.
      Él cargo mucho dolor sobre Sí.
      Se olvidó del trono glorioso que es custodiado por innumerables huestes celestiales y ángeles.
      Dejó el Cielo que está lleno solo de belleza y comodidad, para venir a la Tierra que está llena de inmundicia, tristeza y dolor.
      Dejó su forma gloriosa para ponerse la forma imperfecta del cuerpo físico.
      Mientras vivió en este mundo, pasó días dolorosos tal como las demás personas.
      Sentía hambre cuando no comía y cansancio cuando no dormía.
      Los pies le dolían cuando caminaba mucho.
      Cuando sanó la fiebre de la suegra de Pedro, las personas de ese pueblo comenzaron a traer a los enfermos y a los que estaban poseídos por el demonio cerca de la puesta de sol y tuvo que sanarlos durante toda la noche.
      Salió de la casa solo, al amanecer, y se fue directamente a un lugar solitario para orar.
      Un día, cuando Él y los discípulos estaban cruzando el mar de Galilea, se levantó una tormenta y el bote estaba lleno de agua.
      La Biblia dice que en ese momento Él estaba durmiendo en la popa, es decir, en la parte trasera de la embarcación.
      Jesús nunca dormía lo suficiente.
      Solo podía dormir durante ese tipo de intervalos.
      Cuando los discípulos le traían algo de comer, solo comía una porción pequeña y dejaba el resto para los discípulos.
      Mientras Jesús estaba en este mundo, tomó toda la alegría y los sufrimientos junto con sus discípulos y la gente que se acercó a Él.
      No significa que Él cargó con todas esas cosas sintiendo dificultad por ello.
      Compartió todo con las personas por Su amor por ellas.
      Jesús siempre albergó la Providencia y la voluntad de Dios y Su amor por el pueblo en Su corazón.
      Es decir, Él siempre tenía presente que Dios lo había enviado para que la humanidad pudiera recobrar la imagen de Dios y el derecho de convertirse en hijos de Dios.
      Para poder cumplir a cabalidad con la Providencia de Dios, simplemente obedeció todo como un siervo.
      Al final, Jesús obedeció al punto de ser sacrificado como un animal.
      Él es la evidencia del amor de Dios el Padre quien envió a Jesús.
      En lugar de decirnos: "¿Sabes cuánto te amo? ¡Te amo mucho!", Dios nos mostró a Jesucristo como la evidencia de Su amor.
      Nos mostró Su amor de una manera muy clara.
      Durante esta semana, y hasta que el Señor regrese, anhelo que cada uno de ustedes continúe buscado el máximo amor de Dios en Jesucristo, quien vino a este mundo en forma de hombre y experimentó el sufrimiento.
      Ruego en el nombre del Señor Jesucristo que ustedes también puedan amar a Dios en grado sumo.

      Amados hermanos y hermanas en Cristo:
      En segundo lugar Jesucristo derramó Sus lágrimas por las almas.
      En la Biblia se registra dos ocasiones en las cuales Jesús derrama Sus lágrimas.
      En Juan 11, Jesús escuchó que Lázaro había muerto y fue a despertarlo.
      Cuando llegó al lugar, no solo las hermanas de Lázaro sino también otras personas que estaban ahí se lamentaban.
      Jesús estaba quebrantado debido a que nadie había mostrado fe a pesar de que Él había manifestado tantos milagros.
      Además, Él podía sentir el corazón desconsolado de María, la hermana de Lázaro.
      Por lo tanto, Jesús también derramó Sus lágrimas.
      También Jesús lloró algunos días antes de la crucifixión.
      Desde Lucas 19:41 en adelante, Jesús lloró al hablar de cómo sería destruida la ciudad de Jerusalén.
      La Biblia solo menciona dos ocasiones, pero de hecho, Jesús derramó muchas lágrimas por las almas.
      Él oró con lágrimas por aquellas almas que malentendieron Sus intenciones, lo rechazaron y que no podían tener fe, a pesar de que Jesús quería darles la vida eterna en el reino de los cielos, sanidad y paz, y solo buenas cosas.
      Nosotros podemos sentir cuánto amó el Señor Jesús a las almas en este mundo si consideramos cuánto amó a Sus discípulos y los guió.
      Antes de ascender a los Cielos, Jesús animó a Sus discípulos y les encomendó que difundieran el evangelio.
      Llamó a cada uno de ellos Sus discípulos y caminó con ellos.
      Permitió que estuvieran presentes en los lugares que Él predicaba el evangelio del reino y realizaba milagros asombrosos.
      Él quería que ellos aprendieran tantas cosas les fueran posibles y que surjan como obreros perfectos de Dios.
      Pero, a pesar de que el día de la crucifixión de Jesús se acercaba, los discípulos aún tenían muchos defectos.
      Cuando se encontraba orando al punto de sudar gotas como de sangre en el Getsemaní, los discípulos no pudieron vencer sobre el cansancio y se quedaron dormidos.
      Al momento que Jesús fue arrestado, todos se atemorizaron y huyeron.
      Con seguridad Pedro dijo: "Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré", pero aun él luego negó al Señor en tres ocasiones.
      ¿Cómo veía Jesús a Sus discípulos?
      Él conocía sus defectos y debilidades, pero los veía solo con ojos de amor.
      Los guió con amor hasta el final para que pudieran ser perfectos, cumplir con todas sus responsabilidades y disfrutar por completo de la gloria del Cielo.
      Incluso aceptó a Judas Iscariote hasta el final para que pudiera obtener entendimiento.
      La profundidad del corazón de una persona se revela en situaciones peligrosas y de desesperación.
      Aunque fue arrestado e interrogado durante toda la noche y llevado de un lado a otro, no podía sacar de Su corazón a Sus discípulos.
      Trató de protegerlos para que no cayeran en tentación.
      Quería enseñarles todo cuanto fuera posible.
      Incluso en el último momento, Él intercedió con todas Sus lágrimas y fuerza, no solo por Sus discípulos, sino también por aquellos que eran como ovejas sin pastor y por quienes lo iban a crucificar.
      Su oración con lágrimas diciendo: "¡Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen!", es también Su oración por las personas que vivimos en la actualidad.
      Les insto en el nombre del Señor Jesucristo, que cada uno de ustedes recupere la imagen de Dios por medio de la ayuda de las oraciones con lágrimas de Jesús.

      Apreciados hermanos y hermanas en Cristo:
      En tercer lugar el Señor Jesucristo abrió el camino para que el Espíritu Santo viniera a nosotros.
      Jesús vino al mundo en forma de hombre para despertar a las almas.
      Predicó el evangelio del Reino de los Cielos y les enseñó el amor de Dios a las personas.
      Pero luego Jesús tuvo que ir nuevamente al Cielo.
      Por lo tanto, en la última cena con Sus discípulos, Él les prometió que enviaría al Consolador.
      En Juan 14:16-17 leemos: "Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros".
      En realidad el Espíritu Santo no puede morar en los pecadores.
      Esto se debe a que el Espíritu de Dios es Santo.
      Pero el Espíritu Santo pudo venir a nuestras vidas ya que Jesús destruyó el muro de pecado al convertirse en la propiciación por nuestros pecados.
      Asimismo, tal como Él nos prometió diciendo: "Rogaré al Padre", Jesús le pidió a Dios el Padre que enviara al Espíritu Santo.
      Jesús vino a este mundo en forma de hombre y compartió dolores y alegría junto con las personas.
      Conocía bien las debilidades e insensatez de las personas, por lo que sabía que necesitarían un consolador.
      El Espíritu Santo pudo venir a este mundo por medio del amor de Jesús.
      Como vemos en Hechos 2, luego de que Jesús ascendió a los Cielos, el Espíritu Santo descendió al aposento alto de Marcos en el día de Pentecostés.
      Los discípulos y obreros de la iglesia primitiva predicaron el evangelio gracias a la ayuda de las obras apasionadas del Espíritu Santo.
      En la actualidad, ya que la venida del Señor está tan cerca, nosotros también estamos viviendo bajo la ayuda del Espíritu Santo.
      Han pasado alrededor de 2.000 años desde la resurrección y ascensión del Señor, pero nosotros sabemos por qué Jesús es nuestro Salvador por medio del Espíritu Santo.
      Hemos visto el asombroso poder del Espíritu Santo por lo que podemos verdaderamente creer en el Señor Jesucristo.
      Además, a través del Espíritu Santo, quien habita en nosotros, podemos sentir el gran amor de Dios el Padre.
      Debido a Su amor, no simplemente recibimos la salvación sino que también intentamos recuperar la imagen de Dios.
      Oramos de manera ferviente por medio del poder del Espíritu Santo y marchamos hacia la Nueva Jerusalén donde se encuentra el trono de Dios.
      En estos tiempos finales en los cuales el pecado abunda, nos hemos convertido en obreros que entienden la voluntad y providencia de Dios y nos esforzamos mucho para salvar a las almas.
      Gracias al Espíritu Santo que fue enviado por el Señor, podemos ir por el camino correcto en este tiempo de tinieblas.
      El Espíritu Santo nos guiará al lugar donde está el Señor.
      El Espíritu Santo es el regalo que el Señor Jesucristo nos dio con Su amor.
      Anhelo que ustedes puedan emanar un aroma profundo de agradecimiento al Señor, por abrir el camino al Espíritu Santo para que venga a nuestras vidas y a Dios quien nos envió el Espíritu Santo.


      [Conclusión]

      Amados hermanos y hermanas en Cristo:
      Primeramente, el Señor Jesucristo vino a este mundo en forma de hombre.
      En segundo lugar, él derramó lágrimas por las almas.
      Y por último, Él abrió el camino para que el Espíritu Santo venga a nuestras vidas.
      En otras palabras, la primera, segunda y tercera característica del Señor Jesucristo, es el amor.
      Dios el Padre puso todo Su amor por nosotros en Su precioso Hijo y lo envió a este mundo.
      Su amor fue claramente revelado como un fruto llamado 'Señor Jesucristo', quien cumplió con la Providencia de salvación de la cruz por completo.
      Durante esta semana, espero que puedan grabar el amor de Dios el Padre en lo profundo de sus corazones y pensar acerca del Señor quien padeció todo el sufrimiento.
      Ruego en el nombre del Señor que ustedes puedan meditar en preguntas como: "He recibido aquel gran amor, ¿cómo podré amar a Dios el Padre y al Señor de la misma manera? ¿Cómo debería vivir ahora?", y deseo que puedan encontrar las respuestas a estas preguntas.


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