[Hechos 1:11]
24-04-2011 | Rev. Jaerock Lee
Pasaje
Hechos 1:11
"Los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo".
Introducción
¡Festejemos juntos la resurrección del Señor!
Demos todas las gracias y gloria al Señor quien abrió el camino de la salvación y de la vida eterna para nosotros al vencer sobre la autoridad de la muerte y resucitar.
Imagine que uno de sus amigos se le acerca y le dice lo siguiente:
"Hay un país que es como un paraíso, en el que puedes vivir felizmente sin tener que preocuparte por la comida, la ropa y un refugio por el resto de tu vida".
Pero luego dice que nadie ha estado ahí anteriormente.
Incluso él solo escuchó de otra persona cómo llegar ahí.
¿Sentiría usted un gran deseo de ir a ese país?
Probablemente haya personas que quieran partir inmediatamente al escuchar estas palabras.
¿Pero que sucedería si un residente de ese país lo invita y le dice detalladamente la manera de llegar ahí?
Pues ustedes ya han comenzado ese viaje a un lugar mucho mejor que ese.
Ustedes están yendo al Cielo donde hay vida eterna llena de felicidad.
¿Cómo decidieron comenzar este viaje?
Debido a que han conocido a aquel que probó que el Cielo es un lugar real y ha hecho antes este viaje.
Él es Jesús quien vino a este mundo en forma de hombre.
Él murió en una cruz, pero luego resucitó. Ascendió al Cielo y fue al glorioso reino celestial.
La historia prueba que Jesús nació en la Tierra.
La historia de la humanidad se ha dividido en dos: a. C. (antes de Cristo) y d. C. (después de Cristo), luego del nacimiento de Jesús.
Los pasos de Jesús permanecen en muchos registros.
Los Cuatro Evangelios y el libro de los Hechos registran en detalle Su ministerio público durante tres años, la crucifixión, resurrección, Sus pasos luego de la resurrección y la ascensión de Jesús.
También el Señor permitió que obras asombrosas sean manifestadas en Su nombre donde éste evangelio fue predicado.
Tal como Marcos 16:20 dice: "Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían". Él confirmó que todas las palabras en la Biblia son ciertas.
Nosotros creemos que la crucifixión y resurrección del Señor son eventos verdaderos; creemos que hay un Cielo y que marchamos hacia él.
Vivimos con la esperanza de la resurrección.
1 Corintios 15:20 dice: "Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho". Como dice este verso, nuestro Señor es la primicia de la resurrección.
El Señor se ofreció a Sí mismo a Dios el Padre como un fruto precioso al resucitar luego de Su muerte. Luego, Él obtuvo la gloria dada por el Padre.
Si nosotros seguimos los pasos del Señor, también surgiremos como fruto de la resurrección ante Dios el Padre.
Ya que el Señor obtuvo gloria, nosotros también la obtendremos.
El Señor es la primicia de la resurrección. ¿Qué tipo de primicia fue delante de Dios el Padre?
Hablemos acerca de esto en tres aspectos.
Ruego en el nombre del Señor que ustedes puedan imitarlo y presentarse ante Dios el Padre como mejores frutos.
Mensaje principal
Amados hermanos y hermanas en Cristo:
Primero: el Señor resucitado fue ofrecido como fruto de obediencia.
Él conocía qué tipo de sufrimientos lo acompañarían al cumplir con su responsabilidad como Salvador.
Y aun así, obedeció la voluntad de Dios el Padre para venir a este mundo y cumplir con Su llamado.
Él tuvo el derecho de elegir.
Tuvo el derecho de escoger lo que Él quería, y eligió obedecer.
No obedeció calculando varios factores o por intimidación, pensando: "Creo que vale la pena luego de considerar varias cosas, por lo tanto, lo voy a hacer".
No obedeció porque fue algo fácil de hacer.
Obedeció de manera incondicional.
2 Corintios 1:19 dice: "Porque el Hijo de Dios, Jesucristo...no ha sido Sí y No; mas ha sido Sí en él".
¿Cómo pudo el Señor decir solo 'Sí' y 'Amén'?
Él solo tuvo obediencia porque entendió completamente el corazón de Dios el Padre.
Desde la caída de Adán, la humanidad comenzó a perder la imagen de Dios.
Se convirtieron en esclavos del diablo y vivieron en dolor.
A Dios el Padre le dolió ver a Sus hijos así.
El Señor conocía el corazón de Dios y Él también sintió el mismo dolor.
Por lo tanto, Jesús obedeció con un corazón agradecido pensando: "Estoy agradecido de poder confortar el corazón de Dios el Padre y salvar a las almas con mi obediencia".
El Señor pagó el precio con Su propia sangre para comprar las almas del enemigo diablo y Satanás, y luego se las presentó a Dios.
Romanos 5:19 dice: "Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos".
El Señor obedeció y recibió gran gloria.
Fue crucificado, pero no estaba vinculado con la muerte ya que en Él no había pecado.
Resucitó al tercer día y se convirtió en el Rey de reyes y Señor de Señores.
¡Cuán asombroso es este fruto!
El Señor nos mostró que la obediencia puede producir aquel hermoso fruto.
Anhelo que ustedes también sean obedientes como el Señor y que produzcan el fruto de la obediencia.
No deberían obedecer por el simple hecho de que si no obedecen se van al Infierno, o porque es de bendición obedecer.
Deben obedecer porque son hijos e hijas que comprenden el corazón de Dios Padre.
¿Qué tipo de corazón tiene Dios?
Es el corazón del Padre que quiere darles solo cosas buenas a Sus hijos.
Si comprendemos este corazón de Dios el Padre, podemos producir el fruto perfecto de la obediencia.
Por lo tanto, espero que ustedes puedan obedecer solo con un 'Sí' y un 'Amén', y primeramente tratar de tener el corazón de Dios.
De esta manera, podrán comprender el corazón de Dios el Padre por completo y obedecer solo con gratitud.
Ruego en el nombre del Señor que cada uno de ustedes brinde gozo a Dios con frutos abundantes en este mundo, y que también presenten sus vidas como un hermoso fruto de obediencia.
Amados hermanos y hermanas en Cristo:
Segundo: el Señor de la resurrección fue ofrecido como un fruto de amor.
Él llegó a ser un precioso fruto de amor al amar a Dios el Padre en grado sumo.
Una de las razones por las que Él envió a Su Hijo Unigénito a la Tierra, es para mostrarnos que si amamos a Dios, seremos amados por Él.
Proverbios 8:17 dice: "Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan".
Jesús por voluntad propia aceptó todo el sufrimiento mientras estaba cumpliendo con su tarea como Salvador en la Tierra.
Pudo hacer algo así ya que amaba a Dios el Padre al máximo.
Como resultado, ¿qué tipo de amor recibió?
Dios lo vistió con la mayor gloria.
Filipenses 2:9-11 nos dice: "Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre".
¿Cuán distinta es Su condición antes y después de la resurrección?
Jesús llevó una vida muy exhaustiva mientras vivió sobre la Tierra.
Vivió en pobreza y trabajó como un esclavo sin descansar lo suficiente.
Sintió hambre y cansancio.
Cuando fue arrestado antes de la crucifixión, fue escarnecido y despreciado a un punto tan humillante por parte de Sus criaturas.
Finalmente, fue brutalmente asesinado en una cruz como un animal ofrecido en sacrificio.
Luego de la resurrección, sin embargo, fue completamente diferente.
Podía viajar a Jerusalén y Galilea libremente sin estar limitado por el espacio físico.
Podía aun entrar a una casa cuyas puertas estaban cerradas.
Tenía un cuerpo con el cual podía alimentarse con comida física, pero que no tenía que hacerlo en lo absoluto.
¡Cuán glorioso sería nuestro Señor luego de la ascensión!
Esa gloria y honor no se pueden expresar adecuadamente con el lenguaje natural.
No se trata simplemente de nuestro Señor. Si nosotros también amamos a Dios el Padre, podemos nacer como frutos de amor y disfrutar de esta gloria.
Dios nos envió al Señor a este mundo para hacer conocer este hecho.
Por supuesto, en un sentido físico, aquellos que intentan amar a Dios sufrirán adversidades.
Quizás sea doloroso circuncidar el prepucio del corazón que está manchado con el pecado y la maldad.
Toma un gran esfuerzo de nuestra parte el arar la tierra de nuestros corazones y hacerla una buena tierra al remover las piedras y los espinos.
Además, para salvar las almas como obreros del reino de Dios, debemos llenar nuestros cuerpos con los sufrimientos de Cristo.
Pero aquellos que amen a Dios, permanecerán a través de cualquier tipo de dificultad.
Aquellos que de manera sincera amen a Dios y recuperen la imagen de Dios por completo, serán amados por Él en grado sumo.
Y la gloria recibida de esta manera será mucho más de lo que las personas se imaginan.
Dios nos dará aquella gloria que las personas, con cuerpos físicos en este mundo físico, no pueden llegar a comprender o entender.
Por supuesto, Él nos permite gozar de bendiciones mientras estamos viviendo en este mundo esperando por el regreso del Señor.
Graben en sus corazones una y otra vez, todos los días, la manera en la que Jesús amó a Dios el Padre.
Ustedes también pueden cultivar este tipo de amor.
Jesús nos mostró ese ejemplo porque nosotros también podemos hacerlo.
Ruego en el nombre del Señor Jesucristo que cada uno de ustedes pueda cultivar un amor perfecto para que sean amados por Dios en grado sumo.
Apreciados hermanos y hermanas en Cristo:
Tercero: el Señor de la resurrección fue ofrecido como fruto de esperanza.
Permítanme presentarles una parte de la confesión que Jesús le hizo a Dios el Padre mientras estaba cargando la cruz.
"Padre, estoy con el corazón roto al ver cómo ha cambiado el corazón de las personas.
Pero Padre, sé que Tú recuperarás todas estas cosas en Tu justicia y secretos ocultos.
¡Padre! Estos son eventos momentáneos, y tomo esta cruz con esperanza y gozo debido a la enorme gloria que Tu darás y los caminos de luz que abrirás para estas almas una vez que todos estos eventos terminen".
A la vista de las personas carnales, parece que Jesús estaba en gran desesperación.
Parecía que no tenía ninguna esperanza.
Pero así como Él confesó esto delante de Dios el Padre, Él tuvo la brillante esperanza en Su corazón.
Con esta esperanza Él pudo soportar todos los sufrimientos dolorosos.
De acuerdo con esta esperanza, Jesucristo resucitó y ascendió a los Cielos y recibió gran gloria.
El camino hacia la salvación y la puerta del Cielo se abrieron para aquellas almas que debían morir como pecadores.
Marcos 16:19 dice: "Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios".
Tal como está escrito, el Señor que resucitó y ascendió a los Cielos está sentado a la diestra del Padre".
Juan, uno de los doce discípulos de Jesús, vio el trono de Dios bajo la inspiración del Espíritu Santo.
Apocalipsis 4:2-4 dice lo siguiente: "Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado. [3] Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina; y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda. [4] Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas".
En Apocalipsis 21 Juan habla acerca de la Nueva Jerusalén que vio en visión y escribió de ello.
El trono de Dios está ubicado en la Nueva Jerusalén, entre los diferentes lugares de morada celestial.
La Nueva Jerusalén, donde está el trono de Dios, es el lugar más hermoso y glorioso en el Cielo.
Jesús venció los sufrimientos en este mundo con la esperanza de la gloria que Dios le daría.
Luego de cumplir con el ministerio de la salvación, fue a la diestra del trono de Dios ubicado en la Nueva Jerusalén.
El trono de Dios está rodeado por los 24 tronos de los ancianos.
Estos también viven vidas hermosas con la esperanza de la gloria que Dios les dará.
Con esa esperanza, ellos llegan a sentarse cerca del trono del Señor y de Dios en el Cielo.
El Señor también nos da esta esperanza.
Juan 14:2-3: "En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. [3] Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis".
Podemos apropiarnos de una mejor morada en el Cielo al punto que cambiemos nuestras vidas con esta esperanza.
Aquellas personas que cambian al espíritu completo pueden acercarse al trono de Dios.
Podrán entrar a la Nueva Jerusalén.
Ruego en el nombre del Señor que ustedes puedan acercarse al trono de Dios en la Nueva Jerusalén por esta esperanza que les ha sido otorgada.
Conclusión
Amados hermanos y hermanas en Cristo:
Este es el centro del cultivo de la humanidad en el proceso del Señor al recibir todo el sufrimiento, resucitar y ascender al Cielo.
Romanos 8:18 dice: "Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse".
Si resumimos el cultivo de la humanidad en dos palabras, estas serían 'sufrimiento' y 'gloria'.
De la misma manera que el Señor recibió gran gloria luego de vencer todo el sufrimiento, nosotros podemos recibir la misma gloria si vencemos los sufrimientos del cultivo de la humanidad.
El Señor atravesó por esto primero, y fue dado como el fruto de obediencia, amor y esperanza.
Anhelo que todos ustedes puedan surgir como estos frutos.
Aquellos que comprenden el corazón de Dios el Padre por completo, le obedecen y aman al máximo, y aquellos que cambian sus vidas completamente con la esperanza de la Nueva Jerusalén, son aquellos que han llegado a ser los mejores frutos.
Ruego en el nombre del Señor que ustedes también puedan convertirse en uno de los mejores frutos, que den gloria a Dios la Trinidad y disfruten de toda la gloria.