• Paraíso (1)

    [2 Corintios 12:2-4]

    24-06-2007 | Rev. Jaerock Lee

    • Lectura de la Escritura

      2 Corintios 12:2-4
      Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo. 3 Y conozco al tal hombre (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe), 4 que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar.

      Esta es la vigésima segunda sesión de la serie de Sermones “Cielo”.
      En la última sesión les hablé sobre el “Huerto de Edén” donde las personas no cultivadas permanecerán por siempre jamás.
      El Huerto de Edén es tan hermoso, y no puede ser comparado con la belleza de la Tierra. Las personas del Huerto de Edén no conocen lo que es la verdadera felicidad, alegría, y gratitud debido a que no han experimentado la relatividad.
      A diferencia de ellos, desde que nacemos en esta tierra experimentamos aflicciones, dolores y sufrimientos, así que podemos entender cuán valiosa es la verdadera felicidad y la paz que recibimos al aceptar a Jesucristo y cuán bendita es la vida eterna en el reino de los cielos.
      De modo que, ustedes podrán amar y agradecer sinceramente a nuestro Dios Padre por dotarlos con todo lo que necesitan.
      En el cielo daremos gracias a nuestro Dios Padre, cantándole alabanzas y adorándole por siempre jamás, y disfrutaremos de verdadera felicidad y gozo.
      Desde esta sesión en adelante, les explicaré detalladamente sobre el reino de los cielos empezando por el Paraíso.
      En primer lugar, les hablaré sobre los ambientes de vida en cada reino de los cielos y les explicaré que tipo de persona entrará en cada reino con ejemplos reales.
      No solo les daré ejemplos de la Biblia sino también de algunas personas que estuvieron con nosotros en nuestra iglesia Manmin y les explicaré donde han entrado en el cielo y porque entraron allí.
      Entrar al cielo no es negocio de otros sino suyo. Es lo más importante de toda nuestra vida.
      Por tanto, ¡Oro en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que cada uno de ustedes pueda examinar su fe a través de los mensajes predicados y que nunca fracasen en entrar a la Nueva Jerusalén que es donde nuestro Dios Padre desea ávidamente que ustedes entren y donde ustedes también anhelan entrar!

      Cuerpo:

      Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
      En 2 Corintios 12:2-4 el Apóstol Pablo habla sobre la experiencia personal que él tuvo en el reino de los cielos.
      Los versículos dicen, “Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo. 3 Y conozco al tal hombre (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe), 4 que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar.”
      El Apóstol Pablo fue arrebatado al tercer cielo donde están los reinos de los cielos en los que viviremos para siempre. Entre esos reinos él fue arrebatado al Paraíso.
      Él fue arrebatado al Paraíso y aunque el Paraíso es el lugar más bajo del cielo, él dice que oyó palabras inexpresables, que a un hombre no se le permite hablar.
      El Paraíso en el cielo es el lugar más inferior pero la belleza del Paraíso no se puede comparar con ninguna belleza de este mundo.
      ¿Cómo es el Paraíso? Aquellas personas que están en el primer nivel de fe vivirán para siempre en el Paraíso.
      Las afueras del Paraíso todavía se usa como el Lugar de Espera del Cielo.
      La mayoría de personas que son salvas permanecen allí desde el tiempo en que nuestro Señor resucitó y ascendió al cielo hasta que venga otra vez para llevarnos a casa.
      Las personas que han logrado espíritu entero no permanecerán en el Paraíso sino en un lugar aparte en la Nueva Jerusalén.

      El número de los que han sido salvos desde la creación del mundo es incontable aún sin tomar en cuenta a aquellos que han logrado espíritu entero.
      Aquellas personas innumerables permanecen en las afueras del Paraíso, así que podemos deducir que el Paraíso entero es más grande e inmenso de lo que nos podamos imaginar.
      Este Paraíso inmenso es la parte más baja de los diversos reinos del cielo que es claro y bello como el cristal, pero es tan bello y lleno de felicidad que no podemos compararlo con nada más.
      Las personas en el Huerto de Edén no experimentan el cultivo de sus espíritus humanos por parte de Dios, pero el Paraíso está más lleno de alegría y contentamiento que el Huerto de Edén debido a que los que han sido cultivados en la tierra vivirán para siempre.
      Entonces ¿Como es la naturaleza del Paraíso?
      El Paraíso es como una inmensa llanura llena de césped bien organizado y jardines bellamente decorados.
      Numerosos ángeles supervisan, decoran y cultivan los jardines.
      Las voces del cantar de los pájaros suenan tan claras y hermosas y resuenan alrededor de todo el Paraíso.
      Esos pájaros se parecen a los de la tierra pero son un poco más grandes y tienen plumas más hermosas. Cuando vienen juntos y cantan, se les ve tan encantadores y amigables.
      Los árboles y arbustos de los jardines son tan frescos y hermosos.
      Los árboles y las flores en la tierra se marchitan y se deterioran con el paso del tiempo, pero los árboles en el Paraíso siempre tienen sus hojas verdes y las flores nunca se marchitan.
      Cuando ustedes se acercan a las flores en el Paraíso, ellas se mueven, como danzando, como dándoles la bienvenida, y exhalan aromas específicos y suaves abriendo y cerrando sus capullos.
      En el Paraíso hay todo tipo de árboles frutales por doquier. Las frutas son un poco más grandes, más relucientes y luminosas que las de la tierra. Parecen buenas para comer y se pueden comer sin pelarlas. Ello es porque allí no hay ni polvo ni gusanos.
      Las personas en el Paraíso se sientan alrededor sobre el hermoso césped y tienen conversaciones felices unos con otros comiendo frutas agradables. Se les ve muy pacíficos y felices.
      Además, diversos animales juegan apaciblemente en la tierra en una inmensa llanura, y entre ellos se ven leones alimentarse del césped alegremente.
      Los leones del Paraíso son más grandes que los de la tierra, pero para nada feroces sino mansos. Sus pelos son muy limpios y lisos así que se les ve tan amables.
      El río del agua de vida que es como cristal limpio y puro recorre el cielo entero desde la ciudad santa de la Nueva Jerusalén hasta el Paraíso. El río del agua de vida no se evapora ni se contamina.
      La viviente agua de vida viene del trono de Dios y vivifica todo. Representa el corazón de nuestro Dios Padre que es la fuente del agua de vida.
      Además el corazón de Dios resplandece deslumbrante e intensamente. Nunca se oscurece ni tiene tinieblas en absoluto. Es intachablemente puro y hermoso. Es perfecto y completo en todo.
      El río del agua de vida recorre serenamente resplandeciendo con relucientes luces como piedras preciosas hermosas, así como el mar refleja diversas luces frente a la luz del sol.
      ¡Cuán cristalino y hermoso es! No puede ser comparado con nada en la tierra.
      De lejos parece azul. Es muy similar al azul del Atlántico y del Mediterráneo cuando se miran de lejos.
      Bancos hermosos están a ambos lados del río del agua de vida y alrededor de los bancos están los árboles de vida que producen doce tipos de fruto.
      El fruto del árbol de la vida es mucho más dulce que cualquier tipo de fruta de la tierra y su buen sabor es imposible de ser descrito con palabras. Cuando ustedes comen el fruto, se derrite en su boca como el algodón dulce.

      Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
      ¿Cómo son las personas del Paraíso y qué tipo de vida llevan?
      El cabellos de los hombres en el cielo les llega hasta el cuello y el cabello en las mujeres representa la medida de su santificación y el nivel de su fe. El cabello de la cabeza de las mujeres en la Nueva Jerusalén les llega hasta el final de espina dorsal.
      Las mujeres en el Paraíso tienen el primer nivel de fe, así que ellas no tienen cabello largo. Su cabello es un poco más largo que el de los hombres y casi les llega al hombro.
      Las personas en el Paraíso usan ropa blanca tejida en una pieza, pero no tienen broches, ni corona, ni ninguna otra decoración.
      Ellos no reciben recompensas porque no han hecho nada para el reino de Dios mientras vivían en la tierra. Algunos de ellos alguna vez acumularon muchas recompensas pero después las perdieron.
      Así que, las personas del Paraíso no tienen ninguna recompensa. Ellos no tienen casas propias, ni coronas, ni decoraciones, ni ángeles que los atiendan.
      En la décimo sexta sesión de esta serie de sermones “Cielo” bajo el título “El Ambiente de Vida en el Cielo” ya les he explicado que hay una casa pública para que ellos tomen un descanso, y ellos sirven y viven allí.
      En el Paraíso las casas de ayuda pública son para el descanso personal. Cuando quieren descansar, pueden entrar en los cuartos de esa casa y quedarse por algún tiempo.
      En las casas públicas los cuartos son pequeños sólo para un individuo y los cuartos grandes para las conversaciones amigables.
      Pero aún los cuartos solo para cada individuo no son posesiones personales. Así que no les permiten decorar los cuartos u ocuparlos el tiempo que ellos quieran.
      Después de permanecer y descansar allí durante algún tiempo, tienen que dar lugar a otros. Por otro lado, los otros tienen que esperar para que los cuartos sean desocupados.
      Pero ellos se sirven y entienden unos a tros y no causan incomodidad a otros, así que nunca se sentirán aburridos o pesados mientras esperan sus turnos.
      Todo es controlado según lo ordenado, así que el tiempo de espera no es demasiado largo y el lugar de espera es agradable y cómodo. Es por eso que se sienten felices y en casa cuando esperan.
      Los residentes del Paraíso no tienen casa propia sino que por el contrario viven en un edificio público que es como un albergue de ayuda pública. Es igual con las personas del Huerto de Edén, pero ambos, los residentes del Paraíso y los del Huerto de Edén sienten una felicidad totalmente diferente.
      Los residentes del Paraíso pueden llamar a Dios “Padre” debido a que han aceptado a Jesucristo y han recibido el Espíritu Santo. Pueden disfrutar de una felicidad mucho mayor que la del Huerto de Edén.
      ¡Cuán precioso y valioso es llegar a ser verdadero hijo de Dios que ha experimentado todas las cosas y llevar una vida religiosa con verdadera fe!
      Aunque ellos viven en un albergue de ayuda pública del Paraíso, están llenos de verdadera alegría y contentamiento porque allí no hay mal en absoluto y en el cielo todos buscan el beneficio de los otros.
      Ellos nunca causan problemas o dolores a otros sino que por el contrario se sirven y aman unos a otros, así que, ¡Cuán felices y alegres son!
      No tienen que preocuparse por qué comer, qué vestir, dónde dormir y dónde vivir. No hay llanto, ni aflicciones, ni enfermedades, ni dolores, ni muerte. Así que, el sólo hecho de vivir allí los llena de felicidad.
      Todas las personas que entran al reino de los cielos reciben su propia posición celestial según la magnitud de su espíritu y de sus recompensas.
      Es por eso que aún a los residentes de la Nueva Jerusalén se les da posición exactamente diferente.
      Esta clasificación de las diferentes posiciones es igual en otros reinos – el tercer reino de los cielos, el segundo reino de los cielos y el primer reino de los cielos.
      ¿La posición dada a los del Paraíso es de la misma manera? ¡Si! cada diferente posición es dada a cada persona de la misma manera y todo se hace según lo ordenado.
      Pero el concepto de jerarquía del Paraíso es un poco diferente que el de otros reinos de los cielos.
      A ellos no se les da diferentes posiciones sino que son clasificados en tres grupos diferentes: Clase alta, clase media y clase baja. La clase alta también se divide en tres grupos: Clase anterior, clase intermedia y clase ulterior.
      Es lo mismo para la clase media: Clase anterior, clase intermedia y clase ulterior.
      Así, el Paraíso se divide en tres áreas de acuerdo a las residencias – la primera área está cerca al primer reino de los cielos, la segunda área es el lugar intermedio y la tercera área está a las afueras del Paraíso.
      Aquellos que están en la clase alta del Paraíso, como líderes, tienen cuidado de las personas que están en las clases media y baja.
      Las personas principales usan ropas diferentes a la de los otros en el Paraíso, y reciben el derecho de disfrutar de diversos beneficios.
      Permítanme darles un ejemplo de los beneficios que ellos reciben en el Paraíso.
      Cuando todas las personas salvas asistan al primer servicio de adoración en la Nueva Jerusalén donde nuestro Dios Padre compartirá el mensaje, el servicio será transmitido en vivo a todos los otros lugares.
      Cuando los ángeles desplieguen una inmensa y ancha tela en el cielo del Paraíso, la tela se convertirá en una pantalla gigante y la audiencia verá el servicio vistosamente.
      Cuando los residentes del Paraíso se junten y asistan al servicio de adoración, no se sentarán alrededor al azar, sino sólo según sus posiciones: Clase alta, clase media y clase baja.
      Incluso los de los asientos posteriores pueden mirar el servicio claramente porque el video y el audio son muy buenos. Pero los de los asientos delanteros pueden verlo más clara y vistosamente.
      Las personas que están en la clase alta del Paraíso tienen derecho a usar los equipos públicos y disfrutan de algunas ventajas frente a los otros.
      Las personas que entran al Paraíso sólo ganan la salvación vergonzosamente, pero nuestro Dios Padre paga a aquellos que han sido fieles en la tierra con más beneficios como recompensa.
      A través de este hecho, deseo que comprendan cuán exacta es la justicia de Dios y cuán grande es su amor.
      Cuando se les da algunos beneficios a las personas de la clase alta en el Paraíso, nadie las odia o se hiere en su corazón, porque no hay envidia ni celos en el cielo.
      Cuando ellos vivían en la tierra, con ese nivel de fe, se hubieran puesto celosos y se hubieran preocupado si otros reciben algunos beneficios más. Pero esas falsedades no estarán en ellos después que entren al cielo.
      En el Paraíso, cuando otros reciban algunos beneficios, todos se alegrarán.

      Estimados hermanos y hermanas en Cristo,
      Apenas algunas de las personas principales del Paraíso pueden ser invitadas a los eventos de la Nueva Jerusalén.
      Pero cuando sean invitados, no se atreverán a entrar en la Nueva Jerusalén porque hay una gran diferencia entre la luz de gloria de la Nueva Jerusalén y la del Paraíso.
      Aún si ellos se atreven a ir, pueden permanecer en la Nueva Jerusalén durante los días determinados y según lo ordenado.
      El orden es como sigue: las personas del tercer reino asistirán primero; segundo, las personas del segundo reino; tercero, las personas del primer reino, y por último, las personas del Paraíso.
      Ellos se sentarán en los asientos de acuerdo al orden de su ingreso al banquete de la Nueva Jerusalén, así los del Paraíso se sentarán en los asientos del final.
      Esto es tan natural que los del Paraíso se ubiquen allí al último no sólo debido al orden celestial sino también porque el Paraíso es el más distante.
      Ellos no pueden partir por adelantado sino que se les permite moverse sólo durante los tiempos determinados.
      No importa cuán anhelantemente ellos quieran sentarse en los asientos delanteros, y ver a nuestro Dios Padre y a nuestro Señor, no pueden sentarse en los asientos delanteros debido al orden dado y tienen que sentarse en los últimos asientos debido a la gran distancia.
      Pero ellos están felices de ver la ciudad santa, la Nueva Jerusalén, y disfrutan su hermosura. Además, ellos están alegres y agradecidos por la invitación a la Nueva Jerusalén debido al aroma tan dulce de la Nueva Jerusalén.
      Ellos no pueden olvidarse del aroma cuando regresan a casa, y es considerado un gran honor contar a otros de su visita a la Nueva Jerusalén.

      Hasta ahora, a través de los cuatro mensajes sobre “La Vida en el Cielo” les he explicado sobre la vida en el Paraíso.
      La próxima vez les explicaré con ilustraciones reales sobre un par de categorías de aquellos que entran al Paraíso.

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,
      Hoy han oído sobre la vida y los ambientes de vida del Paraíso y la apariencia de las personas allí.
      En realidad ellos estuvieron cerca de no recibir la salvación y de ser lanzados al infierno para ser atormentados allí por siempre, pero apenas terminaron ganando vergonzosamente la salvación.
      A aquellos que no creen en Dios en toda su vida y a los que dicen que creen en Dios pero tienen su propia forma (de ser o de vivir), cuando se arrepienten en el último momento, nuestro Dios Padre no los rechaza sino que reconoce su fe y los salva.
      Por lo tanto, ustedes tienen que entender cuán grande e inconmensurable es su inagotable amor y misericordia incluso para aquellos que entran al Paraíso.
      Cuando las almas que están en el Paraíso expiraron y sus espíritus dejaron sus cuerpos, comprendieron la gran misericordia y el inagotable amor de Dios.
      Por esta razón, aunque la Gloria y los ambientes de vida del Paraíso son menores que en cualquier otro lugar de morada celestial, ellos dan gracias por su salvación y viven alegres y felices por siempre jamás.
      ¿Cuánto han comprendido y atesorado el asombroso amor de nuestro Dios Padre que envió a su Hijo unigénito por ustedes y cuánto le han agradecido?
      Si realmente comprenden su amor, todos ustedes podrán caminar totalmente en la luz y avanzar hacia el Paraíso y más allá, e incluso hacia la Nueva Jerusalén, ¡Oro en el nombre de nuestro Señor Jesucristo!


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