• Dios mide nuestra fe (4)

    [Ezequiel 47:1-5]

    29-05-2011 | Rev. Jaerock Lee

    • Pasaje

      Ezequiel 47:1-5
      "Me hizo volver luego a la entrada de la casa; y he aquí aguas que salían de debajo del umbral de la casa hacia el oriente; porque la fachada de la casa estaba al oriente, y las aguas descendían de debajo, hacia el lado derecho de la casa, al sur del altar. Y me sacó por el camino de la puerta del norte, y me hizo dar la vuelta por el camino exterior, fuera de la puerta, al camino de la que mira al oriente; y vi que las aguas salían del lado derecho. Y salió el varón hacia el oriente, llevando un cordel en su mano; y midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos. Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta las rodillas. Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos. Midió otros mil, y era ya un río que yo no podía pasar, porque las aguas habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado".


      [Introducción]

      Este es el 4º estudio de la serie 'Dios mide nuestra fe'.
      En el último estudio les hablé acerca de los casos en que las personas se hallan fuera de los límites de la salvación.
      Primeramente, las personas permanecen fuera de los límites de la salvación debido a que no aceptan al Señor luego de escuchar el Evangelio. En segundo lugar, asisten a la iglesia pero no obtienen fe ni siquiera del tamaño de una semilla de mostaza. En tercer lugar, no conocen la verdad. Por último, continúan de manera consciente cometiendo pecados luego de saber la Verdad.
      La razón fundamental por la cual las personas no reciben la salvación es el pecado.
      El Dios de amor no castiga inmediatamente a los pecadores.
      Él les da muchas oportunidades.
      Entonces, ¿cuáles son los tipos de pecados que las personas cometen que los mantienen fuera de los límites de la salvación?
      Consideremos esto de manera profunda basándonos en la Biblia.
      Anhelo que cada uno de ustedes pueda comprender esto de manera clara, para que no pierdan la fe luego de haberla conseguido para recibir la salvación. Deben estar alertas con el pecado para que no piensen de manera equivocada que han recibido la salvación.


      [Mensaje principal]

      Hermanos y hermanas:
      Aquellos que no aceptan al Señor como su Salvador no pueden recibir la salvación.
      Esto se debe a que nadie más, sino solo el Señor, puede pagar el precio de la redención por los pecados de la humanidad.
      Por lo tanto, no pueden ser perdonados de sus pecados sin antes haber recibido al Señor. Además, si este fuera el caso, recibirían definitivamente el castigo de la muerte de acuerdo a la ley del reino espiritual, la misma que dicta que la paga del pecado es la muerte.
      Deben pagar el precio por el pecado original heredado de Adán y el pecado cometido por sí mismos.
      Serían cuestionados concerniente al pecado de no haber creído en el Señor.
      Esto muestra un total irrespeto por Dios el Padre quien creó a la humanidad.
      Es el mayor de los pecados.
      Pero incluso aquellos que se han convertido en hijos de Dios al aceptar al Señor, pueden tener resultados diferentes de acuerdo a cómo han llevado sus vidas en la fe.
      En Mateo 7:21 Jesús dijo: "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos".
      Aquellos que dicen: 'Señor, Señor', son aquellos que conocen y dicen creer en el Señor.
      Y Jesús dijo claramente que no todas estas personas entrarán al Cielo.
      Esto quiere decir que aquellos que dicen con sus labios: 'Señor, Señor', y 'creen en el Señor' pero no practican la voluntad de Dios, no podrán entrar al Cielo.
      En Mateo7:23 Jesús dijo lo siguiente acerca de este tipo de personas: "Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad".
      ¿Qué es un hacedor de la maldad?
      1 Juan 3:4 explica: "Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley".
      'La infracción de la ley' es todo acto en contra de la Palabra de Dios.
      Infringir la Ley es desobedecer a toda la Palabra de Dios, la cual nos dice qué no hacer, qué cosas debemos desechar, qué debemos hacer y qué cosas debemos guardar. Desobedecer a todo esto es pecado.
      Cuando las personas aceptan al Señor, Dios perdona todos sus pecados pasados.
      Aunque sean como rojo carmesí, serán limpios y emblanquecidos como la nieve.
      Pero si siguen practicando la maldad, es decir, si siguen cometiendo pecados luego de haber sido perdonados de sus pecados, Jesús declara que quizás no sean salvos.
      Entonces quizá duden y se pregunten si Dios es un Dios de perdón... ¿Significa esto que el amor de Dios tiene límites?
      ¡Por supuesto que no! El amor de Dios no tiene límites.
      Dios sigue perdonando una y otra vez.
      Es solo que, aunque reciban salvación, si es que las personas continúan cometiendo tales pecados o si siguen pecando sin límite alguno, el enemigo diablo y Satanás los acusará y dirá: "¿Cómo puede ser aquel un hijo de Dios?"
      Dios es amor en esencia, pero al mismo tiempo es un Dios justo.
      Es decir, Él mismo guarda la Ley, de esta manera, si el enemigo diablo y Satanás hace alguna acusación basado en la ley del reino espiritual, Él debe aceptarla.
      En cierto punto, Él no puede hacer nada al respecto excepto entregar Sus hijos amados al enemigo diablo y Satanás.
      Por consiguiente, no deberíamos cometer ningún tipo de pecado, y en especial, jamás debemos cometer pecados que están directamente relacionados con la salvación.
      Si lo hacemos, debemos arrepentirnos inmediatamente y apartarnos del pecado.
      Pero el problema es que hay pecados por los cuales muchos no pueden arrepentirse.
      A partir de ahora, permítanme hablarles de los pecados que están directamente relacionados con la salvación, los cuales pueden causar la pérdida de su salvación.
      Voy a explicarles la idea principal y luego entraré a los detalles y ejemplos.
      Apreciados hermanos y hermanas:
      No todos los pecados son iguales.
      Algunos de ellos son relativamente livianos y pueden ser perdonados inmediatamente luego del arrepentimiento, mientras que otros pecados son más pesados y tan serios que Dios dice que no podemos ser salvos si es que cometemos tales pecados.
      Entre los pecados que pueden causar la pérdida de la salvación están aquellos que llevan a la muerte.
      Este tipo de pecados son más graves que los pecados que despojan de la salvación.
      Los pecados que despojan de la salvación pueden ser perdonados si la persona se arrepiente, pero los pecados que llevan a la muerte son pecados espantosos de los cuales uno no se puede arrepentir.
      Primero exploremos los pecados que despojan de la salvación.
      En el Antiguo Testamento, Dios dijo que si las personas cometían cierto tipo de pecados, debían morir, o que aquellos pecadores debían ser desechados de entre el pueblo de Dios.
      Estos son los 'pecados que despojan de la salvación'.
      Por ejemplo: Éxodo 31:15 dice: "Seis días se trabajará, mas el día séptimo es día de reposo consagrado a Jehová; cualquiera que trabaje en el día de reposo, ciertamente morirá".
      Quebrantar el Día del Reposo es un pecado que despoja de la salvación.
      También en Levítico 18:29, luego de una lista de pecados, dice: "Porque cualquiera que hiciere alguna de todas estas abominaciones, las personas que las hicieren serán cortadas de entre su pueblo".
      Estos son los pecados que despojan de la salvación.
      En el Nuevo Testamento, Jesús dijo lo siguiente acerca de ciertos pecados: "No entrará al reino de los cielos" o "no entrarán al reino de Dios". Estos son los pecados que despojan de la salvación.
      Por ejemplo: Gálatas 5:19-21 dice: "Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios".
      Si pensamos tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, podemos observar que los pecados que despojan de la salvación son las obras de la carne.
      Las obras de la carne son los pecados cometidos con acciones.
      ¡Dios es santo!
      Y los hijos de Dios deben asemejarse a Él y ser santos.
      Si nosotros albergamos pecado en nuestros corazones, esto nos aleja de la santidad, y si cometemos pecados con nuestras acciones, esto nos aleja incluso más de la santidad.
      Claro está que no todas las obras de la carne despojan de la salvación.
      Por ejemplo: tanto el mirar de reojo a un hermano como el adulterio, son obras de la carne.
      Pero la gravedad de los pecados es sin duda diferente.
      De la misma manera, algunas obras de la carne despojan de la salvación mientras que otras son relativamente perdonadas con facilidad si es que uno se arrepiente y aparta de las mismas.
      Pero lo que deben saber es que, aunque no se trate de un pecado que despoja de la salvación, si sobrepasa ciertos límites, ustedes pueden perder la salvación por ello.
      Por ejemplo: golpear a alguien ligeramente es una obra de la carne y no es tan grave como para despojarlo de su salvación.
      Pero si esta obra de la carne sobrepasa los límites, puede convertirse en un pecado que lo despoje de su salvación.
      Supongamos que una pareja de esposos van juntos a la iglesia.
      El esposo debe preocuparse por su esposa como por su propio cuerpo, pero a menudo la golpea.
      Por supuesto, golpear a su esposa un par de veces no le despojará de su salvación.
      Si él se arrepiente de corazón y se esfuerza por dejar ese mal hábito, entonces Dios lo perdonará.
      Si en verdad se esfuerza, podrá desechar ese pecado poco a poco.
      Pero este esposo continúa golpeando a su esposa, incluso después de asistir a la iglesia por 10 o 20 años, o aun más tiempo.
      No hay cambio en él...
      Entonces, quizás cruce la línea de la salvación.
      Si su espíritu se va sin haberse arrepentido, no podrá recibir la salvación.
      Tal como 1 Juan 1:6 dice: "Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad".
      Esto quiere decir que aquel no teme a Dios y que tampoco cree en el Cielo y el Infierno.
      Esto se debe a que no ha circuncidado su corazón sino que sigue guardando su maldad.
      Dios dice que esta persona no tiene fe.
      Y por lo tanto, Dios no puede salvarlo.
      No ha preparado sus vestiduras con santidad y no podrá entrar al reino de los cielos.
      Si este tipo de obras de la carne se acumulan, el muro de pecado entre Dios y esa persona se hará mucho más ancho.
      En un caso muy grave, su conciencia será cauterizada como con un hierro caliente y será controlada por Satanás.
      Por el contrario, aunque cometa un pecado que lo despoje de la salvación, podrá recibir salvación si realmente se arrepiente y se aleja del mismo.
      Dios no nos juzga a la primera sino que nos perdona una y otra vez y nos da oportunidades de acuerdo a nuestra medida de fe.
      De lo contrario, ¿cuántos de nosotros podríamos recibir la salvación?
      Por ejemplo: no solo el primer o segundo nivel de fe, sino también aquellos al inicio del tercer nivel de fe, quizás cometan obras de la carne.
      Quizás piensen que el tercer nivel de fe es cuando se abstienen de toda obra de la carne. Pues sí, no se cometen graves obras de la carne, pero quizás cometan ligeras obras de la carne, tales como hablar con cierta frustración o mirar de reojo a alguien.
      Pero aunque cometan obras de la carne, si se arrepienten y se esfuerzan para no hacerlo más, Dios los perdona.
      Si un niño pequeño que recién ha aprendido a usar el baño comete un error y produce un accidente, ¿habrá algún padre que no lo perdone?
      Lo mismo sucede con Dios.
      Aunque cometan pecados en el proceso de convertirse en hijos santos de Dios, Él no los desecha de manera inmediata.
      Algunos creyentes cometen pecados que quizás los despojan de la salvación debido a su fe débil, pero ellos se arrepienten de corazón.
      No simplemente se arrepienten, sino que siguen orando para despojarse del pecado con la ayuda del Espíritu Santo.
      Dios muestra Su compasión con este tipo de personas.
      Aunque su espíritu parta mientras no hayan desechado las obras de la carne, Él los salva al ver sus obras y esfuerzos.
      Para resumir esto, si ustedes cometen las obras de la carne que despojan de la salvación, no podrán recibir la salvación.
      Pero si se arrepienten y se apartan totalmente del pecado, Dios abre el camino para que puedan recibir la salvación.
      Por el contrario, si se siguen cometiendo pecados aunque estos no despojen de la salvación, quizá no se logre recibir salvación.
      Ahora les explicaré acerca de los pecados que llevan a la muerte.
      Recién les expliqué que las obras de la carne que pueden despojarlos de la salvación, pueden ser perdonadas si realmente se arrepienten.
      Pero hay ciertas obras de la carne por las cuales no se puede recibir el espíritu de arrepentimiento aunque se intente hacerlo. Por lo tanto, no es posible arrepentirse por estas obras.
      Debido a que no hay arrepentimiento, tampoco hay perdón.
      Estos son los pecados que llevan a la muerte.
      Los mismos pertenecen también a la categoría de pecados que 'quitan la salvación', pero son pecados más graves.
      1 Juan 5:16 dice: "Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida".
      Como está escrito, los pecados que son o llevan a la muerte, no pueden ser perdonados aunque ustedes pidan por ellos.
      Es por esta razón que Dios nos dice que no pidamos por ello.
      Permítanme darles tres ejemplos representativos de los pecados que llevan a la muerte.
      El primero es la blasfemia y el hablar en contra del Espíritu Santo.
      Mateo 12:31-32 dice: "Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada. A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero".
      Estas son las palabras de Jesús.
      El segundo tipo de pecado que lleva a la muerte es crucificar al Señor nuevamente exponiéndolo a vituperio.
      Hebreos 6:4-6 dice: "Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio".
      El tercer tipo de pecado que lleva a la muerte es que pequemos voluntariamente una y otra vez.
      Hebreos 10:26-27 dice: "Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios".
      Estos pecados que llevan a la muerte son cometidos por aquellos que dicen ser creyentes en vez de aquellos que tienen una fe débil.
      Estos pecados que despojan de la salvación son frecuentemente cometidos por aquellos que se encuentran en el primer o segundo nivel de fe, mientras que los pecados que llevan a la muerte son normalmente cometidos por aquellos en el tercer nivel de fe, o por aquellos que deberían estar en el tercer nivel de fe.
      Por ejemplo: una persona en el tercer nivel de fe puede ser tentada por un momento y cometer una evidente obra de la carne.
      Esto es crucificar al Señor una vez más.
      Además, si esta persona no solo peca una vez sino que lo continúa haciendo, llega a convertirse en el caso donde voluntariamente peca conociendo la verdad.
      Si una persona en el tercer nivel de fe comete una obra tan evidente de la carne, significa que no habitó en la Palabra de Dios hasta que este pecado fue cometido.
      Debe haber una razón para esto. Quizás aquel no circuncidó su corazón sino que aceptó las cosas del mundo o dejó de orar y fue negligente con sus responsabilidades.
      Por lo tanto, como resultado de haber ignorado la Palabra de Dios por un período de tiempo, eventualmente llegó a aceptar la tentación.
      También si una persona que se supone que debe estar en el tercer nivel de fe se queda en el primer o segundo nivel de fe por un largo tiempo y comete obras de la carne constantemente, entonces esto también se puede considerar como pecado que lleva a la muerte.
      Si una persona no es un nuevo creyente que no conoce la verdad sino que se supone que debe tener fe, y si este continúa cometiendo obras de la carne, esto implica que el pecado cometido es grave.
      Si ustedes no se abstienen de las obras de la carne sino que siguen haciéndolas, o si el Señor llama a su espíritu cuando no se han arrepentido de sus pecados, no podrán recibir la salvación.
      En el próximo estudio hablaremos con más detalles acerca de los 'pecados que despojan de la salvación' y los 'pecados que llevan a la muerte'.


      [Conclusión]

      Amados hermanos y hermanas:
      ¿Hay alguien que piensa que es muy difícil recibir la salvación porque hay muchos tipos de pecados?
      La salvación es fácil y sencilla si es que se obedece la Palabra de Dios, la cual nos dice qué hacer, qué no hacer, de qué abstenerse y qué cosas debemos guardar.
      La salvación parece algo difícil cuando se tiene el deseo de cometer pecados y aun así quedar exentos de la ley de Dios.
      Claro está que quienes se encuentran aquí quieren desechar este deseo rápidamente.
      Pero ¿por qué no sucede esto como ustedes desean?
      Es el resultado de haber nacido y crecido en el pecado y haber llevado una vida en este mundo lleno de pecado sin saber la ley de Dios.
      Pero Dios el Padre no quiere perder ni siquiera un alma, y Él nunca los abandonará.
      Por consiguiente, no deben sentir miedo y pensar: "Yo he cometido todos estos pecados, ¿cómo podré recibir la salvación?" Deben tener la fe con la que se esfuerzan para desechar el deseo de ser hacedores de la maldad.
      Dios el padre conoce qué tipo de generación es esta, y por lo tanto, Él derrama de Su Santo Espíritu constantemente sobre cada uno de ustedes.
      Él limpia a todos aquellos que quieren asemejarse a Dios y convertirse en Sus hijos santos.
      Ruego en el nombre del Señor que ustedes se ocupen de su salvación con el agua, es decir, la Palabra de Dios, el bautismo del Espíritu Santo y que se purifiquen día a día.


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