[1 Juan 3: 4-6]
19-06-2011 | Rev. Jaerock Lee
Pasaje
[1 Juan 3: 4-6]
"Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley. Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él. Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido".
[Introducción ]
Esta es la 23ra sesión de la serie de Conferencias sobre 1 Juan.
Continuando con la última sesión, les hablaré sobre la justicia de Dios.
1 Juan 3:4 cita, "Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley".
Como está escrito todo aquel que comete pecado e infringe la ley será juzgado de acuerdo a la justicia.
Pero cuando los castigos vienen de acuerdo a la justicia, el castigo aparece en diferentes formas.
Esto es porque las leyes de justicia son aplicadas en formas tan diferentes de acuerdo a las diversas condiciones tales como el corazón del individuo, el entorno, y la diferente medida de fe.
Es más, algunas personas reciben pruebas y castigos no solamente por sus propios pecados sino también por las obras de maldad que fueron acumuladas por sus antepasados o por sus padres.
Entre ellos, hay personas que se han opuesto a Dios directamente por idolatría o hechicerías.
O, quizá no se opusieron a Dios directamente, pero acumularon mucha maldad contra otras personas.
Algunas personas enfrentan más obstáculos cuando ellos aceptan al Señor.
Aun si han aceptado al Señor, ellos continúan enfrentando más dificultades cuando comprenden la verdad e incrementan su fe espiritual.
Por ejemplo, supongan que cierta persona, cuyos antepasados acumularon mucha maldad, escuchó el evangelio de santidad y fue tocado por este creyendo que era bueno.
Pero no pudo cultivar fácilmente esa bondad en él.
Él se esfuerza orando mucho, ayunando, trabajando para el reino de Dios, y aprendiendo la Palabra, pero la velocidad de su cambio es lento.
Esto se debe a que él no puede reconocer ni grabar profundamente en su corazón el valor de la bondad.
Permítanme darles una alegoría. Cuando ustedes rocían agua sobre diferentes clases de papel, estos absorben el agua en diferentes formas.
El papel de seda o el papel de arroz absorben incluso las pequeñas gotas de agua muy rápidamente y las sostienen profundamente.
Pero algunos otros papeles no absorben el agua. El agua permanece en la superficie y simplemente se resbala.
De la misma forma, cuando las personas sienten la bondad, el valor de la verdad, el amor y la gracia, hay una diferencia al reconocerlas y grabarlas en el corazón.
De acuerdo a la influencia ancestral, es como si su corazón estuviera cubierto con una gruesa piel o cuero, por lo tanto es difícil para ellos sentir y grabar la verdad en lo profundo de su corazón.
Cuando ellos cometen pecados y se arrepienten, podrán lamentarse pensando que ellos eran malos cuando conocieron la verdad.
Pero realmente no comprenden en lo profundo de su corazón, cuan terribles son esos pecados y cuánto Dios aborrece esos pecados, por lo tanto no pueden realmente arrepentirse desde lo profundo de su corazón.
Les di un ejemplo con una persona.
Él fue perdonado de sus obras de la carne a través del arrepentimiento, pero su grave enfermedad que fue ocasionada por sus pecados no fue sanada.
Él recobró la gracia de la salvación con arrepentimiento, pero necesita arrepentirse desde lo profundo de su corazón para recibir la gracia de la sanidad.
De este forma, cuando él piensa sobre Dios Padre, debe ser capaz de expresar su amor que proviene de lo profundo de su corazón en sinceridad y agradecimiento.
Él puede ser sanado de su enfermedad a través de esa clase de profundo arrepentimiento.
También hay casos donde la maldad acumulada desde los antepasados ocasiona deficiencias espirituales graves en los descendientes.
Por ejemplo, ellos no tienen discernimiento entre lo bueno y lo malo, por lo tanto no están avergonzados aun después de cometer pecados.
Ellos no tienen remordimientos de conciencia.
Además, les doy el ejemplo de otra persona.
Él aceptó la influencia de las tinieblas en su corazón y tuvo pensamientos y emociones extremadamente pesimistas, al grado de provocarle problemas personales y de salud.
En otros casos, por sobre la maldad que está acumulada de sus ancestros, ellos mismos endurecen sus corazones por mucho tiempo.
No tienen la voluntad para arrepentirse, por lo cual no hay castigo para ellos.
Esto les hace creer que están llevando una vida cristiana diligente, pero Dios ha apartado Su rosto de ellos.
Yo les expliqué muchos casos en la sesión anterior.
Pero en cualquier caso, lo importante es su propia mentalidad y sus acciones.
Si ustedes están atados por una atadura espiritual, para romper esa atadura implica que hay llegar al espíritu.
Ezequiel 18:19-20 dice, "Y si dijereis: ¿Por qué el hijo no llevará el pecado de su padre? Porque el hijo hizo según el derecho y la justicia, guardó todos mis estatutos y los cumplió, de cierto vivirá. El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él".
Incluso si los antepasados practicaron maldad, ustedes no estarán atados por los pecados de sus antepasados si acumulan bondad y llegan al espíritu.
Por el contrario, si continúan acumulando maldad, recibirán el castigo por sus pecados, incluso si sus antepasados hicieron muchas buenas obras.
Esto significa que todo depende de cómo ustedes cambien su mentalidad y se esfuercen.
Especialmente la luz original que obra en esta iglesia tiene el poder de echar fuera cualquier clase de tinieblas.
Si ustedes creen con un corazón verdadero y piden la gracia y la fortaleza de Dios mientras practican la verdad con un corazón humilde, Dios ciertamente les dará respuestas y bendiciones.
Esto es igual con aquellos que cometieron pecados graves y fueron perdonados por la gracia de Dios.
Ustedes reciben perdón de sus pecados.
Pero para que recuperen la gracia que tenían, lleven una vida cristiana llena del espíritu, y lleguen al espíritu como antes de la comisión de pecados, tienen que esforzarse mucho.
Incluso si se arrepienten, Satanás podrá tratar de zarandearlos de momento a momento.
Él podrá tratar de ocasionarles dudas y de hacerlos pensar así, "¿Realmente he sido perdonado?". O tratará de robarles la llenura del Espíritu, o incluso tentarlos a que cometan pecados de nuevo.
Para echar fuera estas tentaciones y permanecer firmes, ustedes necesitan tratar de forzarse a ustedes mismos para hacerse obedientes y morar en la verdad.
Tienen que recuperar la gracia de Dios y dirigirse rápidamente al espíritu a través de oraciones más fervientes y de ayunos.
Amados hermanos y hermanas, la justicia de Dios es muy delicada y complicada, pero nunca se equivoca.
Las cosas que la gente hace en secreto, o incluso las cosas que ellos dicen y hacen y se olvidan, todo se convierte en la base para el juicio.
El tiempo y los métodos son diferentes, pero ciertamente los frutos de las bendiciones son entregados cuando nosotros practicamos la verdad, y los frutos de las maldiciones son el resultado de infringir la ley.
Además, Dios responderá a cualquier cosa que pidan en oración con fe.
Si ustedes piden con fe pero no hay respuesta, esto significa que hay un problema que tiene que ser resuelto, o que hay un plan especial de Dios.
En mi ministerio, he visto muchas clases de casos con referencia a la aplicación de la justicia de Dios.
En cada ocasión, yo oré a Dios con todas mis fuerzas para resolver el problema de los miembros de la iglesia que estaban sufriendo.
Y cada vez, Dios me permitió conocer las profundas leyes de justicia una a una.
Cuando predicaba lo que Dios me había permitido saber, Dios abría el camino para ellos si ellos escuchaban y obedecían a Dios.
Yo espero que ustedes también conserven en su mente todas las leyes de justicia como las han escuchado.
Entonces, podrán ver el camino para recibir respuestas y bendiciones.
Obtendrán la sabiduría y la fortaleza para guiar las almas que están a su cargo.
Yo oro en el nombre del Señor para que ustedes pidan con fe y acumulen bondad sobre bondad con una actitud invariable de forma que moren en las bendiciones de Dios.