• Dios mide nuestra fe (7)

    [Ezequiel 47:1-5, Éxodo 16:8]

    26-06-2011 | Rev. Jaerock Lee

    • [Pasajes]

      Ezequiel 47:1-5
      "[1] Me hizo volver luego a la entrada de la casa; y he aquí aguas que salían de debajo del umbral de la casa hacia el oriente; porque la fachada de la casa estaba al oriente, y las aguas descendían de debajo, hacia el lado derecho de la casa, al sur del altar. [2] Y me sacó por el camino de la puerta del norte, y me hizo dar la vuelta por el camino exterior, fuera de la puerta, al camino de la que mira al oriente; y vi que las aguas salían del lado derecho. [3] Y salió el varón hacia el oriente, llevando un cordel en su mano; y midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos. [4] Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta las rodillas. Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos. [5] Midió otros mil, y era ya un río que yo no podía pasar, porque las aguas habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado".

      Éxodo 16:8
      "Dijo también Moisés: Jehová os dará en la tarde carne para comer, y en la mañana pan hasta saciaros; porque Jehová ha oído vuestras murmuraciones con que habéis murmurado contra él; porque nosotros, ¿qué somos? Vuestras murmuraciones no son contra nosotros, sino contra Jehová".


      [Introducción]

      Este es el 7º estudio de la serie 'Dios mide nuestra fe'.
      Vemos gran diversidad de personas en la historia del cumplimiento de la Providencia de Dios.
      En el corazón de esta historia se encuentran 'los hombres de Dios'.
      Los 'hombres de Dios' mencionados aquí son personas que Dios escogió, eligió y también da fe de ellos al permanecer a su lado.
      Hay personas que pueden realizar cosas que solo Dios puede hacer. Estas personas tienen la evidencia de que Dios está con ellos.
      Personas como Abraham, Jacob, José y David fueron usados como instrumentos para cumplir con la Providencia de Dios en cada momento en la historia.
      Alrededor de ellos había dos tipos de personas.
      El primero correspondía a aquellos que amaban a Dios, cumplían con el reino de Dios con los hombres de Dios y juntos recibían las bendiciones.
      Al otro tipo pertenecían aquellos que odiaban y se ponían en contra de los hombres de Dios, y de este modo, alejaban de ellos las bendiciones y recibían maldiciones.
      Al ver este segundo tipo de personas quizás piensen que realmente no pueden comprenderlos y se pregunten por qué eran tan necios.
      Pero una de las cosas que debemos recordar es que ustedes y yo pertenecemos a uno de estos dos grupos.
      Dios está cumpliendo con Su Providencia aun en la actualidad a través de los hombres de Dios.
      ¿A qué grupo pertenece usted?
      Estoy seguro que ustedes están parados junto a los hombres de Dios.
      También creo que les gustaría cumplir la voluntad de Dios en sus vidas.
      Esto es también lo que Dios quiere.
      Pensemos acerca del final de estas personas que se pusieron en contra de los hombres de Dios.
      Por medio de este mensaje, ruego en el nombre del Señor que cada uno de ustedes se decida a nunca seguir el camino de la necedad.


      [Mensaje principal]

      Hermanos y hermanas:
      El cuarto grupo de los pecados que despojan de la salvación corresponde a los pecados de levantarse en contra de los hombres de Dios.
      Hay muchos ejemplos en la Biblia, pero hoy solo hablaremos de un par de ellos.
      Primero, hubo personas que estuvieron en contra de Moisés.
      Dios estaba con Moisés y Él dio fe de todas las palabras y acciones de Moisés mientras estaba dirigiendo a más de dos millones de personas hacia la tierra de Canaán.
      Dios le permitió a Moisés hacer obras asombrosas que ningún hombre jamás podría hacer.
      Cuando Moisés lo ordenó, el Mar Rojo se dividió, maná descendió del cielo, agua salió de la roca y el agua amarga se convirtió en agua dulce.
      Sucedieron muchas señales y prodigios.
      A través de esto, todo el pueblo de Israel pudo ver que Moisés era un hombre de Dios.
      Y aún así, se quejaban en contra de él cuando enfrentaban alguna dificultad en el desierto.
      En Éxodo 16, cuando las personas no tenían comida, se quejaron contra Moisés y Aarón.
      Entonces Moisés les hizo saber que sus quejas eran en realidad dirigidas en contra de Dios.
      Éxodo 16:8 dice: "Dijo también Moisés: Jehová os dará en la tarde carne para comer, y en la mañana pan hasta saciaros; porque Jehová ha oído vuestras murmuraciones con que habéis murmurado contra él; porque nosotros, ¿qué somos? Vuestras murmuraciones no son contra nosotros, sino contra Jehová".
      Durante el Éxodo, Moisés no hizo nada a su propia discreción. Fue solo un agente quien estaba haciendo la voluntad de Dios.
      Aaron era el portavoz de Moisés.
      Por esta razón, las quejas en contra de estas dos personas eran en realidad quejas en contra de Dios.
      Cuando el pueblo de Israel le pidió a Samuel que les diera un rey, Dios dijo algo muy similar.
      En 1 Samuel 8:7 leemos: "Y dijo Jehová a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos".
      Por medio de este verso podemos entender que cualquier cosa que hagamos a los hombres de Dios, Él lo considera como que se lo hiciéramos a Dios mismo.
      Esta es la razón por la que el pecado de estar en contra de los hombres de Dios afecta directamente a nuestra salvación.
      El final de esto es tan miserable.
      Podemos entender esto en el incidente de Coré y la rebelión de su pueblo en Números 16.
      Durante el Éxodo, un hombre llamado Coré de la tribu de Leví formó una facción y se levantó en contra de Moisés junto a 250 líderes importantes.
      En ese momento, Datán y Abiram, quienes estaban con Coré, hablaron en contra de Moisés lo siguiente:
      "¿Es poco que nos hayas hecho venir de una tierra que destila leche y miel, para hacernos morir en el desierto, sino que también te enseñorees de nosotros imperiosamente? Ni tampoco nos has metido tú en tierra que fluya leche y miel, ni nos has dado heredades de tierras y viñas. ¿Sacarás los ojos de estos hombres? No subiremos" (Números 16:13-14).
      ¿Dijo Dios que sus palabras fueran correctas? Claro que no.
      En vez de eso, Dios les dio un castigo solemne para demostrar claramente la inocencia de Moisés.
      Y cayeron al Seol vivos mientras Moisés estaba hablando acerca del castigo que se infligiría sobre ellos.
      La tierra se tragó a Coré, a su gente, su familia y todas sus posesiones.
      Los 250 líderes que tomaron parte con él, fueron consumidos por el fuego que vino del Jehová.
      ¿Cuál fue la razón por la que no pudieron ni siquiera tener la oportunidad de arrepentirse antes de perecer?
      Hasta ese momento habían visto muchas señales y prodigios que sucedieron por medio de Moisés.
      Ellos sabían que Moisés era un hombre de Dios con quien Él estaba trabajando, y aun así, se levantaron en contra de él.
      Esto significa que sus corazones fueron capturados por Satanás al punto de no poder dar marcha atrás.
      Dios sabía que ellos no podían apartarse de sus pecados aunque Él les hubiera dado la oportunidad de hacerlo.
      Por esta razón Dios los castigó inmediatamente, así el pecado no se esparciría entre el pueblo.
      Por medio de este incidente podemos darnos cuenta que el pecado de juzgar y condenar a un hombre de Dios con nuestra maldad acarrea un final terrible.
      Asimismo, si este tipo de pecado sobrepasa cierto límite, no simplemente es un pecado que nos despoja de la salvación sino que se convierte en un pecado que lleva a la muerte.
      La razón por la que aquellas personas no tuvieron una oportunidad para arrepentirse fue porque acumularon tanta maldad y esa maldad sobrepasó el límite.
      Por consiguiente, si ustedes tienen alguna forma de este tipo de maldad en el corazón, espero que de manera inmediata se arrepientan y cambien.
      Y les insto que la saquen de ustedes por completo.
      Hermanos y hermanas:
      Dios no acepta el pecado de juzgar, condenar y calumniar a un hombre de Dios.
      Ni siquiera Aarón y María, hermanos de Moisés, fueron la excepción.
      En Números 12:1-2, Aarón y María criticaron a Moisés por tomar a una mujer cusita como su esposa.
      Dice lo siguiente: "María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado; porque él había tomado mujer cusita. Y dijeron: ¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros? Y lo oyó Jehová".
      Pero Dios los reprendió severamente.
      En Números 12:8 Dios dijo: "Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de Jehová. ¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés?"
      Entonces María se volvió leprosa.
      La lepra era una de las señales de la maldición de Dios, especialmente en el tiempo del Antiguo Testamento.
      Por medio de esto podemos comprender que, el criticar a Moisés fue un grave pecado delante de Dios, que incluso afectó a la salvación.
      En el caso de Aarón y María, fueron perdonados y la lepra fue curada ya que ellos se arrepintieron inmediatamente y Moisés intercedió por ellos.

      Amados hermanos y hermanas:
      Alrededor de David, otro hombre de Dios, hubo personas que perecieron al ponerse en contra de él.
      El rey Saúl es uno de los ejemplos de quienes se levantaron en contra de los hombres de Dios, incluyendo a David, y fue por el camino de la destrucción.
      Antes de convertirse en rey, Saúl era un hombre humilde que pensó que jamás podría ser rey.
      Pero como resultado de acumular maldad sobre maldad, se convirtió en una persona tan arrogante que incluso Samuel, quien lo había ungido como rey, tenía miedo de él.
      Saúl sabía que Dios había designado a David como el siguiente rey, pero él no quiso aceptar este hecho y más bien persiguió a David para matarlo.
      Cuando se enteró de que Ahimelec, un sacerdote de Nob, le dio a David alimento y armas, Saúl mató a 85 sacerdotes y a cada uno en esa ciudad.

      Hermanos y hermanas:
      No se trata del hecho de que las personas vivían una buena vida y luego, por un grave error, se levantaban en contra de los hombres de Dios al punto de destruir toda una ciudad de sacerdotes "por error".
      Sino que se había acumulado tanta maldad en el corazón y su conciencia se volvió tan insensible que pudieron ponerse en contra de Dios a ese punto.
      Finalmente, Saúl fue abandonado por Dios y enfrentó un final miserable.
      Perdió la batalla en contra de los filisteos y se suicidó. Su cuerpo fue decapitado y clavado en el muro de la ciudad.

      Hermanos y hermanas:
      También el hijo de David, Absalón, se enfrentó a una muerte miserable al ponerse en contra de su padre.
      Absalón ni siquiera tuvo que enfrentar una verdadera pelea en su rebelión. Su cabello se enredó en las ramas de un árbol y fue asesinado por Joab, general del ejército de David.
      Por lo tanto, ni siquiera el hijo de un hombre de Dios puede ser la excepción.
      Dios no toma a la ligera el pecado de levantarse en contra de un hombre de Dios a quien Él ama.
      Él ciertamente juzgará ese pecado.
      También podemos ver esto en el caso de Simei.
      Simei maldijo a David quien estaba escapando de la rebelión de Absalón.
      David le permitió vivir, pero él violó el acuerdo con Salomón hijo de David y fue eventualmente asesinado.
      ¿Qué tal el caso de Mical, esposa de David?
      Cuando el arca de Jehová regresó a la ciudad de David, él estaba tan feliz que danzó ante Jehová.
      2 Samuel 6:16 dice: "Cuando el arca de Jehová llegó a la ciudad de David, aconteció que Mical hija de Saúl miró desde una ventana, y vio al rey David que saltaba y danzaba delante de Jehová; y le menospreció en su corazón".
      Incluso habló de su despreció por David.
      2 Samuel 6:20 dice: "Volvió luego David para bendecir su casa; y saliendo Mical a recibir a David, dijo: ¡Cuán honrado ha quedado hoy el rey de Israel, descubriéndose hoy delante de las criadas de sus siervos, como se descubre sin decoro un cualquiera!"
      En 2 Samuel 6:23 leemos acerca del castigo que recayó sobre Mical: "Y Mical hija de Saúl nunca tuvo hijos hasta el día de su muerte".
      En ese entonces, una mujer que era infértil o estéril era considerada maldecida por Dios y, por lo tanto, era menospreciada.
      Dios está intentando hacernos entender que es de gran maldad el juzgar, despreciar e insultar a un hombre de Dios con palabras.

      Amados hermanos y hermanas:
      No debemos cometer pecados, en especial no debemos pecar al juzgar y condenar a los hombres de Dios.
      El juzgar y condenar le pertenece netamente a Dios.
      Cuando David estaba huyendo de la rebelión de Absalón, Simei juzgó a David bajo su propio criterio al decir que David estaba siendo castigado por toda la sangre derramada en la casa de Saúl.
      ¿Pero era este juicio correcto? ¡No, en lo absoluto!
      La rebelión era una herramienta de refinamiento que Dios permitió para que David cambie y se convierta en un verdadero hijo sin mancha alguna.
      Solo Dios conoce el corazón de las personas.
      En los tiempos de la iglesia primitiva, el maestro Gamaliel se dio cuenta de este hecho.
      Cuando el apóstol realizaba muchas señales y prodigios, gran multitud de personas creyeron en el Señor.
      Los líderes religiosos judíos estaban celosos de ello.
      Encarcelaron a los apóstoles e incluso querían matarlos.
      Aquí vemos que Gamaliel, quien era un fariseo, les aconsejó que sean más cuidadosos.
      Hechos 5:38-39 dice: "Y ahora os digo: Apartaos de estos hombres, y dejadlos; porque si este consejo o esta obra es de los hombres, se desvanecerá; mas si es de Dios, no la podréis destruir; no seáis tal vez hallados luchando contra Dios".
      Este es el curso de acción que tomaría una persona con temor de Dios.
      Por supuesto, quizás haya algunos siervos u obreros de Dios quienes, de manera evidente, cometen pecados y no siguen la voluntad de Dios.
      Pero a pesar de que no sigan la voluntad de Dios, podemos poner el problema en Sus manos con respecto a los pastores o ancianos que fueron ungidos en el nombre de Dios y del Señor.
      No podemos lidiar con ellos a nuestra propia discreción.
      David nos mostró un muy buen ejemplo sobre este asunto.
      Él tuvo dos oportunidades para matar a Saúl, pero no lo hizo.
      Sin duda Saúl fue abandonado por Dios, pero David tuvo cuidado en el trato a su discreción con el rey que había sido ungido por Dios.
      David pensó que el derecho de juzgar y castigar al rey Saúl solo le pertenecía a Dios.
      Por esta razón, la conciencia de David no estaba tranquila sólo por haber cortado el borde del manto de Saúl.
      David no quería tener ninguna mancha delante de Dios.
      Yo, en calidad de pastor principal, tengo mi derecho, pero nunca he tratado con pastores o ancianos a mi discreción desde la apertura de esta iglesia.
      Aunque algunos han hecho cosas que no se pueden comprender o aceptar, nunca los he despedido o quitado de su cargo.
      Simplemente dejé todos los asuntos en las manos de Dios ya que ellos también eran ungidos de Dios.
      Simplemente oré por ellos para salvar sus almas y le pedí a Dios las maneras para lograr esto.
      Solo compartí la voluntad de Dios y les mostré la manera en la que ellos podían vivir.
      En todo momento Dios mismo se ocupó de aquellas personas.
      Hermanos y hermanas:
      Aunque parezca que los hombres de Dios están practicando la falsedad, nunca deben juzgar o calumniar a esa persona a su discreción.
      Debe dejar los problemas a Dios y a la iglesia.
      Pero a veces algunas iglesias o pastores juzgan a las personas como heréticas y no usan las normas bíblicas, sino las suyas propias.
      Si ellos se arrepienten completamente y cambian, podrán recibir la salvación.
      Pero si continúan haciendo tales cosas, alcanzarán un nivel en el que ya no podrán arrepentirse.
      Es decir, pueden enfrentar la muerte sin tener una oportunidad de arrepentirse, de la misma manera que Coré y su pueblo.
      Además, si ustedes juzgan a un pastor o a una iglesia que realiza señales y prodigios con el poder del Espíritu Santo, puede ser una blasfemia en contra del Espíritu Santo.
      Por lo tanto, deben tener mucho cuidado.
      Este es un pecado que lleva a la muerte.
      Por supuesto, si un no creyente o un nuevo creyente; quines no conocen la verdad y no tienen discernimiento espiritual hacen algo como esto, quizás Dios les de una oportunidad para arrepentirse.
      Pero si ustedes cometen pecado luego de haber conocido la verdad y haber experimentado cosas espirituales, pueden convertirse en pecados que llevan a la muerte.
      Les explicaré acerca de este asunto detalladamente cuando lleguemos a este punto.


      [Conclusión]

      Amados hermanos y hermanas:
      En el pecado de levantarse en contra de un hombre de Dios está escondida una gran maldad conocida como 'arrogancia'.
      Aquellos que son humildes delante de Dios respetan todo lo relacionado con Dios.
      Definitivamente respetarán y amarán a los hombres de Dios también.
      La mayor razón por la que Saúl finalmente enfrentó la muerte fue su arrogancia.
      Él desobedeció la Palabra de Dios y se puso en contra de un hombre de Dios debido a su arrogancia.
      Su orgullo sobrepasó su destrucción.
      Ruego en el nombre del Señor que cada uno de ustedes se humille a sí mismo como hijos de Dios delante de Él, para que puedan llegar a la posición más alta y honorable en el Cielo.


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