[Ezequiel 47:1-5, Éxodo 20:14]
21-08-2011 | Rev. Jaerock Lee
[Pasajes]
Ezequiel 47:1-5
"Me hizo volver luego a la entrada de la casa; y he aquí aguas que salían de debajo del umbral de la casa hacia el oriente; porque la fachada de la casa estaba al oriente, y las aguas descendían de debajo, hacia el lado derecho de la casa, al sur del altar. Y me sacó por el camino de la puerta del norte, y me hizo dar la vuelta por el camino exterior, fuera de la puerta, al camino de la que mira al oriente; y vi que las aguas salían del lado derecho. Y salió el varón hacia el oriente, llevando un cordel en su mano; y midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos. Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta las rodillas. Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos. Midió otros mil, y era ya un río que yo no podía pasar, porque las aguas habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado".
Éxodo 20:14
"No cometerás adulterio".
[Introducción]
Amados hermanos y hermanas en Cristo:
Quizá ustedes han tenido el siguiente tipo de experiencia.
En un día soleado, se visten y salen de casa para asistir a una reunión importante.
Justo al salir de casa, echan una mirada a sus prendas y notan una mancha sucia.
No notaron la mancha en casa sino al salir, con el reflejo del sol.
Pero se sienten aliviados de que todavía tienen tiempo para cambiarse.
Sin embargo, el día en que nos reuniremos con nuestro Señor será diferente.
En Apocalipsis 19:7-8 se nos dice: "Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos".
Cuando el Señor regrese en el aire, Su luz de gloria brillará intensamente.
Pero imaginen que su lino fino no está tan limpio o resplandeciente como el de otras personas.
O supongamos que otros creyentes son arrebatados en el aire, uno por uno, pero a usted no se le concede el lino fino. ¡Cuán impactante sería para usted!
En ese momento no podrá preparar o limpiar el lino fino.
Ahora mismo Dios el Padre está derramando la luz en su corazón, con Su palabra y la luz original, para que pueda prepararse para el lino fino con antelación.
Debe examinar cuidadosamente si tiene alguna mancha y cuán limpio está.
Si existen manchas de pecado, anhelo que las laven rápidamente con el agua de la Palabra de Dios.
Y que también dependan de la luz original y oren con fervor para sacar las manchas antiguas con el bautismo con fuego del Espíritu Santo.
La luz original, semejante a las luces de la aurora, permitirá que descubra las manchas en sus vestiduras y también pueden limpiarlas y hacerlas lucir como nuevas.
Anhelo que ustedes confíen en esta luz y preparen lino blanco y resplandeciente.
Al hacer esto, ruego en el nombre del Señor que moren con confianza al lado del Señor.
[Mensaje principal]
Hermanos y hermanas:
Esta es la novena sesión de la serie 'Dios mide nuestra fe'.
El adulterio es parte de la inmoralidad.
El adulterio se da cuando la gente que no está casada entre sí, tiene una relación sexual.
Hay dos tipos principales de adulterio.
Una de ellas se da cuando una persona no mantiene su fidelidad a su cónyuge sino que tiene un romance con alguien más.
Ya expliqué acerca de esto en el estudio anterior.
Pero a veces se cometen pecados porque no se conoce bien la Palabra de Dios.
Esto respecto al divorcio y a casarse nuevamente.
Los líderes en particular deben entender esto claramente y ser capaces de aconsejar adecuadamente a los miembros de la iglesia.
Actualmente se dan muchos divorcios y segundas nupcias.
Por lo que, incluso los creyentes a veces toman una decisión que no está en acuerdo con la voluntad de Dios.
Uno de los ejemplos del adulterio es el cometido por divorcio o segundas nupcias sin conocer la voluntad de Dios.
La Biblia nos habla acerca de la voluntad de Dios respecto al divorcio.
¿Pero qué es lo que se hace en la vida real?
Aun los creyentes en el Señor no cumplen con esa Palabra de Dios.
En Marcos 10, a fin de probar a Jesús, los fariseos le preguntaron si era lícito que un hombre se divorciara de su mujer.
De acuerdo a la Ley de Moisés, el hombre podía extenderle carta de divorcio y separarse de ella.
¿Pero qué dijo Jesús al respecto?
En Marcos 10:5-9, Él habló sobre la santidad del matrimonio, diciendo: "Y respondiendo Jesús, les dijo: Por la dureza de vuestro corazón os escribió este mandamiento; pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno. Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre".
Es decir, Él nos dijo que no es la voluntad de Dios que se separe un matrimonio una vez que se ha unido ante Dios.
Claro está que Dios no une a todas las parejas casadas del mundo.
Pero de acuerdo a la Palabra, aquellos que tienen fe deben considerar a su cónyuge como a su propio cuerpo.
Además Jesús habló con Sus discípulos en privado acerca del divorcio y las segundas nupcias.
En Marcos 10:11-12 dice: "les dijo: Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra ella; y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio".
Si usted se divorcia para su propio beneficio, sin las razones adecuadas ante los ojos de Dios, y contrae nuevas nupcias con otra persona, significará que está cometiendo adulterio contra su primer cónyuge.
Esto significa entonces que sí existen razones apropiadas para el divorcio ante los ojos de Dios.
La Biblia considera principalmente dos casos como razones aceptables para el divorcio.
En Mateo 5:32 está escrito: "Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere".
En base a este verso entendemos que está permitido el divorcio si la mujer es infiel.
Claro que si uno en verdad comprende la voluntad de Dios, deseará perdonar al cónyuge aunque haya sido infiel.
Deseará también orar para que alcance salvación.
Aun así, Mateo 5:32 dice también: "...y el que se casa con la repudiada, comete adulterio".
Es decir, si un hombre se casara con la mujer repudiada por causa del adulterio, sería igual con cometer adulterio con ella.
Estas no son mis palabras, sino las de Jesús, es decir, la Palabra de Dios.
Si este verso se aplica a su vida, quizá se atemorice o desaliente.
Ahora usted ya conoce la voluntad de Dios, así que, si se arrepiente por completo, Dios le perdonará.
No estoy predicando este mensaje para reprenderlo y señalar sus pecados.
Lo predico para que, si hay algo de lo cual arrepentirse, pueda hacerlo por completo y no tenga impedimento para recibir la salvación.
Hermanos y hermanas:
La segunda razón aceptable se da cuando ustedes tienen problemas para recibir la salvación por causa del cónyuge.
En 1 Corintios 7:15 se expresa: "Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios".
Es decir, el cónyuge no creyente no acepta el evangelio que se le predica y no desea vivir con ustedes.
Es más, les causa persecución por asistir a la iglesia, ya sea con golpes o encerrándolos.
En estos casos está permitido el divorcio a fin de salvar su alma.
La primera prioridad para los hijos de Dios es la salvación de su espíritu.
Sin embargo, la voluntad de Dios es que guiemos al cónyuge no creyente a tener fe y recibir salvación.
1 Corintios 7:15-16 dice: "Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios. Porque ¿qué sabes tú, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer?"
Lo mejor sería emitir la fragancia de Cristo y conmover el corazón del cónyuge con su servicio sincero para llevarlo al Señor.
Amados hermanos y hermanas:
La voluntad del Señor es que los creyentes mantengan la castidad del matrimonio.
El Señor quiere que Sus creyentes cuiden y amen a sus cónyuges, con quienes son una sola carne.
Pero en la actualidad muchos esposos toman el matrimonio a la ligera.
Rompen fácilmente sus votos matrimoniales de cuidar y amar al cónyuge toda la vida; se divorcian buscando su propio beneficio.
En ese proceso entregan sus corazones a otras personas en lugar de dárselo a su cónyuge e incluso tienen relaciones sexuales con ellas.
De manera predispuesta quieren divorciarse de sus cónyuges para tomar a otra persona al seguir su lascivia.
Además, ellos no se entienden o soportan el uno al otro aun en asuntos pequeños.
Se dice que en estos últimos diez años la razón número uno para que la gente se divorcie son 'las diferencias personales'.
Esto nos muestra que el amor se ha enfriado en los corazones de las personas en esta generación.
¿Qué es lo que Dios a fin de cuentas quiere para Sus hijos?
Es que amen a sus esposas o esposos con el amor del Señor de manera incondicional.
Ruego en el nombre del Señor que cada uno de ustedes pueda cultivar este tipo de amor y pueda difundir el amor del Señor en esta generación en tinieblas.
Amados hermanos y hermanas en Cristo y televidentes:
Les dije que la primera clase de adulterio se da cuando una persona casada tiene relaciones sexuales con otra persona que no es su cónyuge.
El otro caso de adulterio se da cuando personas solteras tienen relaciones sexuales entre sí.
Hoy el mundo está tan lleno de pecado, y el tener relaciones sexuales es algo muy común entre las personas solteras.
La mayoría de jóvenes piensan que la castidad es algo obsoleto o poco razonable.
Pero, ya sea hace miles de años o en esta era, la verdad se presenta como la verdad.
Las relaciones sexuales entre personas no casadas entre sí son claramente un acto de adulterio.
Son un pecado que despoja de la salvación.
Deuteronomio 22:20-21 declara: "Mas si resultare ser verdad que no se halló virginidad en la joven, entonces la sacarán a la puerta de la casa de su padre, y la apedrearán los hombres de su ciudad, y morirá, por cuanto hizo vileza en Israel fornicando en casa de su padre; así quitarás el mal de en medio de ti".
Algunas personas fornican y luego me piden que ore por su perdón al confesar: "Dormimos juntos porque pensábamos casarnos".
Mas el hecho de estar comprometidos no significa que se puede tener relaciones sexuales entre sí.
Aún no son marido y mujer.
Se convierten oficialmente en esposos casados al oficiar la ceremonia ante Dios, sus padres y sus amigos.
El llegar a ser una sola carne después de esta ceremonia es lo apropiado en un sentido moral y bíblico.
Pero claro, hay algunas parejas de esposos que no pudieron darse el lujo de realizar una ceremonia matrimonial.
No estoy hablando de aquellos casos.
Pero si les es posible, deben hacer por lo menos una ceremonia sencilla ante Dios y anunciar oficialmente su unión como marido y mujer.
Si toman el cuerpo de otra persona antes del matrimonio solo porque no pueden controlar su deseo sexual, ¿cómo podrán decir que son hijos santos de Dios?
Si no pueden ser fieles a su persona amada solo por su deseo sexual, ¿cómo podrán decir que es amor verdadero?
En Mateo 5:28 Jesús dice: "Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón".
Por lo tanto, el tener relaciones sexuales antes del matrimonio no es una expresión de amor sino únicamente un pecado cometido por causa del deseo sexual.
En la Biblia podemos ver claramente la voluntad de Dios con el ejemplo de la Virgen María y José.
José no se acostó con María, no solo mientras estaban comprometidos, sino también aun después de casarse, hasta que María dio a luz a Jesús.
Tan solo un par de décadas atrás, la consciencia de las personas en Corea era mucho mejor que ahora y difícilmente rompían un compromiso.
Muchos ni siquiera se tomaban de las manos antes de casarse.
En la tradición coreana, la novia y el novio se conocían por primera vez la primera noche del matrimonio.
¿Pero qué ocurre en la actualidad?
La mayoría de jóvenes tienen relaciones sexuales antes del matrimonio y no tienen ni un poco de remordimiento en sus consciencias al respecto.
Piensan que no es nada y dicen que todo el mundo lo hace.
No sienten vergüenza alguna, ni siquiera cuando tienen un bebé antes de casarse.
Consideran algo insignificante el que las cosas sucedan así.
En este caso, aunque guarden su corazón y se casen entre sí, sigue siendo un pecado ante Dios.
Pero si tienen relaciones sexuales de manera imprudente y cambian sus mentes, ¡cuán grande es su maldad!
Cometieron pecado de fornicación ante Dios y también traicionaron a su ser amado. ¡Qué corazón tan malvado!
Claro está que algunas parejas deciden terminar su relación, pero en muchos casos una de las partes simplemente traiciona a la otra.
Además, en estos días los jóvenes salen y duermen con alguien a pesar de no tener intención alguna de casarse con esa persona.
Cambian de pareja muchas veces tan solo por complacer su deseo sexual.
Esta es la realidad... así que, aunque la otra persona le prometa casarse con usted, no puede estar totalmente seguro de que en verdad llegará a ser su cónyuge.
Hay demasiadas personas que mienten a los demás diciendo: "¡No puedo vivir sin ti. Por favor, cásate conmigo!", pero es solo para tener su cuerpo.
Por tanto, deben tener mucho cuidado de no entregar sus cuerpos preciosos a una persona con la que no están casados.
Deben tener en mente que ese es un grave pecado ante Dios.
Amados hermanos y hermanas en Cristo:
Hoy el mundo está tan lleno de pecado, y la relación sexual, permitida solo para esposos casados, se ha tornado en un medio para complacer la lascivia de la gente.
Es muy difícil encontrar el amor verdadero que se interese por la otra persona con corazón sincero.
Se deleitan en el amor lujurioso y traicionan a la otra persona, por ende la lastiman mucho o la conducen a la destrucción.
Además hay muchos otros pecados que se derivan de las relaciones sexuales fuera del matrimonio.
Hay un sinnúmero de abortos que se dan con la excusa de 'no desear al bebé'.
El año pasado escuchamos unas noticias impactantes de lo ocurrido en Tailandia, un país al sudeste de Asia.
Cerca de la morgue de un templo budista se encontraron dos mil cuerpos de fetos abortados.
Este es uno de los aspectos de esta edad sexualmente corrupta.
¡Cuán dolido estará nuestro Dios el Padre al ver estas cosas!
Por este tipo de tendencia, incluso los niños y estudiantes jóvenes tienen relaciones sexuales a edades muy tempranas.
Algunas chicas no reaccionan adecuadamente a la propuesta de sus enamorados; terminan embarazadas y abortan al bebé o se convierten en madres solteras.
Abandonan sus estudios o huyen de casa y ya no pueden seguir en búsqueda de sus sueños.
Algunas educan solas a sus hijos, pero no es algo fácil económica ni socialmente.
Otras tienen que dar sus hijos en adopción a otros países o a personas totalmente extrañas.
Sabemos que los no creyentes hacen estas cosas, pero cuán doloroso es cuando escuchamos que los creyentes lo hacen también.
En un intento de satisfacer su deseo sexual tientan a un hermano o hermana que es su familia en el Señor.
Causan que ambas personas cometan pecado y se alejen de la salvación.
Provocan que ambos caminen por el sendero opuesto al que va al Cielo.
Posteriormente algunos castigos tales como enfermedades recaen sobre ellos mismos o sobre la otra persona, y sufren nuevamente.
Por supuesto que aquellos que acaban de llegar a la fe e intentan abstenerse del adulterio, quizá repitan lo que solían hacer.
En este caso, Dios los perdonará si se arrepienten por completo.
Después de todo, nuestro Dios es amor.
Dios el Padre sabe cuán manchados por el pecado están quienes viven en este mundo lleno de pecado.
Por ende, aunque cometen pecados por causa de su fe débil en el proceso de desechar el pecado, Dios no los castiga de inmediato.
Pero si conocen claramente la verdad de que el adulterio es un pecado, y si son líderes en la iglesia y cometen tales pecados, la situación es totalmente diferente.
Además, si siguen cometiendo estos pecados, se convertirán en pecado que conduce a la muerte y será extremadamente difícil ser perdonado.
Hablaré sobre esto nuevamente cuando explique sobre los pecados que conducen a la muerte.