• Paraíso (3)

    [Lucas 23: 43]

    15-07-2007 | Rev. Jaerock Lee

    • Pasaje

      Lucas 23: 43

      “Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”.

      Amados hermanos y hermanas en Cristo, miembros de mas de 6,000 iglesias filiales en Corea y alrededor de todo el mundo incluyendo los Estados Unidos, Canadá, Perú, Honduras, Bolivia, El Salvador, Argentina, Guatemala, Nicaragua, Costa Rica, China, Japón, Pakistán, Nepal, Indonesia, las Filipinas, Taiwán, Sri Lanka, Malasia, India, Mongolia, Israel, Egipto, Kenia, Uganda, República Democrática del Congo, Gabón, Angola, Burundi, Rwanda, Nigeria, Tanzania, Botswana, Suazilandia, Cote d’Ivoire, Sur África, El Reino Unido, Alemania, Francia, Italia, Bélgica, Países Bajos, Rusia, Belarus, Ukrania, Estonia, Kazajstán, Dagestán y miembros de santuarios locales, aquellos que asisten al servicio en el Internet alrededor de todo el mundo, y audiencia de Televidentes
      Esta es la 24a (Vigésima cuarta) sesión de la serie de sermones sobre “el cielo”. En la última sesión, les hablé sobre el primer caso en donde se otorga el paraíso como el lugar de morada eterna.
      Este es el caso de aquellos que aceptan al Señor justo antes de morir, así como el criminal que estaba colgado al lado de Jesús. En esta sesión, les hablaré sobre el tercer caso en el cual se concede el paraíso como lugar de morada eterno.
      Pero primero, Isaías 43:11 dice, “Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve”.
      Como dice en Isaías, nuestra salvación está completamente en Dios el SEÑOR.
      Si la persona es elegible para ser salvada, Dios la salvará, y si no es elegible para ser salvada, Dios no la salvará.
      Y nuestro Dios es perfecto en Su justicia y amor, Su juicio es absolutamente perfecto sin ningún error.
      Pero sin embargo, en algunos casos Dios salva con Su amor aquellas almas que no pueden ser salvadas si solamente se aplica la justicia; y en otros casos, Él otorga mejores lugares de morada celestiales con Su amor, en casos donde solamente pueden ser otorgados lugares de morada inferiores al hacerlo sólo con la justicia.
      Si usted realmente llama a este Dios ‘Padre’, yo espero que pueda amar a Dios Padre más profundamente en su corazón y que pueda vivir en la luz a lo largo su vida de acuerdo a lo que Él quiere.
      Yo oro en el nombre del Señor que usted sea de gran agrado a los ojos de Dios quien quiere permanecer con sus amados hijos por siempre.

      Cuerpo

      Queridos hermanos y hermanas en Cristo, el segundo caso donde se otorga el paraíso es para aquellos que han sido creyentes por un largo período de tiempo, pero no han crecido espiritualmente y permanecieron en el primer nivel de fe.
      Si ellos son nuevos creyentes, pueden dar excusas que no tuvieron el tiempo para que su fe creciera, pero si ellos están en el primer nivel de fe por un largo tiempo sin ningún crecimiento espiritual, ésta será una salvación vergonzosa cuando ellos lleguen al paraíso. Entonces, ¿Quién puede ser un ejemplo Bíblico en este caso? Este fue el caso de Sara, la esposa de Abraham.
      Ahora, observemos la fe de Sara para ver por qué ella fue al paraíso.
      Génesis 23:21 dice, “Fue la vida de Sara ciento veintisiete años; tantos fueron los años de la vida de Sara”. Comparada con Abraham quien vivió 175 años, ella vivió una vida relativamente corta.
      De hecho, como la esposa de Abraham, quien es el padre de la fe en la cultivación humana y quien fue lo suficientemente perfecto para ser reconocido como el modelo a imitar; Sara tenía que haber tenido una gran fe también.
      Pero este no era el caso con Sara. Ella no desechó sus pensamientos carnales, y no desechó las formas de maldad en su corazón tampoco. La Fe de Sara no era una fe espiritual, sino que solamente por haber visto y escuchado muchas cosas de Abraham, esta era una fe carnal, la cual es simplemente fe como conocimiento. Así que, físicamente ella siempre estuvo con Abraham, pero espiritualmente fue muy diferente a él.
      Pero a pesar de ésto, Abraham la amaba, y deseaba que ella fuera a un mejor lugar de morada celestial.
      Pero el resultado no fue así. Génesis 23:2 dice, “Y murió Sara en Quiriat-arba, que es Hebrón, en la tierra de Canaán; y vino Abraham a hacer duelo por Sara, y a llorarla”
      Abraham tenía una clara comunicación con Dios aun estando en esta tierra, así que él conocía muy bien sobre la vida venidera.
      Él sabía que clase de lugar son el cielo y el infierno, que pasaría con los hombres después de la muerte y sabía a qué lugar su esposa Sara iría. Este es el motivo por el cual él tuvo que llorar cuando Sara murió.
      Para Abraham, Sara era su compañera con quien pasó más tiempo en esta tierra que con nadie más.
      Ella era su esposa, y la madre de Isaac, la madre de la semilla prometida de Dios, así que él quería que Sara morara en la gloria eterna del reino celestial. Pero los resultados fueron diferentes, y él no pudo hacer más que llorar.
      Entonces, ¿por qué sucede ésto con la fe de Sara, ella sólo podía entrar en el paraíso? Adentrémonos en la vida de Sara para obtener respuestas a esta pregunta.
      Cuando Dios mismo vino a esta tierra y le dio la promesa acerca de la semilla de la promesa, Isaac, Sara no le creyó y se rió. Podemos encontrar esto en Génesis capítulo 18. Ella había visto muchas cosas a través de Abraham y experimentó al Dios fiel, pero no pudo creer con su corazón.
      Ella no podía decir ‘Amen’ a la palabra de Dios. Siempre utilizaba sus pensamientos carnales, y si algo no estaba de acuerdo con sus pensamientos, ella desobedecía.
      Esto es el motivo por el cual cuando Abraham fue a ofrecer a Isaac como sacrificio a Dios, él no pudo decirla a Sara sobre esto.
      Aún si él le hubiera dicho que ésto era la voluntad de Dios, era obvio para Abraham que ella no habría estado de acuerdo.
      Hubo otra ocasión cuando Sara no escogió seguir la voluntad de Dios sino que escogió lo que a ella le pareció mejor.
      Ella no pudo esperar que la promesa de Dios se cumpliera, y le entregó a Abraham su esclava Agar, para obtener el hijo en su propia manera.
      Y, cuando Agar dio a luz a un hijo, ¿Qué fue lo que hizo Sara? Ella estaba celosa de Agar y finalmente la echó fuera a ella y a su hijo. De la misma manera, Sara no dejó nada para Dios sino que eligió ella misma las formas que parecían ser buenas a la vista del hombre.
      Después de todo, ésto sucedía porque ella tenía maldad en su corazón. Cuando consideramos la forma en que trató a Agar, podemos ver cuanta maldad tenía en su corazón.
      Ella tenía envidia, celos, egoísmo, y se mantuvo lejos de los demás si estos no le agradaban, y sólo quería hacer las cosas como a ella le agradaba sin pensar en los demás. Podemos encontrar muchas cosas malvadas en ella.
      Ella no solamente guardó malos sentimientos, sino que con su autoridad y posición, estuvo gobernando por sobre las cosas.
      Debido a que ésto sucedió en el Antiguo Testamento, y no había ayuda del Espíritu Santo, no era fácil que alguien circuncidara su corazón, pero ella había visto muchas veces a través de su esposo Abraham lo que era la bondad y el amor. Pero no solamente guardó maldad en su corazón, sino que la reveló y actuó con maldad.
      Así que, ella no estaba ni siquiera en el segundo nivel de fe en el punto de vista actual.
      Aquellos que están en el segundo nivel de fe conocen la verdad, así que tratan de desechar las obras de la carne y de cambiar poco a poco, aún cuando ellos no han desechado todas las obras de la carne todavía.
      Pero Sara no cambió ni aún con el paso del tiempo. Ella seguía teniendo maldad en su corazón, e incluso la mostraba en sus acciones.
      Especialmente, ya que ella estaba con el modelo de la fe Abraham, pero no cambió, así que, ¿En qué nivel de fe estaba ella, a la vista de de Dios?
      Lucas 12:47-48 dice, “Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá”.
      Podemos decir que Sara conocía la voluntad del maestro pero no hizo conforme a ella. Ella recibió muchas cosas de Dios, pero cuando Dios quería algo, no tenía nada que darle.
      Aún cuando ella vivió en la época del Antiguo Testamento, estuvo en un ambiente muy bueno. Sin embargo, ella permaneció en la carne, y ni su corazón ni sus acciones cambiaron.
      De allí que, Sara no podía esperar nada mejor como lugar de morada que el paraíso. Hermanos y hermanas, en la actualidad, es muy impactante que Sara, la esposa de Abraham, el padre de la fe, fuera solamente al paraíso.
      Pero si pensamos en la Biblia, podemos comprender que ella solamente podía ir al paraíso.
      El Juicio es llevado a cabo exactamente de acuerdo a la palabra de Dios.
      No hubo ningún beneficio extra por ser la esposa de Abraham. Sino más bien, es mucho más vergonzoso para ella que era solamente tan poco como la esposa de Abraham.
      Abraham conocía muy bien sobre la vida venidera, y por lo tanto, tuvo que haberle enseñado a ella muchas cosas, hablándole sobre la voluntad de Dios.
      Pero ya que Sara no pudo aceptarlas sino que las dejo pasar, quebrantó el corazón de Abraham aún hasta el momento de su muerte.
      Queridos hermanos y hermanas en Cristo, ahora, les hablaré sobre un caso de alguien que había sido un Cristiano por un período considerable de tiempo pero permaneció solamente en el 1er (primer) nivel de fe hasta el momento de su muerte, y entonces recibió el paraíso como su lugar de morada eterno.
      Lo que quisiera pedirles primero es que ustedes no deben pensar de quien se trata sino más bien en la razón por la que esta persona tuvo que ir solamente al paraíso.
      Entonces, debe reflejarse usted mismo en ese espejo.
      Cuando usted se mira en el espejo, si hay algunas cosas que cambiar, usted cambia su maquillaje o la forma en que está vestido. De la misma forma, cuando escucha la palabra de Dios, debe de hacer lo mismo.
      Cuando se refleja en el espejo de la palabra, si hay cosas que cambiar, puede cambiarlas, y si no tiene nada que cambiar, simplemente pasa. Pero si encuentra algo que debe cambiar al mirarse a si mismo en un espejo y no lo cambia y se olvida de ello, esto es falto de sabiduría.
      Yo espero que usted no sea esta persona falta de sabiduría. Cuando encuentre algo en usted al reflejarse en el espejo de la palabra, yo espero que sea persona sabia y cambie inmediatamente.
      La primera persona de quien les voy a hablar nació en una familia donde adoraban ídolos, y se volvió Cristiano en una etapa ya mayor de su vida.
      Él llegó al rango de Teniente Coronel en la fuerza armada. Tuvo una meta clara en su vida, y vivió para alcanzarla.
      Por ejemplo, él quería ser reconocido como un líder que es honrado pero virtuoso y respetado por sus subordinados.
      Él además quería tener una bella familia para dejar los frutos de su vida para sus hijos.
      Pero a diferencia de sus metas en la vida, el tenía muchos problemas, y debido a ellos, estaba en desesperación y su corazón estaba quebrantado.
      Mientras tanto, él también tenía una enfermedad terminal. Pero entonces, leyó mi biografía testimonial ‘Saboreando la Vida Eterna antes de la Muerte’ y se registró en nuestra iglesia.
      Él asistió a todas las clases de servicios, oró y sembró en Dios lo mejor que pudo.
      Pero, ¿Por qué fue él solamente al Paraíso?
      Él tenía una enfermedad terminal, y no tenía ningún familiar o pariente en quien confiar. Es por eso que vino a la iglesia para confiar en Dios.
      Y como escuchó y vio muchas obras del poder de Dios, pensó que él también podía ser sanado de su enfermedad en esta iglesia. Y por eso es que mostró sus obras de diversas clases.
      Es decir, él no mostró sus obras con fe. Sino porque otras personas decían, ‘si haces esto, los problemas serán resueltos’, él simplemente hizo lo que otros le dijeron que hiciera, ya que no tenía otra opción.
      En lugar de sembrar en Dios y mostrar sus obras con el agradecimiento por la gracia y el amor del Señor quien es nuestro Salvador, él simplemente mostró sus obras sólo para recibir la sanidad de su enfermedad.
      Además, cuando él mostró sus obras, no tenía una fe verdadera y firme en su corazón, sino que hizo esas cosas solamente porque otras personas decían que recibieron respuesta de esta forma.
      De la misma manera, porque su fe en Dios o amor por Él no era suficiente en muchas maneras para recibir la sanidad, finalmente murió sin recibir la sanidad.
      Pero Dios reconoció sus obras de confiar en Dios durante los últimos días de su vida como su fe para ser salvado. Así que, recibió el Paraíso como su lugar de morada eterna.
      Él sufrió de tristeza y de muchas otras clases de dolor incluyendo el dolor de las enfermedades en esta tierra, pero fue al paraíso. Así que, él estaba lleno de gozo por el hecho de que fue salvado. Dios Padre me permitió saber en una profunda oración cómo se sentía él, y me permitió comentarles algunas partes de esto a ustedes.
      “Debido a que me quité mi carne y vine aquí arriba, estoy tan libre y feliz. Y ¿Por qué traté tanto de aferrarme a mi carne? ¿Por qué traté tanto de conservar mi vida?
      Ya que estoy libre de mi carne y permanezco aquí, siento que era nada y sin sentido aferrarme a mi carne.
      Me veo a mi mismo en paz y en felicidad en este lugar, y me recuerdo y pienso en el por qué traté de aferrarme a la vida sin sentido y de mantenerme a mi mismo en esa vida sin sentido.
      Mi alma está en este bello y cómodo lugar, y no tengo nada que envidiar. Es gozo en si mismo el que estoy salvo y que puedo permanecer en este lugar.
      Es de gran comodidad para mí el haber quitado el dolor de la carne y venir a este lugar. Además, yo era un miembro de Manmin y rebaño del pastor, y esto se ha convertido en el fruto de mi vida, y con esto, mi nombre está brillando aquí.
      Estoy en gran comodidad. Es tan cómodo el haberme quitado mi carne y mi vida agotadora, y es un gran gozo el haber venido a este pacífico lugar.
      Nunca supe cuan bueno era desechar la carne, pero como yo he desechado la carne y he venido a este lugar, y he Ganado la vida eternal, ¡Cuan feliz estoy!
      Debido a la enfermedad no podía ver ni caminar o hacer lo que quería hacer, y sentía que estaba discapacitado. Pero desde que gané la vida eterna y que he venido a este lugar, siento que mi alma está en un lugar tan bendecido y en un lugar tan bueno. Estoy gozoso y agradecido.

      Mi lugar no es siquiera el 1er (primer) reino, ni el 2do (segundo) reino, ni el 3er (tercer) reino del cielo, o la Nueva Jerusalén. Es solamente el paraíso, pero estoy satisfecho, agradecido, y gozoso que estoy en este lugar.
      Yo no le di nada al Padre. Yo no hice o cumplí nada por el Padre, pero el Padre me ama y me trajo a este lugar, y yo estoy más que agradecido.
      Los ojos que no podían ver mientras permanecía en la carne pueden ahora ver, y el cuerpo que no podía mover se está moviendo libremente ahora. El cuerpo desgraciado inflingido de enfermedades se ha ido, y ahora tengo este bello cuerpo celestial, y ¡Qué feliz estoy!
      Yo no miré hacia el cielo, sino solamente hice ruido a Dios para recibir sanidad.
      Pero aún así se me ha entregado este bello lugar de descanso donde estoy en paz y tan gozoso, y donde puedo dejar atrás todas las preocupaciones, tristezas, y desesperaciones y he recibido fortaleza. Estoy muy contento por esto.
      Mi alma esta satisfecha con ésto. Debido a esto mi alma alaba. Mi alma esta gozosa y mi está muy agradecida.
      Estoy tan gozoso y agradecido que dejé atrás toda la vida empobrecida de la carne y de que vine a este lugar a disfrutar una vida tan pacífica.

      Conclusión

      Queridos hermanos y hermanas en Cristo, en esta sesión, yo le hablé sobre los dos casos donde las personas fueron al paraíso. Aún en el paraíso, la paz y la felicidad que se siente en el espacio del reino celestial no puede compararse con la de esta tierra.
      También en esta tierra, al grado donde usted desecha la carne en su corazón y cultiva el corazón espiritual, usted puede también sentir la felicidad y la paz del reino celestial.
      No se trata de que otras cosas le están inflingiendo y causando dolor, sino la naturaleza carnal en su corazón es la que lo está poniendo triste y ocasionándole problemas y dolor.
      Usted ha escuchado la confesión de una alma que después de dejar atrás la carne, se ha dado cuenta que la carne es tan sin sentido y sin uso.
      Es igual cuando usted está siguiendo una vida en Cristo en esta tierra.
      Si usted se siente triste porque no es reconocido por otros, si usted se siente inquieto porque ya no tiene riqueza y fama, y si se siente nervioso de que sus pertenencias se puedan perder, se debe solamente a que tiene una mente carnal.
      Además, debido a que tiene el corazón carnal deseando ser amado por los hombres y no por Dios, usted tiene envidia y celos también.
      Si usted desecha todos estos pensamientos carnales, puede regocijarse con la verdad, y será más feliz al dar que al recibir, de manera que da todo lo que tiene una y otra vez.
      Por lo tanto, yo espero que usted sienta profundamente en su corazón que la mente carnal es una cosa tan sin valor y sin sentido para entrar en el espíritu. Además, la mente carnal lo aparta de ir a un mejor lugar de morada en el cielo.
      La persona de la que hablé en el mensaje de este día reconoció cuan sin sentido es la carne solamente después de ir al cielo. Yo espero que ustedes no sean como él, y ya que escucharon esto, espero que desechen rápidamente todo pensamiento carnal sin ninguna vacilación.
      En la próxima sesión, les hablaré sobre otra persona que ha recibido el paraíso como lugar de morada eterna. Algunos casos serán explicados en los cuales ellos fueron fieles trabajadores pero se les otorgó el paraíso.
      La razón por la que Dios Padre nos está hablando sobre cada caso en tanto detalle es para guiarnos, a tantos como sea posible, a un mejor lugar de morada en el cielo, especialmente la Nueva Jerusalén.
      Yo oro en el nombre del Señor que usted no se olvide del amor de Dios ni por un momento, y que hagan todo para la gloria de Dios ya sea que coman o beban o para cualquier cosa que hagan.


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