• Deficiencias del cuerpo (8)

    [Filipenses 4:8-9]

    26-02-2012 | Rev. Jaerock Lee

    • Pasaje

      [Filipenses 4:8-9]
      "Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros".


      [Introducción]

      Amados hermanos y hermanas en Cristo:
      Por medio de estos mensajes sobre las deficiencias del cuerpo estoy explicando las cosas que debemos entender y corregir para llegar a ser perfectos como el Señor.
      Al hablar de 'Deficiencias del cuerpo' nos referimos a la condición en la que se carece de la habilidad mental o física básica, o el estado en el que se tienen emociones significativamente diferentes a las de las demás personas porque no se ha pasado por el proceso que se debió haber vivido a través de las fases de ver, sentir y actuar.
      La mayoría de las deficiencias del cuerpo de bajo nivel o básicas, se resolverán en la medida en que nos abstengamos del mal en el corazón.
      Sus deficiencias desaparecerán en la medida en que se aprendan las costumbres del Señor, buscando el beneficio de los demás y siguiendo la voz del Espíritu Santo.
      Si ustedes logran comprender y abstenerse de las deficiencias que no habían notado antes, esto les será de gran ayuda en su caminar hacia el espíritu.
      Consideremos los ejemplos específicos de las deficiencias del cuerpo y la manera de resolverlos:
      Algunos tienen deficiencias en las emociones o el pensamiento. Carecen de la habilidad para pensar desde el punto de vista de los demás.
      Aquellos que no tienen mucha experiencia social quizás tienen una mentalidad centrada en sí mismos.
      No pretenden buscar su propio beneficio sino el de los demás, pero a veces causan incomodidad a los demás.
      No disciernen el estado de ánimo que les rodea ni comprenden la perspectiva de los demás, así que los avergüenzan.
      Piensan que a los demás les agrada lo que a ellos les gusta y que a los demás les desagrada lo que no es de su agrado.
      Por ejemplo: supongamos que a un hombre le gusta el pescado y come mucho en cada comida.
      Y supongamos que hay una mujer a la que no le gusta el pescado y come poco en cada comida.
      Si este hombre no puede sentir empatía hacia el gusto de ella, quizás se mantenga sugiriendo que coma más pescado y diciendo que es muy delicioso.
      La mujer ya ha comido suficiente, pero él insiste diciendo: "¿Acaso no le gusta la comida? ¡Debería comer más!"
      Si comen junto a una persona así y si ustedes se encuentran en una posición inferior en los negocios o en lo social, o si están siendo tratados como invitado, les será una situación muy difícil.
      Supongamos que a ustedes les gusta dar regalos a los demás, pero desean dar solo lo que a ustedes les agrada. Esto significa que tienen una mentalidad egoísta.
      Dan obsequios que les parecen útiles o que son del color y estilo de su agrado.
      Y si la otra persona da a entender que no fue de su agrado, quizás se sientan desilusionados pensando: "Le he dado algo precioso, pero no lo aprecia".
      No se dan cuenta del hecho de que estaban pensando solo desde su punto de vista.
      Incluso en la fe, algunas personas sufren persecución innecesaria por causa de estas deficiencias.
      Ellas predican el evangelio con diligencia, pero no pueden abrir los corazones de los demás sino que causan que los cierren.
      A veces aquellos que no entienden el valor del evangelio prefieren ser perjudiciales y perseguir la obra del evangelio en lugar de aceptarla.
      Aunque la predicación les provea buenas cosas, prefieren construir más muros de pecado.
      Es por eso que en Mateo 7:6 leemos: "No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen".
      Pero esto no significa que no deben predicar el evangelio en lo absoluto a aquellos que lo pisotean como perros y cerdos que pisan perlas.
      Deben hacer que acepten el evangelio sin rechazo o persecución.
      Para hacer esto deben recibir sabiduría de bondad y deben comprender el punto de vista de los demás.
      Deben poder conmover sus corazones con servicio y amor verdadero.
      Por ejemplo: si la esposa desea evangelizar al esposo, debe servirlo más que antes de acuerdo a lo que a él le gusta y debe cambiar su ser de manera que él pueda sentir el amor verdadero.
      Ella debe comprender cuál es la perspectiva de los pensamientos de él y debe conocer lo que le gusta y conmueve su corazón.
      Debe impresionar tanto que su esposo piense: "Ella ha cambiado mucho desde que empezó a asistir a la iglesia. Ya que esta esposa tan amorosa desea que vaya con ella, ¿por qué no he de hacerlo?"
      Sin embargo, una esposa que tiene mentalidad egoísta no podrá conmover el corazón de su marido.
      Por ejemplo: ella piensa algo así: "Estoy tan ocupada encargándome de los niños y del trabajo de casa, y aún más con el trabajo de la iglesia, que no puedo evitar el abandono a mi esposo en cierto grado".
      Y habla sobre cuán bueno es ir a la iglesia, pero su esposo no escuchará.
      Además, tan solo porque a ella le gusta el boletín, los libros y las fotografías de la iglesia, las coloca en toda la casa.
      El esposo ya se siente molesto porque siente que la iglesia le ha quitado a su esposa, y si ve aquellas cosas exhibidas, se molestará aún más.
      Por ende, él le causará perjuicio y persecución por ir a la iglesia.
      La esposa también se sentirá desilusionada.
      Ella pensará desde su perspectiva: "Tan solo estoy comunicando la verdad por la que debe ir a la iglesia y recibir salvación. Tan solo hago buenas sugerencias; ¿por qué me trata así?" Luego ambos se sentirán incómodos.
      Esto no solo es algo entre esposo y esposa; el mismo principio se aplica entre hijos y padres.
      Si ustedes comprenden el punto de vista de los demás y los sirven con buena sabiduría en la verdad, rápidamente podrán hacer que todos los miembros de la familia acepten el evangelio.
      Al predicar el evangelio no deben hablar únicamente de lo que a ustedes les agrada, sino que deben hablar también de las cosas que quizás son de interés para los demás.
      Para que ustedes logren sumergirse en el espíritu, deben ampliar su corazón al considerar y entender a los demás.
      Permítanme presentar una alegoría. Supongamos que hay tres niños jugando juntos.
      Uno de ellos es un niño de su agrado; los otros dos no les son conocidos.
      Ustedes tienen un dulce en su bolsillo, así que se lo dan al niño de su agrado.
      ¿Cómo se sentirán los otros dos niños?
      En su caso, quizás dieron el dulce al niño de su agrado sin tener la intención de herir los sentimientos de los otros dos niños.
      Pero si piensan desde su perspectiva y no pueden considerar los sentimientos de los otros niños, entonces sus acciones no han sido muy buenas.
      Si piensan simplemente: "Lo hice con buenas intenciones", no podrán cambiar de parecer.
      Si insisten en sus propias opiniones, los demás sentirán que ustedes son obstinados y que ellos no pueden tener una conversación significativa con ustedes.
      Permítanme darles otro ejemplo:
      Supongamos que hay un buen conferencista para la reunión de ancianos, y que una mujer líder de célula desea escuchar al ponente por lo que se sienta en primera fila.
      O para eventos de aniversario, si el líder de célula o de grupos pequeños se sienta en el sitio de nuevos asistentes o de personas importantes por el hecho de desear ver las presentaciones, causan una situación embarazosa para muchas personas.
      Si piensan: "No cometí ningún pecado. Solo traté de recibir más bendiciones. No es mi problema si los demás sienten que deben decir algo al respecto". Esta actitud demuestra deficiencias del cuerpo.
      No significa que deben probar en qué dirección sopla el viento todo el tiempo.
      Significa que deben tener un comportamiento adecuado de acuerdo al tiempo y al lugar para que no causen ningún malestar a los demás.
      Permítanme preguntarles algo más respecto a los asientos:
      Existen muchas sugerencias sobre los asientos para los servicios de adoración.
      A menudo se dice que los nuevos asistentes o nuevos creyentes se ofenden porque no se les da asiento en el santuario principal.
      Algunos miembros de la iglesia que deberían saber esto, reservan asientos para sus amigos y evitan que los demás se sienten en esos lugares.
      En algunos casos, incluso cuando los asientos ya han estado ocupados, hay miembros que piden que se retiren a quienes ya están sentados.
      Dicen que son ellos quienes siempre se sientan en esos lugares.
      Frente a esta situación, algunos de los nuevos asistentes quizás se ofendan o se regresen a su casa.
      Si ustedes son de los que hacen esto, deben saber que están siendo una vergüenza para esta iglesia y el Pastor, y que están entorpeciendo el avivamiento de la iglesia.
      ¡Cuán lamentable es esto ante los ojos de Dios!
      Es tarea incluso de los Ancianos que tienen asientos reservados y designados el ceder su asiento si los nuevos asistentes están buscando uno.
      Y si los miembros de la iglesia desean tomar incluso los asientos reservados para los nuevos asistentes, aunque no tengan asientos reservados para ellos, deberían lamentar esto ante Dios.
      Esto se da en especial cuando tenemos eventos especiales.
      ¿Qué pasaría si ustedes ofrecen una fiesta e invitan a personas preciosas a su casa;
      se sentarían en el mejor lugar del sofá y le dirían a los invitados que se sienten en el piso o en las esquinas?
      No solo los Ancianos y Diaconisas mayores, sino también todos a partir de las diaconisas menores, son dueños de esta iglesia quienes participan de los servicios devocionales para obreros.
      Ustedes son los anfitriones y anfitrionas que deben servir a sus invitados.
      De manera especial, aquellas diaconisas mayores de más edad deberían cuidar de todos los miembros de la iglesia con amor sacrificial al igual que una madre.
      Creo que ustedes podrán tener mayor confianza ante Dios cuando puedan ceder los mejores asientos en el santuario principal de modo que la gente pueda recibir más bendiciones.
      Supongamos que ustedes han estado orando por la evangelización de la familia durante un largo tiempo, y que han traído a la iglesia a sus familiares por primera vez.
      ¿Acaso no estarían dispuestos a ceder todo lo mejor para que ellos sean bendecidos?
      Anhelo que puedan pensar desde el punto de vista de los demás y que consideren el beneficio del reino de Dios y de la iglesia.

      Hermanos y hermanas:
      Si en realidad no han podido pensar en la perspectiva de los demás, pero pronto se dan cuenta de que han cometido un error al no comprender al resto, no es una deficiencia tan grave.
      Pero si no se dan cuenta de sus deficiencias ni siquiera después de actuar de manera egoísta, o si no logran comprender el punto de vista de los demás aunque les aconsejaron hacerlo, entonces sí es un problema.
      En este caso, ¿qué deben hacer? No pueden simplemente darse por vencidos pensando que no pueden tener empatía con los demás y que así nacieron.
      Constantemente deben tratar de comprender el corazón y perspectiva de los demás con oración, pidiendo ayuda y sabiduría del Espíritu Santo.
      Entonces el Espíritu Santo les enseñará todo y cubrirán sus deficiencias.
      Deben saber que para cubrir estas deficiencias es importante lo que ven, escuchan y aprenden.
      Si tratan de aprender y recordar las cosas buenas, así como retener la buena información que encuentran en el diario vivir, les será provechoso para poder cubrir sus deficiencias.
      Existen algunas personas que sienten dificultades porque tienen deficiencias en las experiencias necesarias para la vida social.
      No tienen deficiencias en cuanto a su personalidad, pero en realidad no saben cómo comportarse y conducirse en ciertas situaciones.
      Sienten dificultades para interactuar con sus mayores, para hablar dentro de un grupo de personas, para actuar de modo adecuado en un funeral o matrimonio, o incluso al comprar ciertas cosas.
      Pueden vencer esas deficiencias cuando oran sin cesar e intentan aprender de ellas.


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