• Estudio basado en Génesis (84)

    [Génesis 4:3-7]

    16-03-2012 | Rev. Jaerock Lee

    • Escritura

      Génesis 4:3-7
      [3] Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová.
      [4] Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda;
      [5] pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante.
      [6] Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante?
      [7] Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.


      Amados hermanos y hermanas en Cristo:
      Este es el 84o estudio de Génesis.
      Génesis 4:3-5 dice: "Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante".
      Adán y Eva tuvieron muchos hijos una vez que se establecieron en la Tierra.
      Primero tuvieron muchas hijas, y pronto llegó su hijo varón, Caín, y luego su hijo Abel.
      De entre sus hijos, Adán y Eva amaron más a Caín y Abel; dependieron de ellos y les permitieron encargarse de las ocupaciones familiares.
      Caín se encargó de 'labrar la tierra', mientras que Abel 'cuidaba las ovejas'.
      En aquel entonces, la gente no comía carne, pero la razón por la que 'cuidaban los rebaños' era importante ya que estos eran necesarios para ofrecer sacrificios a Dios.
      Dios les dijo a Adán y Eva, quienes llegaron a este mundo como pecadores, cómo podían ser perdonados de sus pecados y cómo comunicarse con Dios.
      La expiación se daba por medio del derramamiento de sangre de las ovejas y el holocausto ofrecido en sacrificio.
      En Levítico 17:11 leemos: "Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona".
      El principio que dicta que 'la vida de la carne está en la sangre, y la sangre hace la expiación' constituye una ley espiritual básica que es necesaria para el cultivo de la humanidad.
      En los días de Moisés, esto se estableció como una ley concreta de sacrificio.
      Adán aprendió de Dios este principio de expiación, una ley espiritual, y lo enseñó a sus hijos.
      Pero entonces, como dice en Génesis 4:3, 'aconteció en el curso del tiempo' un incidente que deterioró la ley del sacrificio a Dios.
      El principal culpable fue Caín.
      Caín presentó ante Dios una ofrenda del fruto de la tierra.
      Él ciertamente había escuchado y conocía el significado espiritual del 'sacrificio de sangre'.
      No obstante, con el paso del tiempo, usó sus pensamientos carnales y presentó una ofrenda diferente.
      La ofrenda del 'fruto de la tierra' que Caín presentó implicó mucho más que solo 'dar la ofrenda de vegetales, frutos y cereales'.
      Esta significaba que se estaba haciendo una ofrenda del fruto de la tierra maldecida por el pecado de Adán.
      Cuando este 'fruto de esta tierra' se ofreció a Dios, ¿cómo podría habérselo aceptado?
      A diferencia de Caín, Abel presentó el sacrificio de sangre tal como había aprendido de Adán; de hecho, él presentó 'los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas'.
      En este caso, 'lo más gordo de ellas' se refiere a la fuente de energía de los animales: es decir, su vida misma.
      Por consiguiente, al decir que dio 'lo más gordo de ellas' se refiere a que presentó un sacrificio con todo su corazón, voluntad y mente.
      Abel grabó en su corazón la importancia del sacrificio a Dios en esta medida, y la transformó en un acto perfecto.
      A pesar de que Caín y Abel eran hermanos, la tierra de sus corazones era tan distinta.
      Al comparar la tierra del corazón de Caín con la de Abel, esta no era buena.
      Y entonces, él se manchó fácilmente con la carne; poco a poco empezó a usar sus pensamientos carnales y finalmente mostró su obra de desobediencia.
      La Biblia menciona el resultado de este incidente; dice así: "Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya".
      Caín debía haber reconocido su falta en ese mismo instante.
      Sin embargo, la Biblia dice que 'Caín se ensañó en gran manera y decayó su semblante'.
      Caín se sintió tratado de modo injusto por el hecho de que Dios había preferido la ofrenda de Abel. Él no suprimió sus sentimientos, sino que se enojó.
      Además tuvo envidia y celos de su hermano Abel.
      Amados hermanos y hermanas en Cristo:
      El ejemplo de la apariencia y acciones de Caín muestran bien las características de un hombre carnal.
      La gente carnal usa sus pensamientos carnales y desobedece.
      Cuando las desventajas les sobrevienen como una consecuencia, no se arrepienten, más bien se quejan o se resienten.
      Por otro lado, en la medida en que llenen sus corazones con el espíritu, usan menos pensamientos carnales.
      Incluso al desobedecer por sus pensamientos carnales y experimentar desventajas, no culpan ni se resienten con los demás.
      Más bien tratan de comprender qué es lo que les falta e intentan tomar la responsabilidad por sus faltas.
      Las diferencias entre espíritu y carne son así de distintas.
      Es tal como está escrito en Romanos 8:5 que dice: "Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu".
      Yo creo que ninguno de ustedes se levantará contra la voluntad de Dios y le desobedecerá estando ante Su presencia al igual que Caín.
      Por cierto, aunque ustedes no lo quieran, los pensamientos carnales surgirán en la medida en la que estén en sus corazones.
      Tal como está escrito en Romanos 8:7, que explica que los designios de la carne son enemistad contra Dios porque no se sujetan a Su ley, ni tampoco pueden".
      La gente del mundo no practica la Palabra que dice que nos regocijemos en la verdad al ver a alguien como Abel que es reconocido por Dios.
      Se comparan a sí mismos con aquella persona y se desaniman, o si sienten incómodos al pensar en sus flaquezas.
      Lo más probable es que aquellos que se consideran muy justos se levantan contra la voluntad de Dios sin siquiera notarlo.
      En la escritura de esta noche vemos que Caín posiblemente escogió lo mejor que encontró al presentar su ofrenda del fruto de la tierra.
      Él quizás pensó: "Ya que estoy dando lo mejor en mi ofrenda, Dios quizá la acepte con gozo".
      Desde la perspectiva de Caín, este pensamiento parecía correcto y razonable.
      No obstante, era recto únicamente ante sus ojos;
      no estaba en acuerdo con la voluntad de Dios en lo absoluto.
      Con respecto a esto, en Éxodo 15:26 leemos: "Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos..."
      Entre los siervos y obreros de Dios, hay algunos que desobedecen a Dios por causa de su soberbia.
      Sin importar cuánto esfuerzo pongan en la obra de Dios, aquellos que insisten en su actitud farisea no pueden producir frutos hermosos.
      Esto se debe a que fácilmente quebrantan la paz y Satanás obra donde no hay paz.
      ¿Qué deben hacer para destruir la arrogancia y seguir la rectitud de Dios?
      Deben prestar mucha atención a la Palabra de Dios y guardarla en sus corazones.
      Generalmente hablando, aquellos que poseen soberbia muy fuerte, tienden a escuchar y recordar solo lo que les gusta.
      O comprenden y aplican la Palabra de Dios solo según lo que les conviene.
      No cambian en base a las normas de Dios, sino que se aprovechan de la Palabra de Dios para su propio beneficio.
      Estas personas nunca logran sumergirse en el espíritu.
      Por consiguiente, anhelo que ustedes rápidamente descubran su soberbia y se despojen de ella, así como también de sus pensamientos carnales.
      Hebreos 11:4 dice: "Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo...".
      Ruego en el nombre del Señor que ustedes vayan en pos de la perfecta voluntad de Dios y que sean reconocidos como personas justas.
      Ahora observemos Génesis 4:6-7.
      Dice: "Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él".
      Cuando Dios tuvo agrado solo por la ofrenda de Abel, los celos, la envidia y la ira se apoderaron del corazón de Caín.
      Es más, la maldad de su corazón se reveló en lo externo.
      Es decir, decayó su semblante.
      Dios vio todo; se estimuló el mal en el corazón de Caín y este se puso de manifiesto en lo externo.
      Por eso Dios lo reprendió;
      le dijo: "¿Por qué te has ensañado? y por qué ha decaído tu semblante?
      En ese momento Caín se sintió un poco apenado ante Dios.
      Pero su corazón pronto se tornó en un hervidero de malos sentimientos, y su semblante también cambió.
      Entonces Dios le habló de manera alentadora, y él ni siquiera logró levantar su rostro, sino bajar su cabeza.
      Así que Dios le dijo: "Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido?"
      En este caso, 'si bien hicieres' significa 'si obedeces la Palabra de Dios y das el sacrificio que Dios desea'.
      Si Caín hubiese hecho lo que hizo Abel, no hubiera tenido nada por lo cual sentirse culpable.
      Pero él había olvidado el hecho de que no actuó con bondad.
      En lugar de eso se sintió triste porque pensó que Dios estaba tratando a Abel y a él de manera distinta.
      En cuanto a esto, Dios permitió que Caín entendiera la razón fundamental detrás del asunto.
      La Palabra de Dios es bondad en sí.
      Si Dios nos pide que hagamos o no hagamos algo, que nos despojemos de algunas cosas y que guardemos otras, la buena voluntad de Dios está inmersa en la Palabra.
      Por consiguiente, cuando ustedes creen en esto y caminan según la Palabra de Dios, naturalmente harán lo bueno.
      Además, los que actúan con bondad de esta manera, permanecen en la luz en un sentido espiritual.
      Por otro lado, aquellos que practican la maldad en lugar de la bondad, permanecen en las tinieblas.
      En la escritura de esta noche vemos que Caín ciertamente desobedeció la Palabra de Dios.
      En lo espiritual lo cubrieron las tinieblas.
      Por eso no pudo levantar su rostro ante Dios quien es Luz.
      La luz y las tinieblas jamás pueden estar juntas.
      Respecto a esto, en Juan 3:20 el Señor dice: "Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas".
      Y así, Dios deseó que Caín se arrepintiera aun en ese instante para que no estuviera manchado por las tinieblas.
      Por eso continuó diciéndole: "...y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta".
      En este caso 'la puerta' representa la puerta de la verdad, la salvación y el Cielo.
      'El pecado está a la puerta' significa que 'no pasaría o cruzaría la puerta por causa del pecado'.
      En resumen, significaba decir: "Caín, si no haces el bien sino el mal, no podrás permanecer en la verdad. Mientras cometas pecados, alcanzarás la muerte y no la salvación de acuerdo a la ley del reino espiritual. En otras palabras, no podrás atravesar la puerta del Cielo".
      A continuación Dios dijo con un tono un tanto estricto: "con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él".
      En este contexto, el deseo de pecado para Caín residía en su corazón que deseaba poner en práctica su odio, envidia y celos contra Abel.
      Cuando uno siente hambre, empieza a buscar algo para comer.
      Asimismo, cuando uno siente envidia o celos de alguna persona, el odio se levanta y trata de hacer daño a esa persona.
      Mira a la otra persona con ojos entrecerrados por los sentimientos adversos.
      No le habla con bondad; habla sin rodeos.
      Es más, a través de la crítica o el desdén intenta disminuir la importancia de la otra persona.
      En el peor de los casos, inflige directamente en una lesión contra el otro, o arma un maquiavélico plan para causar daño o perjuicio.
      Es tal como el Señor dijo en Lucas 6:45: "El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca".
      Hasta ese momento, Caín sentía envidia y celos de Abel, y estaba a punto de poner en práctica su maldad.
      Ya que Dios sabía que Caín tenía ese tipo de corazón, le repitió Su advertencia y la crítica constructiva.
      "Ah, Caín, el pecado desea enseñorearse de ti, pero no debes perder... Tú debes enseñorearte de él".
      Ustedes también deben enseñorearse del pecado.
      No deben perder ante los deseos de la carne que anhelan cometer pecado.
      En Romanos 8:12-14 dice: "Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios".
      Como está escrito, si ustedes no vencen los deseos de la carne sino que viven de acuerdo a ellos, ciertamente morirán.
      La Biblia dice (Romanos 8:6): "Porque el ocuparse de la carne es muerte..."
      Por el contrario, si hacen morir los malos hábitos del cuerpo, vivirán.
      Obtendrán vida verdadera, la vida eterna.
      Ya que son hijos de Dios quienes han recibido al Espíritu Santo, no hay duda de que pueden controlar los deseos de la carne.
      Quizás sea algo difícil con tan solo su voluntad y esfuerzo, pero pueden lograrlo con facilidad si reciben ayuda del Espíritu Santo.
      Si oran y reciben la llenura del Espíritu Santo, podrán vencer los sentimientos adversos que no han logrado superar.
      Por consiguiente, anhelo que ustedes siempre pidan la ayuda del Espíritu Santo con un corazón desesperado.
      Anhelo que ustedes tengan mucho deseo de recibir la llenura del Espíritu Santo.
      Deseo que sean guiados por el Espíritu de Dios y que se conviertan en hijos de espíritu que no tienen relación alguna con el pecado al orar sin cesar.
      A pesar del hecho de que Caín escuchó las palabras de advertencia de parte de Dios en muchas ocasiones, él no pudo dominar el pecado.
      Y eventualmente cometió un pecado terrible.
      Continuaré con esto en el siguiente estudio.
      Amados hermanos y hermanas en Cristo:
      En esta sesión les he explicado que la ofrenda que Caín presentó ante Dios fue según su conveniencia, y los resultados de este acto.
      Cuando Dios no aceptó la ofrenda de Caín, surgieron malos sentimientos.
      Dios sabía bien que Caín tenía ese tipo de corazón. Pero hizo que Caín reconociera su falta y le aconsejó que dominara su deseo de pecado.
      Incluso en la actualidad, Dios dice a Sus hijos que vayan en pos de la verdad, que no odien a su prójimo, que no caigan en tentación y que sean buenos; esto constituye la obra del Espíritu Santo.
      El Señor dice en Juan 16:13: "Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir".
      Dios el Padre no abandonó a Sus hijos como huérfanos en este mundo donde el pecado y la maldad prevalecen.
      Él envió al Consolador, el Espíritu Santo, a los corazones de Sus hijos para ayudarles en su debilidad.
      Cuando ustedes se apartan de la verdad y caen, el Espíritu Santo gime e intercede ante Dios por ustedes.
      Por otro lado, cuando caminan en la verdad, el Espíritu Santo se regocija y alegra, y la felicidad llena su corazón.
      Durante la historia del cultivo de la humanidad, Dios siempre ha cuidado de las almas y las ha levantado.
      Yo ruego en el nombre del Señor Jesucristo que ustedes se sumerjan en el espíritu y espíritu completo rápido, muy rápido e incluso más rápido mientras sienten el amor de Dios en el fondo del corazón.
      Amados hermanos y hermanas:
      Me gustaría dirigirles algunas palabras mientras se preparan para la fiesta de la bendición.
      Por medio de la fiesta de la bendición, la congregación confiará más en el Pastor, y en consecuencia, la fe crecerá en gran manera.
      En la medida en que cada uno de ustedes se prepare con su corazón, voluntad y mente, muchas bendiciones también vendrán sobre ustedes de manera individual.
      Lo que han deseado en el corazón, lo que han decidido hacer, y aquello por lo que han orado; recibirán respuestas a todo esto en este día de bendición.
      Esta gracia también puede alcanzar a los que han permanecido en la carne.
      Aunque depende de una condición: mientras presencian la bendición, deben agradecer con sinceridad y reconocer que todo esto es por la gracia del pastor.
      Dios dijo que Él traerá bendiciones sobre ellos también.
      Por un lado, aunque presencien la bendición y el mayor poder del pastor, si dicen: "Toda la congregación se ve feliz, ¿y qué hay de mí? ¿Qué gracia y bendición puedo recibir aquí?, entonces no recibirán ninguna bendición.
      Dios el Padre ha dicho que no habrá ninguna bendición para ellos en base a estos pensamientos carnales y palabras en sus labios.
      La razón por la que les digo esto ahora es porque deseo que todos ustedes puedan recibir la bendición.
      Anhelo que ni uno solo de ustedes quede fuera de los límites de esta bendición.
      Anhelo que, incluso en este momento, puedan transformar los pensamientos carnales en pensamientos espirituales, y que logren tener un corazón humilde para ser agradecido por la gracia que Dios les está otorgando.
      Clamo en el nombre del Señor Jesucristo que ustedes disfruten de la bendición de la prosperidad de su espíritu y alma, y de todas las cosas yendo bien, y de estar saludables en todo tiempo.


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