• Estudio basado en Génesis (85)

    [Génesis 4:8-9]

    23-03-2012 | Rev. Jaerock Lee

    • Escritura

      Génesis 4:8-9
      Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató. Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?


      Este es el 85o estudio de Génesis.
      Cuando Dios tuvo agrado solo por la ofrenda de Abel, los sentimientos adversos se apoderaron del corazón de Caín.
      Aunque su hermano obedeció la voluntad de Dios, Caín presentó una ofrenda según su conveniencia, y Dios no la aceptó.
      Por causa de esto, Caín se enojó e incluso dio lugar a un resentimiento contra Dios.
      Dios descubrió la maldad estimulada en Caín, y lo reprendió.
      Trató de detener a Caín para que no cometiera un pecado aun mayor.
      Pero Caín no escuchó...
      En Génesis 4:8 dice: "Y dijo Caín a su hermano Abel..."
      Esto significa que Caín expresó sus sentimientos a Abel.
      En otras palabras, él le habló a Abel acerca de los sentimientos negativos que albergaba hacia Dios, y las razones de ellos.
      Esto hizo extremadamente difícil la vida de Abel.
      Es decir, Caín le dijo a Abel: "Tengo un resentimiento contra ti; me enojé porque tú y Dios me amonestaron por ello".
      Cuando Caín dijo esto de esta manera, causó que Abel tuviera gran dolor en el corazón.
      Dios le dijo a Caín que se calmara y que no cometiera más pecados, pero Caín hizo todo lo opuesto.
      En lugar de calmar su maldad, la hizo desarrollar más.
      No escuchó la reprensión de Dios en lo absoluto.
      Con el paso del tiempo, sus sentimientos malignos crecieron.
      Ya que Caín había aprendido la verdad de parte de su padre, Adán, sabía que no debía haber hecho lo que hizo.
      Así que trató de controlar sus sentimientos, pero no lo logró.
      En lugar de calmar sus malos sentimientos, permitió que crecieran y pronto alcanzó un estado en el que no pudo evitar que sus pensamientos y sentimientos se convirtieran en acciones.
      Esta es una característica del pecado.
      A menos que uno saque lo malo el momento que es plantado en el corazón, crecerá y se apoderará del corazón.
      Entonces uno se verá incitado por el enemigo diablo y Satanás y no se podrá controlar el corazón.
      Ustedes quizás piensen: "No debería hacer esto, pero...", y entonces se convierten en esclavos del pecado.
      Por consiguiente, antes de llegar a esta condición, cuando se den cuenta de que se trata de un pecado, y que Dios no está contento con ustedes, deben cambiar y alejarse de inmediato.
      Esto es imposible con nuestras fuerzas únicamente.
      Deben recibir la gracia y fortaleza que da Dios, y la ayuda del Espíritu Santo.
      Y así, siempre deben estar velando y orando.
      Ahora, en Génesis 4:8 leemos también: "...Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató".
      Tomó lugar el primer asesinato de la humanidad...
      Es más, ni siquiera se trató de un incidente que se dió simplemente sin pensarlo.
      Porque, cuando llegó el momento, él puso en acción sus sentimientos acumulados en el corazón; su pecado fue muy grave.
      Además, aunque Caín escuchó la reprensión de parte de Dios, la ignoró y cometió pecado de acuerdo a sus propios deseos.
      Esto demuestra cuán grande era la maldad que ya se había plantado en su corazón.
      Ya que la Biblia dice: "...aconteció que estando ellos en el campo", podemos darnos cuenta que Caín estaba esperando el momento en que estuvieran solos los dos en un lugar solitario.
      Él ya había planificado matar a su hermano, y estaba esperando el momento oportuno.
      Es decir, Caín había preparado cuidadosamente la ejecución del asesinato.
      La verdad es que, cuando una persona golpea a otra con la intención de matarla, el pecado se considera aún más grave.
      En 2 Samuel se encuentra un ejemplo de asesinato por enemistad personal.
      Habían pasado siete años y medio desde que David se convirtió en rey de la tribu de Judá.
      Los restantes once tribus estaban aún bajo el control de Is-boseet, hijo de Saúl.
      Luego, Abner, el comandante del ejército de Is-boset, se presentó ante David en representación de las once tribus de Israel y sugirió que se iniciara una relación amistosa.
      David trató a Abner de manera muy amable.
      Más adelante, en 2 Samuel 3:21, leemos que Abner le dijo a David: "Yo me levantaré e iré, y juntaré a mi señor el rey a todo Israel, para que hagan contigo pacto, y tú reines como lo desea tu corazón".
      David estaba a punto de aprovechar la oportunidad para convertirse en el rey de las 12 tribus de Israel y unir el reino sin la guerra.
      Abner se había ido en paz. Sin embargo, había un hombre que mandó sus hombres para que lo trajeran de regreso.
      Este era Joab, el comandante del ejército de David.
      2 Samuel 3:27 dice: "Y cuando Abner volvió a Hebrón, Joab lo llevó aparte en medio de la puerta para hablar con él en secreto; y allí, en venganza de la muerte de Asael su hermano, le hirió por la quinta costilla, y murió".
      Ya que Joab había guardado un resentimiento contra Abner por matar a su hermano en batalla, hizo uso de un plan malvado para matarlo.
      A fin de vengarse de manera personal con Abner, hizo algo muy malo y que dificultó la resolución de un problema nacional grave.
      Sus motivos egoístas también estaban involucrados.
      Si Abner, el general enemigo, llegaba a estar bajo el mando de David, su posición podía estar en juego.
      La contribución de Abner de presentar las 11 tribus de Israel ante David era algo muy bueno.
      Por ende, David habría tenido que tratar a Abner de manera apropiada.
      Joab pensó que era muy posible que Abner ocupara una posición más alta que la suya.
      Es por eso que Joab usó un plan malvado para matar a Abner.
      Por causa de esto, David se encontró en una situación muy difícil. Pero actuó con sabiduría y eventualmente logró unificar el reino.
      Posteriormente Joab cometió otro acto malvado muy similar.
      Cuando Absalón convenció el corazón del pueblo y se convirtió en rey por un corto período de tiempo, él designó a Amasa como comandante de su ejército.
      Cuando David regresó a Jerusalén después de sofocar la insurrección, hizo una promesa de nombrar a Amasa como comandante del ejército.
      En 2 Samuel 19:13, David dijo a Amasa: "¿No eres tú también hueso mío y carne mía? Así me haga Dios, y aun me añada, si no fueres general del ejército delante de mí para siempre, en lugar de Joab".
      Matar a todos los traidores era en realidad algo usual.
      Sin embargo, David abrazó al general enemigo con el corazón ensanchado, y mostró su corazón de bondad para ganar los corazones de aquellos que participaron en la traición a la patria.
      Entonces, David mandó a Amasa a llamar a los hombres de Judá.
      En este punto, Joab intervino de nuevo y mató a Amasa.
      En 2 Samuel 20:9-10 leemos: "Entonces Joab dijo a Amasa: ¿Te va bien, hermano mío? Y tomó Joab con la diestra la barba de Amasa, para besarlo. Y Amasa no se cuidó de la daga que estaba en la mano de Joab; y éste le hirió con ella en la quinta costilla, y derramó sus entrañas por tierra, y cayó muerto sin darle un segundo golpe. Después Joab y su hermano Abisai fueron en persecución de Seba hijo de Bicri".
      Joab estaba con frecuencia contra la voluntad de David, e hizo actos malvados de esa manera.
      Siempre fue como una espina en el costado de David, que finalmente traicionó a David, y murió de manera miserable.
      Con respecto a esto, 1 Reyes 2:32 dice: "Y Jehová hará volver su sangre sobre su cabeza; porque él ha dado muerte a dos varones más justos y mejores que él, a los cuales mató a espada sin que mi padre David supiese nada: a Abner hijo de Ner, general del ejército de Israel, y a Amasa hijo de Jeter, general del ejército de Judá".
      Si un hombre hiere a alguien intencionalmente con el mal en su corazón, entonces con certeza recibirá castigo por el pecado.
      Como está escrito en Números 35, la ley de Moisés también dicta que 'al asesino ciertamente se le dará a la muerte' si mata a alguien a propósito.
      Números 35:20-21 dice: "Y si por odio lo empujó, o echó sobre él alguna cosa por asechanzas, y muere; o por enemistad lo hirió con su mano, y murió, el heridor morirá; es homicida; el vengador de la sangre matará al homicida cuando lo encontrare".
      Por el contrario, Dios abrió un camino para sobrevivir a los que mataron por error a los demás sin ningún tipo de rencor.
      Puso la ciudad de refugio de un lugar a otro para que pudieran huir a ese lugar.
      Aun hoy en día, el tribunal considera esta situación hasta cierto punto cuando se dicta sentencia.
      Incluso cuando dos hombres han cometido los mismos pecados, de acuerdo con sus motivos, el nivel de castigo es diferente.
      Es decir, la sentencia se dicta de manera diferente si el pecado fue accidental o intencional, o si se cometió el pecado a propósito con el corazón lleno de maldad, o si no se pudo evitarlo a fin de sobrevivir. Dependiendo de la razón para cometer un pecado, una sentencia se dicta de modo diferente.
      Nuestro Dios el Padre busca incluso en la profundidad de los corazones de la gente.
      Cuando la gente comete el pecado, Dios considera el estado y la situación de cada uno y los juzga; ¿era su fe débil para ser tentado por el pecado en el momento? o, ¿desobedeció intencionalmente con un corazón malo?, ¿vivió con diligencia según la Palabra, pero cayó una sola vez?, o ¿acaba de desobedecer de nuevo; la desobediencia es continua?
      Es de gran importancia que ustedes no dificulten la vida a alguien o hagan daño a los demás intencionalmente.
      Sin embargo, si no alivian o eliminan la sensación de malestar o resentimiento contra alguien, sino que más bien lo guardan en su corazón, de repente puede brotar un día.
      Permítanme estudiar dos casos:
      El primero es cuando alguien es elogiado.
      La Palabra de Verdad dice que debemos regocijarnos junto con aquel que es elogiado.
      No obstante, si se trata de aquel contra quien ustedes tienen malos sentimientos y resentimientos, quizás no puedan regocijarse en verdad con esa persona.
      "Él me hizo algo malo, pero hizo algo bueno ante los superiores, y por eso ahora es elogiado..." Ustedes quizás piensen de este modo y se sientan incluso más incómodos.
      Al sentir que han sido tratados injustamente, quizás permitan que los demás conozcan los defectos de aquel y lo critiquen.
      Sin embargo, ¿permite la crítica contra aquel que usted sea exaltado?
      Y aunque fuese exaltado ante la gente, ¿cómo podría engañar los ojos de Dios?
      Toda forma de maldad en los corazones de las personas eventualmente sale al descubierto ante Dios.
      Es más, si tuvieran un plan proveniente de la maldad en el corazón y lo ponen en acción, ¿cómo podría Dios desconocer al respecto?
      El segundo caso de maldad que surge se da cuando alguien es aislado por hacer algo incorrecto, o cuando es criticada por los demás.
      Pueden criticar al hombre junto con otros como si se hubieran anticipado y solo esperaban a que algo suceda.
      "Yo sabía que haría esto; se notaba desde un principio". De este modo, se añaden los sentimientos que se tenía previamente.
      Esto demuestra que se han mantenido los malos sentimientos y rencores contra el hombre, los que se había tenido en el pasado.
      Si una persona así llega al poder, puede actuar por motivos egoístas mientras hace su trabajo.
      Puede emitir sus propios juicios y evaluaciones injustas y asignar responsabilidad excesiva sobre alguien contra quien tiene un resentimiento.
      Dios dice que debemos amar aun a los enemigos, y en Efesios 4:26 leemos: "Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo".
      Además, Romanos 12:17 dice: "No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres".
      Si con todo esto no eliminan los malos sentimientos sino que los guardan y luego retribuyen con maldad, deben saber que este es un pecado muy grave.
      1 Juan 3:15 nos exhorta: "Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida..."
      Sin embargo, no dejan de odiar a alguien inmediatamente sino que acumulan los sentimientos de odio uno sobre otro; ¿cuántos asesinatos han cometido?
      Por causa de esto, no reciben respuestas a sus oraciones, las bendiciones no recaen sobre ustedes y enfrentan tribulaciones... ¡pero no comprenden por qué!
      Cuando el resentimiento o los malos sentimientos se acumulan en el corazón, pueden ser atacados por enfermedades muy serias.
      La gente carnal quizás piense que se va a sentir mejor una vez que pague mal con mal, pero jamás es así.
      Anhelo que logren comprender en verdad que será de gran mal para ustedes tan solo albergar el mal en el corazón, así como pagar mal por mal.
      Aunque alguien actúe con maldad hacia ustedes, la voluntad de Dios es que retribuyan con bondad.
      Solo cuando puedan liberar a la otra persona y a ustedes mismos, entonces podrán cumplir la buena voluntad de Dios.
      Por consiguiente, deseo que ustedes anhelen la bondad cada día más.
      Anhelo que puedan entender la buena voluntad de Dios el Padre cuando dice que 'nos abstengamos de toda forma de maldad'.

      Amados hermanos y hermanas en Cristo:
      Observemos ahora Génesis 4:9.
      Dice: "Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?"
      Dios ya sabía que Caín había matado a su hermano Abel, por eso interrogó a Caín.
      No lo hizo para que Caín le diera cuentas, sino porque quería mostrarle Su misericordia por él.
      Es decir, le dio a Caín una oportunidad para que se arrepintiera.
      Sin embargo, Caín dijo que no sabía nada... Fingió total ignorancia;
      para cubrir su acto de maldad, mintió descaradamente.
      Es más, con orgullo desafió a Dios y le dijo: "¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?"
      Proverbios 9:8 dice: "No reprendas al escarnecedor, para que no te aborrezca; corrige al sabio, y te amará".
      Esto significa que el escarnecedor aborrece a aquel que lo reprende.
      Significa también que ustedes deben comprender que se convierten en escarnecedores si sienten incomodidad en el corazón o aborrecen a aquel que los reprende.
      En la escritura de esta noche, la maldad se plantó en el corazón de Caín; él no reconoció el amor de Dios, por el contrario, demostró hostilidad.
      Esto demuestra cuánta maldad ya se había sembrado en su corazón.
      Algunos ejemplos semejantes se encuentran en muchas partes de la Biblia.
      En 1 Reyes 22, Acab, rey de Israel se alió con Josafat, rey de Judá, para librar una guerra contra Aram.
      Josafat sugirió que consultaran la voluntad de Dios antes de ir a la guerra.
      Acab reunió a los profetas, alrededor de 400 de ellos, y les consultó. Ellos dijeron entonces que ganaría la batalla.
      Josafat se sintió inquieto, y le dijo a Acab: "¿Hay aún aquí algún profeta de Jehová, por el cual consultemos?"
      Y en 1 Reyes 22:8 (LBLA) leemos: " Todavía queda un hombre por medio de quien podemos consultar al SEÑOR, pero lo aborrezco, porque no profetiza lo bueno en cuanto a mí, sino lo malo. Es Micaías, hijo de Imla".
      Lo que dijo Acab es que aborrecía al profeta Micaías porque no profetizaba lo bueno sino lo malo en cuanto a él.
      Aunque sea o no sea de su agrado, deben aceptar la palabra hablada por un verdadero profeta como la voluntad de Dios.
      No obstante, Acab era tan perverso de corazón, incluso al escuchar la Palabra de Dios por medio de un profeta, que no podía discernir si era o no la voluntad de Dios.
      Ni siquiera tenía un corazón dispuesto a obedecer la voluntad de Dios.
      Una vez más, el profeta dio una profecía no propicia; Acab moriría en la batalla. Luego ordenó que encarcelaran a Micaías.
      Proverbios 29:1 dice: "El hombre que reprendido endurece la cerviz, de repente será quebrantado, y no habrá para él medicina".
      Tal como se profetizó, Acab murió en la batalla.
      La profecía de Micaías turbó la mente de Acab, por lo que se disfrazó y fue a la batalla, pero fue alcanzado por una flecha que un soldado enemigo disparó al azar.
      Hubo otro rey que caminó de manera similar;
      fue Sedequías, el último rey de Judá.
      Para ese entonces, el Norte de Israel ya había caído y dejó de existir, y el sur de Judá estaba bajo el gobierno militar despiadado de Babilonia.
      Judá tuvo que presentar cualquier tributo que Babilonia demandaba, y tuvo que implementar las políticas que Babilonia deseaba.
      En este punto, el profeta Jeremías le dijo a Sedequías que era la voluntad de Dios que permanezcan pasivamente bajo el dominio de Babilonia.
      El sur de Judá se encontraba en tal condición para ser juzgados en la justicia de Dios.
      Dios prometió, sin embargo, que Judá no sería juzgada para extinguirse para siempre, sino que sería restaurada en 70 años.
      Mucho tiempo antes de eso, las 12 tribus de Jacob crecieron en Egipto para formar una nación.
      De igual manera, Dios le dijo a Judá que iban a nacer de nuevo como una nación excepcional si su pueblo asumía con humildad las pruebas bajo el imperio de Babilonia.
      Es tal como está escrito en Jeremías 29:11 que dice: "Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis".
      Sedequías, rey de Judá, y su pueblo no entendían aquella voluntad profunda de Dios, sino que más bien trataron a Jeremías como un traidor y lo persiguieron.
      E hicieron un esfuerzo para resistir en contra de Babilonia.
      Finalmente, el ejército de Babilonia rodeó la ciudad de Jerusalén.
      Ya que Jerusalén era una fortaleza impenetrable, un año y medio pasó porque la ciudad estaba sitiada.
      Mientras tanto, Babilonia seguía sugiriendo a Sedequías que se rindiera, pero él no escuchó.
      Esto se debía a que los falsos profetas le habían dicho que 'Dios lo guardaría para escapar de la amenaza".
      Entonces, una noche, Sedequías envió discretamente a llamar a Jeremías.
      Aun así, Jeremías declaró la voluntad de Dios.
      Como está escrito en Jeremías 38:17-18, dice: "Así ha dicho Jehová Dios de los ejércitos, Dios de Israel: Si te entregas en seguida a los príncipes del rey de Babilonia, tu alma vivirá, y esta ciudad no será puesta a fuego, y vivirás tú y tu casa. Pero si no te entregas a los príncipes del rey de Babilonia, esta ciudad será entregada en mano de los caldeos, y la pondrán a fuego, y tú no escaparás de sus manos".
      Entonces Sedequías abrió su corazón, tal como leemos en Jeremías 38:19.
      "Y dijo el rey Sedequías a Jeremías: Tengo temor de los judíos que se han pasado a los caldeos, no sea que me entreguen en sus manos y me escarnezcan".
      Lo que estaba diciendo era esto: si se rendía y se convertía en cautivo de Babilonia, se encontraría con los judíos que habían ido a Babilonia como cautivos antes que él, y tenía temor de que ellos le escarnecieran.
      Él estaba más preocupado por salvar su vida que por la vida o muerte de la nación, la preservación del Santo Templo y la seguridad de su pueblo.
      Por ende, Jeremías exhortó al rey una vez más.
      Le dijo: "No te entregarán. Oye ahora la voz de Jehová que yo te hablo, y te irá bien y vivirás".
      Sin embargo, al final Sedequías no lo escuchó.
      Cuando el muro de la ciudad fue derribado por el ejército de Babilonia, él huyó de la ciudad, pero fue capturado.
      En consecuencia, sacaron sus ojos, le aprisionaron con grillos y lo llevaron a Babilonia.

      Amados hermanos y hermanas en Cristo:
      El profeta Jeremías confesó y proclamó la voluntad de Dios incluso cuando la gente no lo escuchaba, sino que más bien se mofaban de él.
      Su corazón en ese momento se describe bien en Jeremías 20:8-9.
      Él dijo: "Porque cuantas veces hablo, doy voces, grito: Violencia y destrucción; porque la palabra de Jehová me ha sido para afrenta y escarnio cada día. Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude".
      Aquellos que aman verdaderamente a Dios y a las almas llegan a tener este tipo de corazón.
      Cuando alguien está en el camino de la destrucción, si ustedes no le dicen nada por temor a que le desagrade lo que escuchará y a que su corazón se entristezca, es semejante a expresar su odio hacia esa persona.
      Si ustedes en realidad lo aman, no importa si su relación con aquella persona se daña; lo importante es cómo rescatarla de la muerte.
      Por los últimos 30 años he llevado a cabo mi ministerio con este tipo de corazón.
      Yo sabía que su corazón no se sentiría cómodo, aún menos el corazón de quien predica la Palabra; sin embargo, le hablé del pecado, la justicia y el juicio.
      Como resultado, innumerables almas han salido de las tinieblas a la luz, y se han sumergido en el espíritu y espíritu completo.
      Es tal como está escrito en Efesios 5:13 que dice: "Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo".
      Por consiguiente, anhelo que ustedes puedan dar gracias incluso cuando son amonestados o cuando se les llame la atención.
      Siempre deben humillarse y prestar atención a cualquiera que les aconseje.
      Incluso si un niño pequeño lo hace, deben ser lo suficientemente humildes para escucharlo.
      Primero deben tener un corazón dispuesto a escuchar, y entonces podrán discernir entre lo bueno y lo malo.
      Escuchen y vayan en pos de ello si es la verdad; de lo contrario, no necesitan obedecer.
      Si no intentan escuchar en lo absoluto, sin importar cuán correctas sean las palabras, no podrán aceptarlas como tal.
      Mientras más se sumergen en el espíritu, alcanzarán un punto en el que su corazón no los condenará.
      Esto se debe a que ustedes guardan los mandamientos de Dios con el corazón que obedece la voluntad de Dios el Padre en todo tiempo.
      Mientras más profundo se sumerjan en el espíritu, mejor entenderán el corazón de Dios y guardarán los mandamientos con más gozo.
      Aunque sean amonestados por Dios, lo aceptarán todo con amor y poco a poco serán transformados a una luz más perfecta.
      No obstante, en la escritura de esta noche vemos que Caín no comprendió el amor de Dios el Padre, sino que más bien se ocupó de esconder su delito.
      En consecuencia, pagó un precio muy alto por su pecado.
      Hablaré más acerca de esto en el próximo estudio.
      Ruego en el nombre del Señor Jesucristo que ustedes hagan de este estudio su alimento espiritual y que siempre caminen en la luz para convertirse en un deleite para Dios el Padre.


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