• Conferencia sobre 1 Juan (33)

    [1 Juan 3: 18-22]

    10-06-2012 | Rev. Jaerock Lee

    • Pasaje

      [1 Juan 3: 18-22]
      "Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad. Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de él; pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas. Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él".


      Esta es la 33a session de las Conferencias sobre 1 Juan.
      En la última sesión, les hablé sobre el amor para proveer obras de caridad a los hermanos en necesidad con 1 Juan 3:17.
      Este dice, "Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?". Les expliqué que quien ayuda a sus hermanos dentro de los límites de la verdad, es aquel que tiene el amor de Dios.
      El siguiente versículo 18 está en el mismo contexto con los versículos previos. Este nos dice que mostremos nuestro amor con obras verdaderas.
      Dice, "Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad".
      Incluso las buenas palabras como aquellas de los ángeles son inútiles si ellas no contienen amor.
      Consolar a los hermanos en necesidad con muy buenas palabras es inútil para ellos. Tienen que haber obras reales de ayuda.
      Palabras que no contienen un corazón verdadero, y palabras de consuelo o bendición que son dichas solo por decir una formalidad, son inútiles.
      ¿Cómo consolaría una madre a un bebé que llora?
      Ninguna madre trataría de hacer que el bebé deje de llorar solamente con palabras tales como, "Oh, bebé, no llores, yo se que estás hambriento y cansado. Alguien te amamantará. Dios te ama y definitivamente te sustentará pronto".
      Ella lo arrullaría y lo amamantaría.
      Esto es igual con el amor a nuestros hermanos.
      Aquellos que tienen verdadero amor no tendrán solamente palabras sino también obras que las acompañen.
      Por supuesto, las obras de amor aquí no se refieren solamente a ayuda financiera.
      Cuando nosotros les ayudamos, es más importante también propagar el amor de Dios para que sus almas puedan prosperar y su fe pueda crecer para recibir bendiciones por ellos mismos.
      Pero cuando alguien está en necesidad, no podemos desatender la ayuda financiera o el servicio físico para ayudarles en esa situación.
      Además, Romanos 12:15 dice, "Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran". Como está escrito, tenemos que sufrir juntos, cuidarles, y visitar a aquellos que están sufriendo. Todos estos actos son obras de amor.
      Yo me reúno con tantos miembros cada semana.
      No es fácil simplemente saludarles de mano durante muchas horas, sin embargo ustedes vienen a mí con tantas clases de historias.
      Me piden que ore por los problemas de salvación de su familia, por conflictos familiares, bancarrota de sus empresas, y por la pérdida de sus trabajos, y tantos otros problemas.
      Iniciando con achaques menores, muchas personas enfermas con enfermedades incurables vienen a recibir mi oración en las puertas de la muerte.
      Algunas personas han cometido graves pecados delante de Dios y no pueden recibir el espíritu de arrepentimiento, así que en sufrimiento me piden que interceda por ellos.
      Cuando ustedes vienen a mí con tantos problemas, yo no puedo simplemente escucharlos y olvidarme.
      Debido a que ustedes vienen con la fe de que sus problemas serán resueltos con simplemente saludarme dándome la mano, yo toco sus manos con la actitud de orar por ustedes.
      Oro por ustedes con todas mis fuerzas en cada momento, y trato de esforzarme por verdaderamente ayudar a los necesitados.
      Después que oro por ustedes intensamente y les ayudo lo mejor que puedo, no puedo estar tranquilo diciendo que he hecho todo lo que podía.
      Yo tengo que albergar sus problemas en mi corazón hasta que sus problemas son realmente resueltos.
      Oro para que ustedes reciban una solución o una respuesta de Dios como si esto fuera mi propio problema.
      Debido a que he tratado de ayudar a los necesitados con un corazón sincero, he tenido que pedir el poder de Dios.
      He orado a Dios tan intensamente para que me permita manifestar un poder más grande porque no puedo ayudarles a todos solamente con mis propias fuerzas.
      Por medio de estas obras del poder de Dios para arrebatar las respuestas de Dios, ustedes pudieron reconocer el amor del Padre y del Señor y llegaron a amar a Dios.
      Hermanos y hermanas, el siguiente versículo 19 dice, "Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de él".
      La evidencia que demuestra que nosotros pertenecemos a la verdad es que amamos en verdad y con hechos.
      Entonces, también podemos estar seguros que somos de la verdad, y por lo tanto podemos estar confiados delante de Dios.
      Podemos orar confiadamente, y así podemos obtener la fortaleza en nuestra vida como cristianos para convertirnos cada vez más en hijos perfectos de Dios.
      Cuanto más realmente practiquemos el amor verdadero, más podremos hacer que nuestro corazón se vuelva verdadero.
      Por ejemplo, si ayudamos a otros de acuerdo con la palabra de Dios, nuestros corazones serán llenados con el Espíritu Santo y con gozo.
      Viendo cómo aquellos que reciben ayuda se sienten felices, y aun más si ellos nos aprecian, estaremos mucho más llenos de gozo.
      Podríamos decidir una vez más encontrar a los que están en necesidad a nuestro alrededor y ayudar más a otros. De esta forma realmente les ayudaríamos mucho más.
      Al continuar haciendo esto, nuestro amor se volverás más y más profundo.
      Tendremos la generosidad del mirar a nuestro alrededor, y recibiremos la guía del Espíritu Santo más claramente.
      Después de todo, entre más practiquemos el amor, más firme estamos haciendo nuestro corazón con la verdad.
      El siguiente versículo 1 Juan 3:20 dice, "pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas".
      Este versículo es sobre aquellos creyentes que moran en la palabra de Dios.
      Si las personas viven en pecado y sin ninguna relación con la verdad, ellos siempre tienen algo que han hecho para traer acusaciones y condenación sobre ellos, así que Juan no tenía que decir, "si nuestro corazón nos reprende", por ellos.
      Por supuesto, si ellos están manchados con el pecado a un grado extremo, podrán no tener ningún remordimiento de conciencia. Pero este versículo no está dirigido a esas personas.
      Aquellos hijos de Dios que tratan de vivir por Su palabra y en la verdad, podrán en ocasiones encontrar algo en ellos que los condene.
      Cuando ellos se reflejen en la palabra de Dios, podrán reconocer sus defectos y sentirán punzadas en su conciencia.
      A la vista del Dios todopoderoso, ¿cuántos defectos tendrán?
      Dios el Creador es un ser maravilloso.
      Él conoce todos los corazones, pensamientos, y obras de todas las personas, como si Él estuviera viendo en la palma de Su propia mano.
      Salmo 139:1-4 dice, "Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; Has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, Y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda".
      Como está escrito, nosotros no podemos esconder nada de la vista de Dios.
      Dios conoce incluso el corazón de falsedad que nosotros no podemos reconocer nosotros mismos.
      Por esta razón, en ocasiones Él permite que las pruebas vengan para permitirnos desechar tales falsedades.
      Este fue el caso con Job, la figura principal del libro de Job.
      Job era un hombre justo viviendo por la palabra de Dios, pero él no podía reconocer la maldad que estaba en lo profundo de su corazón.
      Así que, Dios permitió que las acusaciones de Satanás se llevaran a cabo en contra del él para que pudiera reconocer la maldad oculta y la desechara.
      Dios conoce las partes más profundas de nuestro corazón que nosotros mismos no conocemos, y delante de Dios no podemos esconder ninguna forma de falsedad de la cual seamos conocedores.
      Por ejemplo, supongan que dos creyentes están asistiendo diligentemente a todos los servicios de adoración, de oración y otras reuniones de la iglesia, así que la gente cree que ellos son fieles.
      Pero aun cuando ellos parecen estar haciendo la misma cosa, cada uno tiene un corazón diferente.
      Uno podrá tener nexos persistentes con el mundo mientras que el otro está solamente marchando hacia el Cielo mirando solamente hacia el Señor.
      Ellos mismos conocen su propio corazón aun cuando otros no pueden verlo.
      Además, supongan que dos empleados de una empresa están trabajando duro.
      Uno podrá estar trabajando duro solamente por la gloria de Dios, mientras que el otro está trabajando duro para satisfacer su propia codicia de fama y dinero.
      Las dos personas buscan la paz con alguien que los acusa sin causa alguna.
      Uno de ellos podrá haber tenido paz con esa persona sin tener ningún sentimiento negativo, mientras que la otra sintió resentimiento aunque no lo mostró externamente.
      Otros podrán no ver su corazón, pero ustedes pueden discernir su corazón ustedes mismos.
      Es más, Dios está observando todo muy claramente.
      Cada vez que encuentren algo imperfecto en ustedes, yo espero que lo mantengan en mente y lo cambien rápidamente.
      Al hacer esto, oro en el nombre del Señor para que ustedes sean irreprensibles incluso delante de Dios.
      Amados hermanos y hermanas en Cristo, ahora veamos 1 Juan 3:21-22. Yo he hecho énfasis en estos versículos en muchas ocasiones.
      Estos son los versículos que claramente nos dicen el secreto para recibir respuestas y bendiciones.
      El texto dice, "Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él".
      Debido a que este dice, 'amados', ustedes pueden esperar una palabra de bendición que le siga.
      Si su corazón no los condena y si tienen confianza delante de Dios, ustedes pueden ser llamados, 'amados'.
      Incluso aquellos que están tratando de vivir en la verdad no son realmente perfectos delante de Dios.
      Pero si continúan tratando y finalmente se santifican, ellos no tendrán nada que los condene.
      Por supuesto, incluso después de llegar al espíritu, ustedes continúan necesitando llegar al espíritu perfecto, e incluso después de llegar al espíritu perfecto, tienen que continuar marchando hacia el reino espiritual.
      Pero si solamente llegan al espíritu, y entonces no quebrantan la ley ni comenten ninguna injusticia, sino que solamente practican las cosas que agradan a Dios, entonces siempre estarán llenos con el Espíritu y estarán confiados delante de Dios.
      Una persona así puede pedirle cualquier cosa a Dios si necesita algo, y él recibirá cualquier cosa que pida.
      Permítanme darles una alegoría.
      Si un padre es muy rico, él tiene la capacidad de comprar las cosas que sus hijos necesitan.
      Si su hijo es honrado y obediente al padre y es preferido por su padre, él puede pedirle cualquier cosa cada vez que la necesite.
      Pero un hijo que siempre está provocando dificultades a su padre no puede estar confiado a que su padre le dará o no lo que él quiere.
      Así el padre, quien podrá fácilmente responder a un hijo que es obediente todo el tiempo.
      Él no solamente puede amar a este hijo sino que también confía en él, por lo tanto puede darle más de lo que el hijo desea.
      Pero no puede responder fácilmente a un hijo que es desobediente y problemático.
      Por ejemplo, si el hijo está pidiendo alguna mesada, el padre se preocupa que pueda gastar en propósitos errados, así que le cuestionará en detalle.
      Incluso si el hijo da respuestas razonables sobre por qué necesita el dinero y en qué es lo que va a gastarlo, el padre no puede realmente confiar en su hijo.
      Es igual en el espíritu.
      Dios creó los cielos y la tierra y todas las cosas en ellos con Su palabra, y Él gobierna la vida, la muerte y la historia de la humanidad.
      Este Dios Creador, el Dios todopoderoso es nuestro Padre quien está lleno de amor.
      Si Él quiere respondernos, no habría nada imposible para nosotros.
      Pero no todo aquel que le llama "Padre" puede recibir la misma respuesta.
      Si ustedes son amigos del mundo y viven en pecados, no es fácil que le pidan a Dios cuando tienen un deseo en su corazón.
      Cuando están en una situación desesperante, podrían orar como si estuvieran aferrados a pajillas, pero eventualmente confían más en el mundo porque no tienen confianza en recibir la respuesta.
      Y cuando el resultado no es bueno, algunos creyentes insensatos culpan a Dios por no escuchar sus oraciones.


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