• Conferencia sobre 1 Juan (34)

    [1 Juan 3:21-23]

    17-06-2012 | Rev. Jaerock Lee

    • Pasaje

      [1 Juan 3:21-23]
      "Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él. Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado".


      Esta es la 34a sesión de las Conferencias sobre 1 Juan.
      Estuve discutiendo 1 Juan 3:21-22 en la última sesión cuando el tiempo terminó.
      La escritura dice, "Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él".
      Este pasaje nos dice claramente cómo podemos recibir respuestas y bendiciones de Dios quien ha creado el cielo y la tierra y todas las cosas que en ellos hay, y quien controla la historia de la humanidad, la vida y la muerte, y las bendiciones y maldiciones.
      Si ustedes tienen un deseo en su corazón, no debe ser fácil que le pidan algo a Dios solamente porque asisten a la iglesia pero son amigos del mundo y viven en pecados.
      Cuando están en una situación desesperante, podrían orar como si estuvieran aferrados a pajillas, pero eventualmente confían más en el mundo porque no tienen confianza en recibir la respuesta.
      Y cuando el resultado no es bueno, algunos creyentes insensatos culpan a Dios por no escuchar sus oraciones.
      Por el contrario, aquellos hijos de Dios que viven por Su palabra pedirán a Dios cualquier cosa con toda confianza.
      Ellos tienen la confianza que Dios los ama y que Él les responderá.
      Incluso si se encuentran en una situación difícil por el momento, creen que Dios obrará para bien en todo.
      Esta confianza no es confianza física sino espiritual, aquella que es otorgada en la verdad.
      1 Juan 5:14 también dice, "Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye".
      Nosotros podemos estar espiritualmente confiados porque tenemos la seguridad que Dios nos escuchará cuando le pidamos de acuerdo a Su voluntad.
      Aquellos hijos espirituales que moran en la verdad no orarán con codicia ni con maldad de corazón.
      Ellos piden lo que es correcto a la vista de Dios y en justicia, y piden según el Espíritu Santo les guía.
      Por esta razón, tienen la fe que ellos han ya recibido lo que piden.
      1 Juan 4:18 dice, "En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor".
      Cuando nosotros amamos a Dios y moramos en la verdad, no tenemos temor.
      Ellos denodadamente piden a Dios y reciben la respuesta sin preocuparse pensando, "¿Qué si no recibo la respuesta? ¿Qué si las cosas no salen como yo deseo?"
      Y aquí, pedir en la verdad no significa que ustedes no puedan nunca pedir algo personal sino solamente por el reino de Dios.
      Mateo 6:33 dice, "Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas". Dios Padre desea que Sus hijos gocen de abundantes bendiciones.
      Aquellos que solamente piden de acuerdo a sus propios deseos y no por el reino y la justicia de Dios no pueden ser considerados que aman a Dios.
      Si ellos no aman a Dios, entonces tendrán alguna clase de incomodidad en su relación con Dios y por consiguiente, pedirle denodadamente a Dios no es fácil.
      Además, las oraciones hechas con codicia o con maldad de corazón no son respondidas con facilidad.
      Supongan que hay una persona que ora de la siguiente manera:
      "Dios yo llevo una vida diligente como cristiano, entonces, ¿por qué siempre tengo dificultades? Si Tú me das bendiciones financieras rápidamente, yo te daré gloria y daré mejores ofrendas. Permite que los clientes que están yendo a la tienda de vecina, vengan todos a mi tienda y permite que mis ventas aumenten. ¡Yo creo que Tú me responderás!".
      ¡Pueden ustedes imaginar cuán desconcertado estaría Dios!
      Él está declarando que cree, pero está orando con palabras de desconfianza y resentimiento y de queja.
      Es más, está orando con maldad de corazón y con codicia. Y no puede tener la confianza que recibirá la respuesta.
      Entonces, ¿cómo debería estar él orando?
      Consideren la siguiente oración: "Padre, Tú dices que nosotros prosperaremos en todas las cosas y que estaremos sanos según prospere nuestra alma. Permíteme morar en la verdad y por favor Padre, permíteme glorificar Tu nombre por medio de mi tienda. Permíteme suministrar los productos que son buenos y necesarios para los clientes, con amabilidad y fidelidad. Dame la sabiduría para que beneficie no solamente a los clientes sino también que edifique a mis vecinos tanto como incrementen mis ventas".
      Dios escuchará esa clase de oración.
      Yo no estoy diciendo que ustedes deberían memorizar algo como esto y orar. Esto es solamente un ejemplo de la clase de actitud que deben tener cuando oran.
      Cuando los estudiantes oran por sus exámenes, si ellos oran con deseos egoístas, no pueden tener la confianza que recibirán la respuesta.
      Consideren la siguiente oración: "Dios, yo no estudié hasta ahora, pero oré mucho y viví una buena vida por un mes. Así que, permíteme obtener el puntaje más alto en el examen de matemáticas el día de mañana".
      La fe no puede ser otorgada cuando él ora de esa forma.
      Pero consideren la siguiente oración: "Padre, yo he estudiado duro para cumplir con mi deber de estudiante y darte gloria a Ti. Permíteme recordar todo lo que estudié y permíteme no cometer ningún error dándome más sabiduría. Permíteme obtener el mejor resultado al depender del poder del Señor".
      Uno puede tener seguridad y confianza solamente cuando ora con fe y bondad como la oración antes descrita.
      Amados hermanos y hermanas en Cristo, la razón por la cual podemos estar espiritualmente seguros y recibir cualquier cosa que pidamos es porque nosotros guardamos Sus mandamientos y hacemos las cosas que a Él le agradan.
      Guardar los mandamientos de Dios es obedecer todas las palabras de la Biblia incluyendo los Diez Mandamientos.
      Además, se dice que el amor es el cumplimiento de la Ley, y por consiguiente, aquel que ama a Dios y a sus hermanos es el que guarda los mandamientos.
      Les explicaré sobre esto más adelante cuando lleguemos al versículo 23.
      Ahora, ¿cuáles son las cosas que le agradan a Él?
      Como explica el versículo anterior, guardar los mandamientos de Dios es agradarlo a Él.
      3 Juan 1:4 dice, "No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad". Como está escrito, Dios se agrada cuando nosotros practicamos la verdad.
      Él también se agrada con los servicios de adoración, las oraciones y las ofrendas que le ofrecemos a con todo nuestro corazón.
      Cuando Salomón ofreció mil sacrificios con todas sus fuerzas, Dios estaba tan agradado que preguntó primero cuáles eran los deseos de Salomón de parte de Dios.
      Cuando nosotros le ofrecemos alabanzas con todo nuestro corazón como lo hizo David, Él se deleita mucho más que cuando le ofrecemos el sacrificio de un toro.
      Dios se agrada cuando nosotros mostramos nuestra fe sin utilizar nuestros pensamientos carnales, así como Abraham ofreció a su hijo Isaac y como los hijos de Israel que cruzaron el desbordado Río Jordán con fe.
      Hebreos 11:6 dice, "Pero sin fe es imposible agradar a Dios". Como se ha dicho, Dios se agrada cuando nosotros actuamos decididamente con fe espiritual, y Él nos bendice.
      Él también se deleita con la invariable sinceridad y la honestidad sin ninguna falsedad, como la que tuvo Daniel.
      Él se agrada con una persona que se sacrifica y se dedica a sí misma por otros hermanos como lo hizo Rut.
      Él también se regocija con la fidelidad por el reino de Dios así como José fue fiel, y con la ayuda a los necesitados como lo hicieron Tabita y Cornelio.

      Dios también se agrada cuando ustedes predican el evangelio y cuidan de las almas que tienen fe débil.
      Hermanos y hermanas, si nosotros amamos a Dios y al Señor, no es difícil guardar los mandamientos.
      Además, si nosotros amamos a nuestro prójimo, con naturalidad actuaremos en bondad para agradar a Dios.
      Si guardamos Sus mandamientos y hacemos las cosas que le agradan a Él, recibiremos respuesta a todo lo que pidamos.
      Yo soy un testigo vivo de este hecho como pueden ver.
      Debido a que yo me encontraba enfrentando la muerte cuando conocí a Dios y después de esto solo quería conocer el corazón y la voluntad de Dios con todo mi ser.
      Estaba tan agradecido y amaba tanto a Dios que aprendí la palabra de Dios y obedecí todo lo que aprendí.
      Si a Dios le desagradaba algo, a mí también me desagradaba desde lo profundo de mi corazón. Si Dios se agradaba de algo, yo también me agradaba, y hacía las cosas que le agradaban a Él.
      Así que, Dios respondía a cualquier cosa que le pedía, y Él incluso me daba antes que le pidiera, cuando yo solamente deseaba algo en mi corazón.
      Dios conoce las cosas que yo necesitaré en cierto momento. Así que, él prepara todo de antemano y me lo da en el momento más apropiado.
      Por esta razón, solamente oro por el reino de Dios y por otras almas. Yo no oro por mi mismo ni por los miembros de mi familia.
      Yo creo que su fe ha incrementado tanto que también ustedes están experimentando estas cosas.
      Espero que guarden los mandamientos con todo su corazón y que hagan solamente las cosas que agradan a Dios.
      Al hacer esto, oro en el nombre del Señor para que, ustedes estén confiados delante de Dios y reciban cualquier cosa que le pida.


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