• Dios mide nuestra fe (17)

    [Ezequiel 47:1-5, Mateo 25:28-30]

    23-09-2012 | Rev. Jaerock Lee

    • [Pasaje]

      [Ezequiel 47:1-5]
      "Y salió el varón hacia el oriente, llevando un cordel en su mano; y midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos. Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta las rodillas. Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos. Midió otros mil, y era ya un río que yo no podía pasar, porque las aguas habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado".

      [Mateo 25:28-30]
      "Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes".


      Esta es la 17.a reunión del estudio titulado "Dios mide nuestra fe".
      En el tiempo de Jesús, los judíos lo rodearon un día y le pidieron que confesara si Él era el Cristo.
      Así que, como está escrito en Juan 10:25, Jesús les respondió diciendo: "Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí".
      Jesús demostró ser el Hijo de Dios y el Cristo por medio de buenas obras y al manifestar milagros que únicamente Dios puede hacer.
      De la misma manera, aquellos hijos de Dios que son salvos mostrarán las obras que son dignas de ser un hijo de Dios.
      Aquellas obras se mostrarán con mayor claridad en el crecimiento de la fe.
      Una de esas obras es el hecho de ser fiel en nuestras responsabilidades.
      Otra obra es la de dar gracias en todo tiempo, sin olvidar la gracia recibida.
      ¿Están ustedes mostrando estas obras en sus vidas?
      En la segunda parte de Gálatas 6:17, Pablo dijo: "...yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús". Como está escrito, ruego en el nombre del Señor que ustedes también lleven en el cuerpo las marcas del Señor Jesús.


      [Mensaje principal]

      Amados hermanos y hermanas en Cristo y televidentes:
      En algunos lugares de la Biblia, Jesús menciona los pecados que no se pueden perdonar.
      Uno de ellos es la Parábola de los Talentos, descrita en Mateo 25.
      Esta parábola nos enseña que el acto de ser fieles está relacionado con nuestra salvación.
      Analicemos esto ahora:
      Mateo 25:14-17 dice: "Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos".
      En este caso, el "hombre" simboliza al Señor Jesús.
      "Yéndose lejos" significa que el Señor irá al Cielo después de Su resurrección.
      Los "siervos" representan los hijos de Dios que son salvos y los "bienes" constituyen todas las personas de este mundo.
      En Juan 1:3 leemos: "Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho". Como está escrito, el Señor es el Creador y Amo de todas las cosas.
      Para Él, la creación más preciosa es la gente, la humanidad.
      El Señor nos confió primeramente a nosotros, los que somos salvos, las innumerables almas de este mundo para que puedan alcanzar la salvación.
      En Mateo 28:19-20, el Señor dijo: "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo".
      Los "talentos" que el hombre dio a sus siervos representan nuestras "responsabilidades".
      Mateo 25:16-17 dice que el que había recibido cinco talentos y el que había recibido dos, ganó también el doble.
      Incrementar los bienes del hombre es cumplir con nuestras responsabilidades y llevar muchas almas a la salvación.
      Todas las responsabilidades encomendadas por el Señor están directa o indirectamente relacionadas con la salvación de las almas.
      No solo la predicación, enseñanza y cuidado directo de las almas sino también los trabajos de voluntariado, las alabanzas y las cosas relacionadas con la iglesia se hacen, después de todo, para salvación de las almas.
      Amados hermanos y hermanas: ¿Cuántos talentos han recibido de parte del Señor?
      Es decir, ¿cuántas responsabilidades tienen?
      Asimismo, ¿cuán bien están cumpliendo con sus obligaciones?
      Claro está que el Señor no obliga a nadie a cumplir muchas responsabilidades.
      El Señor otorga los talentos de acuerdo a las habilidades.
      Él les da sus responsabilidades en acuerdo al tipo de talentos que tienen.
      Acaso hay alguien aquí que piensa: "Pero tengo tan pocos talentos y no he tenido oportunidad de aprender algo o adquirir conocimiento. Entonces, si el Señor considera estas cosas, ¿cómo podré recibir responsabilidades de parte de Él?"
      En este caso, los talentos no conciernen a talentos físicos como el conocimiento o las habilidades.
      Estos se refieren a talentos espirituales, es decir la fe, esperanza y amor.
      Con los talentos físicos no podemos conducir los negocios del espíritu, esto es, la salvación de las almas.
      Podemos hacerlo con talentos espirituales, es decir, con fe, esperanza y amor.
      Mientras más cosas como estás tengamos, podremos desarrollar nuestras responsabilidades de mejor manera.
      Concretamente, podremos cumplir con nuestras obligaciones y llevaremos más almas a la salvación.
      Pensemos en el por qué de esto...
      Primero: mientras mayor sea la fe, se difundirá el Evangelio a las almas con más confianza y pasión.
      Esto se deberá a que se cree con certeza que Dios está vivo y que el Cielo y el Infierno en verdad existen.
      Mientras mayor es la fe, mayor es también la esperanza.
      Se creerá que se recibirá más recompensas al cumplir con las responsabilidades de manera diligente y se lleva muchas almas al Señor, y así, se obtiene grande esperanza.
      Al tener esta esperanza se deseará cumplir con más responsabilidades, y además se anhelará producir frutos mediante el buen cumplimiento de las obligaciones.
      Esto es así porque, en Apocalipsis 22:12, el Señor nos promete: "He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra".
      En el pasaje bíblico de hoy, el hombre regresa después de un largo tiempo para arreglar cuentas con sus siervos.
      Aquel que había recibido cinco talentos, al igual que el que recibió dos, duplicaron lo recibido.
      Pero aquel que había recibido un talento, lo había escondido para sí.
      El hombre elogió a los dos siervos que duplicaron lo recibido, diciendo: "Bien, buen siervo y fiel".
      Asimismo, en Mateo 25:23, leemos: "...sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor".
      Esto significa que si cumplimos bien nuestras responsabilidades y llevamos muchas almas a la salvación, iremos a buenas moradas en el Cielo y también seremos invitados a los banquetes de Dios.
      Por supuesto que todos los hijos salvos de Dios serán invitados a asistir al hermoso banquete antes de entrar oficialmente al reino de los Cielos.
      Serán invitados al gran banquete de las bodas que durará por siete años y que se realizará después de la venida del Señor en el aire.
      ¡Cuán grande será el gozo de aquel día!
      Pero entre los hijos salvos de Dios, aquellos que han cumplido muy bien con sus obligaciones serán invitados al banquete de Dios el Padre realizado en la Nueva Jerusalén, que es la mejor morada celestial.
      Aquellos que tienen esperanza por este día pueden hacer sus tareas con gozo.
      No malgastan su tiempo ni su dinero; tampoco se afanan por las cosas del mundo que perecen y se acaban.
      Invierten todas sus posesiones y habilidades en cosas que son verdaderas, es decir en el eterno reino de los Cielos y en la gloria y galardones celestiales.
      Ellos pueden ser fieles incluso hasta la muerte.
      Además de esto, si tienen 'amor' en el corazón pueden mostrar el tipo de fidelidad que más agrada a Dios Padre.
      Aquellos que han cultivado el amor espiritual guardarán la Palabra de Dios por completo.
      En especial guardarán los dos mandamientos principales.
      Estos se mencionan en Marcos 12:30-31.
      El primero es: "Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento". El segundo es: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo".
      Aquellos que guardan estos dos mandamientos se sacrifican a sí mismos para servir a los demás en todas las cosas.
      Siempre se esfuerzan mucho por el reino de Dios y las almas.
      Por el contrario, los que no tienen aquella fe, esperanza o amor no tienen entusiasmo para sus obligaciones.
      Ese fue el caso del siervo que recibió un talento.
      Cuando el hombre regresó de su viaje, el siervo que había recibido un talento habló, y dijo:
      "Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo" (Mateo 25:24-25).
      El acto de esconder el talento en la tierra significa que escondió su responsabilidad en su corazón y no la cumplió.
      Pero, ¿qué dice Santiago 2:26?
      Dice: "Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta".
      Es decir, si ustedes dicen que creen en Dios pero no tienen las obras que demuestren su amor por Él, su fe no se puede considerar verdadera.
      El hombre dijo a su siervo: "Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes".
      Esto significa que no irá al reino celestial sino a las tinieblas de afuera, que son el Infierno.
      Es decir, si no se cumple con las responsabilidades apropiadamente, no se alcanzará salvación.
      Hermanos y hermanas: Es muy claro que este pasaje no se aplica a los nuevos en la fe.
      Solamente se aplica a aquellos que deben tener fe y que son líderes y obreros en la iglesia.
      En especial, los pastores que tienen la tarea que está directamente relacionada con la salvación y el cuidado de las almas, deberían prestar mucha atención a este verso.
      Proverbios 27:23 dice: "Sé diligente en conocer el estado de tus ovejas, y mira con cuidado por tus rebaños".
      Tal como lo dice el verso, los ministros siempre deben conocer bien la condición de las almas que se les ha confiado.
      Siempre deben prestar atención a las almas.
      Pero si buscan su propia comodidad en sus vidas pensando en qué comerán, qué beberán y qué vestirán, ¿cómo podremos decir que en verdad son siervos del Señor?
      Asimismo, los ministros deben suplir para las necesidades espirituales del rebaño, incluyendo el alimento espiritual y el cuidado de ellas.
      Pero algunas veces, aunque las almas están espiritualmente sedientas y hambrientas, las abandonan y prestan atención a otras cosas.
      Si los padres no alimentan a sus hijos a tiempo, o si no se alimenta a los animales que se tiene en casa, incluso la gente del mundo los acusará.
      Y si los ministros no cuidan de las almas, ¿cómo podrán escapar de la reprensión del Señor?
      El Señor dice que este tipo de siervos son 'asalariados'.
      En Juan 10:12 leemos: "Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa".
      Incluso entre los creyentes laicos, hay personas que trabajan con toda su vida y aman a Dios y a las almas, además de invertir todo su tiempo, dinero, cuerpo y corazón.
      Si ustedes reciben su pago de parte de Dios y no cumplen con sus tareas adecuadamente, no son siervos del Señor sino obreros asalariados.
      En el Antiguo Testamento, Isaías comparó a los líderes de Israel, que estaban cegados por su propia codicia y no hacían el deber del pastor, a los perros codiciosos.
      Isaías 56: 10-12 expresa: "Sus atalayas son ciegos, todos ellos ignorantes; todos ellos perros mudos, no pueden ladrar; soñolientos, echados, aman el dormir. Y esos perros comilones son insaciables; y los pastores mismos no saben entender; todos ellos siguen sus propios caminos, cada uno busca su propio provecho, cada uno por su lado. Venid, dicen, tomemos vino, embriaguémonos de sidra; y será el día de mañana como este, o mucho más excelente".
      ¿Cómo puede este tipo de pastores entrar a las moradas gloriosas en el reino de Dios, incluso a pesar de tener el título de "ministros" en este mundo?
      ¿Acaso existe alguien que piensa que ha intentado mucho pero que no ha tenido fruto porque su entorno y circunstancias no han sido buenas y ha nacido con un corazón que no es bueno?
      ¿O hay alguno que dice: "He recibido solo esta tarea pequeña, que no es importante. ¡Esto no es justo!"?
      Si es así, están juzgando al amo y poniendo excusas: "Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo".
      El Señor asigna responsabilidades a cada uno de acuerdo a sus talentos.
      Es decir, Él no nos asignará algo que no podamos hacer en realidad.
      Por supuesto que existen algunas personas que reciben algunas responsabilidades que sobrepasan el nivel de sus propios talentos.
      Pero en cualquier caso, una vez que se ha recibido una tarea, se la debe cumplir con la vida entera.
      Esta es la voluntad del Señor.
      Asimismo, si piden algo para el reino de Dios, ya sea sabiduría o fortaleza, sin malas intensiones, Él les dará todo sin reprenderlos.
      Si reciben la fortaleza del Señor, aunque tengan 80 unidades de habilidad, podrán desempeñar su labor a un nivel de 100 o 120 unidades.
      Pero si ni siquiera le piden al Señor más fortaleza o si descuidan sus responsabilidades solo por el hecho de ser perezosos o porque les agradan las cosas del mundo, no podrán escapar de la reprensión del Señor quien les dirá que son siervos perezosos.
      Esto demuestra que ustedes no tienen una mente agradecida por la gracia de la salvación, que no creen en el poder de Dios y que no tienen esperanza por el Cielo.
      Es decir, anhelo que entiendan que su actitud al cumplir con sus responsabilidades es una de las medidas para evaluar su fe espiritual.
      Además anhelo que no piensen que este mensaje no es para ustedes en lo personal porque no son ministros.
      Si han estado tratando de evadir responsabilidades porque se sienten cargados, anhelo que derriben sus patrones de pensamiento y sus limitaciones.
      Aquellos obreros que tienen fe desearán asumir más responsabilidades y llegar a ser más fieles.
      Dios ama a esos obreros fieles que desean ardientemente las responsabilidades y el trabajo arduo.
      En el pasaje de hoy, ¿a quién le dio el hombre el talento que le quitó al siervo que tenía un talento?
      No se lo dio al que tenía dos talentos e hizo dos más, sino que se lo dio al que tenía cinco e hizo cinco más.
      Por supuesto que esto no significa que deben asumir responsabilidades en exceso, sobrepasando la medida de su fe.
      A veces es necesaria la sabiduría para ser discreto al asumir las responsabilidades.
      También es necesario que la iglesia dé la oportunidad al mayor número posible de obreros para levantar más colaboradores.
      Lo importante es la actitud del corazón.
      Es importante cumplir con nuestras responsabilidades con el deseo de retribuir la gracia recibida, con la disposición para tomar las cargas con nuestro amor por el Señor y con la esperanza de las recompensas que el Señor almacenará en el Cielo para nosotros.


      [Conclusión]

      Amados hermanos, hermanas y televidentes: Desde el momento que acepté al Señor he experimentado muchas cosas mientras he cumplido con responsabilidades que han sido abrumadoras.
      La tarea de ser un siervo del Señor fue realmente abrumadora para mí.
      Cuando recibí el llamado para ser pastor, me preocupaba el ser ya muy mayor y demasiado introvertido para ser pastor.
      Pero cuando obedecí con un "Amén", Dios mismo dirigió todos mis caminos y me dio gracia y fortaleza sobreabundante.
      A veces yo sabía que colapsaría si no descansaba en un momento dado.
      Pero incluso en esos momentos no lograba hacerlo.
      No me sentía cómodo ni descansaba en lo físico porque pensaba: "¿Y si el redil se debilita? ¿Qué sucederá si el diablo enemigo arrebata las ovejas?"
      También quería aliviar las cargas de los obreros que tenían una fe débil y no podía simplemente mirar las cosas que ocurrían en la iglesia.
      Aparte de esto, para poder cumplir con la voluntad y la Providencia de Dios para esta iglesia, no podía estar a gusto en absoluto.
      Pero no significa que yo estaba cumpliendo con mis responsabilidades de modo obligado y sintiendo que era algo difícil.
      Simplemente sentía que si trabajaba un poco más, los miembros de la iglesia serían más felices y sus almas prosperarían aún más.
      ¡Eso me hacía muy feliz!
      Me deleitaba en cumplir con el reino de Dios de manera hermosa y en glorificarle a Él.
      Sobre todo, con el amor de Dios Padre que se derramaba sobre mí continuamente y con el amor de los miembros de la iglesia, de vez en cuando me sentí consolado y logré cumplir mis obligaciones.
      Anhelo que ustedes también experimenten de manera sobreabundante este tipo de amor y poder de Dios al ser fieles.
      Además ruego en el nombre del Señor que ninguno de ustedes enfrente un final trágico por descuidar sus responsabilidades, al igual que el siervo perezoso que recibió un talento.


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