• Estudio basado en Génesis (91)

    [Génesis 4:24-26]

    21-09-2012 | Rev. Jaerock Lee

    • Pasaje

      Génesis 4:24-26
      [24] Si siete veces será vengado Caín, Lamec en verdad setenta veces siete lo será. [25] Y conoció de nuevo Adán a su mujer, la cual dio a luz un hijo, y llamó su nombre Set: Porque Dios (dijo ella) me ha sustituido otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín. [26] Y a Set también le nació un hijo, y llamó su nombre Enós. Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová.


      Este es el 91.° estudio de Génesis.
      El período de tiempo de este verso es de aproximadamente 600 años después de que Adán se estableció en este mundo.
      Con el gran incremento de la población, las personas vivían en tribus, luego formaron aldeas y asentamientos incluso más grandes.
      No obstante, con el crecimiento de estos grupos, se presentaban los conflictos entre ellos.
      Ellos deseaban asegurar sus territorios y buscar sus propios beneficios. En consecuencia empezaron a darse las disputas.
      Fue durante este período de tiempo que se desató una disputa entre la tribu a la que pertenecía Lamec y otra tribu, y Lamec fue herido.
      Pero Lamec mató al joven que lo hirió.
      Aparentemente parece que Lamec lo hizo en defensa propia, pero fue una reacción exagerada.
      Esta reacción muestra que Lamec era un hombre muy malvado.
      Aun después de matar al muchacho, Lamec presenta una excusa para justificar lo que había hecho.
      En Génesis 4:24, no solo se justifica por lo que ha hecho, sino que también dice: "Si siete veces será vengado Caín, Lamec en verdad setenta veces siete lo será".
      Este es uno de esos versos muy "difíciles de entender" en la Biblia.
      Existen varios comentarios al respecto.
      No obstante, les animo a que lo entiendan de la manera correcta, tal como Dios el Padre lo explica.
      Para empezar, Dios fue quien dijo: "Ciertamente cualquiera que matare a Caín, siete veces será castigado".
      Dios tomó el paso de modo que nadie lastime a Caín mientras vagaba en este mundo después de matar a su hermano Abel.
      Este hecho se transmitió a los descendientes de Caín, por eso lo sabía también Lamec.
      Después de que Lamec matara al hombre, recordó lo que le había pasado a Caín.
      Aunque Lamec justificó lo que había hecho, tuvo temor de que la gente llegara a saber lo que había hecho.
      Particularmente pensó que la tribu a la que pertenecía el joven buscaría su venganza.
      Además, para su propio beneficio, Lamec cambió lo que Dios había dicho que se haría respecto a Caín.
      "Si siete veces será vengado Caín, Lamec en verdad setenta veces siete lo será".
      Él lanzaba amenazas al aire diciendo que si alguien lo lastimaba, sería castigado por Dios setenta veces siete.
      Lamec no se encontraba en ningún tipo de posición que lo facultaba a decir tales cosas.
      En primer lugar, Dios no había dicho aquello respecto a Lamec; en segundo lugar, "setenta veces siete" era una exageración tremenda.
      Él habló en beneficio propio, sin embargo lo había hecho como si hubiese sido la voluntad de Dios.
      Jamás debemos cambiar la Palabra de Dios a nuestro antojo; jamás debemos mentir en nombre de Dios.
      Lo más probable es que, aun en la actualidad, existen aquellos que citan la Palabra de Dios para beneficiarse a sí mismos o asegurar su posición.
      Digamos, hay siervos de Dios o líderes de la iglesia que son propensos a decir: "Si no obedeces, sufrirás una prueba".
      Es más, incluso hacen una lista detallada de los casos de aquellos que no obedecieron y sufrieron pruebas.
      Claro está que las pruebas sobrevendrán a aquellos hijos de Dios que no obedecen Su Palabra.
      Sin embargo, aquellos entre ustedes que ejercen la posición de maestros, deben actuar con cautela y no obligar a los demás a obedecer como si lo que ustedes han dicho fuese la voluntad de Dios.
      Siempre deben examinarse a sí mismos con honestidad para descubrir si les están hablando porque los aman en verdad o porque quieren hacer notar su autoridad.
      En Lucas 11:46, Jesús dijo: "¡Ay de vosotros también, intérpretes de la ley! porque cargáis a los hombres con cargas que no pueden llevar, pero vosotros ni aun con un dedo las tocáis".
      La Palabra de Dios es alimento espiritual.
      Ustedes, los maestros, deben prepararlo y alimentar a las almas de acuerdo a la medida de la fe de ellas de modo que puedan digerirlo bien.
      Pero si cambian la Palabra de Dios para usarla como amenaza en contra de las almas, tendrán aflicción.
      Jamás deben usar la Palabra de Dios para cargar a los hombres con cargas que no pueden llevar.
      Nunca deben pronunciar palabras a manera de maldición al citar la Palabra de Dios.
      Proverbios 26:2 dice: "Como el gorrión en su vagar, y como la golondrina en su vuelo, así la maldición nunca vendrá sin causa".
      Cuando el gorrión o la golondrina vuelan se los puede ver en el cielo, pero pronto desaparecen.
      Asimismo, la maldición sin causa no tiene efecto alguno.
      Pueden entender ahora que lo que dijo Lamec estaba en esa misma línea, al decir: "...Lamec, setenta veces siete".
      Además déjenme que les hable más acerca del hecho de actuar con gran cuidado con la Palabra de Dios.
      No deben hacer bromas con los versos bíblicos que son la Palabra de Dios y tampoco deben alterarla ni hacerla trivial o subestimar su importancia.
      Lo mismo se aplica a los himnos o cánticos de alabanza.
      No se debe manejar la Biblia sin cuidado.
      Si en realidad reverencian a Dios desde el fondo de su corazón, de manera natural atesorarán todo aquello relacionado con Él.
      1 Samuel 2:30 dice: "...porque yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco".
      Ruego en el nombre del Señor que ustedes honren a Dios el Padre y que sean honrados por Él.
      Amados hermanos y hermanas:
      Continuemos ahora con Génesis 4:25.
      Dice: "Y conoció de nuevo Adán a su mujer, la cual dio a luz un hijo, y llamó su nombre Set: Porque Dios (dijo ella) me ha sustituido otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín".
      Los versos 16 al 24 contienen un registro de Caín y sus descendientes.
      Después de que Caín mató a su hermano, recibió el castigo de convertirse en 'errante y extranjero en la tierra'.
      Él abandonó su lugar natal, anduvo errante y luego se estableció en la tierra de Nod.
      Tal como Dios le había prometido a Caín, Él salvó su vida y permitió que sus descendientes prosperaran.
      Tuvo gran misericordia de Caín a pesar del gran pecado de homicidio que cometió.
      Aunque los descendientes de Caín no pertenecieron a la línea de la familia legítima de Adán, tomaron parte en la historia del cultivo de la humanidad.
      Desempeñaron un papel de apoyo alrededor del papel principal.
      Sin embargo, Dios registró la línea familiar de Caín antes que la línea de la familia legítima (ortodoxa) de Adán.
      Incluso hizo registros detallados de Lamec, la sexta generación de Caín, y mostró los procesos de la civilización humana.
      A partir de Génesis 4:25, el escenario del tiempo regresa al período de los días de Lamec.
      Se registra el nacimiento de Set, el que continuó la línea de la familia legítima de Adán.
      Dice que Set fue "otro hijo sustituido por Dios en lugar de Abel, a quien mató Caín".
      Una vez que Adán y Eva se establecieron en la Tierra, tuvieron muchos hijos.
      Entre sus muchos hijos, Adán y Eva amaba mucho más a Caín y Abel que entregaron la subsistencia de la familia a estos dos hijos.
      Esto se debía a que habían nacido en el momento más difícil de su situación y sus nacimientos fueron causa de gran gozo y consuelo.
      De manera concreta, Adán amaba más a Abel y Eva amaba más a Caín.
      Mientras los demás hijos crecieron, dieron a cada uno una parte y les permitieron que se alejaran de sus padres.
      Ellos se distanciaron los unos de los otros, se establecieron, formaron sus familias, tuvieron hijos y prosperaron.
      Cuando Adán y Eva fueron expulsados a este mundo, vivieron momentos muy duros y difíciles. No obstante, mientras se adaptaban poco a poco, sus vidas se estabilizaron.
      Ellos no se preocupaban por la ropa, los alimentos y un refugio; mientras sus hijos crecían, permanecían juntos. Ellos sentían paz.
      Pero cierto día, esta paz se quebrantó por causa de un incidente inesperado.
      Es decir, Caín asesinó a Abel.
      En consecuencia, Adán y Eva perdieron a Abel y también tuvieron que permitir que Caín se alejara de ellos.
      ¡Perdieron a sus dos hijos amados!
      ¿Pueden sentir el dolor que Adán y Eva sintieron en el corazón?
      La tristeza y el dolor de perder dos hijos a la vez, en especial aquellos a quienes más amaban y en quienes dependían, fue demasiado como para expresarlo con palabras.
      Set fue el hijo que Dios designó para Adán y Eva cuando pasaron por este tipo de dolor.
      Después que nació Abel, nacieron muchos hijos antes y después de Set.
      La razón por la que se menciona a Set aquí de manera particular es porque él era el hijo que continuó con la línea familiar legítima de Adán.
      ¿Por qué razón Set tomó un papel importante entre los muchos hijos?
      Encontramos la respuesta en Génesis 5:3.
      Dice: "Y vivió Adán ciento treinta años, y engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen, y llamó su nombre Set".
      Set era el hijo que más se parecía a su padre, Adán.
      Explicaré más acerca de esto en el siguiente estudio.
      Ahora, en Génesis 4:26 leemos: "Y a Set también le nació un hijo, y llamó su nombre Enós. Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová".
      ¿Qué significa el hecho de que los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová?
      Si lo piensan de manera inversa, pueden inferir que la gente no invocaba el nombre del Jehová antes de ese entonces.
      ¿Qué significa exactamente el "invocar el nombre de Jehová?
      Significa creer en la existencia del Señor Dios y Su Omnipotencia, y adorarle y clamar a Él.
      Por ejemplo, hay una escena en Génesis 26 en la que Isaac invocó el nombre del Jehová.
      Génesis 26:24-25 dice: "Y se le apareció Jehová aquella noche, y le dijo: Yo soy el Dios de Abraham tu padre; no temas, porque yo estoy contigo, y te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia por amor de Abraham mi siervo. Y edificó allí un altar, e invocó el nombre de Jehová, y plantó allí su tienda; y abrieron allí los siervos de Isaac un pozo".
      En ese entonces, Isaac creía en la existencia de Dios quien se presentaba ante él.
      También creía Su Palabra que le decía que 'estaría con él y lo bendeciría'.
      Por el aprecio que él tenía, construyó un altar y ofreció holocaustos.
      Igualmente, creer en la existencia de Dios y en Su poder, adorar y clamar a Dios son actos que "invocan el nombre del Señor".
      Joel 2:32 dice también: "Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo".
      Citemos también un verso del Antiguo Testamento, Romanos 10:13, que dice: "Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo".
      Para su información (algo para considerar): el pueblo judío no se atreve a llamar a Dios "Jehová".
      Cuando leen la palabra "Jehová" en la Biblia, la cambia por "Adonai", que significa "el Señor".
      Por tanto, "AQUEL QUE INVOCARE EL NOMBRE DEL SEÑOR SERÁ SALVO" no significa que se puede alcanzar la salvación únicamente diciendo "Señor, Señor".
      Para ser salvo es necesario creer en la existencia de Dios y en Su poder; creer que Su Hijo, Jesucristo, es el Salvador; reverenciar a Dios desde el fondo del corazón y adorarlo.
      2 Timoteo 2:19 dice: "Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo".
      En Mateo 7:21, Jesús nos dice también: "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos".
      Solo quienes se abstienen de la maldad y hacen la voluntad de Dios el Padre son en verdad los que "invocan" el nombre del Señor y son los únicos que serán salvos.
      Claro está que los estándares del juicio se aplicarán de manera diferente de acuerdo a la medida de la fe.
      Por medio de la serie de estudios denominada "Dios mide nuestra fe" les expliqué con detalle acerca de los pecados que despojan de la salvación y los que llevan a la muerte.
      Ustedes deben aprovechar la oportunidad para entenderlos correctamente.
      Pronto vendrán innumerables almas a esta iglesia.
      Ustedes deben tener la capacidad de hablar acerca del estándar de salvación de manera correcta y precisa.
      Deben enseñarles claramente que decir "Señor, Señor" no los podrá salvar según lo que dice la Biblia.
      Isaías 59:1-2 dice: "He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír".
      No importa con cuánta desesperación la gente le dice a Dios: "¡Ayúdame! ¡Sálvame!", lo más probable es que Dios no los escuche.
      No se debe a que Su oído está tapado y no logra escuchar, sino porque sus iniquidades causan una separación entre Dios y ellos.
      Si ustedes se encuentran dentro de una habitación sellada, sin importar cuánto clamen por ayuda, nadie podrá escucharlos afuera.
      Y esto aún más si las paredes son anchas y sólidas.
      Igualmente, ustedes cometen pecado y se forma un muro entre ustedes y Dios, así que no importa cuánto clamen en oración, esta no llegará a Él.
      Siendo así, no es de extrañar por qué no puede recibir respuestas.
      Por consiguiente, si no tienen un muro de pecado que los separe de Dios, ¿con cuánta claridad podrán comunicarse con Él?
      Zacarías 13:9 dice: "El invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá: Jehová es mi Dios".
      Dios el Padre desea comunicarse con nosotros de este modo.
      Cuando invocamos el nombre de Dios el Padre, Él nos escucha y anhela respondernos.
      Es por eso que Él no cerró el pasadizo espiritual después de expulsar a Adán y Eva a este mundo.
      Ya que Adán y Eva conocían bien a Dios, también enseñaron a los hijos que tuvieron en la Tierra.
      "Dios es el Creador y el Todopoderoso. Deben servirle a Él y adorarle con sinceridad de corazón".
      Enseñaron a sus hijos para que pudieran buscar a Dios.
      Deseaban que ellos invocaran el nombre de Dios y que se comunicaran con Él.
      No obstante, Caín, la siguiente generación de Adán, no reverenció a Dios con sinceridad de corazón.
      Es por eso que ofreció un holocausto a Dios a su manera.
      ¿Qué hay respecto a los hijos que se distanciaron de Adán y Eva?
      Pronto olvidaron a Dios y Su existencia, cosas que habían escuchado por parte de Adán.
      Esto empeoró generación tras generación.
      Los espíritus malignos que gobiernan el aire hicieron de esto su gran responsabilidad.
      Satanás incitó a los descendientes de Adán a no tener fe en Dios.
      Puso falsedades en sus corazones y obró de modo que pudieran mancharse con la maldad cada vez más.
      Los descendientes de Adán habían escuchado acerca del espacio espiritual, el Huerto del Edén, pero no lo experimentaron de manera personal.
      De la misma manera, aunque habían escuchado acerca de Dios quien es espíritu, no lo habían visto ni escuchado.
      Por eso no creían en Él ni lo reverenciaban con sinceridad de corazón.
      Ya que su manera de pensar estaba encerrada entre los límites de la carne, podían creer lo que veían y tocaban, pero no creían en lo invisible e intangible.
      En consecuencia, los descendientes de Adán en este mundo no conocían a Dios de la manera que Adán lo conocía y creía en Él.
      Claro está que los buenos hijos creían en Dios tal como lo habían escuchado de parte de Adán y además pensaban en Él.
      Abel era uno de ellos, al igual que Set, el hijo que Dios designó en lugar de Abel.
      Es por eso que Adán hizo que Set continuara con su linaje familiar.
      De hecho, los hijos de Adán, excepto por Set y sus descendientes, cambiaron hasta no tener ningún tipo de relación con Dios.
      Poco a poco el pecado se volvió desenfrenado en este mundo, al punto que la gente no pudo evitar el juicio del Gran Diluvio en la época de Noé.
      Este juicio del diluvio tuvo lugar aproximadamente 1 600 años después del inicio del cultivo de la humanidad en la Tierra.
      Si calculamos los años en la Biblia, esto ocurrió precisamente después de 1 656 años.
      Dios sabía de antemano que esto ocurriría.
      Sin embargo, ya que el cultivo de la humanidad debía continuar, Dios permitió que naciera Noé, un hombre justo en su tiempo.
      Noé pertenecía a la octava generación de Set.
      Asimismo, entre los descendientes de Set encontramos a Enoc, otro gran hombre.
      La línea de la familia legítima de Adán se registra en el quinto capítulo de Génesis; hablaré sobre esto en el siguiente estudio.
      Amados hermanos y hermanas en Cristo:
      Hoy estudiamos los descendientes de Caín y a Set, el que continuó la línea de la familia legítima de Adán.
      Aprendieron que los descendientes de Caín y los de Set, el que nació en lugar de Abel, caminaron en direcciones opuestas.
      Caín cambió la manera de ofrecer holocaustos según su parecer, y su descendiente Lamec hizo exactamente lo mismo, cambió la Palabra de Dios a su parecer.
      A diferencia de ellos, Set y sus descendientes reverenciaron y sirvieron a Dios desde lo profundo del corazón.
      ¿Procede esta diferencia únicamente de su línea de sangre?
      ¡Por supuesto que no!
      Dios tuvo misericordia ilimitada y compasión por Caín, el que cometió un pecado muy grave.
      Si Caín no se hubiera olvidado de esta gracia de Dios, hubiera enseñado y disciplinado a sus hijos para que reverencien a Dios.
      Dios muestra Su amor de modo justo y equitativo, pero el resultado es distinto dependiendo del tipo de corazón con el que cada individuo lo busca.
      Mientras se acerca el tiempo final se puede ver que el fluir del espíritu es distinto al fluir de la carne.
      Dios la Trinidad desea que toda persona sea salva y que vaya al Cielo.
      Por eso Él otorga mucha gracia y amor a todos los pueblos.
      Cada individuo escoge entre el fluir del espíritu y el de la carne con su propia voluntad.
      Anhelo que ustedes amen a Dios desde el fondo del corazón y que disfruten su viaje en el fluir del espíritu.
      Ruego en el nombre del Señor Jesucristo que ustedes lleguen a ser hijos verdaderos que agraden a Dios el Padre.


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