[2 Timoteo 4:7]
07-04-2013 | Rev. Jaerock Lee
Pasaje
[2 Timoteo 4:7]
"He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe".
Demos todo el agradecimiento y la gloria a Dios Padre quien nos ha bendecido para celebrar este Servicio Devocional de la Misión de Hombres del 2013.
Le doy las gracias a todos los que se han preparado para este servicio con todo su corazón.
Amados devotos, la Misión de Hombres debería jugar el papel de pilar de la iglesia.
En sus familias, ustedes son las cabezas y son los responsables por la fe de los miembros de su familia.
Muchos ancianos, que han sido ungidos, pertenecen a la Misión de Hombres y hay muchos Levitas entre ustedes que también sirven en la iglesia.
Muchos de ustedes han sido creyentes por más de 10, 20 o incluso 30 años, siendo fieles en sus deberes en muchos aspectos.
Han profesado en diversas ocasiones que desean convertirse en guerreros espirituales, dar la gloria al Padre y al Señor solamente, y convertirse en fortaleza para el pastor y la iglesia.
Al parecer han estado diligentemente esforzándose en su devoto trabajo, pero ¿qué clase de frutos están produciendo?
¿Han alcanzado el nivel espiritual que esperaban alcanzar y están también recibiendo bendiciones?
Por supuesto hay algunos de que lo han logrado, pero su nivel espiritual es más bajo de sus expectativas, y algunos aún continúan en medio de pruebas.
Así que, por medio de este mensaje, espero que revisen una vez más si su fervor era la clase de fervor que agradaba a Dios.
Al hacer esto, oro en el nombre del Señor para que las semillas de fe que ustedes sembraron broten como fruto de la perfecta bendición.
[Mensaje Principal]
Amados devotos,
La clase de fervor que es apropiado a la vista de Dios es, en primer lugar, un fervor que proviene de su amor por Dios Padre.
Si ustedes aman a alguien, se esforzarán por agradar a esa persona.
En el sentido espiritual, si ustedes aman a Dios, encontrarán y diligentemente harán las cosas que le agradarán a Él.
Asistirán a los servicios de adoración y a las reuniones de oración, y se esforzarán en sus deberes asignados por Dios.
Pero algunas personas se esfuerzan, más sin embargo no es necesariamente porque amen a Dios.
Algunas personas nacen con personalidades muy activas, mientras que la naturaleza de algunos otros es ser fieles y responsables por lo cual fervientemente participan en las actividades de la iglesia.
Hay algunos otros que muestran su fervor porque quieren ser reconocidos por los demás.
Mientras hacen eso, si ellos realmente no comprenden lo que están haciendo, podrán engañarse a sí mismos pensando, "yo estoy haciendo el trabajo de Dios porque amo a Dios".
Aquellos que son fervientes con su amor por Dios, en primer lugar, buscarán el corazón y la voluntad de Dios en cuanto a lo que Dios realmente desea.
Ellos no siguen el camino que consideran bueno, y no tratan de alcanzar las metas que ellos desean.
Más bien buscan las metas y los métodos que Dios desea, tratan de obedecer el corazón y la voluntad de Dios.
Por ejemplo, en la actualidad, creo que el mayor interés que ustedes tienen es incrementar la medida de su fe.
Sin embargo, cuando desean apasionadamente tener una mayor medida de fe, deben revisar cuidadosamente el por qué están apasionados.
Deben estar desesperados y apasionados porque aman a Dios demasiado y porque desean convertirse en un verdadero hijo que Dios desea obtener.
Pero algunas personas anhelan una mayor medida de fe para alcanzar metas personales.
Están apasionados porque piensan, "yo he sido tan diligente como esa persona, y ¿por qué será que estoy en un nivel inferior él?". O, "Yo debería tener al menos este tanto de medida de fe estando en mi posición y así no ser avergonzado. Yo puedo cumplir confiadamente mi deber solamente cuando tengo al menos tanta medida de fe".
Cuando ustedes quieren cumplir su propia voluntad antes que la de Dios, podrán aprender la Palabra y orar diligentemente por algún tiempo, pero posiblemente se cansarán y perderán su ímpetu si no obtienen los resultados que desean.
Además, cuando lleguen a reconocer su medida de fe, deben pensar en las formas de mejorar y volverse más perfectos. Pero, hay algunos que están ocupados comparándose con los demás.
Se sienten aliviados si son mejores que otros, pero se sienten desanimados si no lo son.
Por supuesto, ustedes pueden tener un buen sentido de competencia en la fe.
Pueden tener ese sentido de competencia, pero deben revisar la razón por la cual anhelan santificarse: ¿será porque realmente aman a Dios y desean cumplir Su voluntad, o será para ser reconocidos por los demás y porque desean logras sus propias metas?
Cuando cumplen con sus deberes en la iglesia, deben revisar si lo están haciendo porque desean ganar el elogio de los demás o porque realmente aman a Dios.
Si están cumpliendo con sus deberes con verdadero amor por Dios, promoverán la paz con todos de acuerdo a la voluntad de Dios.
Además, no cumplirán solamente con los trabajos que son vistos por los demás, sino también con los trabajos invisibles que son difíciles y sucios, y los realizarán con un corazón agradecido.
Aun si llegan a sufrir inconvenientes, encontrarán las formas de dar consuelo a los demás y servirles con una actitud humilde.
Incluso si en ocasiones son erróneamente acusados por algo que hicieron con buenas intenciones, simplemente mirarán calladamente a Dios.
Podrán soportar todas esas cosas porque saben que Dios Padre conoce su corazón.
Como les expliqué, les insto a que trabajen más fielmente no para ser vistos por los demás ni para servir sus propios propósitos, sino con verdadero amor por Dios que brota de su corazón.
Amados devotos,
La clase de fervor que es apropiado a la vista de Dios es, en segundo lugar, confiable.
El fervor que proviene de un corazón confiable nunca cambiará.
Algunas personas parecen muy llenas de gracia y parecen fervientes en su fe, pero pronto desaparecen.
Su pasión se enfría si las cosas no están de acuerdo con sus pensamientos o su beneficio personal.
O, en otros casos, ustedes empiezan a descuidar su vida de fe porque su mente es capturada por el dinero o la fama del mundo.
Y en otros casos, ellos son diligentes en su fe porque quieren recibir una respuesta de Dios tal como una sanidad divina o una bendición financiera, pero su fervor se enfría muy rápidamente si no reciben la respuesta de la forma que ellos desean.
Algunas personas asisten a todas las reuniones de la iglesia y sirven en sus grupos con dinero y con servicio físico, porque anhelan los títulos de líderes de grupo o de misiones.
Sin embargo, si ellos no obtienen las posiciones que desean, dejan de asistir a las reuniones.
Hay algunas personas que activamente participan cuando están a cargo, pero no cooperan e incluso se hacen de lado y solamente observan cuando otras personas están a cargo.
Si ustedes pertenecen a alguna de estas categorías, no podemos decir que su fervor es la clase de fervor que es apropiado a la vista de Dios.
El fervor del Apóstol Pablo por difundir el evangelio nunca se enfrió durante su vida entera.
En una ocasión, cuando ayudó a un hombre cojo para que caminará y saltara, la gente en esa área quería servirle como dios.
Aun cuando él manifestó tal clase de poderosas obras, no obtuvo ninguna gloria ni fruto sustancial inmediatamente.
Más bien, esas personas que fueron incitadas por los judíos, lo apedrearon y lo echaron fuera de la ciudad porque pensaron que él estaba muerto.
Él iba a lugares donde las personas se reunían y les predicaba el evangelio con un corazón apasionado, pero en ocasiones parecía que no había resultados.
En un lugar, él echo fuera un demonio, pero a causa de eso fue golpeado y encarcelado.
Así que no pudo difundir más el evangelio, su gente, los judíos, lo seguían a todas partes intentando matarle. Los gentiles lo perseguían diciendo que estaba interfiriendo con la adoración a los ídolos.
En la iglesia que estableció con mucho trabajo, había noticias de adulterio y otros pecados y conflictos entre los miembros, lo cual provocó que él sufriera mucho.
Algunos obreros lo traicionaron y lo abandonaron, y otros lo rechazaron diciendo que no estaba calificado para ser un apóstol.
Él reunía ofrendas para ayudar a los creyentes y a las iglesias en necesidad, y las personas malinterpretaron esto pensando que estaba haciéndolo para ganancia personal.
Sin embargo no le importó pasar ninguna clase de dificultades.
Nunca estaba cansado ni desilusionado. No se quejaba diciendo, "¿por qué tengo que pasar por todo esto? ¿Por qué el Señor no me ha ayudado?"
Nunca pensó así, "¿cuánto más tengo que sufrir?" o "Ya no soporto más".
Incluso cuando fue apedreado hasta casi morir, él partió hacia el siguiente destino de su viaje misionero justo después que recobró la conciencia.
Aun después de ser azotado, estar cubierto en sangre y encarcelado, él alabó a Dios con una voz audible que fue escuchada por todos los encarcelados.
Incluso cuando estuvo confinado y no pudo disfrutar la libertad de salir a predicar, envió cartas a cada iglesia para reafirmar en la fe a los líderes y a los creyentes.
Yo espero que su fervor por el Señor sea reconocido por Dios por ser fiel y nunca cambiar justo como el fervor del Apóstol Pablo.
Amados devotos,
La clase de fervor que es apropiado a la vista de Dios es, en tercer lugar, un fervor con agradecimiento por la gracia de Dios.
Les dije antes que el fervor derivado del amor por Dios es confiable y nunca cambia.
Para que su fervor sea inamovible, ustedes nunca tienen que olvidar la gracia que recibieron de Dios.
El Apóstol Pablo estaba tan apasionado por cumplir con su deber a causa de la gracia que salvó a una persona como él, pues a sí mismo se consideraba el más pecador de todos los pecadores.
Vivió su vida entera con una actitud de agradecimiento pensando, "Yo estoy tan agradecido por la gracia que me salvó. Estuve persiguiendo al Señor; y ahora ¡qué inmensa gracia es esta que el Señor me dio la tarea de un apóstol!".
Cuando ustedes trabajan fielmente con su agradecimiento por la gracia recibida, no querrán recibir ningún elogio ni recompensa por su buen trabajo.
Aun cuando se sacrifiquen y se consagren, será solamente que hicieron lo que tenían que hacer, y la gracia de Dios entregada a ustedes es mucho mayor que cualquier otra cosa que le puedan dar a Dios.
Además, dirán que pudieron dar debido a que Dios les dio la gracia y la fortaleza para hacerlo.
Como dice 1 Corintios 15:10, "Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.", ustedes darán todo el crédito a la gracia de Dios solamente.
Eso es lo que yo hice también.
Después de pasar siete años enfermo, en mis manos no había quedado nada.
No tenía la fuerza para mantener a mi familia, y no tenía incluso la fuerza para cargar a mi hija pequeña al hospital cuando se enfermaba.
No había nadie que me ayudara, e incluso aquellas personas que estaban tratando de ayudarme, me abandonaron uno a una debido a que yo no tenía ninguna posibilidad de recupérame.
Me convertí en una carga para mis padres y también para mis hermanos
Incluso mi madre, quien me amaba por sobre todos sus hijos, llorando un día frente a mí me dijo, que lo mejor para el bien de todos era que yo muriera.
Mi esperanza por el futuro se había perdido, y yo estaba solamente sobreviviendo cada día, siendo completamente incapaz de ninguna acción.
Fue entonces que me encontré con Dios.
Él me sanó de todas mis enfermedades y debilidades de una sola vez. Especialmente, Él me dio el Cielo.
Me dio la felicidad de mi familia y bendiciones financieras, y me hizo recuperar la esperanza en la vida.
Desde que conocí a Dios, he estado tan agradecido por Su gracia que incansablemente le he entregado todo a Dios.
Empecé a asistir a la iglesia inmediatamente, y cumplí con todos mis deberes asignados.
Eventualmente me convertí en pastor, y pude entregar todo mi tiempo, dinero e incluso a mi esposa e hijas delante de Dios.
Por más de 40 años, he estado corriendo esta carrera de la fe con la misma actitud en mi corazón.
Yo estaba agradecido con todo mi corazón incluso cuando mis hijas enfrentaron la muerte.
Aun cuando tuve que soportar la pesada carga de las finanzas de la iglesia por mí mismo, e incluso cuando tuve que soportar muchas cosas que no podía explicar a los miembros de la iglesia, y solamente le di la gloria a Dios.
Esta actitud de mi corazón ha permanecido igual en los años recientes también.
Incluso cuando estuve batallando a causa de la falta de energía, y cuando no podía ver ni oír apropiadamente, o cuando no podía respirar bien, solamente le daba las gracias a Dios.
Yo estaba tan agradecido por si uno o más creyentes podían ser perdonados, y si una o más personas podían entrar a la roca de la fe, al Espíritu y al Espíritu Completo.
Amados devotos y miembros de la iglesia, ¿qué clase de gracia está plantada en su corazón?
Yo creo que ustedes tienen muchas clases de historias personales anteriores a estar aquí sentados en este santuario.
Sus graves enfermedades fueron sanadas, muchas clases de dificultades fueron resueltas por el poder de Dios, y los problemas de sus amados hijos, esposas o padres fueron resueltos.
Pero la mayor gracia de todas las gracias recibidas es la gracia de la salvación.
Es la gracia de haberse convertidos en hijos de Dios por la preciosa sangre de Jesucristo.
Especialmente, el mundo en la actualidad está tan lleno de pecados, e incluso si ustedes han escuchado el evangelio y han aceptado al Señor, les es muy difícil conservar su fe.
¡Deben estar muy agradecidos simplemente por el hecho que en esta generación ustedes escucharon el evangelio y creyeron! Y ahora ¡cuán agradecidos tienen que estar porque se están dirigiendo hacia la Nueva Jerusalén!
Ustedes no están llevando una vida en la fe teniendo un oscuro entendimiento de la fe. Comprenden la voluntad de Dios tan claramente y experimentan innumerables obras del poder de Dios por medio del evangelio de la santidad.
Es más, su medida de fe es revisada con precisión, para que así puedan tener una mayor esperanza por la Nueva Jerusalén.
Les insto en el nombre del Señor para que graben esta gracia una por una y más profundamente para que día a día se vuelvan cada vez más fervientes.
[Conclusión]
Amados devotos y miembros de la iglesia,
2 Timoteo, el pasaje que leímos este día, es la última carta de todas las cartas escritas por el apóstol Pablo.
Desde el momento que él se encontró con el Señor en su camino a Damasco, Pablo vivió una vida como de llamarada ardiente por el Señor.
Él estaba ya bastante viejo, y encerrado en una oscura y fría prisión antes de su martirio.
Las ropas que vestía estaban tan delgadas que no podían bloquear el frío de la prisión. Su piel estaba áspera y tenía muchas arrugas profundas.
Sus pies que habían caminado paso a paso, una y otra vez por tantas décadas para difundir el evangelio estaban ahora descansando en espera del día que caminarían hacia el lugar de decapitación.
Su cuerpo físico estaba envejecido y pobre en apariencia, pero interiormente su espíritu estaba tan brillantemente lleno de gracia. Él dejó su última voluntad a su discípulo Timoteo.
2 Timoteo 4:6-8 dice, "Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida".
Es una declaración audaz decir que él vivió una vida sin ningún remordimiento, y lo que está delante de él es solamente la corona de justicia en la eterna Nueva Jerusalén.
Yo espero que ustedes puedan hacer la misma clase de declaración como Pablo lo hizo.
También espero que se esfuercen en esta marcha de fe con un corazón invariable, y con agradecimiento por la gracia recibida.
Al hacer esto, oro en el nombre del Señor para que ustedes peleen la buena batalla y eventualmente moren en la gloria de la Nueva Jerusalén el día que terminen su carrera.