• Dios mide nuestra fe (21)

    [Ezequiel 47: 1-5]

    02-06-2013 | Rev. Jaerock Lee

    • Pasaje

      [Ezequiel 47: 1-5]
      "Me hizo volver luego a la entrada de la casa; y he aquí aguas que salían de debajo del umbral de la casa hacia el oriente; porque la fachada de la casa estaba al oriente, y las aguas descendían de debajo, hacia el lado derecho de la casa, al sur del altar. Y me sacó por el camino de la puerta del norte, y me hizo dar la vuelta por el camino exterior, fuera de la puerta, al camino de la que mira al oriente; y vi que las aguas salían del lado derecho. Y salió el varón hacia el oriente, llevando un cordel en su mano; y midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos. Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta las rodillas. Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos. Midió otros mil, y era ya un río que yo no podía pasar, porque las aguas habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado".


      Esta es la 21.a reunión del estudio titulado "Dios mide nuestra fe".
      Cada joyero tendrá un valor distinto dependiendo del tipo de joyas que lleve dentro, y no del joyero en sí.
      Ustedes son vasos muy preciosos que contienen los tesoros más preciados del mundo.
      En 2 Corintios 4:6-7 leemos: "Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros...".
      Nosotros éramos solo 'vasos de barro' hechos de arcilla.
      Pero ya que conteníamos la luz del evangelio, llegamos a ser joyeros que contienen tesoros.
      ¿Hay alguno aquí que ha olvidado cuán precioso es y está tratándose mal a sí mismo?
      Es decir, ¿hay alguien aquí que está destruyendo y contaminando su ser al cometer pecados graves, que son difíciles de ser perdonados, y causando que se conviertan en vasos que ya no son dignos de contener tesoros?
      Anhelo que ninguno siga siendo un necio.
      Manténganse puros y firmes hasta el día en que el Señor regrese.
      Anhelo que guarden con toda seguridad el tesoro que está en ustedes.
      Al hacerlo, ruego en el nombre del Señor que logren levantarse ante el Señor como joyeros que contienen tesoros preciosos hasta el Día Final.
      Amados hermanos y hermanas en Cristo y televidentes:
      El 12.o pecado que priva de la salvación es el de profanar el templo de Dios.
      La Biblia nos advierte claramente acerca de los graves pecados que privan de la salvación.
      El acto de profanar el templo de Dios, es decir, profanar con gravedad nuestro cuerpo y mente, es uno de estos pecados.
      En 1 Corintios 3:16-17 dice: "¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es".
      Ya que somos salvos y hemos llegado a ser hijos de Dios, Él dice que somos templo de Dios en el que mora el Espíritu Santo.
      El Espíritu Santo mora en nuestro corazón.
      Por consiguiente, profanar el templo de Dios es profanar una vez más nuestro cuerpo y mente con pecado y maldad, luego de haber recibido el Espíritu Santo.
      Este mensaje está en línea con la circuncisión del corazón, lo que expliqué en la sesión anterior.
      No todos los que han aceptado al Señor y llegan a ser hijos de Dios serán salvos de modo incondicional.
      Podrán ser salvos solo cuando intenten vivir una vida digna de ser llamados hijos de Dios mediante la circuncisión del corazón.
      Esto se debe a que la fe implica vivir esta vida.
      Como mencioné en la sesión anterior, debemos lavar nuestras vestiduras, es decir nuestro corazón que está manchado con pecado y maldad.
      Aceptar al Señor y arrepentirse una vez no es el final de la historia. Debemos esforzarnos por alejar la maldad que está en nuestro corazón.
      Si tan solo seguimos pecando como lo hacíamos antes de aceptar al Señor, el Espíritu Santo debe abandonar nuestro corazón.
      Esto se debe a que el Espíritu Santo es 'santo', literalmente.
      Él no puede morar en un lugar sucio.
      Claro está que Él soporta por mucho tiempo.
      Cuando un nuevo creyente a veces tropieza en sus luchas contra el pecado, Dios no lo abandonará inmediatamente.
      Si se esfuerza por vivir en la verdad una vez más, el Espíritu Santo lavará su corazón manchado de pecado con el poder de la sangre de Jesucristo.
      Es tal como dice 1 Juan 1:7: "Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado".
      Pero tras profanar nuestro cuerpo y mente con varios pecados, si nos arrepentimos solo de labios, pidiendo perdón a Dios pero continuando con el pecado, entonces el Espíritu Santo tendrá que abandonarnos.
      Hermanos y hermanas:
      Desde que acepté al Señor, me he esforzado mucho por limpiar mi ser y guardarme puro.
      Cuando descubrí, al leer la Biblia, los pecados y maldad que tenía que alejar, tomé nota de ellos y oré hasta alejarlos por completo.
      No deseaba albergar ningún pensamiento ni emoción que no fuera santa.
      Esto se debía a que sentía en mi corazón que mi amado Padre Dios y el Señor son muy santos.
      El apóstol Pablo quien amó al Señor apasionadamente, siempre me desafió.
      Él aconsejó a los creyentes lo siguiente:
      2 Corintios 7:1 dice: "Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios".
      Me esforcé mucho en base a este verso.
      En consecuencia, luego de tres años, que fue un tiempo relativamente corto, tuve la certeza de que todos los pecados sucios habían sido expulsados de mi cuerpo y corazón.
      ¡Cualquiera puede hacer esto!
      ¿Existe alguien que tiene temor y agoniza porque todavía está morando en pecado mientras conoce la Palabra de Dios?
      Anhelo que se sientan agradecidos por eso también.
      En 2 Corintios 7:10 leemos: "Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte".
      El temor del juicio y el Infierno hará que ustedes se alejen de sus pecados.
      Si ustedes, además de alejarse de los pecados también circuncidan el corazón para hacerlo santo, el temor desaparecerá.
      Ustedes podrán sentir que el amor de Dios el Padre es muy cálido.
      Desearán mucho ver a Dios.
      Por tanto, con solo decir "Padre Dios, te amo", desatarán en llanto.
      Asimismo, su corazón se llenará de gratitud, paz y felicidad.
      Claro está que, en lugar de temor, tienen una motivación mucho más poderosa en el corazón, que es el amor del Padre Dios y del Señor, y el anhelo por la Nueva Jerusalén.
      Por consiguiente, estarán más que capacitados para alejarse de los pecados y circuncidar el corazón.
      Si ustedes han estado profanando su cuerpo y mente con pecados y maldad hasta ahora, empiecen a limpiar el templo, es decir, a circuncidar su corazón.
      Si han estado limpiando el corazón con diligencia, anhelo que mantengan limpio el cuerpo y el corazón, que son el templo de Dios, hasta el regreso del Señor.
      Como lo dice 1 Tesalonicenses 5:23: "Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo".
      Hermanos y hermanas:
      Deben recordar que no solo el acto de profanar su cuerpo y corazón, que es el templo en un sentido espiritual, sino también la profanación del templo físico de Dios, son graves pecados que pondrán en peligro su salvación.
      El santuario es un lugar santo en el que habita Dios.
      ¿Acaso los actos de vandalismo en la iglesia o el contaminarla intencionalmente con alguna impureza o basura son los únicos actos de profanación? ¡Por supuesto que no!
      No solo son estos actos de maldad, sino también el decir malas palabras o actuar con un mal comportamiento en la iglesia; todo esto profana el santuario.
      Permítanme darles algunos ejemplos. Si se enojan, discuten o maldicen en la iglesia, si venden o compran algo o aplican formas mundanas de entretenimiento, esto es profanar el santuario.
      Si observan materiales obscenos o hacen cosas obscenas en la iglesia, esto se relaciona directamente con la salvación.
      Claro está que en la iglesia no deben tener conversaciones seculares o hacer cosas del mundo tales como hacer fiestas, ventas benéficas o ejercicios.
      Si tienen niños pequeños, deben cuidarlos mucho para que no rompan algo o causen un desorden en la iglesia.
      Lo mismo ocurre con el acto de desperdiciar cosas de la iglesia.
      Esto se debe a que así demuestran su falta de reverencia por Dios y que no aprecian las cosas que están en el santuario de Dios.
      Por favor consulten los sermones titulados "Considere el templo como un lugar santo", los que fueron predicados en el año 2009, para que puedan ser cuidadosos acerca de su comportamiento en la iglesia.
      Al hacerlo, les animo en el nombre del Señor que no construyan ningún muro de pecado ante Dios y que tampoco causen que Su ira caiga sobre ustedes.


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