[Ezequiel 47: 1-5, 1 Juan 5: 16]
06-10-2013 | Rev. Jaerock Lee
[Pasajes]
[Ezequiel 47: 1-5]
"Y salió el varón hacia el oriente, llevando un cordel en su mano; y midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos".
[1 Juan 5: 16]
"Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida".
Esta es la 23.a reunión del estudio titulado "Dios mide nuestra fe".
Una vez que se ha sembrado las plántulas de arroz, hay que regar completamente los arrozales. No obstante, si hay una sequía, el fondo del arrozal estará expuesto y se producirán grietas si se prolonga la sequía.
Entonces las raíces se secarán y las plántulas morirán.
Los que han cometido graves pecados que llevan a la muerte pueden compararse con estas plántulas de arroz.
Si el 'agua' no cubre la raíz, es decir, si la Palabra de Dios se seca en el corazón del hombre, esta persona no puede recibir salvación.
Hasta ahora hemos visto los pecados que privan de la salvación, los cuales se encuentran en muchas partes de la Biblia.
A partir de este día, vamos a profundizarnos en el estudio de los pecados que conducen a la muerte.
Anhelo que ustedes escuchen con atención este mensaje y que sean más cautelosos acerca del pecado, de modo que puedan vivir en la Palabra de Dios.
Al hacerlo, ruego en el nombre del Señor que disfruten de todas las bendiciones en su vida que están escritas en Salmos 1:3 que dice: "Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará".
Mensaje
Amados hermanos y hermanas en Cristo y televidentes:
Pensemos una vez más acerca del trasfondo e importancia del pasaje de hoy.
Ezequiel vio en su visión que agua salía del Templo, corría alrededor del Templo y salía afuera.
Esto simboliza que la Palabra de Dios predicada en el Templo se extiende al mundo.
Dicha agua se volvía cada vez más profunda hasta convertirse en un río.
Al principio, cuando Ezequiel estaba cruzando por el agua, esta le llegaba hasta los tobillos, pero luego, llegó hasta sus rodillas y después hasta el lomo.
Finalmente, subió tanto que ya no se podía vadear.
Espiritualmente el agua simboliza la Palabra de Dios.
Por consiguiente, la medida en la que el cuerpo de alguien está sumergido, simboliza la medida en que practicamos la palabra de Dios, que a su vez representa nuestra medida de la fe.
En el Juicio del Gran Trono Blanco, Dios medirá la fe de cada individuo y dará un juicio estricto.
La fe de cada uno se medirá de acuerdo a la Palabra de Dios.
En el pasaje de hoy, el mensajero del SEÑOR midió mil codos cada vez que Ezequiel cruzó el agua.
A través de esto podemos entender con cuánta precisión Dios mide la fe de cada individuo.
En la medida de Dios, si el agua no llega hasta el tobillo, es decir, si es que incluso no han ganado el primer nivel de la fe, que es el nivel más bajo de la fe, no pueden ser salvos.
Hasta este punto he explicado acerca de los pecados que despojan de la salvación. Estos son: idolatría, quebrantar el Día del Señor, robar a Dios al no dar los diezmos, varios tipos de inmoralidades sexuales y obras obvias de la carne. Si ustedes cometen estos pecados y no se arrepienten, no podrán ir al Cielo.
La Biblia registra claramente que hay pecados por los cuales su salvación les será quitada.
En el último estudio, hemos examinado catorce de ellos.
Los pecados no son todos iguales.
Hay pecados no tan graves los cuales pueden ser perdonados inmediatamente cuando alguien se arrepiente, mientras que hay otros más graves que despojan de la salvación si se los sigue practicando.
Por ejemplo: si un nuevo creyente no puede ser salvo solo porque ha mentido, entonces, ¿cuántas personas podrán ser salvas?
No obstante, cuando el mismo nuevo creyente le roba a Dios o comete inmoralidades sexuales, la magnitud del pecado es diferente.
Si esta persona continúa cometiendo estos pecados sin arrepentirse, jamás podrá ser salvo.
Esta no es mi palabra sino la Palabra de Dios escrita en la Biblia.
Sin embargo, afortunadamente, si ustedes han cometido tales pecados, si es que se arrepienten por completo y cambian, Dios los perdonará.
No obstante, los pecados que conducen a la muerte, de los cuales voy a explicar hoy, son diferentes.
Estos son los pecados que jamás pueden ser perdonados.
Por consiguiente, si ustedes cometen tales pecados, definitivamente enfrentarán la muerte, es decir, el castigo eterno en el Infierno.
En 1 Juan 5:16 nos habla acerca de los pecados que llevan a la muerte.
Dice lo siguiente: "Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida".
Por medio de este verso podemos entender que existen pecados que no conducen a la muerte y otros que sí lo hacen.
Además, aquellos que cometen pecados que conducen a la muerte no pueden recibir el perdón.
Nos dice que no debemos pedir por aquellos que cometen este tipo de pecados. Esto significa que será inútil que ellos mismos u otras personas intercedan por estos individuos. Esto se afirma de manera muy explícita.
Los resultados de los pecados que conducen a la muerte son realmente algo espantoso.
Hermanos y hermanas, ahora, ¿de qué manera son diferentes los pecados que conducen a la muerte de los pecados que despojan de la salvación?
En pocas palabras, los pecados que conducen a la muerte son para los hijos de Dios que han recibido el Espíritu Santo y cometen pecados que despojan de la salvación, mientras que conocen la verdad.
Santiago 4:17 dice: "...y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado".
Por supuesto, los nuevos creyentes en la fe quizás cometan pecados que despojan de la salvación en el proceso de intentar cambiar sus vidas para vivir conforme a la Palabra de Dios.
Los nuevos creyentes no saben muy bien la verdad, y su fe es débil.
El Dios de misericordia tendrá en cuenta estos factores cuando mida la magnitud del pecado.
Por lo tanto, cuando un nuevo creyente o un recién nacido cometen pecados que despojan de la salvación, si se arrepienten de corazón e intentan despojarse de la naturaleza pecaminosa, Dios abrirá el camino de la salvación nuevamente.
No obstante, el problema real es con aquellos que conocen la Palabra de Dios y que han sido creyentes por un período de tiempo significativo, por ejemplo: pastores y líderes que cometen pecados que despojan de la salvación.
En tales casos, los pecados no simplemente son los que despojan de la salvación, sino que se convierten en pecados que conducen a la muerte.
Hebreos 6:10 nos explica la razón de esto.
Primeramente leamos Hebreos 6:4-6.
Encontramos lo siguiente: "[4]Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, [5] y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, [6] y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio".
Luego Hebreos 10:26-29 expresa: "[26] Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, [27] sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. [28] El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. [29] ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?"
¿Qué podemos deducir de estos dos pasajes?
Cuando una persona comete pecados que despojan de la salvación, hay un factor muy importante que se debe considerar. Es el tiempo que uno ha sido un creyente.
Hebreos 6 y 10 no se refiere a los nuevos creyentes, sino a aquellos que 'gustaron del don celestial' y han 'recibido el conocimiento de la verdad'.
Han sido creyentes desde hace bastante tiempo, e incluso han recibido títulos como ancianos, líderes o pastores.
Si este tipo de personas no circuncidan sus corazones, sino que cometen pecados que despojan de la salvación al seguir su lujuria, y especialmente lo hacen de modo repetido, no pueden arrepentirse y, por lo tanto, no hay perdón.
Tales pecados son conocidos como 'pecados que conducen a la muerte'.
Por cierto, entre los miembros de nuestra iglesia, hay muchos de ustedes que no han recibido ningún puesto o cargo en la iglesia, a pesar de que han sido creyentes durante tanto tiempo como 5, 10, o incluso 30 años.
La mayoría han experimentado el reino espiritual, y también conocen muy bien la Palabra de Dios.
Por consiguiente, aunque ustedes no sean pastores, ancianos o líderes en la iglesia, espero que puedan comprender muy bien este mensaje y ser muy cautelosos.