• Amor del Padre - Servicio de Navidad

    [1 Juan 4:16]

    25-12-2013 | Rev. Jaerock Lee

    • [Pasaje]

      [1 Juan 4:16]
      "Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él".


      [Introducción]

      ¡Feliz Navidad! ¡Felicidades por el nacimiento de Jesús!

      Si nieva toda la noche, es probable que en la mañana se sorprendan al ver que el mundo se ha tornado completamente blanco.

      Al ver el mundo cubierto de nieve blanca podemos sentir el corazón de Dios el Padre.

      Podemos sentir el amor del Padre quien desea cubrir el mundo entero con Su amor y hacerlo blanco y puro.

      La evidencia de Su amor es Jesús.

      Él envió a Jesús para poder cubrir el mundo entero con Su amor y limpiar todos los pecados de la humanidad.

      Jesús derramó el amor de Dios Padre durante los tres años de Su ministerio.

      Al final murió en la cruz para redimir a la humanidad de sus pecados.

      La Navidad es un día para recordar el amor de Jesús quien vino para salvarnos.

      Sin embargo, los que en verdad comprenden el significado de la Navidad no darán gracias solo en este día.

      El pasaje de hoy en 1 Juan 4:16 dice: "Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él".

      Si creemos en verdad en el amor de Dios quien dio a Su Hijo unigénito, debemos permanecer en Su amor.

      Es decir, debemos permanecer en la verdad.

      Dado que Jesús vino para perdonarnos de nuestros pecados, podemos decir que entendemos el significado de la Navidad solo si no tenemos relación alguna con el pecado.

      Sin embargo, ¿cuántas personas en realidad viven una vida así en la actualidad?

      En estos tiempos finales, las iglesias no están purificando al mundo, por el contrario, ellas se están manchando con el mundo.

      Además muchos creyentes aquí quienes han escuchado el evangelio de la santidad se han manchado por el mundo y van por el camino de la muerte.

      Pero Dios el Padre dio a esas personas otra oportunidad.

      Esta tomó lugar el 25 de diciembre de 2010.

      Desde ese día, el Padre ha estado revelando Su amor inimaginable ante nosotros.

      Él ha abierto un camino para ser perdonados incluso de los pecados que no tienen perdón, gracias a las lágrimas y al sacrificio del pastor.

      Además Él ha fortalecido a todos los miembros para que puedan vivir una vida santa, separada de este mundo.

      Él les ha dado la gracia y el poder para correr hacia el espíritu y el Espíritu Completo.

      Por medio de este mensaje, anhelo que ustedes comprendan a profundidad el amor del Padre que les ha sido dado hasta hoy.

      Ruego en el nombre del Señor que ustedes retribuyan Su amor y se levanten como frutos completos del espíritu.


      [Mensaje Principal]

      Amados hermanos y hermanas:

      En esta Navidad 2013, lo primero que debemos entender es el amor de Dios Padre quien ha sido paciente por un largo tiempo.

      Dios creó a Adán para poder obtener hijos verdaderos.

      Él deseaba compartir felicidad con Sus hijos quienes lograrían entender Su corazón.

      Pero no le fue fácil obtener estos hijos.

      Aunque Dios envió a Sus escogidos y enseñó a los pueblos la forma de vida, las personas se negaron continuamente a aceptar a Dios.

      Sin embargo, Dios no se dio por vencido con nosotros.

      En 2 Pedro 3:8-9 dice: "Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento".

      Como está escrito, Él esperó por mil años, y otros mil años, y mil años más; Él ha esperado por seis mil años.

      Él siguió esperando con pasión que los hijos e hijas verdaderos que pudieran entender Su corazón se levantaran un día.

      Ser paciente, en un sentido espiritual, no es simplemente sentarse y esperar calmadamente.

      Es lidiar con todas las secuelas de ser paciente y pagar el precio hasta que el fruto finalmente sea producido.

      Dios el Padre también ha estado lidiando con las secuelas y Él sufrió gran dolor para pagar el precio.

      Una vez tuvo que castigar al mundo entero con un diluvio.

      Al tener que castigar al mundo que creó con tanto amor, de Su corazón brotaban muchas lágrimas como la lluvia que llenó la Tierra.

      Tuvo que ver al pueblo escogido de Israel traicionándolo y adorando ídolos, y Él tuvo que ver su destrucción.

      Tuvo que ver a Su Hijo unigénito siendo despreciado por la gente y finalmente crucificado.

      No es que Dios puede soportar estas cosas fácilmente porque es un ser divino.

      Pues Él también tiene humanidad al igual que nosotros.

      Él siente dolor, pesar, gozo y felicidad.

      Debido a que Él es la bondad en sí, Él siente estos sentimientos incluso con mayor intensidad que cualquier otra persona.

      Cada vez que vio que el mundo que cuidadosamente había creado se manchaba por el pecado y que las personas ventilaban el mal, Él sufría dolor insoportable.

      Aun así, Él sigue esperando.

      Él ha estado esperando hasta este momento, por un largo tiempo, creyendo que ciertamente habría hijos verdaderos una vez que terminara el Cultivo de la humanidad.

      Lo mismo ocurre con ustedes también.

      Cuando no aceptaron el evangelio de inmediato y cuando no lograron abstenerse del pecado con rapidez, si Dios les hubiera dado solo un par de oportunidades y luego se hubiera rendido, ¿qué habría pasado con ustedes?

      La mayoría de ustedes probablemente no habrían sido salvos.

      Anhelo que recuerden que son lo que son hoy por causa del amor del Padre quien ha sido paciente con nosotros por un largo tiempo.

      Amados hermanos y hermanas:

      La segunda cosa que debemos recordar esta Navidad es el amor del Padre quien no nos ha olvidado sino que nos ha transformado.

      En el tiempo del Éxodo, el pueblo de Israel vio muchas obras poderosas de Dios.

      Vieron las Diez Plagas, la división del mar Rojo, el agua que brotó de una roca, y comieron maná y codornices que descendían del cielo.

      Sin embargo, el problema es que sus corazones no cambiaron a pesar de haber tenido tantas experiencias.

      Cuando vieron la gloria de Dios, se regocijaron y lo alabaron.

      Pero cuando había dificultades, inmediatamente comenzaban a quejarse y continuaban desobedeciendo una y otra vez.

      Eventualmente Dios los abandonaría, pero Moisés presentó su vida para hacer descender el perdón de Dios.

      En ese tiempo, dado que Moisés comprendió el corazón de Dios muy bien, él pudo pedir valientemente que Dios los perdonara, incluso cuando veía la ira de Dios.

      No es que Dios jamás los perdonaría, pero solo porque Moisés lo pidió, Él lo hizo.

      Es decir, en la parte más profunda del corazón de Dios quería salvarlos aunque merecían ser castigados de acuerdo a la justicia, y Moisés conocía bien esta parte del corazón de Dios.

      En cierto sentido, habría sido más fácil para Moisés empezar todo de nuevo.

      No era una tarea fácil guiar al pueblo que había sido esclavo por un largo tiempo y que había llegado a ser tan terco.

      Habría sido más fácil formar un nuevo grupo de gente, enseñarles la Ley y capacitarlos para que fueran muy obedientes.

      Consideremos la siguiente alegoría.

      Supongamos que han dado a luz un hijo y lo han criado con mucho cuidado, y luego escuchan unas noticias impactantes.

      Él no puede hablar ni caminar bien; le hacen varios exámenes, y resulta que sufre de una discapacidad innata.

      Es incurable, y los médicos dicen que la mayoría de niños como él mueren antes de entrar a la edad adulta.

      Entonces, ¿qué harían ustedes?

      Dirían algo como: "No podrá curarse jamás, así que, ¿por qué sufrir más criando este niño? ¡Podemos tener otros niños y criarlos!" ¿Y se darían por vencidos con su hijo?

      Los padres de verdad jamás podrían hacer algo así.

      Es más, si existe tan solo una minúscula posibilidad, y aunque les toque invertir la fortuna de toda la familia, desearán curar a su hijo.

      Lo mismo sucede con el corazón de Dios el Padre.

      A veces Él se enoja o reprende a la gente con dureza, pero jamás los olvida.

      El corazón del Padre es el de salvar y transformar a la gente.

      ¡Él hizo lo mismo por ustedes!

      Si piensan en su pasado, ¿pueden decir que eran personas de buen corazón?

      ¿Cuán fuerte era su arrogancia y criterios propios, y en qué medida han cometido actos de desobediencia?

      Algunos de ustedes fueron tan lentos para cambiar que la gente a su alrededor se preguntaba: "¿Cuándo va a cambiar? ¿Será posible para aquel sumergirse en verdad en el espíritu?"

      Sin embargo, el Padre jamás los ha olvidado y les ha dado gracia hasta el final para que puedan cambiar.

      Anhelo que ustedes estén agradecidos una vez más para que puedan correr hacia la Nueva Jerusalén por causa de Su amor.

      Amados hermanos y hermanas:

      La tercera cosa que deben comprender en esta Navidad es el amor del Padre quien nos ha permitido producir los frutos de gloria en lugar del fruto de vergüenza.

      Juan 17:24 dice: "Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo".

      Jesús no vino a este mundo tan solo para salvarnos.

      Claro está que debemos ser perdonados de nuestros pecados, pero al final, Él quería que lleguemos a ser Sus hijos verdaderos que se asemejan a Él y disfrutan de gloria a Su lado.

      Claro está que debemos ser tan agradecidos por poder ir incluso al Paraíso.

      ¡Cuán emocionados estaremos por haber escapado escasamente del fuego del Infierno!

      No obstante, lo que Dios desea darnos no es el Paraíso, sino la Nueva Jerusalén.

      Él no quiere que nos quedemos en el nivel de la vergüenza por no habernos despojado de los pecados por completo, sino que quiere que disfrutemos de gran honra al ser transformados en verdaderos hijos de Dios que se asemejan a Él.

      Hay muchos creyentes que no piensan más allá del hecho de recibir la salvación, pero ustedes son diferentes.

      Ustedes saben que hay diversas medidas de fe aun después de ser salvos, y que deben arrebatar el Cielo con fuerza.

      De este modo podrán buscar mayor gloria.

      Anhelo que una vez más ustedes graben el amor de Dios quien les ha permitido disfrutar de mayor gloria.

      Amados hermanos y hermanas:

      El amor del Padre es el amor de la paciencia, el amor que no olvida sino que transforma, y el amor que nos da gran gloria.

      He sentido este amor de modo tan profundo en los días pasados.

      Desde que recibí la visión de llevar a cabo la evangelización mundial con el Evangelio de la Santidad hace más de 30 años, he estado predicando de la santidad hasta hoy.

      También he estado esperando por obreros que están en el espíritu.

      Incluso cuando los pastores o líderes han cometido pecados, simplemente he sufrido todas las secuelas, esperando que cambien.

      Mientras han continuado las pruebas a nivel de iglesia, la carga financiera que he tenido que asumir por la iglesia ha sido tan pesada que he sentido que me asfixia.

      Incluso cuando los líderes no han podido mostrar fe en absoluto, yo he hecho confesiones de fe y les he mostrado el fruto de mi fe.

      Y he esperado, y esperado.

      He pasado cada año pensando: "La fe espiritual de los miembros de la iglesia crecerá rápidamente si muestro este poder de Dios. Pronto llegarán a ser guerreros espirituales".

      Sin embargo, en el 2010 lo que se desplegó ante mis ojos no fue el listado de hombres de espíritu que yo había estado esperando por los últimos 30 años.

      Por el contrario, hubo pecados que ni siquiera puedo mencionar y un listado de pastores, líderes y miembros de la iglesia que estaban en el camino de la muerte por haber pisoteado la cruz del Señor.

      ¿Qué podía hacer en ese momento?

      Aun en medio del dolor semejante a la caída del mundo, no tuve el tiempo para estar desanimado.

      No pude decir que renunciaba.

      Tampoco pude decir: "Dios, mándame un nuevo grupo en lugar de estas personas para las que no hay camino de salvación. Mándame un redil que no haya pecado para que yo pueda llevar a cabo la evangelización mundial".

      Aunque fui traicionado por aquellos que había amado por 30 años, o por los que cometieron pecados que llevan a la muerte, no podía decir: "Voy a renunciar a ellos".

      Así que me aferré a Dios otra vez.

      Pasé días que fueron peores que la muerte misma, pidiéndole a Dios Su perdón y que los perdonara.

      No obstante, perdón de sus pecados no es lo único que yo necesitaba.

      Por supuesto que habría estado muy agradecido con solo haber sido perdonado de pecados imperdonables y recibir por lo menos la salvación vergonzosa (poco honrosa).

      Ese tipo de perdón ya se otorgó el 25 de diciembre de 2010.

      Nos sentimos agradecidos por los que recibieron perdón de pecados, pero también fue un día de mucha vergüenza.

      Lo que Dios en verdad deseaba no era un día de vergüenza sino un día de gloria.

      Así que tuve que aferrarme a Dios todavía más para que pudieran crecer en la fe para alcanzar la roca de la fe y entrar a lo espiritual.

      El resultado de mis tres años aferrado a Dios son ustedes, quienes están aquí.

      Ustedes eran pecadores que estaban destinados a morir, pero ahora escuchan que están en el tercer nivel de fe, y que algunos ya han alcanzado la roca de la fe e incluso han entrado a lo espiritual.

      No solo los que cometieron pecados que llevan a la muerte, sino que aquellos entre ustedes que estaban en adormecimiento espiritual por muchos años también han despertado.

      Sus ojos se han abierto de modo que pueden ver su arrogancia y criterio de pensamiento.

      El anhelo por cambiar de verdad y sumergirse a lo espiritual ha brotado desde el fondo de sus corazones.

      Ahora corren hacia la roca de la fe, el espíritu y el Espíritu Completo, y están produciendo los frutos de los cambios sustanciales en su ser.

      Si no pierden este anhelo y siguen marchando en su caminar hacia el espíritu, estoy seguro de que la normalización del espíritu, que es como un sueño para nosotros, se hará realidad.

      Por esta razón, estoy lleno de emoción en esta Navidad que en cualquier otro tiempo.


      [Conclusión]

      Amados hermanos y hermanas:

      Me siento muy agradecido con ustedes porque han corrido su marcha de fe hasta ahora.

      No obstante, el Padre les advierte una vez más.

      No se trata de estar satisfechos con la medida de fe que han recibido pensando que es algo que ustedes han alcanzado por sí mismos.

      Pero por supuesto, ustedes dirán que no hicieron nada y que todo fue gracias al amor del Padre, el amor del Señor y el amor del Pastor.

      Dirán que el sacrificio del pastor ha llenado el 90% y que simplemente confiaron y amaron al pastor para estar en la roca de la fe y entrar en el espíritu.

      Si esas palabras de ustedes son veraces, también deben hacer su parte en cumplir con sus obras que son dignas de su medida de fe.

      No deben volverse ociosos pensando erróneamente: "Esto es suficiente porque confío y amo al pastor. Debo haber estado haciendo bien porque estoy sobre la roca de la fe y en el espíritu".

      Los que están sobre la roca de la fe y cerca del espíritu deben almacenar continuamente las oraciones y el ayuno para pronto abstenerse de la maldad que está en su naturaleza.

      Aquellos entre ustedes quienes están en el espíritu deben reflexionar en sí mismos para llenar sus deficiencias, de modo que no se detengan.

      Un hombre de espíritu completo no carece de bondad, ni amor, ni del conocimiento de la verdad.

      Mas Dios les ha dado la medida de la fe considerando al pastor, así que deben recordar que tienen deficiencias que deben llenar y deben hacerlo en realidad.

      Los que no están sobre la roca de la fe todavía, pueden seguir adelante sin perder su anhelo por el espíritu.

      Pueden hacer crecer su persona interior sin dejar que su mente esté a gusto.

      Entonces, pronto la mayoría de miembros de la iglesia sobrepasarán la roca de la fe y se acercarán al espíritu.

      Habrá tantos hombres del espíritu y Espíritu Completo, y esto recompensará mis lágrimas y clamor tal como han dicho que lo harán.

      Demos todas las gracias y gloria a Dios el Padre quien nos ha dado Su sorprendente amor.

      Deseo que jamás olviden el amor que han visto, del que han escuchado, y del que han aprendido en los últimos tres años.

      Ruego en el nombre del Señor que al hacer esto todos ustedes puedan levantarse como frutos de gloria que pueden retribuir el amor del Señor quien vino a este mundo por nosotros.

      [¡Amén!]


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