• Las Bienaventuranzas 4

    [Mateo 5:1-12]

    22-05-2008 | Rev. Jaerock Lee

    • Las Bienaventuranzas 4

      La Escritura: Mateo 5:1-12
      1 Viendo la multitud, subió al monte\; y sentándose, vinieron a él sus discípulos.
      2 Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo:
      3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
      4 Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
      5 Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
      6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
      7 Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
      8 Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
      9 Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
      10 Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
      11 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.
      12 Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos\; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.


      Amados Hermanos en Cristo.
      En las últimas prédicas, les expliqué entre todas las Bienaventuranzas las bendiciones para los pobres en espíritu, para los que lloran, y para los mansos. Hoy, hablaré de la cuarta bendición. Les dije que debemos producir el fruto del “amor”, los nueve frutos del Espíritu Santo, y las Bienaventuranzas.
      Si lleva completamente los nueve frutos del Espíritu Santo, quiere decir que ha llegado al nivel del espíritu. Si logra tener todas las Bienaventuranzas, está en el espíritu perfecto. Volvamos al pasaje de hoy y veamos la cuarta bendición de las bienaventuranzas.

      Amados Hermanos en Cristo.
      La Escritura de hoy en Mateo 5: 6 dice, “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.” La palabra “Justicia” de acuerdo al diccionario Webster es actuar de acuerdo a la ley divina o moral: libre de culpa o de pecado.

      Sin embargo, la justicia de Dios es diferente. La justicia espiritual es aceptar la voluntad de Dios y, además, todas las circunstancias por las cuales tengamos que pasar para alcanzar la santificación en nuestras vidas. En otras palabras, una persona justa es la que sigue la bondad, la verdad, y obedece la Palabra de Dios y, además, es hacedor de ella.
      Los justos que la Biblia menciona son aquellos que obedecieron totalmente la Palabra de Dios. Y tener hambre y sed de justicia significa buscar, anhelar y alcanzar la justicia del mismo modo como lo hacen los que tienen hambre y sed de alimento. Un viejo refrán dice, “Un hambre de 3 días hará que una persona robe.” Incluso alguien con una buena educación y con principios morales, ideará toda clase de tretas para conseguir un poco de comida si está sin comer por tres días. Por supuesto, ustedes hermanos no harían esto. AMEN

      Usted podrá ayunar 3 o incluso por 7 días sin ninguna dificultad. Ni siquiera querrá probar la comida que hay en su propio refrigerador. Algunos de los miembros más antiguos de la iglesia experimentaron la gran escasez que hubo anteriormente en el país. No obstante, aun cuando no haya vivido esta experiencia, podrá ver en películas o leer en novelas cómo la gente que tiene hambre busca con desesperación comida. Y si no pueden conseguir algo decente para comer, llegarán a comer realmente cualquier cosa. En el Antiguo Testamento, se menciona incluso que algunos de entre el pueblo llegaron a comer a sus propios hijos. Insectos, ratas, corteza de árboles, y raíces de plantas también sirven de comida.
      Como tienen tanta hambre, comen cualquier cosa a su alcance. Es más difícil aún soportar la sed. Algunos de nuestros hermanos varones de la iglesia deben haber experimentado esto en el servicio militar. Cuando un soldado va de marcha en un día caluroso sin suficiente agua, transpira mucho y tiene sed. Si hay un charco en el camino, irá corriendo a beber. Aunque el agua tenga un poco de lodo, no le importará, con tal de saciar su sed. Al igual que aquellos que tienen hambre y sed buscan comida y agua con gran desesperación, también son bienaventurados los que buscan la justicia, la graban y atesoran en su corazón, y viven de acuerdo a ella.
      Actualmente, los soldados deben llevar suficiente agua, pero hace mucho tiempo, cuando estaba en el servicio militar, ni siquiera nos daban tiempo suficiente para llenar de agua nuestras cantimploras y teníamos que marchar muchos kilómetros. Así que, si teníamos sed, incluso bebíamos agua sucia de un charco.
      Simplemente corríamos y bebíamos\; algunos con sus manos, otros se arrodillaban. Pero a nadie le dolía el estómago. Si se ha derrumbado una mina de carbón, y hay muy poco de espacio, los que están atrapados podrían comer incluso gusanos o ratas. En ese momento, los gusanos no parecerían repugnantes sino muy deliciosos porque podrían salvarle la vida. Así que se los comerán con mucho gusto.
      Bienaventurados los que anhelan santificarse, los que viven en la verdad, los que se asemejan al corazón del Señor, y participan de la naturaleza divina. ¿Por qué usted no lo anhela con desesperación? Los que tienen hambre y sed de justicia desearán la Palabra de Dios por sobre todas las cosas.
      El Salmos 1 nos dice que meditemos en la Palabra de Dios día y noche. También quiere decir que debemos de meditar en Dios día y noche, porque Dios es la Palabra. La Biblia nos dice cual es la voluntad de Dios y que clase de obras son las obras de los justos. Los que tienen hambre y sed de justicia anhelarán la Palabra de Dios.
      El Salmo 119:123 dice, “Mis ojos desfallecieron por tu salvación, Y por la palabra de tu justicia”
      También leemos en el Salmo 119:147-148, “Me anticipé al alba, y clamé\; Esperé en tu palabra. [148] Se anticiparon mis ojos a las vigilias de la noche, Para meditar en tus mandatos.”


      Amados Hermanos en Cristo.
      ¿Tiene usted también hambre y sed de justicia? ¿Medita siempre en las palabras de la Biblia y estudia durante toda la semana los mensajes que escucha el domingo para que lleguen a ser parte de su vida? Esto quiere decir no sólo memorizarlos como simple conocimiento sino orar conforme a la Palabra, guardarlos en su corazón, y ponerlos en práctica. Esta es la verdadera fe en acción.
      Cuando recién me convertí al Señor, anhelaba mucho la palabra de Dios, y si llegaba a comprender alguna nueva verdad, inmediatamente la obedecía y la ponía en práctica. Por eso iba a campañas de avivamiento donde podía escuchar la Palabra de Dios. Lo hacía porque quería comprender más cosas. Quería entender más de la palabra de Dios y no me perdía ningún culto en la iglesia. Cuando comprendía algo, lo obedecía. Por ejemplo, cuando escuche mandamientos como, “Guardar el Día del Señor, dar los diezmos, y cumplir con los Mandamientos”, obedecí inmediatamente y empecé a ofrendar para Dios porque Él dice, “Ninguno se presentará delante de mí con las manos vacías.” Así que ofrendaba al Señor por lo menos tres veces a la semana.
      Ya que Dios dice, “Ama y perdona”, perdoné a todos los que me habían abandonado y me habían causado problemas y momentos difíciles cuando estaba enfermo y en necesidad. Los perdoné a todos en el primer día del servicio al que asistí después de haber acumulado tanto resentimiento contra ellos durante 7 años. A veces me ponía a pensar, “Si tan sólo estuviera sano, no los perdonaría”, y sufría por el odio que sentía dentro de mí. Creí que si recobraba la salud, nunca los iba a perdonar.
      Quería llegar a ser rico y así vengarme. Pero cuando acepté al Señor y escuchar acerca de quién es Dios, quién es nuestro Señor, y del amor que Dios nos mostró, y otras cosas más, lloraba de arrepentimiento en cada servicio.
      Cuando llegue a entender que Dios odia el pecado, que nos ha perdonado para salvarnos, y que hay un cielo donde no existe el pecado, me arrepentía en todos los cultos, y mi resentimiento se deshizo como se deshace la nieve. El Dios todopoderoso y Creador dio a Su único hijo como una ofrenda de paz y ¿Quién era yo, para odiar a mi prójimo? No tenía el derecho de odiar a nadie. Al meditar en estas cosas, a pocos días de la cruzada de avivamiento, todo el rencor desapareció.
      Luego llegue a pensar totalmente lo contrario de cómo había pensado. Pude entender el punto de vista de los demás, no sólo mi punto de vista. Cuando me puse en su lugar, pude comprender por qué habían hecho lo que hicieron. Su forma de pensar era diferente de la mía. Si yo hubiera estado en su lugar, no habría actuado como ellos, pero llegué a comprender por qué reaccionaron de ese modo. Estaba tratando de comprenderlos a todos.
      Estaba pensando desde la perspectiva de las otras personas y empecé a comprender su forma de pensar, así que no había nada que no pudiese entender. No debemos pensar sólo de acuerdo a nuestro propio punto de vista, sino conforme al de los demás. De acuerdo a nuestra manera de pensar, no podremos comprender a los demás. La forma de pensar de cada persona es diferente, pero al ponernos en su lugar comprenderemos cómo piensan los demás. Al hacer esto, llegue a entender a todos y me arrepentí por varios días durante la cruzada de avivamiento. Luego, mi perspectiva de las cosas también cambió. Y más bien me sentía muy agradecido.
      Estaba agradecido a los que me habían causado problemas o me habían odiado. ¿Por qué? Gracias a ellos llegué a conocer a Dios, por eso estaba muy agradecido. Si no hubiera vivido esas experiencias, no habría conocido a Dios. Si todos mis planes hubieran resultado bien, es decir, si hubiera obtenido el titulo de doctorado y hubiera ganado mucho dinero en el mundo, y otras cosas, nunca hubiera podido recibir al Señor. Y entonces, ¿Qué habría sido de mí?
      Habría ido al infierno a sufrir por la eternidad. Sin embargo, por medio de esas circunstancias, llegue a conocer a Dios y aceptar al Señor, así que estaba muy reconocido. Por eso me sentía muy agradecido a aquellos que me causaron problemas durante los siete años que estuve enfermo.
      Y como todo el odio que sentía desapareció, eso también era un motivo más para estar agradecido. Así que pude perdonar incluso a los que me despreciaron y me ocasionaron problemas. Dios obró a través de esas personas para que recibiera al Señor, y además, me ayudaron en algunas ocasiones cuando estaba en mucha necesidad.
      Asimismo, al leer la Biblia, ponía en práctica y obedecía los mandamientos de Dios como “Haz esto” “No hagas lo otro” “Guarda esto” y “deja de hacer aquello”. Y si no podía obedecerlos inmediatamente, los escribía en una libreta de notas y oraba por ellos.
      Entonces, inmediatamente deje de cometer las obras de la carne. ¿Por qué? Simplemente no podía seguir practicándolas. Las deseché rápidamente de mi vida sencillamente porque ya no me nacía hacerlas. Por ejemplo, dejé de beber licor en seguida durante la campaña de avivamiento. Dejé el cigarrillo tan pronto como escuché que esto desagradaba a Dios. El pastor dijo que a Dios no le agradaba eso, así que simplemente lo dejé. Inmediatamente empecé a orar en las madrugadas. En seguida puse en práctica todo lo que pude de la Palabra de Dios y dejé de hacer de inmediato casi todo lo que iba en contra de ella.
      No obstante, había cosas que no pude dejar inmediatamente. Eran los pecados ocultos en mi corazón. Aunque intenté dejarlos y no pensar más en ellos, siempre volvían a mi mente una y otra vez. Anotaba todas estas cosas en una libreta de notas y oraba todo el tiempo para renunciar a ellas. Oré para que esos malos pensamientos pudiesen ser sacados de mi mente. Tres años me tomo echar fuera el último de estos pensamientos pecaminosos. Todos los otros los puede desechar bastante pronto. Sin embargo, este último me tardó 3 años sacarlo de mi mente.
      Si. Me tomó 3 años de oración despojarme de eso completamente. Cuando examinaba mi corazón, leyendo lo que había escrito en mis apuntes, si estaba seguro que no tenía esa específica forma de maldad en mi corazón, lo tachaba con una raya roja. Así que, me tomó 3 años en tachar todas mis notas. En realidad fue algo divertido. Al leer el Nuevo y el Antiguo Testamento, escribía las cosas que no estaba haciendo correctamente de acuerdo a la Palabra. En realidad no había muchas cosas que anotar, puesto que ya me había despojado de todas las obras de la carne y sólo me faltaba desechar los deseos carnales en el corazón. Los escribía y los echaba fuera uno por uno. Me tomó 3 años deshacerme de todos ellos.
      Como estaba tan agradecido a Dios por su gracia y amor al sanar mi cuerpo que estaba prácticamente muerto, y como amaba tanto a Dios Padre, estaba sediento por aprender su Palabra, por conocer su voluntad, y para actuar de acuerdo a ella y así agradarle. Si usted realmente conoce y ha experimentado el amor de Dios, tendrá hambre y sed de justicia. Jesús el Unigénito hijo de Dios, quien era inocente y puro, sufrió el dolor de la cruz y fue despreciado por nosotros los pecadores.
      Si realmente cree en el sacrificio de la cruz, no podrá vivir de otro modo sino conforme a la Palabra. Anhelará retribuir el amor del Señor y agradar a Dios y cumplir Su voluntad. Clamará por la justicia de Dios como alguien que tiene hambre y sed. Por eso, al escuchar la Palabra, la obedecerá, cortará con el pecado, y obrará de acuerdo a la verdad.
      1 Juan 3: 9 dice, “Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado”, por lo tanto, usted mismo puede discernir si es nacido de Dios o del diablo.
      Aun cuando trabaje en la obra de Dios, diga que ama a Dios, y sea fiel a Su reino, la Palabra lo hará discernir si realmente es nacido de Dios o del diablo.
      Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios (es decir la Palabra de Dios) permanece en él (en su corazón, por lo tanto el que tiene la simiente de Dios no practica el pecado)\; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: (de manera que podemos ver quien es hijo de Dios y quien es hijo del diablo) Todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios. .
      Si alguien odia, juzga, condena, difama o murmura de otra persona, y difunde rumores con rencor hacia esa persona, no es nacido de Dios. De esta manera, usted verá la diferencia. Cualquiera que no ama a su hermano no es de Dios. Solamente los que no pecan sino que andan en rectitud son hijos de luz que pertenecen a Dios. Cuando obedecemos y vivimos de acuerdo a la justa Palabra de Dios, teniendo hambre y sed de justicia, esa es la evidencia que somos de Dios.

      Amados Hermanos en Cristo.
      ¿Qué clase de bendiciones reciben aquellos que tienen hambre y sed de justicia? Se dice que, “Serán saciados.” Algunas personas comprenden este versículo de manera literal. Piensan que el Señor les proveerá de comida y bebida para que ya no tengan hambre o sed. Por supuesto, tener el pan de cada día es una bendición y debemos estar agradecidos por ello. Durante los 3 años de mi proceso de refinamiento y perfeccionamiento luego que acepté al Señor, yo venía arrastrando muchas deudas y me era difícil pagar ni siquiera el interés. Solamente trabajaba como obrero. Sin embargo, Dios nunca dejó que me faltara un plato una comida.
      Salvo las veces que estaba en ayuno, Dios siempre me proveyó de alimento de diversas formas. Una de las personas a quien Dios usó llegó a ser diaconisa principal de nuestra iglesia. En ese tiempo, ella ni siquiera era creyente. Adoraba ídolos, pero Dios me proveía cosas a través de ella cuando estaba en necesidad luego de haber aceptado al Señor.
      Entonces, tan pronto como inauguré esta iglesia, Dios la llamó a sus caminos. Dios hizo que toda su familia fuera salva. Dios siempre recompensa nuestro trabajo por Él. Luego de eso, fui abundantemente bendecido, de modo que nada nos faltaba. No obstante, aun cuando tengamos abundante comida y ropa, y si bien comer y beber es muy importante, el estar físicamente saciado no puede ser tan importante como lo es una de las bienaventuranzas que Jesús nos enseñó.
      Una vez, una hermana de la iglesia me dijo que “Reverendo, hay un restaurante detrás de su casa. La comida es muy buena y no cuesta mucho. ¿Por qué no va allí?” “¿Cuánto cuesta?” pregunté, y ella me contestó, “7 u 8 dólares.” Así que, pensé, Wau. 7 u 8 dólares si es barato. Cuando vine a la iglesia para transmitir la grabación de los programas, pedí que trajeran algo de comida, y ordené comida china muy simple y barata. Sin embargo, cuando vi esos platos, me sentí muy agradecido y contento porque la cantidad que servían era bastante. Era casi 2 porciones.
      Ni siquiera pude terminar el plato. Así que agradecí a Dios diciendo, “Padre, gracias porque me das alimento en abundancia.” Aun cuando hago todo lo posible, a veces termino sólo la mitad de lo que me sirven. Ese plato cuesta aproximadamente 3 dólares. Por eso pido esos platos. Sin embargo, la otra persona dijo que un plato que costaba 7 u 8 dólares era barato. ¡Bueno y barato! De este modo puedo dar más a Dios porque no gasto mucho en mis necesidades. La recompensa en el cielo será muy grande. Mi casa y todo lo demás será grande. No gasto mucho en comidas no porque me falte dinero, sino para dar a Dios y así salvar más almas, por Su reino y Su justicia. Se imaginan las recompensas que tendré en el Cielo.
      Tener el estómago lleno jamás podrá compararse con una de las Bienaventuranzas de Jesús. Las Bienaventuranzas son bendiciones espirituales, así que tenemos que entenderlas espiritualmente. Aquellos que tienen hambre y sed de justicia serán saciados, y esto quiere decir que serán saciados espiritualmente. Los que tienen hambre y sed de justicia anhelarán aprender la Palabra de Dios y, en la medida en que la aprenden, vivirán rectamente.
      Al respecto, Juan 6: 55 dice, “Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.” Y en Juan 6:53 leemos, “Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.”
      Jesús es la Palabra de Dios que vino en carne a este mundo. Escuchar, aprender, y practicar las enseñanzas de Jesús es comer la carne y beber la sangre del Hijo del Hombre. ¿Qué sucedería si con todo esmero comiera la carne y bebiera la sangre del Hijo del Hombre? Su corazón llegaría a ser totalmente espíritu. Si su alma prospera al vivir diligentemente por la Palabra, la misma Palabra de Dios se hará realidad en usted.
      Tendrá dentro de su corazón a la Palabra misma, que es el perfecto espíritu. Así que, si alcanza el perfecto espíritu, logrará tener la Palabra misma. Se asemejará al Padre, quien es la Palabra. Si se asemeja al Padre, en esa misma medida Él le dará Su autoridad. Le dará poder y autoridad. Adán también fue creado a la imagen de Dios Padre. En ese momento, Adán tenía toda la autoridad para gobernar y dominar. Cuando perdió la imagen del Padre, esa autoridad fue entregada a aquel a quien Adán obedeció. Obedeció al diablo así que entregó su autoridad al diablo. De modo que, cuando alcance el espíritu perfecto, en esa medida será como la Palabra misma, y Dios da su poder a sus hijos, en la misma proporción en que se asemejan a Él.
      Dentro de ese límite, pueden manifestar el poder de Dios. El mundo espiritual es interminable. Incluso si alcanza el espíritu perfecto, ese no es el final. De allí en adelante, el poder creativo de Dios, el cual es ilimitado, estará esperándole. Si alcanza el espíritu perfecto, se manifestarán a través de usted cuatro niveles del poder de Dios. Si llega a un nivel más alto, mostrará el poder de gloria ya que Dios lo cubrirá con la luz de Su gloria. Luego, viene el poder creativo porque Dios Creador lo cubrirá con Su luz.
      El siguiente paso es el Poder Más Alto de la Creación. El color de la luz es diferente aquí. El próximo paso es la Perfección del Más Alto Poder de la Creación. Este es el máximo nivel donde se llevan a cabo todas las obras maravillosas registradas en la Biblia. Ahora bien, Jesús dice que aquellos que no comen la carne ni beben la sangre del Hijo del Hombre no tienen vida en ellos. Aunque puedan profesar su fe en Dios, Jesús dice que no tienen vida, esto significa que no serán salvos, que sus oraciones no serán respondidas, y que no recibirán bendición alguna.
      Pero si usted come la carne y bebe la sangre del Hijo del Hombre escuchando la Palabra y practicándola, entonces tiene vida, es decir será salvo e irá al cielo. Al crecer en su vida de fe, si tiene hambre y sed de justicia y guarda la Palabra en su corazón, su espíritu crecerá.
      Juan 6: 35 dice, “Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida\; el que a mí viene, nunca tendrá hambre\; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.” De esa manera, la Palabra del Señor es el pan que sacia nuestro espíritu.
      Incluso hablando en el plano natural, cuando un bebé nace, tiene que ser alimentado con leche, y después come alimentos suaves, luego alimentos sólidos hasta convertirse en un niño, un joven, y finalmente en un adulto. Del mismo modo, al alimentarnos con comida espiritual para saciar y llenar nuestro espíritu, nuestra fe crecerá.
      En 1 Juan 2:14 leemos lo siguiente, “Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio.” Después que nace un bebé, al cumplir 3 meses, 1 año, o 2 años, ¿Acaso reconoce a sus padres? Tal vez llegue a reconocer sólo sus rostros.
      Están felices cuando ven a su mamá y papá y lloran cuando no pueden verlos. Reconocen a sus padres, ¿Verdad? Pero aun así, no saben sus nombres, ni como se casaron, o como es su carácter y su manera de ser. Tan sólo los reconocen. Lo mismo sucede con los nuevos creyentes. Saben que hay un Dios, un cielo y que Jesús es el Salvador. Eso es lo único que saben. Por eso se les llama bebés en la fe. Continúa la cita de 1 Juan 2, “Os escribo a vosotros, hijitos, porque habéis conocido al Padre. Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio.” En otras palabras, los padres conocen al que es desde el principio.
      Asimismo, cuando alguien llega a ser padre, conoce el origen de su padre. Conoce la historia de su familia y quienes son sus antepasados, etcétera. Conoce la ciudad donde nacieron sus padres, cómo se conocieron, cómo se enamoraron, y como sucedió todo desde el principio. Si tiene la fe de los padres, debería conocer a Dios, quien es desde el principio, y desde antes del principio. Usted sabe que Dios existió primero como una luz, con un sonido que repiqueteaba en su interior. Ya ha escuchado mis prédicas sobre este tema. He podido explicarlo claramente desde que Dios me lo reveló y usted lo ha escuchado de mí y ahora lo sabe.
      Una vez más, dice, en 1 Juan 2:14 “Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio. Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno.”
      Dice la escritura: “Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes.” De modo que si tiene la fe de un hombre joven, estando en el tercer nivel de fe, será fuerte y como la Palabra de Dios permanece en usted, podrá distinguir sí algo es o no es pecado o si es la voluntad de Dios. Entonces, vencerá al maligno, es decir al diablo y a Satanás. Si no puede vencer, es porque no tiene la fe de un joven. Espero que rápidamente lleguen a tener la fe de los padres. Si tiene esa fe, conocerá el corazón y la voluntad del Padre.
      Puesto que conoce a aquel que es desde el principio, actuará de acuerdo al corazón y la voluntad del Padre, y por eso, Él lo amará mucho. Se deleitará en usted y lo amará. Entonces, recibirá respuestas a todo lo que pida. Si tiene la fe de los padres, conocerá el corazón de Dios el Padre, y si vive de acuerdo a ello, prosperará. Cuando haga de la palabra de justicia su alimento espiritual y la practique, pasará de tener la fe de un niño a la de un joven, y luego a la fe de un padre.
      A medida que su conocimiento de las cosas espirituales se hace más profundo, podrá dominar al diablo y a Satanás. Al penetrar el mundo espiritual, conocerá lo más profundo del corazón de Dios Padre. En cuanto entre a este nivel, se comunicará con Dios claramente y será próspero por la dirección del Espíritu Santo. Pero verá cosas interesantes. Cuando oro desde aquí, alguien en los Estados Unidos es sanado, y otro que tenía cáncer al páncreas ha sido completamente sanado, luego que oré por él desde mi oficina.
      Hay otra persona cuyas piernas estaban en estado de descomposición de modo que tenían que amputarle los tobillos. ¿Por qué? Porque su sangre no circulaba y las piernas se estaban descomponiendo. La diabetes causó esto, y tenían que amputarle los tobillos. Los doctores le decían que debería operarse lo más pronto posible. Sin embargo vino a buscarme para que orara por él. ¿Qué ocurrió después de la oración? Nueva carne empezó a formarse. Antes, la carne estaba muerta y negra. Usted puede verlo allí.
      Pero ahora pueden ver la carne nueva que se está formando. El color también está cambiando, y los tendones y venas que habían desaparecido, ahora se están conectando otra vez y se pueden ver.
      Los tendones ahora se pueden ver. Sus piernas mejoraron mucho, y cuando fue al hospital para otro diagnóstico, le dijeron que no había necesidad de amputárselas. Las piernas que estaban muertas y negras están ahora reviviendo de esta manera.
      Ha aparecido nueva carne y los tendones y venas que estaban separados ahora están en su lugar otra vez. Usted está viendo la Perfección del Más Alto Poder Creativo. (Hay muchos casos parecidos.)
      Por eso, si llega al nivel del espíritu, se comunicará con Dios claramente y recibirá la dirección del Espíritu Santo en todas las áreas de su vida de tal modo que prosperará en todo. La bienaventuranza para los que están saciados viene cuando los hijos de Dios anhelan la justicia y la practican. Si recibe la orientación del Espíritu Santo, no tiene por que preocuparse de las dificultades Aunque haya algún obstáculo, Dios le dará una salida de antemano. Le guiará solamente por los caminos de bendición. Estará lleno de agradecimiento y de testimonios que contar.
      Tenemos un grupo de hermanos que en esta ocasión fue a los Estados Unidos. Fueron para participar en la asamblea general y exposiciones de las Radiodifusoras Religiosas Nacionales (NRB). Recibí una carta de ellos, en la que me dicen que los quieren mucho allí. Cuando oraron por una dama que tenía artritis usando el pañuelo ungido sobre el cual he orado, ella fue inmediatamente sanada y pudo caminar normalmente. También, la vicepresidente de esa organización tenía hernia y cuando oraron por ella, sanó rápidamente.
      La noticia se difundió. ¿Por qué recibieron la oración? Esto quiere decir que ya habían oído de mí. Reciben noticias de mí en todas partes del mundo, así que ya lo saben. Por eso desean recibir la oración. Si no lo supieran, ¿Quién querría recibir la oración por medio de un pañuelo? Sólo dirían que estamos locos o algo parecido. Sin embargo, ya han oído las noticias y saben de nosotros.
      Así que nos piden que oremos con el pañuelo y oramos por ellos. Incluso el agua dulce de Muan es bien conocida. Como muchos han sido sanados, esperamos que muchas personas asistan a nuestra conferencia. Nuestra delegación está muy feliz. Me expresaron su dicha en la carta que escribieron. También, en la edición de febrero de la revista mensual NRB, se publicaron artículos sobre mí y sobre nuestra iglesia. Dios obra de diversas formas con los pañuelos y el agua dulce de Muan. Él permite que estas cosas se den a conocer en todo el mundo.
      Todo esto es cierto y real. Es una bendición espiritual tan grande ser lleno de la plenitud del Espíritu Santo y tener comunión con Dios. Podrá darse cuenta de sus pecados y maldad y también recibirá fortaleza de lo alto para despojarse de esos pecados y de esa maldad, de modo que rápidamente logrará santificarse.
      En su vida de fe, durante el proceso de santificación, a veces nos es difícil hallar esas pequeñas e insignificantes cosas pecaminosas que están ocultas en lo profundo del corazón. Cuando la luz del Espíritu Santo las enfoca con toda claridad, uno se da cuenta en qué áreas tiene que mejorar para poder llegar a niveles más altos de fe. Además, aun cuando no practique el pecado, no podrá distinguir que es lo que más agrada a Dios. Incluso en esta situación, por el obrar del Espíritu Santo, podrá saber que cosa agrada más a Dios a fin de entrar más pronto al nivel del espíritu.
      Si su alma prospera de este modo, también recibirá bendiciones materiales. Esta es la bendición espiritual que recibirán los que tienen hambre y sed de justicia.

      Concluyo el mensaje. Amados Hermanos en Cristo.

      Jesús dijo en Mateo 4: 4, “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” Debemos más bien anhelar las cosas espirituales que tratar de poseer cosas materiales que pronto pasan y desaparecen en este mundo.
      Espero que tenga hambre y sed de justicia y guarde la Palabra de Dios en su corazón. Es mi anhelo que crezca en su fe de un niño a un joven, hasta llegar a la fe de un padre, la cual es la medida completa de la fe y así recupere totalmente la imagen de Cristo.
      Si tiene hambre y sed de justicia entonces Dios anhelará bendecirlo. Él quiere bendecirlo abundantemente. Por eso está buscando vasos apropiados en quienes derramar sus bendiciones.
      Dios Creador le dirá entonces, “Pídeme lo que quieras que te de”, porque a Sus ojos será muy amado y preciado. Si recibe esta clase del amor, no le faltará nada. Salud, dinero, y nada será un problema para usted.
      También pedirá y recibirá autoridad espiritual y poder, extenderá grandemente el reino de Dios, y alcanzará un glorioso lugar en el reino de los cielos.
      Oro en el nombre del Señor para que tenga hambre y sed de justicia hasta que el Señor regrese, de modo que será lleno de las abundantes bendiciones que Dios le dará.

      Amen


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