• Conferencia sobre 1 Juan (41)

    [1 Juan 4: 11-13]

    08-06-2014 | Rev. Jaerock Lee

    • [Pasaje]

      [1 Juan 4: 11-13]
      "Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros. En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu".


      Amados hermanos y hermanas en Cristo,

      Esta es la 41ª sesión de Conferencias sobre 1 Juan.

      En la sesión anterior, tuve que detenerme mientras les hablaba sobre cómo el amor de Dios es manifestado en nosotros, basado en el capítulo 4 versículo 10.

      Este dice, "En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados".

      Nosotros solíamos oponernos a Dios y distanciarnos de Él mientras vivíamos en medio de pecados.

      Para salvar a estos pecadores, Dios entregó a Su Hijo unigénito quien no tenía pecados.

      Los pecadores no pueden encontrarse, comunicarse ni recibir respuestas del Dios santo.

      Ellos tampoco pueden amar a Dios primero.

      Pero Dios nos amó primero y perdonó nuestros pecados por medio de la vida de Su Hijo unigénito.

      Al hacer esto, Dios estableció paz entre Él y nosotros, de manera que ahora podamos amar a Dios y recibir salvación, respuestas de Dios, y también bendiciones.

      Amados hermanos y hermanas en Cristo, nosotros no tenemos que olvidar nunca este hecho.

      No tenemos que olvidar ni por un momento que el precioso Hijo de Dios murió por pecadores sucios y abominables como nosotros.

      Jesús sufrió el dolor de la muerte en lugar de nosotros que estábamos destinados a caer en el fuego del infierno.

      Debido a pecadores como nosotros, el cuerpo del inocente Hijo de Dios fue azotado al grado que Sus huesos quedaron expuestos.

      Él nos amó al punto que Sus manos y pies fueron atravesados por clavos y hasta que eventualmente derramó toda Su agua y sangre y murió.

      La gracia de comprar nuestras vidas por medio de Su sangre tiene que estar gravada en nuestros corazones ya sea que estemos dormidos o despiertos, y ya sea si vivimos o morimos.

      El agradecimiento a Jesucristo, a la cruz del Señor, y al amor de Dios quién nos salvó, tiene que brotar de nuestro corazón.

      La declaración de nuestra gratitud tiene que brotar porque estamos tan inundados por el amor de Dios.

      Si nosotros no sentimos este amor aun después de escuchar sobre el sufrimiento de la cruz, tenemos que reconocer cuán endurecido está nuestro corazón.

      Si no nos abruman las emociones aun cuando pensamos en la cruz de Jesús y cantamos sobre el amor de Dios Padre, tenemos que arrepentirnos por tener ese corazón tan endurecido.

      No estoy diciendo que ustedes deben sentirse decepcionados pensando que no sienten tal emoción de agradecimiento por la gracia de Dios porque su corazón está lleno de maldad.

      Esto significa que tienen que anhelar con mayor intensidad el deseo de sentir el amor de Dios y realmente reconocerlo más profundamente.

      Amados hermanos y hermanas en Cristo, en ocasiones, algunas personas tienen preguntas como las siguientes:

      "¿Continuará Dios amando a una persona como yo, que ha estado viviendo en las tinieblas del mundo por tanto tiempo?".

      "¿Conocerá Dios a una persona como yo, que para nada es importante?".

      "¿Escuchará el maravilloso Dios la oración de una persona tan insignificante como yo?".

      "¿No es algo vergonzoso orar a Dios sobre cosas tan triviales?".

      Ustedes miembros de Manmin son más que capaces de responder tales interrogantes, ¿O no?

      Nosotros vivíamos en medio de sucios pecados, pero Dios verdaderamente nos amó.

      Y entregó a Su Hijo unigénito para comprobar este hecho.

      Además, Dios es tan grande, pero al mismo tiempo, Él es muy delicado.

      Aun cuando somos pequeñas criaturas, Él cuenta incluso los cabellos de nuestra cabeza, y responde a los pequeños deseos de Sus hijitos.

      A pesar que nuestra fe pueda ser débil aún, sin embargo Él amablemente nos responde y nos permite experimentar Su amor siempre y cuando se los pidamos con sinceridad, creyendo en Su amor.

      Es más, aquellos que han desechado los pecados y la maldad, se han santificado, y han recuperado la imagen perdida de Dios, pueden sentir el inmenso amor de Dios en sus vidas.

      Sofonías 3:17 dice, "Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos".

      Como ya dije, Dios les permite morar en Su amor en todo tiempo porque Él se gozará sobre ellos con alegría.

      Amados hermanos y hermanas en Cristo, incluso físicamente, después que un padre adquiere a sus hijos, él toma la responsabilidad de criarlos hasta que se conviertan en adultos.

      Él no los dejará simplemente diciendo, "Ustedes ya han nacido, y yo ya hice lo suficiente. De ahora en adelante están solos".

      Lo mismo sucede con Dios Padre también.

      Después de crear al hombre a Su imagen, Él no nos abandonó simplemente.

      Preparó todo lo que fue necesario para que nosotros pudiéramos convertirnos en Sus verdaderos hijos.

      En cada generación, Él envió profetas u hombres de Dios para que llevaran Su corazón a las personas.

      Mostró señales y maravillas para que ellos pudieran tener fe.

      Les dio los mandamientos, enseñó la verdad, les permitió comprender la voluntad de Dios, y luego, les ayudó a vivir de acuerdo a Su voluntad.

      Además, cuando el tiempo llegó, envió a Jesús a que abriera el camino para que ellos recibieran salvación.

      Incluso después de la resurrección y ascensión del Señor al Cielo, Él no nos abandonó como a huérfanos, sino que nos envió al Espíritu Santo.

      El Espíritu Santo siempre mora en nosotros, amablemente nos enseña sobre el corazón y la voluntad de Dios y nos da la fortaleza para vivir de acuerdo a la voluntad de Dios.

      Cuando los hijos de Dios se apartan de la verdad, Él acepta las acusaciones de Satanás para que ellos puedan tener una oportunidad de apartarse de sus malos caminos.

      Que Él permita las acusaciones de Satanás no significa que aparta Su rostro de ellos con odio, sino que los mira con preocupación, esperando que cambien.

      Además, cada vez que ellos piden con fe, Él les responde y les permite experimentar el poder del Espíritu Santo.

      Todas estas cosas provienen del amor de Dios quien se responsabiliza por nuestras vidas.

      Él no solamente nos creó; no solamente envió al Salvador.

      Así como los padres crían a sus hijos, Él nos da con Su amor, todas las cosas que nos son necesarias para la cultivación de la humanidad.

      Romanos 8:32 dice, "El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?".

      Cuando ustedes creen en este amor y dependen de él, y cuando obedecen la voluntad de Dios, Él delicadamente cuida de cada situación de sus vidas.

      Oro en el nombre del Señor para que ustedes experimenten más abundantemente el amor de Dios quien nos da todo sin escatimar nada, para que sus vidas estén llenas de testimonios.


    • Language
    • x