[Mateo 5:1-12]
22-05-2008 | Rev. Jaerock Lee
Las Bienaventuranzas 7
La Escritura: Mateo 5:1-12
1 Viendo la multitud, subió al monte\; y sentándose, vinieron a él sus discípulos.
2 Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo:
3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
4 Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
5 Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
7 Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
8 Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
9 Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
10 Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
11 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.
12 Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos\; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.
Amados Hermanos en Cristo.
Esta es la 7ma. Prédica sobre las Bienaventuranzas.
La palabra del día de hoy la encontramos en Mateo 5:9 que dice: “Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios”. En otras palabras los que quebrantan o rompen la paz no son bienaventurados, y no pueden ser llamados hijos de Dios. Las mujeres también están incluidas dentro del término hijos. Por favor, tengan en cuenta que cuando la Biblia dice “hijo” o “hijos”\; también incluye a las mujeres. Todos ustedes son hijos e hijas de Dios.
La palabra de hoy dice que los pacificadores serán llamados hijos de Dios. Entonces, si no tiene paz en su vida debido a diferentes situaciones que lo enojan y lo amargan o porque tiene discusiones y desacuerdos con otros ¿Acaso eso quiere decir que no somos hijos de Dios? Si fuera así, esto sería un gran problema porque aquellos que no son hijos de Dios no pueden entrar al reino de los cielos. Sin embargo, Juan 1:12 cita: “Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre (Es decir, a aquellos que creen que Jesús es el Salvador. Continúa el pasaje) les dio la potestad de ser hechos hijos de Dios”.
Gálatas 3:26 también señala. “Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús”. Como se dijo, los que aceptan a Jesucristo como su Salvador y han recibido el Espíritu son hijos e hijas de Dios. Por lo tanto, el termino “hijos” en la escritura de hoy tiene un significado espiritual más profundo que simplemente ser un hijo de Dios que sólo es salvo.
Por favor, les ruego que escuchen este mensaje con mucha atención para que así lleguen a entender el significado espiritual del pasaje de hoy. Oro en nombre del Señor para que ustedes hagan suya esta 7ma. Prédica de las Bienaventuranzas y así puedan ser llamados hijos de Dios. Ustedes que han aceptado a Jesús como su Salvador se han convertido en hijos de Dios, pero los “hijos” a los que se refiere esta Bienaventuranza en el versículo 9 tiene un significado un poco diferente.
Si logra tener las condiciones requeridas para ser llamado uno de estos hijos que menciona el versículo 9, recibirá poder de lo alto, será amado por Dios y recibirá respuesta a todo lo que pida en sus oraciones. El demonio le temerá y se alejará de usted. Recibirá gran autoridad y muchas bendiciones.
Amados Hermanos en Cristo.
El mismo Jesús, el Hijo de Dios, se convirtió en el sacrificio expiatorio entre Dios y la humanidad pecadora. El hizo la paz entre Dios y toda la humanidad. Adán y todos sus descendientes nacieron con pecado debido a la desobediencia de Adán, y ese pecado levantó un muro de iniquidad que separó a Dios de nosotros.
Como señala Colosenses 1:21 “Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado”. Nosotros éramos enemigos de Dios, Jesús fue crucificado para derribar el muro de pecado que nos separaba de Dios, quienes nos habíamos vuelto enemigos de Dios. Jesús fue crucificado para traer paz.
Colosenses 1:20 dice, “Y por medio de Él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz”. ¿No dice, “Sin derramamiento de sangre, no hay perdón de pecados, acaso? Por eso, nuestro Señor derramó Su sangre en la cruz para redimirnos de nuestros pecados. El derramó Su sangre al ser azotado, al llevar la corona de espinas, al ser clavado en Sus manos y Sus pies y al ser atravesado con una lanza en Su costado.
Como ya se dijo, Jesús se convirtió en una ofrenda de paz por medio del derramamiento de Su sangre en la cruz por el perdón de nuestros pecados, y Él hizo la paz entre Dios y nosotros. Debido a que Jesús asumió el papel de pacificador, fue perfecta y completamente aceptado como Hijo de Dios. Cuando nos convertimos en pacificadores en todas las áreas al igual que Jesús, el Hijo de Dios quien es el pacificador por excelencia, también se nos acepta y se nos reconoce como hijos de Dios.
Romanos 8:29 dice “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conforme a la imagen de su hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos”. Aquellos que aceptan al primogénito Hijo de Dios, el Señor, quien es el pacificador, y que además se asemejan a Él, también llegarán a ser hijos de Dios, hijos e hijas. Sin embargo, no todos los hijos salvos de Dios son iguales.
Inclusive en este mundo\; cuando hay varios hijos en una familia, no todos tienen en la misma posición. Por ejemplo en el caso de los príncipes. La situación del príncipe heredero y los otros príncipes es muy diferente. Igualmente, los príncipes de la Reina y los príncipes de las concubinas, cortesanas, de las siervas son todos diferentes. En la Dinastía Coreana Chosun, el príncipe heredero permanecía en palacio y disfrutaba de tota autoridad y honor, sin embargo, los otros príncipes luego que crecieron y se casaron tuvieron que dejar el palacio y vivir como criados. Además, en la mayoría de los casos, cuando los padres tienen muchos hijos, siempre hay uno que es el preferido.
Siempre hay un hijo que es más amable, más obediente, y que se parece más a sus padres. Del mismo modo entre los hijos que son salvos, están aquellos que son buenos conforme al corazón de Dios y los que no lo son, algunos hijos se asemejan al Señor, echan fuera rápidamente la maldad de sus corazones y obedecen la Palabra del Señor. Sin embargo, otros dicen que creen, pero no se despojan del pecado sino hasta después de bastante tiempo. Siguen desobedeciendo y decepcionando a Dios. Dios nos amará en diferente grado, en la medida en que tengamos un corazón que se asemeje al de Jesús.
La razón por la que Dios ha estado cultivando a los hombres a pesar de tanto dolor y angustia es porque el desea obtener verdaderos hijos que se asemejen a Jesús. Nuestro Señor perfectamente refleja al Padre. Por lo tanto, Dios desea que aquellas almas salvas, Sus hijos, reflejen a Su hijo Jesús. En las Bienaventuranzas el término “hijos de Dios” se refiere a aquellos que se asemejan a Jesús, el Hijo de Dios, y que son justos conforme al corazón de Dios. Solamente aquellos que verdaderamente reflejan al Señor, podrán ser llamados “hijos de Dios”, sólo entonces se les podrá llamar “pacificadores”.
Cuando de esta manera nos convertimos en pacificadores, también podremos disfrutar de la autoridad y del poder espiritual que tuvo Jesús como Hijo de Dios. Como en el caso de Jesús, también podremos recibir respuesta a nuestras oraciones. De igual forma podremos manifestar el poder de Dios como lo hizo Jesús .Al igual que los espíritus malignos temblaron ante Jesús, igualmente temblarán ante los hijos de Dios. Obedecerán a la autoridad de nuestras palabras. Del mismo modo, entraremos a la Nueva Jerusalén, donde mora Jesucristo y disfrutaremos del honor y la gloria como verdaderos Hijos de Dios.
Amados Hermanos en Cristo.
Ahora bien ¿Pueden ustedes llamarse pacificadores? En sus reuniones, ¿son ustedes los que rompen la paz o son pacificadores? Deberían llevar paz inclusive a lugares donde no hay paz. Si no hay paz ¿Es porque usted la quebranta? Por cierto si realmente cree en Dios y aprende la verdad no quebrantará la paz con mala intensión.
Pero en la medida en que tenga su propio criterio de lo que es justo y correcto, a veces sin darte cuenta ocasionará incomodidad a otras personas. Por favor examínese ¿Son los demás los que tratan de acomodarse a sus deseos y de consolarlo o es usted quien se adapta y consuela a los demás? ¿A que grupo pertenece? Por favor, escuchen el mensaje y examínense ustedes mismos. ¿Han ocasionado dificultades a los demás pidiéndoles que hicieran algo para su propio beneficio? ¿Se empecinaron en hacer las cosas a su manera pensando que su opinión era la única correcta, a pesar que sabían que estaban hiriendo a otras personas?
¿Insististe en que los demás tienen que obedecerlo por ser el mayor y el de más jerarquía y autoridad? Dice: “Bien, soy el más antiguo y el jefe ¿Por qué debo de obedecer a los que están bajo mis órdenes? Sin embargo, los hombres de espíritu no dirían eso. Si es un hombre de espíritu y escucha esta clase de afirmación, inmediatamente el Espíritu Santo obrará en usted. ¿Cómo reaccionará usted? El Espíritu Santo le recordará el caso de Abraham y su sobrino Lot. Entonces obtendrá la respuesta.
Si por el Espíritu medita en estas cosas, podrá comprobar si es un pacificador o no lo es. Hebreos 12:14 señala: “Seguid la paz con todos…” Viva en paz con los que le agradan, con los que odia, con los que le causan dificultades, y con todo el mundo. Continúa el versículo “…y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.” No verá al Señor sin está condición. La Palabra de Dios es absoluta La pregunta es ¿Si no tiene paz y santidad no será salvo acaso? No. No es así.
Significa que no verá al Señor. Si entra al paraíso o al 1er. o al 2do. Reino de los cielos estando en el 1er. ó en el 2do. Nivel de fe, no verá al Señor. No tendrá la posibilidad de ver al Señor aunque esté en el Reino del Cielo. Para ver a Dios Padre, tiene que ir a la Nueva Jerusalén\; y para ver al Señor, tiene que llegar al menos al 3er. Reino de los Cielos. En el paraíso o en el 1er. y en el 2do. Reino de los Cielos no podrá ver al Señor.
Incluso si Él se acerca a usted, no podrá levantar la cabeza para verlo. Se sentirá demasiado avergonzado para mirarle directamente. Ni siquiera lo podrá abrazar durante los 7 años del Banquete de las Bodas del Cordero. Así que por lo menos debe llegar al 4to. Nivel de fe para ir al 3er. Reino de los Cielos. De todos modos ¡Debe llegar a la Nueva Jerusalén! AMEN Entonces podrá ver al Padre, al Señor, y a otros profetas y abrazarlos, hablarles, y experimentará una dicha y felicidad inimaginables!
Entonces, ¿Qué hará? No es difícil estar en paz con los demás y permanecer en santidad. Si puede hacerlo, quiere decir que es una persona santificada, que no tiene maldad, por eso irá al menos al 3er. Reino del Cielo. Tampoco es difícil ser fiel en toda la casa de Dios. Por eso, viva en paz con los demás y sea santo, sin lo cual no verá al señor. No importa lo correcto o recto que sea, debe de seguir la paz y la santidad.
Si los demás no se sienten bien con usted o si no tiene tranquilidad y sólo discute, debe saber que hay algo en usted que no está bien ante Dios. A partir de ahora, investiguemos detalladamente como podemos convertirnos en pacificadores.
Primero: Para llegar a ser pacificadores debemos estar en paz con Dios y también con nosotros mismos. Para estar en paz con Dios no debemos levantar ningún muro de pecado entre Dios y nosotros. Jesús, quien nunca pecó, fue crucificado para derribar el muro de pecado que existía entre Dios y nosotros.
Sin embargo, si todavía vive en pecado y dice que cree en Dios, todavía tiene un muro de pecado y no está en paz con Dios. Entonces, la primera condición para ser pacificador es vivir en la Palabra de Dios y no pecar. Debemos estar en paz con Dios. Un hermano anciano de aproximadamente 80 años, vino a mi residencia con su familia para que ore por ellos. Dijo que padecía de varias enfermedades. Me explicó que había sido cristiano por más de dos años. No obstante, todavía sufría de muchas enfermedades.
Luego, fue sincero. Me pidió que orara para que él pudiera dejar de fumar y de beber alcohol, Y saben algo. ¡Es un diácono! Tenía todas esas enfermedades porque no estaba en paz con Dios, y me decía, “¡Sálveme por favor Reverendo¿ Acaso había intentado yo matarlo? ¿Acaso le había dicho que fumara, y que no dejara el vicio? El debía haberlo hecho por si solo. Por eso le recomendé que primero se pusiera en paz con Dios. Le dije, “¿Por qué hasta ahora continúa bebiendo y fumando a pesar que a Dios no le agrada ninguna de esas cosas?” “Ese es el motivo por el cual Dios no le protege y sufre de esas enfermedades.” Ore para que dejara de hacer eso y cualquier otra cosa que le causara problemas. Después vino a verme con su familia y tenía una cara muy radiante.
Me dijo “Reverendo, estoy completamente sano.” Así que vino a agradecerme por estar totalmente sano. Actualmente es miembro del grupo de Misión de varones. Creo que se puso en paz con el Señor renunciando a lo que tenía que renunciar, pero no se lo pregunte. Sin embargo, de cualquier forma, todas sus enfermedades fueron sanadas por medio de una oración por que estaba en paz con Dios. Solo entonces podemos estar en paz con nosotros mismos.
Si no tenemos paz con Dios, el Espíritu Santo se entristecerá, y por eso no tendremos paz con nosotros mismos. Nuestro corazón estará afligido. Si levanta un muro de pecado contra Dios al desobedecer, al infringir el orden, o al tener problemas con los demás, entonces la paz del Espíritu Santo que mora en usted se romperá y por lo tanto, su corazón se abatirá .Además no tendrá protección
Para estar en paz con Dios no debemos levantar ningún muro de pecado contra El. El inocente Jesús derribó el muro de pecado entre Dios y nosotros. Sin embargo, si todavía sigue viviendo en el pecado, aun cuando profese o declare su fe en Dios, todavía tendrá un muro de pecado y no estará en paz con Dios. Por lo tanto la primera condición para ser pacificador es vivir por la Palabra de Dios y no pecar.
Luego podrá tener paz consigo mismo siempre y cuando siga los deseos del Espíritu Santo expulsando la maldad de su corazón. Si no echa fuera toda la maldad que hay dentro de su corazón, todo tipo de maldad y de pecado se agitarán dentro de usted en cualquier momento, por eso no tendrá paz en su corazón. Suponga que no cumple la Palabra de verdad, al desobedecer a Dios o quebrantar el orden. El Espíritu Santo se lamentará. La paz con Dios se romperá La paz con el Espíritu Santo también se quebrará, y no podrá tener paz debido al dolor y la aflicción.
No tendrá paz en su mente y perderá la gratitud. A los que tienen una fe débil, se les debilitara aún más y no tendrán paz. De esta forma Satanás los atrapara. Si lucha consigo mismo de esta manera también le será difícil tener paz con los demás. Por lo tanto, puede tener paz consigo mismo cuando termine de luchar contra el pecado y sigua la verdad por completo bajo la dirección del Espíritu Santo. Podrá tener paz con los demás después que logre estar en paz consigo mismo.
En segundo lugar: Para convertirnos en pacificadores debemos tener un buen corazón. Mateo 12: 19 – 20 cita: “No contenderá, ni voceara, ni nadie oirá en las calles su voz.” Nuestro Señor era tan bueno y amable que nadie oía su voz en las calles. Nosotros siendo pocos podemos hacer mucha bulla. Algunas personas hablan tan alto que otros las pueden escuchar a 10 o 20 metros. Sin embargo como nuestro Señor era tan amable, nadie podía oír su voz en la calle. También caminaba sin hacer ruido. Continúa el versículo. “La caña cascada no quebrara, y el pabilo que humea no apagará hasta que saque a victoria el Juicio.” Como decimos, la bondad no quiere decir pelear, hacer alarde, ponerse uno mismo por encima de los demás o jactarse. El que tiene bondad amará y aceptará incluso a los que son malvados y a los que tienen una fe débil, por que desea que los demás estén mejor. El que tiene bondad observará el corazón de los demás en lo que hacen\; y los entenderá. De este modo, encontrarán en él consuelo y descanso.
Amados Hermanos en Cristo.
A veces hay siervos de Dios que tienen una gran pasión y amor por Él, pero sienten pena por ellos mismos por que a donde van rompen la paz. Conocen la verdad y no desean violar esa paz, pero en realidad ni ellos mismos pueden entender por que hay siempre conflictos y discusiones a su alrededor. Esta clase de persona cumple su labor con pasión cuando piensa que es buena para el Reino de Dios. Sin embargo, al hacerlo de esa manera, muchos se sentirán incómodos o se opondrán a él por diversas razones. Cree que aunque algunas personas se sientan incómodas, deben soportarlo porque ese trabajo en particular es bueno para el reino de Dios, y si él estuviera en su lugar lo habría sabido sobrellevar. Por eso aun cuando haya opiniones divergentes o que algunos se opongan, seguirá haciendo lo que él considera que es bueno para el Reino de Dios. ¿Sin embargo, que piensa de eso nuestro señor quien no quiebra una caña magullada ni apaga un pabilo que humea? Él reconocerá el celo de esta persona por el reino de Dios, pero se entristecería junto con las almas de aquellos a quienes ofendió e hirió.
Por ejemplo, supongamos que el hijo mayor o el primogénito le trajo a su padre con todo su amor un buen regalo, pero regaño duramente a sus hermanos menores por no haberle obsequiado nada a su padre. Esto puede suceder en una reunión familiar o en cualquier otra ocasión.
Digamos que el hijo mayor es rico, por eso le puede comprar buenos regalos a sus padres, los lleva de viaje al extranjero, etc. Pero luego, cuando está ebrio riñe a sus hermanos menores y les dice “¡Cómo pudieron venir sin traer nada, con las manos vacías!” Quizás pudiera decir algo así “¿Cómo pueden tratar a nuestros padres de esta forma?” El menor podría regañar al mayor diciéndole “Hermano, ¿Cómo puedes comportarte así delante de nuestros padres?” Tú eres el mayor. Lo que has hecho es lo menos que se esperaba de ti.
Entonces si el primogénito fuera un vaso grande y tuviera un gran corazón, respondería, “Lo siento hermano. Tú trabajas muy fuertemente y tratas muy bien a nuestros padres. Estoy muy agradecido por esto. Te lo agradezco en nombre de mis demás hermanos”. Agradecerá de corazón a su hermano menor con lágrimas en los ojos diciendo, “Hermano, estoy tan agradecido de que trates tan bien a nuestros padres”.Sin embargo ¿Acaso la mayoría de los hermanos mayores actuarían así? Dirían, “¡A pesar que estoy pasando por un mal momento le traje un buen regalo a mis padres! ¿Les pedí acaso que me ayudarán?
Entonces, comienza una discusión con el hermano menor que responde, “¿Estás muy orgulloso porque eres rico, ah?” “Hermano, ¿Por qué te jactas de ser rico?” “¡Nosotros también queremos ser ricos como tú para tratar bien a nuestros padres!” La mayoría de los hermanos argumentarían esto. Sin embargo, si el hermano menor tuviera un corazón más amplio y generoso que el mayor, le diría: “Hermano. Lo siento. Verdaderamente lo siento y te estoy muy agradecido por cuidar tan bien de nuestros padres como lo haces. Procuraremos ser como tú y también cuidar bien de nuestros padres. ”
Si pudieran decir esto, ¡Qué buena relación tendrían los hermanos! Al hermano mayor le remordería el corazón. Y por estas pocas palabras habría paz entre ellos. No obstante, la mayoría de los hermanos menores tampoco responderían de esa manera. Probablemente se quejarían diciendo: “Lo único que quieres es demostrar que eres rico. ¡Tu esposa también lo hace!” Si se hablan de esta mala manera, no habrá paz ¿De qué lado va a estar? Digamos que el hermano mayor regañó a sus hermanos menores. Entonces el padre preferiría que sus hijos estén en paz en vez de recibir regalos.
Nuestro Dios Padre desea que conozcamos y que reflejemos Su corazón en lugar de hacer grandes obras en Su nombre. Es más valioso y grato al corazón de Dios estar en paz con los demás y tener consideración por los débiles en la fe, en la medida que esté dentro de los límites de la verdad.
Una de nuestras hermanas me dio su testimonio una mañana diciendo, “Rev. He sido sanada y llena del Espíritu Santo. He echado fuera todas las cosas malas que tenía mi esposo.” Debió de haber insistido muy firmemente para que su esposo viviera por la Palabra y asistiera a la Iglesia. Dice que lo hizo porque estaba llena de la gracia de Dios. Sin embargo hoy en día sus padres, que viven en el campo y su esposo, no quieren que venga a la iglesia. Prefieren que adore imágenes e ídolos. Ahora esta hermana me dice que se ha dado cuenta que actuó mal y que su maldad se ha manifestado de esa manera. Así que hoy comprende que se equivocó.
Si conocía a Dios y había sido sanada por Él, debió haber tratado a su esposo con más amabilidad. Entonces él habría estado agradecido por ello. Por cierto, si el esposo hubiera tenido un corazón grande y bueno hubiera estado agradecido a Dios por haber sanado a su esposa. El la habría apoyado para que continuara asistiendo a la iglesia aún cuando ella no se hubiera comportado amablemente con él. Pero en la mayoría de los casos, esto no es así.
Por eso, el esposo se molestó y comenzó a acosar a su esposa. No la dejaba ir a la Iglesia. Le pidió que adorara imágenes, sabiendo que Dios había sanado a su esposa. Sin embargo, la esposa no actuó con bondad. Si hubiera atendido bien a su esposo y hubiera procurado sembrar fe en él, la situación no hubiera ido tan lejos. Ahora ella tiene problemas por haber tratado a su esposo como lo hizo. Por eso necesitamos estar en paz con todos
Digamos que nombro a un Pastor General de Distrito. Después de un año, todavía no da frutos. A veces su congregación experimenta un decrecimiento bastante negativo. Entonces ¿Qué debo hacer? Podría muy bien decirle: “Pastor, ya han pasado un par de años y no ha logrado producir nada de fruto en su congregación. Así que ¿Por qué mejor no da un paso al costado, y en lugar de ser Pastor General es Pastor de zona, aproveche para fortalecerse y luego regrese nuevamente como Pastor General de Distrito? Podría sugerirlo como Pastor Principal de la Iglesia, sin embargo nunca lo he hecho.
He esperado por 1, 2 y hasta por 3 años .Los Pastores Generales y los Pastores de Distrito tienen que hacerse cargo de sus miembros día y noche, y orar permanentemente. No tienen tiempo para descansar. Sin embargo algunos pastores de distrito algunas veces simplemente se van a su casa y descansan durante las horas normales de trabajo o tienen reuniones familiares o de otra índole en sus casas durante sus horas de trabajo. También puedo ver como están administrando su tiempo en otros asuntos.
A pesar de todo esto, procuro comprender. Trato de creer que lo hará mejor el próximo año. A la larga hará su trabajo bien como Pastor de Comunidad o como Pastor General. Los sobrellevo y trato de ayudarlos para que lo hagan mejor. No los desaliento ni les hago pasar malos ratos pero siempre intento ayudarlos para que lo hagan mejor. Sin embargo, si digo Oh! Pastor. Esto no puede seguir así.
Si les dice, “Pastor. No ha hecho crecer la iglesia en casi 3 años. Es hora que deje ese cargo a otro pastor y que ahora sea pastor de zona en vez de distrito. Si lo hago, entonces no habrá paz. Además, ¿Cómo se sentiría? Finalizó todos los cursos del Seminario y completó su ministerio como pastor no ordenado ¿Qué pasaría si luego de haber completado esos 10 o 15 años de entrenamiento y haber llegado a ocupar el cargo de Pastor General finalmente se le cambia a un puesto inferior.¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬ ¿Qué le sucedería?
Además, ¿Cómo se sentiría su familia? Teniendo en cuenta todo esto, no podría tomar esa decisión. Lo espero 1, 2 años, hasta que dé fruto. De esta manera, debemos estar en paz con todos. Lo hago así para guardar la paz. Lo mismo sucede en su familia, centro de trabajo o en su negocio. En la medida en que no sea una mentira, es más agradable y justo al corazón de Dios estar en paz con los demás teniendo en cuenta que su fe es débil.
En tercer lugar: Para llegar a ser un pacificador, no debe buscar su propio beneficio, sino el de los demás. En Génesis 13, se menciona que mientras permanecieron juntos se produjeron algunas peleas entre los pastores de Abraham y los de Lot. Lot fue bendecido mientras permaneció con Abraham. Ambos tenían mucho ganado porque Dios amaba a Abraham. Pero sus pastores se peleaban debido a la falta de agua para el ganado. Por eso, no pudieron permanecer juntos más tiempo. Tuvieron que decidir que tierras elegía cada uno. Abraham era el tío y Lot era bendecido debido a él, por eso, era obvio que Abraham tenía derecho de elegir primero. Sin embargo, Abraham no insistió en ello, sino que le concedió a Lot, su sobrino, el derecho de elegir primero.
Génesis 13:9 cita. “¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí. Si fueres a la mano izquierda, yo iré a la derecha, y si tú a la derecha, yo iré a la izquierda”. Lot tomó la tierra del este que tenía suficiente agua y era fértil. ¿Acaso se ofendió Abraham porque Lot tomó la mejor parte? ¿Se quejó acaso diciendo: “Si le ofrecí a Lot que eligiera primero, él debió haberme dejado a mí elegir primero, porque yo soy mayor que él” Si hubiera actuado tan solo por las apariencias y no se hubiera despojado de su deseo de buscar su propio beneficio, Abraham no hubiera tenido verdadera paz.
Sin embargo, en lo profundo de su corazón, Abraham deseaba que su sobrino escogiera la mejor parte, y así estar en paz con él. Por esa actitud, Abraham posteriormente recibió incluso más bendiciones de Dios. Si tiene esta clase de corazón, como menciona Mateo5:39-41, entonces, si alguien lo golpea en su mejilla derecha, también le dará la otra. Y al que quiera ponerle a pleito y quitarte la túnica, le dejará también la capa\; y si alguien le obliga a andar una milla, irá con él dos millas.
También como señala Mateo 5:44, podrá amar a sus enemigos y orar por los que le persiguen, y así llegará a ser hijo de Dios. Por cierto, debe amar hasta sus enemigos. ¿Ha orado para que Dios bendiga a aquellos que lo han importunado, que lo han maltratado y que han calumniado de usted? ¿Los ha perdonado con amor sin odio ni rencor? ¿Cómo ha reaccionado? ¿O Tuvo esta actitud? “¡No los quiero ver mas!”
¿Qué corazón tuvo? ¿Abrazó con amor a esa persona y oró por ella? Honestamente, yo amo a las personas. Incluso si me han calumniado u odiado, los extraño. Extraño hasta aquellos que me traicionaron y me dejaron. Lloro cuando los recuerdo. ¡Con cuánto cariño los recibiría si regresaran! Nunca los he odiado. No los odio aunque me hayan perseguido, difamado, o por haberme llamado hereje.
No escojo mis corbatas. No elijo la corbata que me pongo con un determinado terno. Me pongo cualquiera. Las uso para complacer a todos los hermanos de la Iglesia. Algunos hermanos me dicen, “Reverendo. Su corbata no le queda bien hoy”. O “Esa corbata no van bien con el terno”. Sin embargo, otros hermanos me dicen, “Reverendo. ¡Usted tiene muy buen gusto para vestirse""! Su corbata le queda perfecta”. Algunos dicen que va bien con el traje pero otros que no me queda bien.
Hasta tenemos los que dicen, “El Reverendo hoy se ha puesto algo muy llamativo. La próxima vez deberá vestirse de manera más conservadora.” Cada persona tiene un gusto diferente ¿A quién debo complacer? Nunca podré agradar a todos los hermanos. Por eso procuro no elegir nada. Incluso si me pongo mi corbata favorita, a algunos les gustará y a otros no. Aún cuando me ponga una corbata de color gris a algunos les gustará y a otros no.
¡Esta es la razón por la que las tiendas de ropa pueden ganar dinero! Hay diferentes clases de ropa con una variedad de colores aún mayor. Algunas son de colores muy brillantes mientras otras no lo son tanto. Hay también diferentes estilos de ropa. Hay hasta ropa que se ve muy rara. De cualquier modo, toda se vende porque hay gente para cada uno de estos diferentes modelos.
Hay estilos de moda populares. A algunas personas les gustan los colores opacos. Escogen toda su ropa de ese mismo color, y para ellos, los colores brillantes son algo pasado de moda. Aunque piense que el estilo que va con usted es bonito y elegante, a los que les gustan los colores opacos dirán que no sabe elegir buena ropa. Así que no tiene que preocuparse por estas cosas. Solamente póngase lo que le gusta. Y punto.
Lo que estoy diciendo es que cada persona piensa de manera diferente. Fueron criados en circunstancias diferentes y la base o el fundamento de su formación y educación es diferente. Por lo tanto, ¿Qué debería hacer para tener paz? ¿Qué debería hacer para estar en paz con toda clase de gente? Solamente puede estar en paz cuando procura adecuarse a los demás, los sirve, trata de entenderlos y los obedece. Es lo mismo entre los esposos.
Sucede lo mismo con las familias, y entre padres e hijos. Si los padres le dicen a sus hijos, “¡Yo soy su padre así que hagan lo que digo!” Entonces, aunque el hijo obedezca al padre, dentro de su corazón se quejará y finalmente un día se rebelará. Si los padres, hijos, esposos y hermanos siguieran la verdad y se sirvieran el uno al otro, todos podrían estar en paz.
De esta manera, llegará a ser un hijo de Dios al amar a sus enemigos y orar por los que lo acosan, como menciona Mateo 5:44. Nuestro Señor oró a Dios pidiéndole que perdonara a los que lo estaban crucificando. Solamente podemos tener paz cuando amamos de todo corazón incluso a nuestros enemigos y buscamos su bienestar. Si hacemos esto, estaremos en condición para entrar a la Nueva Jerusalén como verdaderos hijos de Dios.
En cuarto lugar: Para ser un pacificador, tenemos que negarnos a nosotros mismos y llegar a ser como trigo maduro que mengua y muere por otros. Todos tenemos diferentes niveles de fe, diferentes clases de arrogancia y diferente forma de pensar. Su carácter, educación y las circunstancias en las que se criaron, y sus hábitos son diferentes, por lo tanto sus manera de pensar y sus preferencias son diferentes.
Todos tienen diferentes patrones y criterios, y si cada persona insiste en lo que le gusta, no podríamos tener paz. Aun cuando tenga la razón, debe ser capaz de sacrificarse por los demás, aunque por ello pase cierta incomodidad. Por ejemplo, a una persona le gusta que las cosas estén limpias y ordenadas en su habitación, mientras que a su compañero de cuarto no le gusta limpiar ni mantener sus cosas ordenadas. Obviamente lo justo y correcto sería que el compañero desordenado corrigiera sus hábitos y ordenara sus cosas
Ahora, porque a uno no le gusta el desorden del otro, podría intentar cambiar a su compañero de cuarto, y si no cambia pronto, manifestará su frustración y podrá herir sus sentimientos. Entonces, Satanás empezará a acusarlo. Aun cuando el compañero desordenado supiera que ha hecho mal, se resentiría. Por eso, habrá un enfrentamiento entre los dos y se sentirán incómodos el uno con el otro. Por supuesto, ante Dios limpiar es lo correcto pero si eso lo hace sentir incómodo o si por eso hiere los sentimientos de alguien solo por que no es muy limpio, eso tampoco está bien ante Dios. Si algo está demasiado sucio, es mejor que usted lo limpie y espere hasta que esa persona cambie. Esté en paz con esa persona.
Claro, es muy diferente, cubrir los errores de alguien o ignorar que lo que hace está muy mal solamente para estar en paz con él. Sin embargo, para tener paz no debe ir en contra de los principios de la verdad y tan solo abandonar y dejar que la otra persona siga camino a la perdición. Debe estar en paz con todos, pero sólo dentro de la verdad. Es decir, primero debe estar en paz con Dios antes que con el hombre. Si intenta estar en paz con los hombres actuando con falsedad, no tendrá paz con Dios.
El buscar la paz yendo en contra de los principios de la verdad de Dios significa no gozar de bendiciones espirituales, sino más bien comprometerse con el mundo y pecar. Por ejemplo, para estar en paz con los miembros no – creyentes de su familia, ¿Podría usted adorar a otros dioses? Si sus colegas no – creyentes en el trabajo le piden que beba licor para que esté a tono con todos en la fiesta. Entonces, ¿Qué haría?
En ese caso, deberá firmemente rechazar la tentación y hacer lo que mas agrada a Dios. Desde luego, entre tanto, debe ser sabio, no debe buscar estar en paz con los hombres yendo en contra de la verdad. Esta no es la voluntad de Dios ni parte de las Bienaventuranzas. Debes estar en paz con los demás dentro de los límites de la Palabra para no vulnerar la paz con Dios.
Ahora bien, supongamos que es un empleado recientemente contratado y que su compañía va a realizar una reunión el día domingo. Entonces ¿Qué debería hacer? Estaría bien decir “Jefe. El domingo debo de ir a la iglesia por eso no voy a participar en la reunión de la compañía” No, decir algo así no estaría bien. Debe ser sabio, lo suficientemente sabio para persuadir a la otra persona amablemente, buscando estar en paz con ella y tocando su corazón.
Si lo rechaza, podrá esperar una mejor ocasión aprovechando una oportunidad en que esa persona esté contenta y así ganar su corazón. Debe trabajar duro los otros días, y conquistar su corazón para que lo pueda comprender cuando le diga lo que le tiene que decir. Si simplemente le dice con frialdad “Yo voy a la iglesia los domingos por eso no puedo participar en esa reunión,” va a provocar antipatía.
Saben lo que pasaría. En su trabajo no querrían ni siquiera oír la palabra “iglesia” y hasta pueda que rechacen a Dios. Así que debe ser lo bastante sabio para estar en paz primero con Dios y no romper la paz con los demás.
Termino el mensaje. Amados Hermanos en Cristo.
Génesis 17: 1 dice “Era Abraham de edad de noventa y nueve años cuando le apareció Jehová y le dijo: yo soy el Dios todo Poderoso, anda delante de mi y se perfecto” Como esta escrito, Dios desea que sus hijos reflejen las características de Jesús, que se santifiquen por completo, y que actúen y se comparten perfectamente.
Dios creo el árbol de la ciencia del bien y el mal y nos ha estado cultivando hasta el día de hoy para obtener verdaderos hijos que se asemejen a Su unigénito Hijo. Cuando el logra formar un hijo perfecto, amará mucho a ese hijo. Caminará con él y cuando llegue al reino celestial, Dios compartirá por siempre su amor con ese hijo en la Nueva Jerusalén.
Hoy les he hablado de cómo llegar a ser un pacificador. Cuando se convierta en pacificador, se le reconocerá como un hijo perfecto que refleja a Dios y que es justo ante Él. En el pasado, el príncipe heredero gozaba de gran honor. Entonces se imaginan ¡lo honorado y bendecido que será si es reconocido como un verdadero hijo del Dios Creador todopoderoso y que además es justo ante Él!
Dios Padre, quien está lleno de amor, se sentirá muy complacido de usted y le responderá incluso lo que está pensando. Aunque usted mismo no procure sobresalir\; Dios mismo le exaltará delante de todos y demostrará que es un hijo amado suyo y hasta las huestes celestiales y los ángeles le honrarán y servirán.
Espero que reflejen el corazón del Señor quien amó aun a sus enemigos y tuvo paz para con todos.
Oro en el nombre del Señor para que sea reconocido como un verdadero hijo de Dios, que goce de honor y autoridad, y que more en la Nueva Jerusalén, donde se encuentra el trono de Dios.
Amen