• Conferencia sobre 1 Juan (44)

    [1 Juan 4:17- 18]

    03-08-2014 | Rev. Jaerock Lee

    • [Pasaje]

      [1 Juan 4:17- 18 ]
      "En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo. En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor".


      Amados hermanos y hermanas,

      Esta es la cuadragésima cuarta conferencia sobre 1 Juan.

      1 Juan 4:17 dice, "En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo".

      Este dice que aquellos que han recibido el Espíritu Santo y han reconocido el amor de Dios y moran en ese amor, pueden estar confiados en el día del juicio.

      Hebreos 9:27 dice, "Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio".

      Cada persona tiene una vida limitada.

      Ya sea que sean pobres o ricos, sean creyentes o no, cada uno tendrá que presentarse al juicio después que su vida en esta tierra haya terminado.

      Aquellos que vivieron en pecado recibirán el castigo por sus pecados.

      De acuerdo a la magnitud de sus pecados, sufrirán por siempre en el lago de fuego o en el lago de azufre.

      Pero aquellos que aceptaron al Señor y vivieron en la verdad recibirán el juicio de las recompensas.

      De acuerdo a la fe de cada uno y a su arduo trabajo ellos recibirán gloria, los lugares de morada y las recompensas.

      La mayoría de aquellos que no aceptaron el evangelio diciendo, "¿Dónde está Dios?", también le temen a la muerte.

      Y es porque su espíritu instintivamente percibe la vida venidera, el Cielo y el Infierno.

      Pero aquellos hijos de Dios que moran en la verdad no tienen que temer.

      Ellos simplemente anhelan el día final.

      Esperan que el Señor vuelva y los tome para llevarlos al Cielo donde no hay lágrimas ni dolor.

      Especialmente aquellos que han cultivado el espíritu completo, es decir aquellos que han cultivado el amor de Dios completamente, estarán aún más confiados y seguros en el día del juicio.

      Dios también mostrará una sonrisa viendo a los hombres de espíritu completo en el juicio.

      El se regocijará en ellos pensando, "Yo tuve que sobrellevar mucho dolor, pero me siento recompensado por haber cultivado a los seres humanos".

      Les insto amados miembros de la iglesia a que no solamente estén confiados, sino también a que se conviertan en gozo para el Padre en el día del juicio.

      La segunda parte del versículo 17 dice, "pues como él [el Señor] es, así somos nosotros en este mundo".

      ¿Qué significa 'Como Él es'?

      Hablando concluyentemente, Él consumó el amor.

      Manifestó Señales y prodigios con inmenso poder y enseñó la verdad con poderosa autoridad sobre Sus palabras.

      Sanó la enfermedad y las debilidades de las almas y les dio esperanza predicándoles el evangelio del reino.

      Él entregó Su vida en la cruz incluso por aquellas personas malvadas que lo estaban rechazando.

      Su vida misma fue amor perfecto.

      Si nosotros cultivamos amor perfecto como lo hizo Jesús, también podemos estar confiados en el día del juicio como expliqué en los versículos anteriores.

      Pero Jesús no solamente disfrutó de gloria sino también recibió muchos sufrimientos en esta tierra, a pesar que tenían un inmenso poder.

      Aquellos que caminan en la luz están confiados y reciben todo lo que piden delante de Dios, y ¿por qué Jesús tuvo que pasar por sufrimientos?

      Juan 3:20-21 dice, "Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios".

      Mientras que la cultivación humana está en progreso en esta tierra, los espíritus malignos controlan a los que pertenecen a la carne.

      Y esto también era igual en los tiempos de Jesús, la gente mala era incitada por Satanás y se opuso a Jesús.

      Por ejemplo, Jesús enseñó que uno no podía servir al dinero y a Dios, dando una advertencia en contra de la codicia.

      Si ellos hubieran estado anhelando la verdad y hubieran estado pensando en las formas de encontrarse con Dios, los oídos de las personas se hubieran abierto ampliamente cuando escucharan algo referente a eso.

      Lo hubieran sentido tan dulce como la miel pensando, "Yo también tengo que desechar la codicia por el dinero. Ahorraré dinero por medios honestos y le ayudaré a los que están en necesidad".

      Pero los codiciosos sacerdotes y fariseos se sentían ofendidos por tales enseñanzas que atacaban la codicia, y por ese motivo odiaban a Jesús.

      Luz y tinieblas no pueden coexistir.

      Aquellos que anhelan la luz en sus corazones se inclinarán hacia la luz, pero los que desean morar en las tinieblas desprecian e incluso acosan la luz.

      Ellos desean que la luz, la cual revela las tinieblas, se aleje.

      Cuando los creyentes actúan en la verdad, podrán ser perseguidos como lo fue Jesús.

      2 Timoteo 3:12 dice, "Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución".

      Aquellos que tienen buena conciencia se regocijan en las buenas obras de los creyentes.
      Pero los que están manchados por la falsedad, no desean escuchar la verdad.

      Durante los primeros 300 años después de la resurrección y ascensión de Jesús al Cielo, hubo casi una docena de persecuciones en contra de la iglesia primitiva.

      Una vez que la persecución a nivel nacional era lanzada, sus riquezas y fama les eran arrebatadas, y muchos de ellos se convertían en lisiados o eran asesinados a causa de la tortura.

      Cuando Juan el apóstol escribió la primera, segunda y tercera epístola de Juan y el libro del Apocalipsis, hubo también una gran persecución.

      Muchos de sus compañeros apóstoles incluyendo a Pedro habían sido ya martirizados en las persecuciones de Nerón.

      El Apóstol Juan fue capturado durante la persecución de Domiciano y fue exiliado a la isla de Patmos.

      Juan no solamente sufrió él, sino que tuvo que mirar a sus amados creyentes sufrir durante la persecución.

      Él quería que los creyentes recordaran la vida de Jesús para que pudieran vencer tales condiciones.

      Les enseñó que así como Jesús fue en esta tierra, es decir, así como Él practicó solamente la verdad con perfecto amor y venció las dificultades, ellos podían hacer lo mismo.

      Juan motivó a los creyentes a morar en la luz mirando al frente hacia la gloria del día del juicio.

      Sin importar qué clase de sufrimientos atravesemos por el nombre del Señor, podemos vencer cualquier cosa pensando en el amado Señor, y con la esperanza que participaremos en la Gloria del Señor después que esta corta vida termine.

      El siguiente versículo, v. 18, también explica sobre el amor perfecto que es libre de temor.

      1 Juan 4:18 dice, "En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor".

      En ocasiones escuchamos en las noticias que incluso los incrédulos vencen el temor con amor.

      Por ejemplo, algunos padres entran en una casa en llamas para salvar a sus hijos o se tiran al agua para salvar a sus hijos que se ahogan y mueren juntos.

      Pero aquellos que han cultivado el verdadero amor entregan su amor no solamente a su familia física sino también a todas las personas.

      Además, su amor no cambia ante ninguna situación.

      Rut era una persona que había cultivado ese amor verdadero.

      Cuando Rut dejó su pueblo siguiendo a su suegra, ella no tenía esperanza pues no tenía medios para ganarse la vida.

      Más sin embargo, ella no tenía el espacio para preocuparse por ella misma ni para buscar otro camino.

      Esto se debía a que bajo ninguna circunstancia ella podía permitir que su anciana suegra, quien no tenía esposo ni hijos, se fuera sola.

      Cuando Rut llegó a tierra extranjera, ella espigó en pos de los segadores para ganarse la vida y así servir a su suegra. Pero nunca dijo que esto era difícil.

      Ella no pensó en temores como, "Aún soy joven y ¿dejé mi pueblo para sufrir de esta forma? Cuando mi suegra muera y yo me vuelva vieja, y sin tener ningún hijo ni parientes, ¿de quién dependeré? ¿Debería buscarme ahora alguna forma de sobrevivir?".

      Ella simplemente vivió una vida de fe cada día y simplemente pensó en cómo hacer que su suegra estuviera más cómoda.

      Mientras tanto, Dios le dio paz y gozo de lo alto, y la guió por un camino de grandes bendiciones tanto físicas como espirituales.

      Preocuparse o sentirse temeroso del futuro no significa que las dificultades presentes desaparecerán ni que las bendiciones vendrán.

      Tal como dice Mateo 6:27, "¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?". Nosotros no podemos hacer que un cabello de nuestra cabeza crezca por preocuparnos.

      Mientras continuamos caminando en la luz y cumpliendo nuestras tareas con amor, Dios mirará la bondad en nosotros y cambiará nuestras dificultades en bendiciones.

      Amados hermanos y hermanas,

      Generalmente, la razón más fundamental por la cual las personas experimentan temor es porque, como les expliqué en los versículos anteriores, ellos pueden sentir que hay un juicio.

      La ley del reino espiritual dice que 'la paga del pecado es muerte', y que 'cosechamos lo que sembramos'.

      Si ustedes acumulan bondad, producirán buenos frutos, y si, y si acumulan maldad, producirán malos frutos.

      Por supuesto, las personas no cosecharán todos los frutos en esta tierra.

      Ellos podrán enfrentar desastres por la maldad que han acumulado. Pero también, podrán vivir sin un desastre en esta tierra pero recibir castigos el día del juicio.

      Además, aún cuando hayan vivido una vida relativamente buena, cada uno tiene el pecado original y los pecados personales que ha cometido, por consiguiente no pueden escapar al castigo del Infierno a menos que sean perdonados por medio de la sangre de Jesús.

      Eclesiastés 3:11 dice que Dios ha puesto eternidad en el corazón del hombre.

      Es decir, Él nos dio la semilla de la vida, para que así podamos instintivamente buscar las cosas espirituales.

      Incluso aquellos con corazones endurecidos que no escucharían el evangelio, instintivamente continúan teniendo temor porque sus espíritus saben sobre el castigo.

      A fin de desechar tal temor, uno tiene que cultivar el amor perfecto.

      Aquellos creyentes que aman a Dios y guardan Sus mandamientos no están temerosos de los desastres en esta tierra, y ellos tampoco tienen temor de la muerte.


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