• Conferencia sobre 1 Juan (45)

    [1 Juan4:18]

    10-08-2014 | Rev. Jaerock Lee

    • [Pasaje]

      [1 Juan4:18]
      "En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor"


      [Mensaje Principal]Amados hermanos y hermanas, miembros de más de 10,000 iglesias filiales en Corea y alrededor del mundo, miembros de los santuarios locales, aquellos que asisten al servicio por medio del Internet a nivel mundial, televidentes de GCN,

      Esta es la 45ª (cuadragésima quinta
      sesión de las Conferencias sobre 1 Juan.

      Continuando con la última sesión, indaguemos sobre 1 Juan 4:18.

      Este dice, "En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor".

      Aquellos que han cultivado verdadero amor no buscan lo suyo sino que pueden sacrificarse por los demás.

      Además, ellos pueden entregar su amor no solamente a su familia y sus amigos cercanos sino que le dan la misma cantidad de amor a todos.

      Y ese amor no cambia bajo ninguna situación.

      Si nosotros cultivamos esa clase de amor, no tendremos ningún temor en nuestro corazón.

      Nosotros estamos confiados porque no buscamos nuestro beneficio sino que practicamos la bondad y la verdad en todo tiempo.

      Ya que no sembraríamos nada en maldad, no tenemos motivo para estar temerosos de enfrentar desastres.

      En la actualidad, incluso si hay un problema en la vida, Dios nos guiará por el camino de la bendición porque Él escudriña nuestra bondad y amor en nuestro corazón.

      Por el contrario, aquellos que no han cultivado amor espiritual sino que buscan su propio beneficio, quebrantando así los mandamientos, siempre se sienten nerviosos, temerosos que algo malo suceda.

      Por esta razón Proverbios 28:1 dice, "Huye el impío sin que nadie lo persiga; Mas el justo está confiado como un león".

      Aquellos creyentes que aman a Dios y guardan Sus mandamientos completamente, no están angustiados por ningún desastre en esta tierra, y tampoco tienen temor de la muerte.

      Hermanos y hermanas, esto también se aplica a los incrédulos, hasta cierto grado.

      Incluso en los tiempos cuando el evangelio no era predicado, aquellos que eran justos y no tenían vergüenza en sus conciencias, vivieron vidas honradas y seguras. Nosotros podemos verlo en la historia.

      Ellos no tuvieron miedo incluso cuando pasaban por lugares que decían estar embrujados.

      Incluso cuando fueron amenazados por otros, no actuaron con cobardía sino que dejaron todo a la voluntad celestial.

      Por el contrario, aquellos que hicieron muchas cosas malas también estuvieron llenos de temor.

      Si ellos se confabulaban y hacían muchas cosas malas para obtener el poder, también se preocupaban de ser desafiados en busca de venganza. Siempre estaban preocupados que alguien les arrebatara su poder o de ser asesinados. (Podemos ver esto en Cao Cao de los Tres Reinos
      .

      Ellos estaban temerosos de demonios y de la muerte, y tenían miedo de ser traicionados por sus personas de confianza.

      Concluyentemente, el temor generalmente no solamente proviene de situaciones externas peligrosas sino básicamente de las tinieblas que tienen en su interior.

      Lo es aún más en la verdad.

      Aquellos que moran en la verdad completamente y que aman a Dios verdaderamente no tienen temor de ninguna situación.

      Como dije antes, el amor perfecto desecha el temor, incluso cuando ellos tienen preocupaciones, no pierden la paz en lo profundo de su corazón al confiar y depender de Dios.

      ¿Cómo actuaron los discípulos después de la ascensión del Señor?

      El apóstol Juan fue echado en aceite hirviendo. Pedro fue crucificado. Pero ellos no tuvieron temor de esas cosas. Simplemente creyeron que Dios les daría una forma de salir del problema o que Él obraría para bien en todo porque Dios estaba de su lado.

      Es más, aún cuando ellos no podían salir del problema sino que sufrieron por el nombre del Señor, no tuvieron temor de ningún dolor porque amaban a Dios.

      Pero aún cuando ustedes tienen fe, ¿qué sucede si no han cultivo el amor perfecto?

      Ustedes no están obligados a ser martirizados por el Señor, a ser crucificados, o ser devorados por leones, sin embargo encuentra difícil pasar por pequeñas pruebas.

      Están ansiosos y preocupados sobre cómo vencer tales cosas, o sienten temor que mayores dificultades puedan llegar.

      Aún cuando oran a Dios, no tienen confianza en su corazón y están nerviosos sobre si obtendrán una respuesta o no.

      Esto significa que ustedes no aman a Dios y no confían en el amor de Dios a ese mismo grado.

      Los verdaderos hijos de Dios a quienes Dios anhela son aquellos que aman a Dios al más alto grado y que confían en Él completamente.

      Ustedes pueden disfrutar de perfecta paz solamente cuando tienen perfecto amor y confianza.

      Job en el libro de Job, pudo disfrutar esa paz después de atravesar por las dificultades.

      Antes de las pruebas, Job era correcto y honesto, y reverenciaba a Dios.

      Por consiguiente recibía bendiciones de acuerdo a sus obras.

      No obstante debido a que él no tenía perfecto amor en su corazón, no tenía una verdadera paz.

      En lugar de experimentar el gozo en el amor de Dios y en amar a Dios, él vivía una vida en temor al Dios que castiga.

      Entonces, cuando las acusaciones de Satanás fueron admitidas y él empezó a sufrir, dijo, "Lo que temía vino sobre mí".

      Esto significa que él vivía una vida en temor por desastres incluso cuando estaba en paz.

      Hermanos y hermanas, incluso los hijos muy buenos, si ellos no sienten amor por sus padres y solamente temen a los castigos, no pueden convertirse en gozo para sus padres.

      Los hijos también serán infelices.

      Dios Padre abrió el camino para que Job fuera libre del temor.

      Es decir, por medio de las pruebas, Dios permitió que Job se liberara de la maldad en su naturaleza y experimentara al Dios de amor.

      De esa forma, Dios le permitió comprender el corazón de Dios más profundamente y que amara a Dios de corazón.

      Ahora, Job podía disfrutar una verdadera paz y felicidad en ese amor.

      Amados hermanos y hermanas,

      Hay una cosa más que deben recordar.

      Si la verdad está en ustedes completamente, ustedes no tienen temor.

      Pero si no han alcanzado la santificación y no están en el espíritu o en el espíritu completo, ¿significa eso que deben siempre vivir en temor así como Job?

      ¡Claro que no!

      Si están moviéndose en el fluir del espíritu y esforzándose por desechar el pecado y la maldad, podrán llevar una confortable vida de fe de acuerdo a la medida de su fe.

      Por supuesto, podrán enfrentar pruebas que son el resultado de sus pecados, o incluso si no cometen pecados en acción, podrán enfrentar pruebas para reconocer su maldad así como el caso de Job.

      Pero en tales situaciones, ustedes tampoco tienen temor de nada.

      Aun cuando tienen una prueba debido a sus faltas, Dios les dará una solución si se examinan inmediatamente y se arrepienten.

      Si se apartan, Dios les dará la solución para que puedan estar agradecidos.

      Además, aún cuando sufran por un momento a causa de la prueba, podrán crecer en fe al grado en que se examinen ustedes mismos y cambien. Por lo tanto, podrán también dar gracias por esto.

      Es más, si están pasando por pruebas debido a la maldad en lo profundo de su naturaleza, podrán ir a un nivel más profundo del reino espiritual al comprender la voluntad de Dios desde su corazón. Y así podrán estar agradecidos de nuevo.

      En cualquier caso, si ustedes confían en el Padre como Sus hijos, no tendrán ninguna razón para tener temor de algo que no ha sucedido.

      Esto es así, a menos que decidan vivir en medio de pecados y maldad, y no tengan intención de circuncidar su corazón.

      Si ustedes se están esforzando por cambiar en su medida de fe, podrán simplemente confiar en el Dios de amor.

      Romanos 8:28 dice, "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados".

      Como dije anteriormente, espero que ustedes siempre moren en gozo y paz confiando en el Padre que protege a Sus hijos y que obra para bien en todo.

      Al hacer esto, yo oro en el nombre del Señor para que cultiven el perfecto amor y estén confiados delante de Dios.



      El apóstol Juan continúa explicando sobre el amor espiritual.

      Se dice que nosotros no tenemos temor y podemos estar confiados el día del juicio si cultivamos el perfecto amor.

      Y podemos amar a Dios porque Dios y el Señor nos amaron primero.

      La lectura de este día dice en el versículo 19, "Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero".

      Las personas generalmente aman a una persona que les ama a ellos. Si alguien es bueno con ellos, los elogia y los respeta, también ellos pueden ser agradables con esa persona.

      Por el contrario si alguien los odia, señala y pone al descubierto sus faltas, es difícil amar a esa persona.

      Por tanto, hay un dicho que dice, 'Palabras amables para palabras amables'.

      Las personas pagan mal con mal.

      Pero Dios dice que tenemos que pagar mal con bien.

      Tenemos que ser agradables no solamente con aquellos que son agradables con nosotros, pues Dios dice que tenemos que amar a las personas con las que realmente no podemos llevarnos bien.

      Mateo 5:46-47 también dice, "Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?"

      Amar a los que nos aman puede ser hecho por los incrédulos e incluso a los pecadores les agradan los recolectores de impuestos.

      Nosotros los hijos de Dios tenemos que cultivar el corazón espiritual para amar incluso a nuestros enemigos y no solamente a los que nos aman.

      Esto se debe a que hemos recibido primero esa clase de amor.

      Fue por Su amor a nosotros que Jesús vino a esta tierra y fue crucificado.

      Aquellos que estaban manchados de pecados no pudieron reconocer al Hijo de Dios.

      Jesús sanó las enfermedades y las debilidades, y les dio a las personas solamente cosas buenas predicando el evangelio del reino, pero ellos más bien lo odiaron, lo rechazaron y eventualmente los crucificaron.

      Pero incluso cuando estaba siendo crucificado, Jesús les mostró un amor más grande.

      Él oró por aquellos pecadores diciendo, "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen".

      Debido a que Él tenía el poder como el Hijo de Dios, pudo haber bajado de la cruz si lo hubiera querido.

      Pudo haber convocado huestes celestiales y ángeles, y destruir en un momento a quienes lo estaban crucificando.

      Pero Jesús no hizo eso.

      Y esto fue porque Él podía salvar a los pecadores solamente soportando todas las burlas y desprecios, y muriendo en la cruz.

      Dios Padre también entregó a Su precioso Hijo unigénito por los pecadores, e incluso después de eso, Él no los dejó huérfanos.

      Él envió al Espíritu Santo para guiar nuestras vidas.

      Es más, ustedes se encontraron con un verdadero pastor y una preciosa iglesia, y están siendo guiados por un camino de bendición que no hubieran encontrado por ustedes mismos.

      Todo esto es el amor de Dios que Él nos entrega incondicionalmente.

      No es que nosotros merezcamos recibir este amor, sino solamente es la gracia de Dios quien nos amó primero.

      Debido a que hemos recibido este amor primero, no podemos hacer más que amar a Dios.

      Y así como hemos recibido tan grande amor, si tenemos conciencia, no podemos atrevernos a odiar a nadie.

      Si nosotros recibimos perdón por una deuda de millones de dólares, no podremos nunca oprimir a otros que nos deban un par de dólares para que nos paguen.

      Así que, la lectura de este día en el versículo 20 dice, "Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?".


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