• Bendiciones de los Creyentes - Servicio de Pascua Domingo por la Noche (Santa Cena)

    [Juan 6:53- 55]

    05-04-2015 | Rev. Jaerock Lee

    • [Pasaje]

      [Juan 6:53- 55] "Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida".



      Amados hermanos y hermanas,

      Todos los que viven en este mundo buscan vivir una vida feliz.

      Pero si a ustedes les preguntaran, ¿cuáles son las condiciones para la felicidad?, ¿qué responderían?

      Quizá podrían decir muchas cosas como: que todos los miembros de la familia tengan vidas largas y felices; que un hijo tenga una buena posición económica; tener paz en la familia; que su negocio prospere y puedan ser ricos; ser respetados por estar en una posición honorable; tener un verdadero amigo que te comprenda; o alcanzar sus metas y sueños.

      Pero ustedes que conocen la verdad comprenden que hay algo más importante que estas cosas.

      Las bendiciones que son más importantes que el dinero, la salud, la paz familiar, o la fama son las bendiciones espirituales.

      Todas esas bendiciones materiales y físicas, son real y solamente valiosas cuando están añadidas a las bendiciones espirituales.

      Es por esta razón que Dios da primero a Sus hijos bendiciones espirituales.

      Este día, les compartiré sobre las tres bendiciones espirituales que son otorgadas a los creyentes.

      Oro en el nombre del Señor para que por medio de este mensaje, puedan recibir completamente y disfrutar bendiciones verdaderas y eternas.



      [Mensaje Principal]

      Amados hermanos y hermanas, en primer lugar, aquellos hijos de Dios que han aceptado al Señor disfrutan de la bendición de la vida eterna.

      Incluso los incrédulos vagamente perciben la existencia de un reino espiritual. Sin embargo, ellos no pueden comprender sobre de las cosas que vienen después de la muerte.

      Es por eso que están atemorizados de la muerte, y viven como si esta vida fuera todo.

      Pero aquellos creyentes que tienen fe no están atemorizados de envejecer ni de morir.

      Esto se debe a que ellos saben que pueden disfrutar de una vida eterna después que sus vidas terrenales terminen.

      Cuando el Señor vuelva de nuevo en el aire, aquellos creyentes que han vivido sus vidas y 'ya han dormido', resucitarán primero.

      Aquellos creyentes que estén vivos en ese momento, sus cuerpos serán transformados en cuerpos resucitados en un instante y serán arrebatados.

      Ellos se dirigirán al 'Aire' y allá celebrarán el Banquete de Bodas de 7 Años. Después que el Milenio haya terminado, pasarán al reino de los cielos.

      Tal como la letra de la alabanza 'Sublime Gracia', "Y cuando en Sión, por siglos mil, brillando este cual sol, yo cantare por siempre ahí, su amor que me salvó". Nosotros disfrutaremos felicidad eterna en el Cielo.

      Teniendo esta promesa, los creyentes no están temerosos de la muerte, sino que día a día ellos esperan el regreso del Señor.

      Pero esto no significa que perezosamente se sientan y esperan. Ellos están desechando diligentemente los pecados para adornarse como una novia y trabajan con esfuerzo por el reino de Dios.

      Ellos están llevando a cabo el cumplimiento del ministerio del Padre para que no solamente ellos sino también sus familias, vecinos y todos en el mundo puedan disfrutar juntos de la bendición de la vida eterna.

      Ese trabajo para Dios también será recompensado como bendición para los creyentes.

      Por esta razón, la segunda bendición de los creyentes es que ellos recibirán el 'juicio de recompensas'.

      Antes que vayamos al Cielo, habrá un juicio final.

      Apocalipsis 20:11-13 dice, "Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras".

      Esto explica el 'Gran Juicio del Trono Blanco', también conocido como el 'Juicio Final'.

      Al momento de este juicio, habrá muchos libros en la Mesa de Juicio.

      En el Libro de la Vida están escritos los nombres de los creyentes que son salvos e irán el Cielo.

      En otro libro están escritas todas y cada una de las obras de cada persona, sean estas buenas o malas.

      Para aquellos cuyos nombres no están escritos en el Libro de la Vida, estos serán sentenciados al Infierno eterno.

      Todas sus obras serán reveladas, y la gravedad del castigo será decidido de acuerdo a sus obras.

      Es decir, ellos recibirán el 'juicio del castigo'.

      Pero los creyentes reciben el 'juicio de la recompensa', y no el de castigo.

      Todos los creyentes tienen un ángel que escribe cada cosa, así como también un ángel guardián, así que todas sus obras de fe estarán escritas.

      Si ustedes oran por el reino de Dios y por las almas con lágrimas y ayunos; realizan trabajos voluntarios para los miembros de la iglesia; adoran y alaban a Dios y lo glorifican con todo su corazón; si predican el evangelio y cuidan de las almas, y entregan ofrendas con todo su sacrificio; o si simplemente recogen una pequeña pieza de basura con todo su amor por la iglesia, esto es parte de todo lo que será registrado y Dios les retribuirá con recompensas.

      Las recompensas en el reino eterno del cielo serán su orgullo y su gloria por los siglos de los siglos.

      Si ustedes tienen esperanza por el juicio de las recompensas, será divertido llevar una vida cristiana.

      Simplemente imagínense qué clase de recompensas Dios les dará por sus obras, esto les traerá gozo.

      Pero si ustedes realmente vieran su casa y sus futuras recompensas en el Cielo, su gozo y felicidad sería inimaginable.

      Estarían tan conmovidos que derramarían lágrimas de gozo, reconociendo que el Padre y el Señor han recordado incluso sus más pequeños actos, servicio y sacrificios.

      Amados hermanos y hermanas,

      La tercera bendición de los creyentes es que ellos pueden convertirse en verdaderos hijos.

      Los miembros de Manmin que han escuchado el evangelio de la santidad tienen la esperanza puestas en la Nueva Jerusalén.

      A fin de llegar a la Nueva Jerusalén, ustedes tienen que desechar los pecados y la maldad y convertirse en verdaderos hijos de Dios que se parecen a Dios.

      En la actualidad, la mayoría de iglesias no enseñan sobre la santidad.

      Ellos simplemente creen que los hombres no pueden desechar los pecados ni santificarse, por lo tanto, 'simplemente tratamos de vivir una vida devota'.

      Pero ustedes saben muy bien que pueden santificarse y conocen que esta es la voluntad de Dios.

      Además, realmente se están santificando cada día desechando los pecados.

      Por supuesto esto no puede ser hecho por el poder del hombre solamente. Sino que con la gracia y la fortaleza de Dios y la ayuda del Espíritu Santo, somos más que capaces de conseguirlo.

      Dios dice que el 2º Reino de los Cielos y el 3º Reino de los Cielos son tan diferentes como el cielo y la tierra.

      Esto significa que la diferencia entre haber alcanzado la santidad o no, es inmensa.

      Solamente aquellos que han desechado los pecados y la maldad pueden decir que conocen incluso lo más íntimo del corazón del Padre y que pueden darle consuelo y gozo a Él.

      Dios inició la cultivación para obtener tales hijos, incluso por medio del sacrificio de Su Hijo unigénito.

      Esto era para compartir Su profundo amor con los verdaderos hijos y permitirles así disfrutar junto a Él la gloria de Dios que llena todo el universo.

      Los verdaderos hijos que han desechado los pecados y la maldad estarán en las posiciones más nobles en el Cielo.
      Dios nos creo para Él podernos dar ese inmenso honor y gloria.



      [Conclusión]

      Amados hermanos y hermanas, aquellos que creen en el Señor disfrutarán de vida eterna, recompensas, y la gloria de convertirse en verdaderos hijos de Dios.

      Aquí, creyentes no son aquellos que solamente llevan la apariencia de una vida de fe en el exterior.

      Ellos pueden disfrutar las bendiciones para los creyentes solamente cuando llevan una vida de fe interior, es decir, cuando comen la carne y beben la sangre del Hijo del Hombre.

      En el pasaje bíblico de este día, Juan 6:54 dice, "El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero".

      Comer la carne del Hijo del Hombre es aprender y aceptar la Palabra de Dios.

      Esto es porque el Hijo del Hombre, Jesús, es la Palabra, la cual es Dios en esencia y vino a este mundo hecho carne.

      Aceptar la Palabra de Dios no es solamente tenerla como conocimiento en la cabeza.

      Se trata de cultivar la Palabra en nuestro corazón.

      En otras palabras, se trata de cambiar nuestro corazón con la Palabra.

      Para comer la carne del Hijo del Hombre de esta forma, al mismo tiempo tenemos que beber Su sangre.

      Esto significa que además de aprender la Palabra de Dios, también tenemos que tener obras que realmente comprueben que practicamos la palabra.

      Una vez que aprendemos la palabra de Dios que nos dice hagan esto, no hagan aquello, guarden o desechen ciertas cosas, nosotros tenemos que obedecerla.

      Al obedecerla, nuestro corazón será llenado con la verdad y la falsedad será removida.

      El odio se irá al grado en que seamos llenados con amor.

      La arrogancia será desechada al grado en que la humildad entre en nosotros. Cuando la mansedumbre llene nuestro corazón, el mal temperamento desaparecerá.

      Sin importar cuánto tiempo hayan asistido a la iglesia, su fe espiritual no puede crecer a menos que coman la carne y beban la sangre del Hijo del Hombre.

      De lo contrario, solamente su conocimiento crecerá, pero su fe será la misma o incluso podría retroceder.

      En ocasiones incluso la pequeña fe que puedan tener, podría ser removida y ustedes podrían apartarse de la salvación.

      Ustedes pueden decir que tienen fe para recibir salvación solamente cuando realmente muestran el esfuerzo por practicar la Palabra.

      Amados hermanos y hermanas, Cuando Jesús predicó estos versículos hace 2,000 años, la gente de ese tiempo no podía comprenderlos bien.

      Como él dijo, ellos tenían que comer y beber Su carne y Su sangre, incluso a los discípulos se les hizo difícil comprender.

      Quizá, esto podría haber sido más fácil de comprender si Él hubiera dicho, "Ustedes tienen que guardar la Palabra de Dios en su mente y practicarla para que puedan tener vida eterna".

      Pero, ¿por qué Él habló en simbolismos diciendo que tenían que comer Su carne y beber Su sangre para obtener vida eterna?

      Esto es para hacernos reconocer el amor de Jesús quien se sacrificó completamente a Sí mismo al entregar literalmente Su sangre y Su carne por nosotros.

      Nosotros que éramos pecadores no podíamos ser salvados solamente con guardar la Palabra de Dios.

      Si Jesús no hubiera resuelto el problema de nuestro pecado original y de los pecados personales, continuaríamos siendo pecadores, y si fuese así, no podríamos haber sido salvados incluso si hubiésemos guardado todas las palabras de la verdad.

      Debido a que Jesús nos redimió por medio de Su vida, esto nos habilitó para disfrutar la vida eterna y las recompensas, y para ser transformados en hijos verdaderos al grado en que actuemos con fe.

      En la segunda parte de este servicio celebraremos la Santa Cena.

      Por medio de la Santa Cena, yo espero que ustedes una vez más sientan el corazón del Padre que nos dio las bendiciones.

      Espero que ustedes una vez más marquen con gratitud su corazón, reconociendo que somos redimidos por la preciosa sangre del inocente Jesús, y el inmenso amor que el Padre nos mostró para salvarnos.

      Oro en el nombre del Señor, para que el hacer esto, ustedes florezcan como verdaderos hijos que tienen la perfecta semejanza a Dios.

      [¡AMÉN!]


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