• La iglesia que ha cumplido la Palabra (Tarde del 33.o aniversario)

    [Hebreos 4:12]

    09-10-2015 | Rev. Jaerock Lee

    • Hebreos 4:12
      Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.



      Amados hermanos y hermanas en Cristo:

      y miembros de más de diez mil iglesias filiales en Corea y en todo el mundo, miembros de los santuarios locales, quienes están asistiendo a los servicios en todo el mundo a través de la Internet y televidentes de GCN.

      Este es el servicio vespertino por el 33.º aniversario.

      Me gustaría agradecer a aquellos que han trabajado muy duro en la celebración del 33.º aniversario, así como al elenco y al personal al frente de este evento.

      El título de este mensaje es «La iglesia que ha cumplido la Palabra».

      En los últimos 33 años, la historia de Manmin ha sido llena de palabras que proclaman con perfección la voluntad de Dios y el poder que apoya las palabras.

      Amós 8:11 dice: «He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová».

      Actualmente existen muchas iglesias y predicadores.

      Es muy difícil, sin embargo, encontrar en medio de este mundo en tinieblas y lleno de pecado las palabras que proclaman la voluntad del Señor quien es el camino, la verdad y la vida.

      En este mundo materialista en el que domina la carne, es raro encontrar palabras que puedan ayudar a conocer y experimentar a Dios quien es espíritu.

      Tal como lo profetizó Amós, el mundo tiene hambre y sed de oír la Palabra de Dios.

      Yo conocí a Dios al final de siete años de enfermedades.

      Nadie pudo sanarme y yo me sentía desesperado, esperando la muerte. Pero Dios me sanó de inmediato.

      Luego de conocer a Dios de este modo, yo anhelé profundamente hacer la voluntad de Dios.

      Me esforcé mucho por conocer quién es Dios y lo que debía hacer para vivir de acuerdo a Su voluntad.

      Con diligencia asistí a las reuniones de avivamiento y leí la Biblia.

      Pero había muchas palabras que yo no lograba comprender bien. Aunque hacía preguntas a los pastores y consultaba las famosas referencias bíblicas, no lograba entender.

      Cierto día escuché un testimonio: un ángel había interpretado la Palabra de Dios; yo comencé a orar por eso fervientemente.

      Oré por siete años para que las palabras me fueran interpretadas por Dios mismo o por ángeles.

      Cada vez que me era posible iba a las montañas, buscaba una roca plana, ponía una manta sobre ella y me ponía de rodillas.

      Oraba desde muy temprano en la mañana y regresaba muy tarde en la noche. Yo dormía un poco y regresaba a la montaña.

      Mientras oraba el día entero, muchas veces no comía para ahorrar tiempo.

      Finalmente Dios comenzó a interpretar las palabras, una por una, con la inspiración del Espíritu Santo.

      Él me explicó esas palabras difíciles de entender y la providencia contenida en los sufrimientos de la cruz.

      También me explicó los principios espirituales, como por qué solamente Jesucristo puede ser nuestro Salvador y lo que significa comer y beber la carne y la sangre del hijo del hombre.

      Él me habló sobre el Cielo y las cosas del profundo reino espiritual, y también sobre los eventos de los tiempos finales.

      Sus palabras eran cada día como la miel y miel del panal; eran joyas tan preciosas como la vida.

      Luego Dios me dijo que predicara estas palabras al mundo entero.

      Cada vez que las palabras fueran predicadas, las almas muertas regresarían a la vida y las adormecidas despertarían.

      Los testimonios de salvación, respuestas y bendiciones siguen llamando mi atención.

      Esta noche me gustaría hablarles de lo que es el evangelio de la santidad; el evangelio que nos ha sido permitido.

      Ruego en el nombre del Señor que la gracia de Dios que nos ha dado el evangelio de la santidad en la historia de Manmin descienda sobre ustedes una vez más.

      Amados hermanos y hermanas en Cristo:

      El evangelio de la santidad es, en primer lugar, la palabra que cambia nuestros corazones.

      ¿De qué manera cambia nuestro corazón?

      Transforma nuestro corazón que está sucio por causa del pecado y la maldad, el mal carácter, el odio, la mente adúltera, la codicia, la arrogancia y la astucia en un corazón puro.

      Es circuncidar el corazón y alcanzar la santificación.

      Una vez que el corazón se torna limpio y desaloja el pecado y la maldad, está listo para ser llenado con amor, bondad y verdad.

      En la medida en que el corazón cambia de este modo, refleja el corazón de Jesucristo y ustedes recobran la imagen de Dios quien es Luz.

      Solo entonces, tal como está escrito en 1 Tesalonicenses 5:23, todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.

      Cuando yo era un cristiano nuevo, un pastor famoso dijo una vez que la personalidad de uno no puede cambiar.

      También cuestionó: «¿Cómo puede una persona guardar todos los Diez Mandamientos? Solo puede intentar...»

      No obstante, la Biblia no concuerda con esto.

      1 Pedro 1:16 dice: «...porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo».

      Jesús dijo en Mateo 5:48: «Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto».

      Deben cambiar su personalidad y hábitos e incluso abstenerse de los atributos pecaminosos en la raíz para llegar a ser hijos del Santo Dios.

      Además la Biblia nos dice que nos apartemos de las tinieblas y alcancemos la santificación como hijos de Dios quien es la Luz.

      Claro está que no podemos ser santificados por nuestros propios esfuerzos.

      Pero cuando los buscan con fe y se esfuerzan, la gracia y fortaleza de Dios descenderán sobre ustedes.

      Y el Espíritu Santo en su interior les ayudará.

      Él les ayudará a quemar los atributos pecaminosos con el fuego del Espíritu Santo y a eliminarlos uno por uno.

      Cuando ustedes aún eran pecadores aceptaron al Señor y fueron justificados por fe.

      Pero eso no es todo. Ahora deben santificarse.

      Dios nos ha dado muchas palabras que nos ayudan a cambiar el corazón y a santificarlo.

      Él explicó con gran detalle de qué atributos pecaminosos debemos despojarnos, cómo abstenernos de las obras de la carne, las cosas de la carne e incluso la maldad original en lo profundo de nuestro corazón.

      También explicó con qué verdades llenar nuestros corazones y acerca del amor espiritual, los frutos del Espíritu Santo y las Bienaventuranzas.

      Él dijo que, en la medida en que cambie nuestro corazón, nuestra fe también puede crecer.

      1 Juan trata de modo diferente la fe de los padres, la fe de los jóvenes y la fe de los niños.

      El nivel de fe no se decide por la extensión de tiempo que se ha asistido a la iglesia, cuánto de la Biblia se conoce o la posición que se tiene en la iglesia.

      Se decide por cuánto pecados y maldad se elimina de nuestro corazón y cuánto se lo llena con la verdad, así como la manera en la que se refleja a Dios.

      A medida que crece su fe, tendrán fuerzas para vencer al enemigo diablo y Satanás cuando les ponga pruebas.

      Ustedes podrán alejarse de las enfermedades y desastres y recibirán respuestas y bendiciones. Además podrán hacer milagros y manifestar el poder.

      Y serán grandes en el Cielo.

      Muchas personas en el mundo testifican.

      Han ido a la iglesia por un largo tiempo, pero han sufrido pruebas y aflicciones como problemas con sus hijos, dificultades en el trabajo y enfermedades.

      Ya que conocían esta iglesia y escucharon el mensaje de santidad, las tinieblas se alejaron de sus vidas y recibieron respuestas y bendiciones.

      Este evangelio de la santidad es la palabra que transforma el corazón y permite que disfrutemos del derecho de ser hijos de Dios.

      Es la palabra de vida que ayuda a conocer y experimentar a Dios todo el tiempo y recibir respuestas y bendiciones.

      Amados hermanos y hermanas en Cristo:

      El evangelio de la santidad es, en segundo lugar, la palabra que ayuda a entender verdaderamente a Dios el Padre.

      Las personas llenas de bondad pueden entender la divinidad y el poder de Dios al ver las cosas en el universo y pueden conocer y experimentar a Dios en su caminar cristiano.

      También aprenden de Dios en la Biblia.

      Sin embargo, como seres carnales, hay un límite para comprender a Dios quien es espíritu.

      Por ejemplo, tienen muchas ideas acerca del árbol de la ciencia del bien y del mal.

      Algunas personas dicen: «¿Por qué puso Dios el árbol en el huerto y causó que Adán pecara?»

      No conocen la providencia de Dios quien permite que la gente viva la relatividad y escoja la verdad con su libre albedrío.

      Algunas personas piensan que Dios perdona de manera incondicional. Aunque repetidamente cometen pecados, todo lo que necesitan es arrepentirse con los labios; es lo que ellos piensan.

      Otros piensan que Dios es un violento Dios de juicio; ellos simplemente tienen miedo de Él.

      Dado que no conocen la justicia y el amor de Dios, no lo comprenden.

      Por medio del evangelio de la santidad, Dios el Padre nos explicó con gran detalle la providencia del cultivo, así como el amor y la justicia del cultivo.

      También nos habló acerca de Sus bases.

      En el principio Dios era la luz que contiene la voz; Él existía y llenaba todo el espacio.

      Ese espacio era el corazón de Dios, Su poder, Su amor y Su palabra.

      Luego Dios tuvo un plan.

      Él deseaba crear alguien con quien pudiera compartir toda Su gloria y amor, cosas de las que disfruta Él solo.

      Es decir, Él decidió crear y cultivar al hombre en la tierra.

      Una vez que Dios planificó este cultivo de la humanidad, Él tuvo que lidiar con todos los sacrificios.

      La traición de Lucifer, el pecado de Adán, el diluvio, el juicio de Sodoma y Gomorra; cada vez que enfrentaba estos incidentes, Él sufría.

      Al ver a los seres humanos manchados por el pecado, Él lloraba y se lamentaba.

      Él también tuvo que sufrir la entrega de Su Hijo unigénito.

      No es verdad que Dios no siente nada cuando juzga a los pecadores y cuando es traicionado solo porque es Dios y espíritu.

      Cada vez que lidia con estas cosas, Él derrama lágrimas y tiene que alejar Su rostro para evitar ver más cosas.

      Conforme pasó el tiempo, sin embargo, surgieron los hijos que comprendieron el corazón de Dios.

      Enoc, Abraham y Moisés; cuando un hijo de espíritu completo se levantó igual que ellos. Dios el Padre recibió consuelo.

      Aun esta noche, Dios el Padre está buscando ansiosamente con expectativa y esperanza.

      Él nos mira a ustedes y a mí, diciendo: «¿Quién puede entender mi corazón lleno de pesar y mi corazón lleno de amor?»

      Entender a Dios el Padre en realidad es comprender Su sacrificio y amor.

      Es entender con pasión el corazón de Dios el Padre quien quiere salvar a todas las almas y dar solo cosas buenas.

      Una vez que ustedes comprendan en realidad el amor del Padre, les será de gran ayuda y fortaleza para abstenerse del pecado y la maldad, y santificar su corazón.

      No llevarán una vida cristiana por obligación con el fin de no ir al Infierno o para evitar castigos.

      Cambiarán su corazón con gozo con el fin de consolar al Padre.

      Tal como está escrito en 1 Juan 2:14, la fe crece al nivel de la fe de los padres con el fin de conocer a Dios quien ha sido desde el principio.

      Como pueden ver, el evangelio de la santidad es la palabra santa que enseña las bases de Dios el Padre y la palabra de poder que ayuda a comprender el amor de Dios, y nos transforma.

      Amados hermanos y hermanas en Cristo:

      El evangelio de la santidad es, en tercer lugar, la palabra que les permite tener esperanza por el Cielo.

      En 1984, durante la semana de mi cumpleaños,

      Dios repentinamente me motivó a que hiciera un ayuno de tres días; me dijo que me hablaría sobre el Cielo, algo por lo que yo había orado.

      Al terminar el ayuno, palabras sorprendentes vinieron sobre mí por inspiración del Espíritu Santo.

      El tipo de lugar que es el Cielo, cómo está dividido, qué tipo de vida se vive ahí, lo que es el cielo, los cielos de los cielos, el tercer cielo que vio el Apóstol Pablo; Él me habló de todo esto.

      También me dijo que todas las almas salvas no irían al mismo lugar, sino que su morada se decide según su medida de fe, al igual que sus recompensas y gloria.

      Además me explicó cómo se verían sus rostros, su cuerpo, las vestiduras, cómo estarían construidas sus casas, qué recompensas recibirían y de qué modo vivirían.

      Él no dijo vagamente que el Cielo es un lugar lindo y bueno, sino que me permitió sentir el Cielo como si yo pudiera verlo y tocarlo.

      Dado que el Apóstol Pablo vio el Paraíso en el tercer cielo, él pudo regocijarse y dar gracias ante la persecución y el sufrimiento.

      Por el Señor y las almas, él sacrificó Su tiempo, energía y aun su vida; no lo consideró como una dificultad.

      En la actualidad muchas personas dicen que creen en el Señor, pero viven sus vidas para las cosas de este mundo.

      No obstante, nosotros escuchamos el evangelio de la santidad y tenemos esperanza por el Cielo, y vivimos nuestras vidas para las cosas de lo alto.

      Estamos más interesados en cómo ser santificados y fieles, cómo almacenar más ante los ojos de Dios en lugar de buscar las riquezas y la honra de este mundo.

      Amados hermanos y hermanas en Cristo y preciosos visitantes:

      El evangelio de la santidad que Dios el Padre nos ha dado es la poderosa palabra que puede cambiar nuestros corazones para alcanzar el espíritu y espíritu completo.

      Es la palabra conmovedora que nos ayuda a entender el corazón de Dios el Padre y a amarlo con nuestro libre albedrío.

      Es también la palabra de esperanza que nos ayuda a poseer la Nueva Jerusalén, la mejor morada en el Cielo.

      Los frutos de la iglesia que han cumplido esta palabra son los pastores y miembros.

      Hace 33 años, cuando Dios el Padre estableció la iglesia Manmin, Él nos dio visión de un Ministerio mundial.

      Él me dijo que fuera por montañas y que cruzara ríos para predicar este evangelio de modo que la gente pueda recibir al Señor quien regresará.

      Así como Dios estuvo con los apóstoles a quienes les seguían las señales y milagros cuando testificaron de la resurrección del Señor donde este evangelio de la santidad se predicaba, Dios siempre ha estado con nosotros con grandes obras de Su poder.

      Anhelo que esta palabra sea predicada aún más en el mundo entero a través de ustedes.

      Tal como el Señor indicó: Serán mis testigos en Jerusalén como en toda Judea y Samaria e incluso en los rincones de la tierra, les animo a predicar este evangelio no solo a sus familias, parientes y compañeros de trabajo, sino también a sus compatriotas y al mundo entero.

      Al hacerlo así, ustedes pueden verse en las alabanzas, la honra y la gloria del Señor cuando Él los abrace; en el nombre del padre y de Jesucristo.

      [¡Amén!]


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