• El amor del Señor

    [Mateo 16: 16]

    20-03-2016 | Rev. Jaerock Lee

    • Pasaje

      Mateo 16: 16
      Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.



      Amados hermanos y hermanas en Cristo,

      Hoy estamos celebrando el Domingo de Ramos.

      Es el día en el que recordamos la entrada de Jesús en Jerusalén sobre un pollino y el primer día de la semana de la Pasión.

      Antes de que Jesús tomara la cruz, pasaron cinco días.

      Él había descendido del monte de los Olivos a la ciudad de Jerusalén sobre un pollino. La gente lo rodeó y lo siguió.

      Tendían sus mantos o las ramas de palma sobre el camino por el cual viajaba.

      Mientras batían las ramas en sus manos, tanto niños como adultos exclamaban: ¡Hosanna!

      Lucas 19: 37-38 plasma esta escena diciendo: «Cuando llegaban ya cerca de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzó a alabar a Dios a grandes voces por todas las maravillas que habían visto, diciendo: ¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en las alturas!»

      En solo cinco días, sin embargo, estas expresiones se convirtieron en un clamor por Su crucifixión.

      Brevemente recordemos los pasos de Jesús desde este momento y la semana siguiente, hasta Su muerte en la cruz y Su resurrección.

      Un día completo en Judea comprendía desde la puesta de sol hasta la próxima puesta de sol. No obstante, permítanme explicar los pasos de Jesús en el concepto de nuestro tiempo, de un día, para mejor entendimiento.

      El primer día, que era un domingo, Jesús entró en Jerusalén al son de las aclamaciones de la gente.

      Al día siguiente, el lunes, Jesús purificó el templo de Jerusalén.

      Él sacó a los comerciantes del templo y volteó las mesas de los cambistas y de aquellos que vendían palomas.

      El martes fue al templo y enseñó a las personas.

      Luego llegaron los sumos sacerdotes y los escribas, con los ancianos, y le preguntaron a Jesús: «¿Con qué autoridad haces tú estas cosas?»

      Le hicieron muchas preguntas para tratar de hallar algún tipo de falta en Él.

      Pero no tuvieron nada que decir luego de que Jesús les respondiera con autoridad.

      Jesús intentó ayudarles a comprender por medio de muchas parábolas.

      Pero después de esto, el deseo del sumo sacerdote y los fariseos de matar a Jesús, creció aún más.

      El miércoles, María de Betania, hermana de Lázaro, llegó con un vaso de alabastro de perfume de nardo de gran precio y lo derramó sobre la cabeza de Jesús.

      Con respecto a esto, en Mateo 26:13 Jesús dijo: «De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella».

      En Marcos 14:8 Jesús enseña el significado espiritual de sus acciones, y dice: «Esta ha hecho lo que podía; porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura».

      No obstante, a Judas Iscariote no le agradó esto, por eso acudió a los sumos sacerdotes y les prometió entregar a Jesús.

      El jueves por la noche Jesús tuvo la cena de Pascua en la ciudad de Jerusalén con Sus discípulos.

      Después de la cena, Él se dirigió a Getsemaní en el Monte de los Olivos para orar.

      Antes de tomar la cruz, oró fervientemente con todas Sus fuerzas al punto de sudar gotas como de sangre que caían al piso.

      Cuando terminó de orar fue arrestado por la gente que Judas Iscariote había llevado.

      Los discípulos se alarmaron y huyeron.

      Jesús fue llevado al sumo sacerdote Anás. Hasta entonces ya había pasado la media noche y era viernes.

      Luego fue enviado al sumo sacerdote Caifás, y luego al concilio.

      Y luego se presentó ante Pilato, el gobernador de Judea.

      Pero Pilato envió a Jesús ante Herodes, quien estaba en Jerusalén en ese entonces, alegando que Jesús era galileo y que el caso correspondía a la jurisdicción de Herodes, quien gobernaba Galilea.

      Pero Herodes envió a Jesús de vuelta ante Pilato quien finalmente emitió una sentencia para Jesús.

      Desde la noche del jueves hasta las nueve de la mañana del viernes, Él fue llevado de aquí para allá para ser interrogado.

      También recibió fuertes azotes con mucho desprecio y burlas.

      Después de eso subió hasta el Gólgota llevando la cruz, y fue colgado en la cruz. Y seis horas después, Jesús murió alrededor de las tres de la tarde.

      Pero al tercer día, muy temprano en la mañana del domingo, el venció la muerte y resucitó.

      Amados hermanos y hermanas: a partir de hoy comienza la Semana de la Pasión durante la cual pensamos en los sufrimientos del Señor.

      Anhelo que ustedes puedan meditar en los pasos de Jesús y que tomen un tiempo santo y piadoso, tomando en cuenta el contenido de los Cuatro Evangelios.

      También deberíamos participar del sufrimiento del Señor el Viernes Santo, ayunando por lo menos una comida ese día.



      [Mensaje Principal]

      Amados hermanos y hermanas: Jesús entregó todo lo que tenía hasta el momento en que tomó la miserable cruz en este mundo. Esto ocurrió por Su amor por nosotros.

      ¿Qué tipo de amor es el amor del Señor?

      En este mensaje vamos a considerarlo en dos aspectos.

      En primer lugar: el amor del Señor consiste en dar, una y otra vez.

      Por lo general la gente da cuando ama, y casi siempre lo hacen dentro de sus propios límites.

      Hay amor entre un hombre y una mujer, un esposo y su esposa, padres e hijos, y entre hermanos. Hay muchos tipos de amor. Pero no es fácil encontrar amor que sigue dando hasta el final.

      A veces escuchamos historias conmovedoras de amor en las que unos dan su vida por otros, pero son casos en los que se aman mucho mutuamente.

      Si una persona ni siquiera sabe que otra lo ama, y si tan solo hace lo que aborrece hacer, ¿podrá encontrar alguien que lo ame al punto de entregar su vida?

      ¿Tienen ustedes el amor con el quepodrían entregar todo lo que tienen, incluyendo su vida por los demás?

      Eso es lo que hizo nuestro Señor.

      No lo amamos a Él primero, ni siquiera de lejos, sino que Él nos amó primero. Él no nos amó porque le dimos algo bueno.

      No conocíamos el amor del Señor. Caminábamos en una dirección opuesta al camino de Dios. Incluso crucificamos al Señor que vino a este mundo por nosotros. Aun así, Él entregó hasta la última gota de sangre por pecadores como nosotros.

      Hermanos y hermanas:
      Durante Sus 30 años en este mundo, el Señor no vivió para sí mismo ni por un instante.

      Aun mientras se preparaba para Su ministerio, Él se concentró en la preparación espiritual para cumplir Su llamado.

      Durante Su tiempo de ministerio no tuvo tiempo suficiente para dormir o comer.

      Él enseñó a las almas y sanó los enfermos día y noche, y si le sobraba tiempo, lo invertía en Sus discípulos.

      Aun así, siempre separaba tiempo para su oración habitual ante el Padre.

      Él entregó toda Su vida por ustedes y por mí, por todas las almas.

      Mientras voy por el camino como siervo del Señor, yo intento seguir Su ejemplo.

      Yo sacrifiqué mi tiempo de diversión en familia; el tiempo para renovarme o recargar mis baterías; ver, comer o hacer las cosas que yo he deseado hacer. Simplemente me entregué ante el Padre y por las almas.

      A medida que el tamaño del ministerio aumentaba tuve que abandonar aun el tiempo con mis seres amados para poder sumergirme más en el mundo espiritual y lograr cosas mayores para el reino de Dios.

      Además he venido cumpliendo la medida de la justicia para las almas al punto de perder la fuerza vital.

      Tuve que verme en muchas ocasiones en las que todo mi cuerpo se derretía, sin siquiera saber cuál era el final.

      Pero cada vez pensé en el Señor.

      Yo no dije que fue difícil o abrumador, porque tan solo estaba siguiendo el camino del Señor. Me alenté a mí mismo pensando que se trataba del camino de gloria y de gracias.

      También pensé en cuán feliz y a gusto me sentiría si hubiese alguien que pudiera sentir este amor que lo entrega todo.

      Después de todo, ¿no está Dios el Padre cultivando seres humanos para obtener hijos verdaderos, el tipo de hijos que entenderían el amor del Padre y lo compartirían por siempre?

      Ciertamente anhelo que ustedes comprendan Su amor.

      Podrán cambiar cuando sientan el amor del Señor con el que Él abandonó la gloria celestial y descendió a este mundo para entregar todo por nosotros.

      Dios el Padre les permite ver todas las cosas que me ocurren en el proceso de alcanzar la medida de justicia. Es para mostrarles la evidencia visible del amor del Padre y del Señor por ustedes.

      Muchos de ustedes han cambiado al sentir este amor que se entrega una y otra vez, el cual ha sido demostrado a través de mí.

      Incluso hoy, en la medida en la que alcanzo la medida de justicia, ustedes tendrán más posibilidades de cambiar.

      Anhelo que todos ustedes comprendan el amor del Señor que da una y otra vez y que se levanten como hijos verdaderos que retribuyen Su amor.

      Amados hermanos y hermanas:

      En segundo lugar: el amor del Señor es aquel que causa el cumplimiento de la esperanza celestial.

      El evangelio que predicó Jesús fue el del reino de los cielos.

      Él dijo que iría al Cielo a preparar una morada para nosotros y que regresaría para llevarnos allí. A los discípulos les dio la esperanza de comer y beber con Él en la misma mesa en Su reino.

      Y para que pudieran arrebatar el Cielo con fuerza y con aquella esperanza, continuamente les enseñó con palabras de Dios que se confirmaron con señales y maravillas.

      Él los condujo de modo que pudieran levantarse como frutos del Cielo.

      Esto es amor verdadero.

      Hermanos y hermanas:
      Permítanme darles una ilustración.

      Supongamos que un maestro ama mucho a uno de sus estudiantes.

      Motiva en el estudiante el sueño de entrar a la Universidad de Harvard.

      Lo alienta diciendo: «Puedes ir a Harvard si te esfuerzas lo suficiente. Esa es una universidad excelente. Tendrás muchos privilegios. ¡Debes ir a Harvard!»

      ¿Podrá el estudiante entrar a Harvard solo porque lo han animado a hacerlo?

      ¿Podemos decir que el maestro en realidad ama a su estudiante tan solo porque lo alentó con muchas palabras?

      Si este maestro en verdad ama a su estudiante, no solo debería sembrar la esperanza, sino que debe proporcionarle ayuda sustancial para que en realidad pueda ir a Harvard.

      De modo que cuando el estudiante sea aceptado en Harvard, será el cumplimiento del hecho de que el maestro en verdad ama a su estudiante.

      Del mismo modo, Jesús no solo dio esperanza por el Cielo a las almas, sino que también las guió con obras sustanciales para que en verdad logren ir al Cielo.

      Dado que aquella generación no creía a menos que viera señales y prodigios, Jesús les mostró el poder de Dios continuamente para que pudieran tener fe y arrebatar el Cielo por la fuerza.

      Asimismo, mediante muchas parábolas y alegorías, Él intentó hacerles comprender el reino espiritual como si lo hubiesen visto.

      Él les mostró el camino al Cielo y el tipo de corazón y obras que debían realizar. Les advirtió estrictamente respecto al camino opuesto al Cielo.

      Además oró con lágrimas por las almas y fue un ejemplo en todo para ellos.

      Al final Él murió en la cruz y resucitó, y nos envió al Consolador, el Espíritu Santo.

      Juan 16:7 dice: «Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré». De hecho hemos llegado a tener un gran beneficio gracias al Espíritu Santo.

      Si no fuese por la gracia del Consolador, el Espíritu Santo, quien nos ayuda a estar en el camino correcto al Cielo, no nos habría sido fácil alcanzar la puerta celestial al guardar nuestra salvación, aun después de aceptar al Señor.

      No habría sido fácil surgir como un fruto del Cielo.

      El Espíritu Santo a veces intercede y gime por nosotros, y Él obra de varias maneras para que podamos mantenernos en este camino al Cielo. Debemos recordar este hecho.

      Hermanos y hermanas:
      Yo conozco mejor que nadie acerca del Cielo y del Infierno.

      Dios me ha permitido conocer acerca del Cielo, aun las cosas muy profundas.

      No puedo decirles todo lo que sé, pero hay muchos secretos que les pueden dar esperanza verdadera una vez que escuchen con fe de verdad.

      Dado que sé que el Cielo es un lugar muy bueno, en realidad me gustaría que estemos allí juntos.

      Es por eso que ya les he hecho saber muchos secretos del reino celestial.

      Es porque quiero que corran la carrera de la fe con vigor y con la esperanza por la Nueva Jerusalén.

      Noobstante, no podían seguirme en este caminar de fe tan solo con esperanza.

      Por esta razón, para permitirles ver la realización de su esperanza celestial, he tratado de guiarlos a la Nueva Jerusalén de varias maneras.

      He derramado lágrimas, me he arrepentido por ustedes innumerables veces, les he enseñado la Palabra de Dios, he rogado por ustedes, los he consolado, confortado, les he dado varias cosas, los he amado y he hecho todo lo que me ha sido posible.

      Intenté expresar el Cielo de la mejor manera posible para que pudieran sentirlo como si ustedes mismos lo hubieran visto y tocado.

      Hice un video en 3D del castillo del pastor y lo presenté ante ustedes, y he decorado mi casa de oración como el Paraíso y el 1er reino de los Cielos, y los invité. Esto también es para darles esperanza por el Cielo en la medida de lo posible.

      ¿Por qué estoy haciendo esto? Porque sincera y desesperadamente espero que ustedes se levanten como frutos de la Nueva Jerusalén y también del castillo del pastor.



      [Conclusión]

      Amados hermanos y hermanas:
      hoy hemos observado los dos aspectos del amor del Señor.

      Primero es el amor que da una y otra vez, y luego es amor para causar que la esperanza celestial se torne realidad.

      En el pasaje de hoy Pedro era el que vio y experimentó este amor de Jesús muy de cerca.

      Fue antes de que recibiera el Espíritu Santo, por lo que no podía comprender el amor del Señor totalmente en su corazón. Pero él sintió y experimentó el amor de Jesús de primera mano, más que nadie más.

      Y entendió quién era este Jesús, considerando el tipo de amor que Jesús podía dar.

      Claro está que él no lo comprendió por sí solo, sino que el Padre Dios le ayudó a hacerlo.

      No era el tiempo del Espíritu Santo todavía, pero Pedro lo comprendió por la obra del Espíritu Santo.

      Por esta razón, Pedro hizo la gran confesión: «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente».

      Hoy es la era del Espíritu Santo.

      El Espíritu Santo mora en nuestro corazón.

      ¿Podemos decir que el amor que ustedes han visto, del que han escuchado y que han sentido fue menor al que sintió Pedro?

      Ustedes han sido enseñados por el amor y el corazón del Padre Dios y del Señor a través de muchos mensajes.

      Además Dios les mostró Su corazón y amor mediante su pastor.

      ¿Qué tipo de confesión harán ustedes?

      ¿En verdad confiesan que el Señor es su salvador personal y el Hijo del Dios viviente?

      Si su confesión es verdadera, su vida ciertamente cambiará.

      Tiene que cambiar.

      Luego de ver la resurrección del Señor, ¿cómo cambiaron los discípulos?

      Ya que llegaron a creer que Jesús es realmente el Cristo, sus vidas dieron un giro por completo.

      Pedro entregó el resto de su vida para el Señor y demostró que su confesión acerca del Señor fue veraz.

      Como aquellos que han recibido el verdadero amor del Señor, espero que ustedes también se levanten como frutos perfectos que retribuyen Su amor.

      Al hacerlo podrán convertirse en el fruto de la hermosa Nueva Jerusalén y compartir el amor verdadero con Dios Padre, el Señor y conmigo también. Ruego esto en el nombre del Señor.


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