[1 Juan 2:12-14, Romanos 12:3]
26-05-2008 | Rev. Jaerock Lee
LA MEDIDA DE FE 4
Los Niveles de Fe
La Escritura:
1 Juan 2:12-14 Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre.
Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno. Os escribo a vosotros, hijitos, porque habéis conocido al Padre.
Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio. Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno.
Romanos 12:3 Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.
Amados Hermanos en Cristo:
La gente vive en esta tierra sólo por unas cuantas décadas, y durante ese tiempo, trabajan muy duro para comer bien, vestirse bien, y para vivir en una buena casa y vecindario. Sin embargo, aun cuando trabajen tanto y disfruten de gran riqueza y fama en este mundo, todo esto es sólo momentáneo. Luego de nuestra corta vida aquí, viene la muerte, y todos serán juzgados e irán sea al cielo o al infierno.
Una vez que el cielo o el infierno se decidan para cada persona, esta decisión no podrá ser JAMAS cambiada. No importa lo mucho que uno se lamente en el infierno, no tendrá otra vez ninguna oportunidad para salvarse.
Asimismo, para los que van al cielo, sus moradas celestiales y la gloria que recibirán serán también diferentes.
1 Corintios 15:41 dice, “Una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en gloria.” Nos está hablando sobre el resplandor, y el sol es el que más resplandece y brilla. A continuación viene la gloria de la luna que brilla de noche. Además, están las estrellas, y no se trata de su tamaño sino de su fulgor. Hay estrellas que brillan más que otras. Por eso, cada estrella tiene una diferente gloria.
En el reino de los cielos, algunos van al lugar más glorioso como el sol, y otros disfrutarán de la gloria de la luna o de las estrellas. Además, como las muchas estrellas tienen diferente resplandor, la gloria de cada una será igualmente diferente. De la misma forma, esta gloria tampoco podrá cambiar ni variar una vez que se haya decidido.
Aun si uno se lamenta diciendo, “Me hubiera santificado más y hubiera sido un poquito más fiel, para ir a una mejor morada”, ya será demasiado tarde. La clase de vida que vivirá en el cielo se decidirá de acuerdo a sus acciones y hechos aquí en esta tierra.
El tipo de morada o lugar para vivir y la gloria que disfrutará serán determinadas conforme a la medida en que haya puesto en práctica la Palabra de Dios en su vida, a lo mucho que haya echado fuera el pecado y purificado su corazón, y al grado de su fidelidad al reino de Dios.
La pregunta es, ¿A que lugar o morada celestial podrán ir por fe ahora mismo? El Juicio Final será hecho conforme a un estricto sentido de justicia, y Dios no se fijará en lo exterior ni en las apariencias sino en lo interior del corazón.
Evaluará lo más íntimo del corazón de cada uno a ver si tiene o no fe espiritual. No obstante, hay algunos que sobreestiman su propia fe. Sucede más entre los que han sido cristianos por muchos años con numerosos títulos en la iglesia y que han enseñado a otros su conocimiento de la Palabra de Dios.
Mateo 7:22-23 dice, “Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí\\\\\\\; apartaos de mí, hacedores de maldad.”
Los que fueron reprendidos por el Señor pensaron equivocadamente que tenían una gran fe. No deben ser así. A pesar que no han hecho milagros, están pregonando que si los hicieron. ¿Qué falsos y mentirosos pueden llegar a ser?
Tal vez puedan creer que son diligentes sirviendo a Dios y pensar que tienen una gran fe, pero si el Señor les dice en el Día del Juicio Final, “Tienes muy poca fe”, ¡Qué vergonzoso sería! Por eso, si ya son salvos, deben verificar y chequear el nivel de su fe y procurar que crezca hasta alcanzar una mayor fe.
Esta es la 4ta prédica de la Medida de Fe. A través de este mensaje, los aliento a todos ustedes que examinen y determinen a que nivel de fe corresponden. Oro en el nombre del Señor para que puedan conseguir todo lo que necesiten para lograr tener una fe perfecta.
Amados Hermanos en Cristo:
El pasaje de hoy en Romanos 12:3 dice, “… que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.” (Así que Dios nos ha dado a cada uno cierta medida de fe). Esto claramente nos dice que cada uno tiene una diferente medida de fe. Algunos tienen una mayor medida\\\\\\\; es decir una fe grande\\\\\\\; mientras que otros tienen una fe del tamaño de una semilla de mostaza. En muchos pasajes tanto del Antiguo como del Nuevo testamento se nos dice a través de diversas parábolas que hay diferentes medidas de fe.
Por ejemplo, en 1 Juan 2:12-14 nos explica en detalle sobre los niveles de fe espiritual, comparándolo al crecimiento del ser humano. Debido a que la medida de la fe espiritual no es visible, se explica su crecimiento comparándolo con el desarrollo del cuerpo físico.
“Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre. Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno. Os escribo a vosotros, hijitos, porque habéis conocido al Padre. Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio. Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno.”
En este pasaje, “hijitos”, “jóvenes”, y “padres” no se refiere sólo a la edad cronológica sino a las diversas medidas de fe espiritual. Un niño puede tener una gran fe espiritual y un hombre adulto físicamente, puede tener la medida de fe de un niño espiritual. Aun cuando tenga una edad de 60, 70, u 80 años, ello no quiere decir que tenga una fe espiritual mayor que la de un niño.
Supongamos que tiene fiebre o gripe o está resfriado. Los niños tan sólo reciben la oración de sanidad. La oyen por el Sistema Automático de Respuesta Telefónica o se ora por ellos con los pañuelos. Ellos le piden, “Mamá, por favor ora por mí,” y reciben con fe la oración. Y son sanados por fe.
Sin embargo, entre los que tienen 50, 60 o 70 años, hay muchos de ellos que no pueden recibir la oración de sanidad con fe, sino más bien van y buscan inmediatamente medicinas. Este es probablemente el caso de los nuevos creyentes. Ser mayor en edad no implica necesariamente tener una mayor fe. Algunos de ellos tienen incluso menos fe que la de un niño. Además, hay niños que poseen una gran fe. Aun cuando sólo tienen 3 o 4 años de edad, cuando oramos, siguen a los adultos y oran junto a ellos. Cuando cantamos, se sientan tranquilamente y cantan juntos alabanzas.
En los cultos de adoración del domingo, se sientan en silencio y oyen con mucha atención la prédica. Sin embargo, otros niños, cuando los adultos están alabando y orando, ellos están corriendo de un lugar a otro. Así, podemos ver que también los niños tienen diferentes niveles de fe y diferentes grados de temor de Dios.
En primer lugar, este pasaje de 1ra de Juan, nos habla sobre la fe de los niños. Dice, “vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre”. Su nombre\\\\\\\; es decir, por el nombre de Jesucristo somos perdonados.
Como cita Juan 1:12 “Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”, la fe que se requiere para recibir sólo la salvación es la fe de un niño, y comparándolo con el desarrollo del cuerpo físico, es como la de un bebé recién nacido.
No conocen lo suficientemente bien la verdad ni tampoco procuran vivir de acuerdo a ella. No obstante, han escuchado el evangelio y han aceptado al Señor, por eso tienen la fe de un nuevo creyente con la cual reciben el Espíritu Santo y son salvos.
Aun cuando han nacido de nuevo por el Espíritu Santo, no conocen ni saben bien la Palabra. Además, incluso si supieran algo de la Palabra, no tienen aún la fortaleza necesaria para vivir de acuerdo a ella. Aunque declaran su fe en Dios, aún aman el mundo. Y cuando viene la prueba, es probable que resbalen, se descuiden, cometan un error y se desanimen.
Incluso si es salvo y es hijo de Dios, no debe quedarse en ese nivel de fe. Debe chequear la medida de su fe escuchando este mensaje. Debe verificar donde está ahora en términos de la medida de su fe.
Al igual que los bebés que crecen rápidamente cada día por la leche materna, su también debe comenzar a crecer con rapidez por el alimento espiritual de la Palabra de Dios.
A continuación, cita el versículo, que los hijos conocen al Padre. El siguiente nivel luego del nivel de niño, que tan sólo es salvo, es el nivel del hijo que conoce al padre. Conocer al Padre quiere decir que los nuevos creyentes que son salvos conocen y saben quién es su Padre y saben también que ahora Dios es su Padre.
En el 1er nivel de fe, en verdad no conoce quién es Dios. No sabe bien por qué Él es su Padre. Aun cuando oye que Él es amor, no sabe realmente por qué es amor. Cuando oye que Jesús es nuestro Salvador, en realidad no entiende por qué.
Pero en el 2do nivel, comprende porque Jesús es el Salvador, porque Dios es amor, y porque es nuestro Padre. Los que tiene fe para recibir la salvación saben que Dios es su Padre, y cuando oran, lo llaman, “Padre”. Además, procuran aprender la Palabra del Padre y obedecerla.
Sin embargo, algunos dicen, “Sé de Jesucristo y de Dios” y ni siquiera se congregan en una iglesia. Quieren decir que una vez en el pasado fueron cristianos o, que han oído acerca del cristianismo por otra persona. Pero no es cierto que “conocen al Padre”.
Cuando ustedes me buscan para que ore por sus familias trayéndome sus fotos, digamos por su hermano o hermana o por sus padres, les hago una pregunta para saber si tienen fe
¿Su familia está viviendo una vida cristiana o no? Si es el caso de su hermano, le pregunto, ¿Su hermano vive una vida cristiana? Entonces, me responden, “No, ahora no. Pero antes él era un buen cristiano.” Así, le vuelvo a preguntar, “¿Cómo es que antes era cristiano?” Me contestan “Antes, era miembro del coro, era maestro de la escuela dominical, era líder de una célula, etc.” Y les vuelvo a preguntar, “¿Por que se fue de la Iglesia? “Tuvo un inconveniente y se fue” Tal vez tuvo un problema con algún hermano en Cristo. O tan solo por oír cosas como que el pastor se gasta el dinero de la iglesia y cosas parecidas, dejó la iglesia.
Amados Hermanos en Cristo:
En ese caso, esa persona en realidad nunca vivió una vida cristiana. Jamás entendió a Dios ni lo que Dios le quería decir. Si conoce personalmente a Dios, ninguna persona lo hará caer en la prueba. Tampoco, el pastor lo hará caer en la prueba. Es sólo entre usted y Dios. Usted es salvo por su propia fe en Dios. Caer en una prueba debido al pastor o a otra persona nunca debe suceder.
Si se aleja de Dios y de la iglesia debido a otra persona, eso quiere decir que NUNCA tuvo una fe propia. Por eso, cuando ustedes-hermanos- vienen a decirme algo, jamás me digan que su hermano era un buen cristiano: Más bien, díganme mejor, que él solía venir a la iglesia, pero que no era un buen cristiano. Eso sería lo correcto y lo cierto.
Si en verdad conocieran a Dios, reconocerían que Dios es el Creador, quien hizo los cielos y la tierra, Él creó nuestro espíritu y envió a su único Hijo para que pudiéramos ser salvos.
Si realmente reconocieran este hecho, obviamente habrían tenido un encuentro personal con Dios, habrían recibido al Señor y habrían comenzado a venir a la iglesia. Si alguien aún no ha recibido al Señor y vive sin tener una relación personal con Dios, entonces, no es cierto que conozca a Dios. Con la fe sólo de un niño, saben que Dios es su Padre y conocen que deben obedecer la Palabra de Dios Padre.
Sin embargo, algunas veces obedecen y otras no. Los bebés recién nacidos ni siquiera reconocen a sus padres ni saben lo que es la obediencia. Pero los niños ya conocen a sus padres y les obedecen. Bueno, quiero decir, algunas veces obedecen y otras no. Cuando son tentados o probados, de vez en cuando se quejan, refunfuñan, y se desaniman.
Por eso tienen la fe de un niño. Así, este tipo de fe es la fe de un niño.
En tercer lugar: En relación a la fe de los jóvenes, cita el pasaje, “…porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno.”
Vencerá también al enemigo Satanás y al diablo, el engañador. Por eso, no será tentado ni engañado. El maligno no se burlará de usted. Sino, más bien, usted los echará fuera. ¿Qué clase de fe es esta? Es la fe de un joven. Al decir que “La palabra de Dios permanece en vosotros” significa cumplir y poner en práctica toda la Palabra de Dios. Es porque cuando la Palabra de Dios permanece y vive en su corazón, vivirá siempre con una esperanza por el cielo y así no se fijará en las cosas de este mundo. E incluso cuando el maligno, Satanás y el diablo, lo tienten, lo vencerán con la Palabra sin dejarse engañar. En este nivel, pueden pararse firmes en la Palabra, y así lograr la fortaleza necesaria para no ser sacudidos en ninguna prueba o circunstancia.
Saben. Hay algo que no logro entender. Hay personas que han sido cristianas por más de 10, 20 o 30 años, aún antes de que se fundara esta iglesia. Oran mucho, vienen a todos los cultos, guardan y santifican todo el día domingo, y diezman y ofrendan en forma correcta. Sin embargo, un buen día son engañados y pecan cediendo a la carne y van por el camino de la perdición. Y como Dios esconde Su rostro de ellos, una enfermedad comienza a afectar su cuerpo.
Realmente no puedo entender a estas personas. ¿Por qué en un día tiran a la basura la fe que han estado acumulando durante tantos años? ¿Por qué desprecian todas sus recompensas en el cielo? ¿Qué clase de fe tienen? No puedo decir que no tienen fe. Son ancianos, ministros y líderes. Tiene otros cargos y puestos en la iglesia. Yo me pregunto qué tipo de vida cristiana están llevando. Sufro y me angustio por estos casos.
Amados Hermanos en Cristo:
No importa cuántos años tiene de cristiano. No le servirá de nada sino circuncida su corazón. Si no echa fuera toda forma maldad y de mentira para circuncidar su corazón, un día cualquiera decidirá seguir su propio camino para su propio beneficio. Será engañado por los deseos de los ojos, la lujuria de la carne y la vanagloria de la vida. Y un día pecará.
Por eso necesitan circuncidar su corazón y resistir al pecado hasta la sangre y así, andar en el espíritu. Su fe tiene que crecer día a día. Si no crece y se queda en el mismo nivel por mucho tiempo, se volverán perezosos y descuidados en su vida cristiana. Esta clase de vida cristiana es la que termina ignorando a Dios. Por eso, serán engañados y caerán en pruebas. Sabiendo que las obras de la carne lo conducen a la muerte, las harán. Por lo tanto, les ruego, examínense cada uno correctamente a la luz de este mensaje a ver que clase de vida cristiana están viviendo ahora.
Por favor, verifiquen si están yendo hacia el reino de los cielos, la Nueva Jerusalén, y hacia el espíritu, o si están en el mismo nivel. Si lo están, la Biblia dice que tienen una fe tibia. Y aquellos que son tibios podrán ser tentados y engañados en cualquier instante, y podrán en todo momento cometer pecados que conducen a la muerte. Por eso, nuestra fe debe crecer cada día. Las criaturas crecen, de ser niños a ser jóvenes y de ser jóvenes a ser adultos. Si no lo hacen, es que hay un problema. Si su fe crece normalmente, Dios estará con usted y resistirá firme en Su Palabra, y así no será movido en ningún tipo de prueba. Superarán todas las pruebas con agradecimiento, alabanzas y orando sin cesar.
Finalmente, está la fe de los padres. Es el nivel en que se conoce al que es desde el principio. Por cierto, el que es desde el principio es Dios. Pero, conocer a Dios en este nivel es completamente diferente a conocerlo en el nivel de niño. Conocer a Dios en el nivel de niño es igual que cuando los niños reconocen el rostro de sus padres y obedecen sus palabras.
¿Acaso no conocen los hijos el rostro de sus padres? Conocen a su padre y a su madre tan sólo mirando sus caras. Por eso, llaman a sus padres, “mamá y papá”. También reconocen la voz de sus padres tan sólo oyéndola. Sin embargo, los bebés recién nacidos no reconocen nada.
No obstante, cuando crecen y llegan a tener 2, 3 o 4 años de edad, ahí recién reconocen. Aunque algunas veces, los pueden engañar. Suponga que alguien llama a un bebé desde otra habitación sin mostrar su cara. Este bebé tal vez podría pensar que es la voz de su mamá e ir al otro cuarto.
Si alguien es bueno imitando voces, tal vez logren engañar a un niño. Pero al ver su aspecto, no podrán engañarlo. Los niños conocen el rostro de sus padres. Sólo si se cambian el semblante y la voz podrán engañar al niño. Pero, ¿Quién haría tal cosa?
Los niños conocen a sus padres, pero tal vez no conozcan mucho acerca de ellos, como dónde nacieron o que tipo de personalidad en realidad tienen. Tan sólo pueden reconocer a sus padres por sus rostros y sus voces. No saben qué clase de personas son ellos. No saben cómo se conocieron y cómo llegaron a casarse. No entienden los antecedentes de la familia ni cosas como estas. Incluso si los padres le explican a sus hijos. “Nuestros ancestros eran tal y cual persona y nuestra familia se origino de esta manera,” ellos no lo entenderán. Es lo mismo en la fe. Es la fe de un niño.
Incluso si los padres les explican a sus hijos en detalle lo que están pensando, los niños no podrán entender algunas cosas totalmente. Tan sólo podrán ver la apariencia de las cosas. No podrán interpretar ni comprender su corazón.
Sin embargo, la fe de un padre es aquella que llega incluso a conocer las cosas más profundas del corazón de Dios, y el mismo origen del gran Creador.
Por ejemplo, como Moisés conocía el origen de Dios, recibió muchas revelaciones y así pudo escribir los 5 libros del Pentateuco. Moisés estaba en el nivel más alto de la fe.
Como Abraham comprendió lo profundo del corazón de Dios y mostró las obras y hechos que le agradaron, pudo ser reconocido como amigo de Dios. Este nivel es llegar a conocer a aquel que es desde el principio. ¿En que medida llegaron a conocer a Dios, al único que es desde el principio? No se trata sólo de conocerlo. Es creer y conocer a la vez. No es sólo conocer como simple conocimiento. Estoy hablando de conocimiento con fe, ambos juntos. De acuerdo a lo profundo que conozca\\\\\\\; su poder y fortaleza será diferentes.
Comparando la medida de fe con el proceso de crecimiento del ser humano\\\\\\\; ¿En que nivel cree usted que estaría su fe?
Los que están en el nivel de fe de niño deberán aprender diligente y esforzadamente la Palabra de Dios y obedecerla para que su fe de niño pueda crecer. Además, los que están en este nivel, deberán rápidamente pasar al nivel de fe de un joven.
Si desean glorificar a Dios en todo lo que hace y desea llevar una vida cristiana en victoria como hijos del Todopoderoso Dios, deberán al menos llegar al nivel de fe de los jóvenes.
Incluso si se encuentra en el nivel de un joven, deberá fervientemente anhelar llegar al nivel de un padre y así podrá tener una comunión mucho más íntima y clara con el Padre.
Aquellos hijos que realmente respetan a sus padres y que son dignos de su confianza, pueden entender el corazón de sus padres. Por eso, los obedecen en todo. Estos hijos son los que en verdad respetan a sus padres y cumplen sus deberes como hijos.
Llegarán a ser hijos amados para sus padres que se deleitarán en ellos. Sin conocer y comprender el corazón de sus padres, ¿Cómo podrían servirlos o complacerlos más?
Por ejemplo, cuando atiende a sus padres llevándoles alguna bebida, como Inka cola. A ellos no les gusta el jugo de naranja. Sin embargo, si les sirve jugo de naranja, diciéndoles, “Papá y mamá, ¿Quieren tomar algo? Sus padres no podrán sentirse felices.
¿Por qué? No les gusta el jugo. Les gusta la Inka cola, por eso debe darles Inka cola y así sus padres la tomarán con gusto, diciendo, “Qué bueno” No les gusta el jugo de naranja porque para ellos es muy amargo. Por eso, si se los lleva, apenas lo tocarán y lo dejarán.
Ustedes hermanos y miembros de la Iglesia, dicen que me quieren mucho. Sin embargo, les he estado diciendo desde que se fundó la iglesia que no me gusta el jugo de naranja. No obstante, cuando voy a algunos lugares, todavía me sirven jugo de naranja. Dicen que me aman, pero ni siquiera conocen mis gustos. No saben aún mis gustos. Y dicen que me aman.
Sucede lo mismo cuando servimos a Dios o cuando los hijos sirven a sus padres. Deben saber y conocer.
Debemos conocer incluso las cosas más profundas de Dios para que así podamos obedecer Su Palabra y agradarle. Esta es la fe de un padre. Si tiene esta fe, conocerá el corazón y la voluntad de Dios y así podrá actuar de acuerdo a ella.
Por eso, recibirá el amor y las bendiciones de Dios. Tendrá salud, honra, autoridad, riqueza y Dios lo bendecirá con hijos y recibirá toda clase de bendiciones. Espero que anhelen tener la fe de un padre y que logren alcanzar pronto ese nivel.
Además de lo mencionado, en el Cap. 47 de Ezequiel, se nos explican las diferentes medidas de fe comparándolas con la profundidad de las aguas en la visión que Ezequiel tuvo. Ezequiel vio en visión que las aguas salían por debajo del umbral del templo hacia fuera.
Ezequiel 47:3-5 cita, “Y salió el varón hacia el oriente, llevando un cordel en su mano\\\\\\\;(Ya saben el significado de oriente por las enseñanzas del Libro de Levítico. ¿Cierto? Continua el pasaje) y midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos. Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta las rodillas. Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos. Midió otros mil, y era ya un río que yo no podía pasar, porque las aguas habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado.” Aquí el agua representa la Palabra de Dios. La Palabra de Dios es proclamada desde el santuario. La casa de Dios. Entonces, va por toda la tierra. Era la Palabra de Dios que salía del templo e iba a todo el mundo.
Esta visión implica que Dios evaluará la medida de fe de cada uno en el Día de Juicio Final y ese juicio se llevará a cabo sin el más mínimo error. Por ejemplo, si las aguas llegan hasta los tobillos, es la fe de un niño pequeño con la cual se llega a ser sólo salvo. El río que no puede cruzarse sino sólo a nado, simboliza la fe de un padre, que vive completamente por la Palabra de Dios.
Supongamos que el agua llega hasta los tobillos de un niñito. Este niño, ¿Se podrá ahogar o no? No se ahogará. Por eso, aunque estemos en el 1er nivel de fe, aún seremos salvos e iremos al cielo. Si el agua le llega hasta los tobillos, todavía podrá respirar.
Aun cuando el bebé no pueda sentarse ni ponerse de pie, e incluso si tan sólo se recuesta o se echa, el agua no le cubrirá su nariz. Pero si el agua sube hasta sus rodillas, en el caso de un niño, ¿El pequeño se ahogará o no? Los niños no se ahogarán si el agua les llega a las rodillas. ¿Por qué? Aun cuando un niño esté sentado, el agua no subirá lo suficiente como para cubrirlo. La fe de los niños se compara con las aguas hasta la altura de las rodillas.
En el caso de los jóvenes, las aguas le llegan a la cintura. Si el agua sube hasta la cintura, los niños no podrán soportarlo. No podrán continuar. Sobrepasa su altura. Sin embargo, para los jóvenes, esta bien que el agua les llegue a la cintura. Esa es su medida de fe. Si las aguas se desbordan, ellos aún podrán moverse en el agua. Es lo que sucede con la fe de los padres.
Tienen la libertad en la Palabra de Dios y pueden hacer cualquier cosa dentro de la Palabra. Pueden recibir respuesta a todo lo que pidan. Viven de acuerdo a la Palabra de Dios.
¿Por qué? Como conocen el origen de nuestro Dios Creador y del Señor, entienden el corazón y la voluntad de Dios. Por eso, pueden vivir una vida de fe conforme al corazón y a la voluntad de Dios y así agradarle. Dios también puede confiar en ellos. Así, Dios responderá a todo lo que le pidan. Esta palabra de 1ra de Juan se cumplirá en sus vidas.
Nuestros obreros y líderes siempre ven cómo llevó mi vida cristiana. Cómo entiendo lo profundo del corazón de Dios, siempre obedezco Su voluntad. Por eso, hasta ahora todas las cosas han prosperado. Esta es una de las razones por las que desde que acepté al Señor NUNCA me he enfermado ni he estado indispuesto. Ningún miembro de mi familia se ha enfermado. Nunca han ido a un hospital ni han tomado alguna medicina ni se han puesto ninguna inyección. En el caso de la Ps. Soojin Lee, mi hija menor, desde que nació, ya que fue concebida y nació luego que acepte al Señor, JAMAS ha tomado ninguna medicina. NUNCA se le ha puesto ninguna inyección. Sin embardo, goza de muy buena salud. Como entiendo lo profundo del corazón de Dios, Su origen y Su voluntad y la obedezco, Dios me protege a mí y a mi familia todo el tiempo como lo ha prometido en la Biblia. Además, responde a todo lo que le pido.
También, me dice las cosas que van a suceder, y ustedes mismos han podido comprobar cómo en el transcurso del tiempo todas las cosas se han venido cumpliendo. Además, como entienden la voluntad de Dios y viven sus vidas de acuerdo a ella, su fe crecerá día tras día.
Por último, ustedes alcanzarán la mayor medida de fe, la más alta. Entonces, todo se hará conforme a su fe. En la medida en que su fe crezca y ande en el espíritu, Dios lo usará a Su manera.
Dios juzga a todos conforme a la medida de su fe. 1ra. de Corintios 3:12-15 nos narra una parábola sobre la medida de la fe. Y cita el pasaje:
“Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta\\\\\\\; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada\\\\\\\; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará.
Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.”
Aquí el fundamento se refiere a Jesucristo. Cada uno edificará su fe sobre el fundamento de Jesucristo. De acuerdo a la obra de cada uno\\\\\\\; es decir, conforme a sus obras y hechos de fe, se decidirá la recompensa que recibirá cada uno.
El día en que se mostrarán estas obras será explicado en 3 aspectos:
Primero: Es cuando somos evaluados por nuestras obligaciones y deberes en la iglesia. Al final de cada trimestre o de cada año, los frutos de cada uno serán evaluados de acuerdo a cómo han cumplido su deber con fe.
Los que han desempeñado una buena labor recibirán recompensas, pero los que no lo han hecho, podrían ser amonestados o no continuarán con su labor.
Segundo: Es cuando enfrentamos una prueba de fuego. Incluso aquellos que parecían tener mucho entusiasmo y fe, algunas veces al momento de enfrentar pruebas, se dan cuenta que no tienen una verdadera fe. Estos son los que caen en las pruebas y son engañados. Muestran que en realidad no tienen fe. Dios les permite estas pruebas y ellos demuestran que no tienen fe. Pero algunos se sobreponen y vencen cualquier tipo de prueba.
Tercero: El día de mostrar las obras es el Día del Juicio Final ante Dios en el día final. Las obras de todos serán reveladas ante el juicio del trono de Dios y cada uno recibirá recompensa o castigo.
Aquellos que han tenido fe como el oro puro nunca serán movidos, ni siquiera al atravesar por duras pruebas. Las vencerán con agradecimiento y gozo y recibirán más bendiciones que antes.
Sin embargo, mientras el nivel vaya bajando a plata, piedras preciosas, madera, heno y hojarasca, la fortaleza para vencer las pruebas disminuirá. La plata no se quemará, pero es menos preciosa que el oro.
En el caso del oro, aún si es fundido por el fuego, sigue siendo oro. Nunca cambia. Aunque las piedras preciosas no se quemen en el fuego, su valor decrece considerablemente si se astillan o se rompen.
Los que tienen fe como las piedras preciosas generalmente parecen que están bien, pero en las pruebas, su pasión se enfría y pierden la llenura del Espíritu. Sin embargo, aún tienen fe para ser salvos y aunque no sea tan buena como la de oro ni la plata, también recibirán recompensas en el cielo.
Sin embargo, la madera y el heno se queman con el fuego. Quiere decir que apenas tiene la fe necesaria para recibir la salvación, pero sus obras serán quemadas por el fuego, por lo que no tendrán recompensas en el cielo. Si alguien tiene fe como la hojarasca o la paja, no sólo todas sus recompensas serán quemadas, sino que además ni siquiera será salvo.
Podrán venir a la iglesia y aparentarán vivir una vida de fe, pero en sí no tienen fe para recibir la salvación. Este es el caso de edificar la obra de uno con hojarasca.
Espero que ninguno de ustedes que están escuchando este mensaje, fallen en recibir su salvación al tener una fe de hojarasca o de paja que no produce obras.
La fe de heno o de madera no es suficiente, y no deben estar satisfechos con una fe de piedras preciosas y de plata. Espero que todos tengan una fe como el oro puro y puedan recibir gran honra y recompensas cuando Dios pruebe la obra de cada uno en el día final.
Amados Hermanos en Cristo:
Como hemos visto en el mensaje de hoy, la Biblia menciona en diversos pasajes acerca de la medida de fe.
Efesios 4:13, dice, “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”
Como se menciona, debemos ir incrementando constantemente nuestra medida de fe, hasta llegar a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. Para lograr esto, dice la escritura, debemos alcanzar la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios. Tan solo conocer no es suficiente. El conocimiento debe ir precedido por el creer\\\\\\\; es decir, por la fe. Sólo conocer es únicamente tener algo de conocimiento. Si su conocimiento va de la mano con su fe, con toda seguridad será seguido por sus obras y acciones.
Y como tiene obras, su corazón será circuncidado. La maldad y la mentira serán arrancadas y será santificado. Por último, llegará a andar en el espíritu y tendrá la fe de un padre.
Significa que no solo debemos oír y conocer con nuestro cerebro sino creer y cumplirlo en nuestro corazón. Debido a que las personas no lo llevan a cabo en su corazón, son engañados por los deseos de la carne, la lujuria de los ojos y la vanagloria de la vida. ¿Por qué creen que sus hijos, que estudian, son engañados por diversiones y entretenimientos mundanos?
Ellos han venido asistiendo a la iglesia desde muy jóvenes, pero no han circuncidado su corazón. También, deben cortar con las cosas del mundo. Y sin embargo, no lo han hecho. Por eso, cuando van a secundaria entrar en contacto con algunas cosas en el Internet y ven cosas que no deberían ver. Su corazón comienza a mancharse con cosas sucias y muchas cosas y acciones malas salen a relucir.
Entonces, pierden la llenura del Espíritu y sus deseos de orar. Vivirán de tal forma que se alejarán cada vez más de la Nueva Jerusalén. Cuando no tienen nada que ver con el pecado, llegarán a ser verdaderos hijo que Dios desea. Podrán compartir el amor eterno con el Señor, y caminarán con Él tanto en la tierra como en el cielo. Ese es el objetivo final y último de nuestra vida cristiana.
En la siguiente prédica, veremos los 5 diferentes niveles de la medida de fe y se los explicaré comenzando por el 1er nivel. Asimismo, brevemente les hablaré sobre las moradas celestiales y la corona para cada nivel de fe.
Cuando usted hace un largo viaje y ve una señal en el camino y sabe cuánto le falta para llegar a su destino, podrá proseguir la jornada con mayor ánimo sin perder de vista el camino.
De la misma manera, si comprende los diferentes niveles de fe, podrá más fácilmente distinguir en qué nivel está ahora mismo y logrará tener más fe para alcanzar su destino.
Oro en el nombre del Señor que puedan obedecer la Palabra de Dios al momento de entenderla y que la verdad cambie su corazón, para que así puedan alcanzar la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.
AMEN