• Lágrimas del Señor - Viernes Santo 2017

    [Hebreos 12:12]

    14-04-2017 | Rev. Jaerock Lee

    • Escritura

      Hebreos 12:12
      «Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios».



      Amados hermanos en Cristo:

      Esta semana ha sido la Semana de la Pasión.

      Jesús fue crucificado en la cruz un viernes.

      Él derramó Su sangre preciosa y murió para redimir a la humanidad de todo pecado.

      Esta iglesia tiene la Vigilia entera del viernes para conmemorar el sacrificio de Jesús.

      Especialmente en la segunda parte de este servicio, habrá una actuación musical para recordar el sacrificio y la resurrección del Señor.

      Doy también las gracias a todos los que se han preparado para el musical.

      El título del mensaje de hoy es: «Las lágrimas del Señor».

      Las personas derraman lágrimas cuando se sienten tristes.

      Y también lo hacen cuando se sienten alegres.

      Nuestro Señor Jesús derramó muchas lágrimas debido a Su desbordante «amor» en Su corazón.

      Fue el amor por las almas y por Dios el Padre.

      Ruego en el nombre de nuestro Señor que ustedes puedan comprender los significados de las lágrimas de Jesús y sentir Su rico amor disuelto en Sus lágrimas.

      Amados hermanos en Cristo:

      Permítanme comenzar con una parte de la confesión de nuestro Señor:

      "Mis lágrimas son la expresión de mi corazón por las almas, por el Padre y por Su providencia.

      Aunque he derramado muchas lágrimas, ninguna de ellas fue en vano.

      Todas y cada una de mis lágrimas llevan mi amor por las almas y la gloria del Padre.

      Desde que vine a este mundo, he pasado los días cumpliendo la providencia del Padre.

      Cada día he buscado la gloria del Padre, me dediqué por el cambio y la salvación de las almas.

      Estas lágrimas provienen desde lo profundo de mi corazón,

      y son invaluables.

      Espero que la gracia pueda venir a las almas y que la gloria del Padre sea revelada.

      Mis lágrimas son mi amor y mi corazón por ellas.

      Mis lágrimas son mi amor por el Padre, y son para la gloria del Padre.

      Deseo que muchas almas tengan presentes a otras almas y que puedan alcanzar la salvación. Deseo que puedan cumplir la providencia y el corazón del Padre, hacer todo lo que el Padre quiere de acuerdo a Su voluntad y estar en la gloria del Padre."

      Amados hermanos:

      Nuestro Señor desea que ustedes entiendan el valor de Sus lágrimas y que surjan como los verdaderos hijos que Dios el Padre desea.

      Esta noche les hablaré sobre los tres significados de las lágrimas que derramó nuestro Señor.

      Primero, son lágrimas por causa de la salvación de las almas.

      Jesús vino a este mundo para convertirse en el Salvador.

      Aunque Él era uno con Dios el Padre, Jesús dejó esta gloria a un lado y se colocó un cuerpo físico.

      Él vino por las almas que podrían estar sujetas al castigo eterno de la muerte debido a sus pecados.

      Vino para conducirlas al bello cielo y no al horror del infierno.

      Él predicó sobre el cielo que nadie había presentado antes.

      Jesús pudo hacerlo porque Él es el Hijo de Dios y porque vino desde el cielo.

      No solo predicó el mensaje, sino que además confirmó Su mensaje al manifestar señales y prodigios.

      Él lo hizo para que las almas pudieran darse cuenta de que Jesús es el Hijo de Dios y el Cristo, si tuvieran siquiera el mínimo de bondad en sus corazones.

      Sin embargo, muchas de las almas no creyeron en Jesús.

      Más bien mostraron enemistad hacia Él.

      Incluso se le consideraba un loco.

      Los familiares de Jesús no creían en Él. Ellos creían en los rumores de la gente e intentaban detener a Jesús.

      Los saduceos y los fariseos condenaron a Jesús cuando curaba a los enfermos en el día de reposo.

      Cuando Jesús echó fuera un demonio de un hombre endemoniado, se burlaron de Él y le dijeron que lo hizo solo por Beelzebú.

      Jesús se vistió como un mortal solo para salvar a los pecadores, pero la gente no reconoció a Jesús.

      Cuando la multitud se reunía alrededor de Jesús para escuchar el evangelio celestial que predicaba, los fariseos y los escribas lo observaban con ojos de celos.

      Examinaban a Jesús para encontrar motivos y acusarle de quebrantar la ley.

      Cuando más gente siguió a Jesús porque manifestó grandes señales y prodigios, los fariseos y los sumos sacerdotes conspiraron para deshacerse de Él.

      Jesús mismo había visto, escuchado y sentido el corazón de estas personas malvadas.

      Y oraba al Padre con lágrimas.

      Deseaba que no solo los que lo siguieran y aceptaran pudieran alcanzar la salvación, sino también aquellos que lo rechazaron, lo juzgaron y lo condenaron.

      Las lágrimas de Jesús simbolizan Su corazón que quería la salvación de las almas.

      Amados hermanos en Cristo:

      En segundo lugar, las lágrimas del Señor son para el cambio de las almas.

      En los días de Jesús, mucha gente no podía entender el mensaje espiritual, ya que estaban cegados por pensamientos carnales.

      Cuando Jesús dijo: «Yo soy el pan que descendió del cielo», como en Juan capítulo 6, entre los que seguían a Jesús murmuraron y dijeron: «Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?».

      Y muchos de ellos dejaron de seguirlo.

      Jesús no criticó a los que se iban, ni los consideró necios. Tampoco los maldijo.

      Él dijo: «Nadie puede venir al Padre sino por mí», y sentía pena por los que se fueron.

      Hubo mucha gente que no podía entender la providencia de Dios el Padre debido a su obstinación y sus criterios.

      En lugar de reprender su obstinación, Jesús les ayudó a entender utilizando parábolas.

      En el capítulo 15 de Mateo, mientras observaban cada movimiento de Jesús, cuando los fariseos y los escribas encontraban algo en lo que Jesús no encajaba con la justicia propia y los criterios de ellos, discutieron con Jesús.

      En Mateo 15:2 le preguntaron: «¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan» (v. 2).

      Entonces, Jesús les ayudó a entender que las «tradiciones de los ancianos», que ellos consideraban correctas, en realidad estaban en contra de la voluntad de Dios.

      Les enseñó lo equivocadas que eran las «tradiciones de los ancianos».

      Él no les dijo: «La tradición de los ancianos que guardan está equivocada».

      Él solo les dio un ejemplo para que ellos mismos pudieran averiguarlo.

      En Mateo 15:4-6, Jesús dijo: «Porque Dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente. Pero vosotros decís: Cualquiera que diga a su padre o a su madre: Es mi ofrenda a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte, ya no ha de honrar a su padre o a su madre. Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición».

      La ley de Moisés, que Dios mismo dio, dicta que las personas deben honrar a sus padres.

      Sin embargo, la tradición de los ancianos enseñó a las personas que, si dedicaban a Dios lo que debían dedicar a sus padres, entonces no tendrían que darlo a sus padres.

      Distorsionaba la voluntad de Dios que decía: «Honra a tus padres».

      Jesús explicó que la tradición de los ancianos que ellos consideraban un estándar por el cual probar a otros, era diferente de la voluntad de Dios.

      Les hizo comprender que el hecho de que ellos llamaran malo comer con las manos sucias de acuerdo con la tradición de los ancianos, estaba equivocado.

      Además, Jesús les dijo: «No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre» (Mateo 15:11).

      La palabra «fariseo» tenía el significado de «apartado, separado».

      Se originó de aquellos que estrictamente vivían por la ley para no ser manchados por el mundo secular.

      Los escribas eran los que copiaron a mano el Pentateuco y varios Libros del Antiguo Testamento.

      En el principio, ellos incluso trataban a la Palabra de Dios como algo muy preciado.

      Con el paso del tiempo, sin embargo, usaron pensamientos de hombres, y gradualmente se fueron descarrilando de la voluntad de Dios.

      Durante su ministerio público, Jesús predicaba con diferentes ejemplos y parábolas de modo que los fariseos y los escribas también pudieran comprender la buena voluntad de Dios.

      En Mateo 12, los fariseos intentaron acusar a Jesús de sanar a personas enfermas en el día de reposo.

      En Mateo 12:10 leemos: «Y he aquí había allí uno que tenía seca una mano; y preguntaron a Jesús, para poder acusarle: ¿Es lícito sanar en el día de reposo?».

      Jesús les contestó con un ejemplo que todos podían entender.

      Les dijo lo siguiente: «¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere en un hoyo en día de reposo, no le eche mano, y la levante? Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, es lícito hacer el bien en los días de reposo» (Mateo 12:11-12).

      Y entonces, Jesús sanó a un hombre que tenía la mano seca.

      Tal como pueden observar, Jesús se preocupó por los fariseos y los escribas quienes poseían una fuerte arrogancia y criterios personales para que también pudieran cambiar.

      Además, Jesús oró con amor por Sus discípulos quienes estaban con Él todo el tiempo.

      Jesús pensó en Sus discípulos que se quedarían después de Su crucifixión, y deseó que pudieran manejar sus responsabilidades bien y vivir juntos con Él en el cielo para siempre.

      Pensó en cada uno de ellos, y oró al Padre para que cuidara de ellos:

      "Uno me ama, pero carece de entendimiento.
      Otro tiene un corazón frágil y tiene muchas lágrimas.
      Otro tiene una fe débil y muchos pensamientos.
      Otro tiene un corazón recto que puede ser fácilmente herido...

      Existe alguien quien en su amor por Mi
      llevará su vida en lágrimas.

      Padre,
      dale fuerza a los discípulos que son débiles.
      Yo sé que los guiarás, y sé sobre la gracia que vendrá sobre ellos
      después de que me haya ido.

      Padre,
      por favor sostenlos."

      La oración con lágrimas que Jesús hizo para Sus discípulos obró como una gran fuerza de amor para Sus discípulos.

      En Romanos 8:35-37 leemos: «¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: "Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero".
      Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó».

      Todos los discípulos del Señor, incluyendo a Matías, que reemplazó a Judas Iscariote, tuvieron el honor de tener sus nombres impresos en los 12 cimientos del muro de la Nueva Jerusalén.

      Amados hermanos en Cristo:

      En tercer lugar, las lágrimas del Señor son para la gloria de Dios.

      Cuando Jesús se vistió de un cuerpo mortal y descendió a este mundo, las personas no buscaron a Dios, sino que se convirtieron en esclavos del enemigo, el diablo y Satanás.

      Aunque Dios el Padre es el único que es digno de ser alabado por la gente, adoraban ídolos sin sentido.

      Sin embargo, Jesús vivió la vida de manera que glorificara solo a Dios el Padre.

      Al mostrar la Omnipotencia de Dios el Padre, Jesús exaltó el nombre de Dios en lo alto.

      Cuando se le dijo a Jesús que Lázaro estaba enfermo, como encontramos en Juan 11:4 leemos lo que dijo Jesús: «Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella».

      Finalmente, Jesús revivió a Lázaro, que había estado muerto por 4 días.

      Gracias a esta obra, la gloria de Dios fue grandemente revelada, y mucha gente comenzó a creer en Jesús.

      Además, permitió al mudo hablar, al cojo caminar y restauró a los lisiados.

      Permitió a los ciegos poder ver, echó fuera demonios y limpió a los leprosos.

      La razón por la que Jesús mostró estas señales era que Él quería que las personas le dieran la gloria a Dios.

      Quería que la gente creyera que Dios es grande, que no hay nada imposible para Él y que Dios es el Dios verdadero y único, para que así la gente pudiera adorar y alabar a Dios.

      Es la misma razón por la que Dios nos da respuestas cuando nosotros oramos en el nombre de Jesucristo.

      En Juan 14:13 Jesús dijo: «Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo».

      El sufrimiento de Jesús en la cruz, fue también para la gloria de Dios el Padre.

      Innumerables almas fueron perdonadas y se convirtieron en hijos de Dios el momento que Jesús se convirtió en el sacrificio expiatorio.

      Cuando Jesús murió, pensó en cuánto estaría complacido Dios el Padre cuando ganase innumerables hijos.

      Por esta razón el pasaje bíblico de hoy dice: «… el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio…».

      Se puede ver con claridad este tipo de corazón de Jesús en la oración que realizo al Padre el día de Su arresto.

      En Juan 17:4-5 Jesús oró de la siguiente manera: «Yo te glorifiqué en la tierra, habiendo terminado la obra que me diste que hiciera. Y ahora, glorifícame tú, Padre, junto a ti, con la gloria que tenía contigo antes que el mundo existiera».

      Tal como pueden ver, Jesús llevó Su vida para la gloria del Padre, y murió para la gloria del Padre.

      Aunque derramó muchas lágrimas mientras vivía en esta Tierra, el fruto de sus lágrimas es muy grande.

      Han nacido tantos hijos de Dios, y Él ha sido y será glorificado por ellos para siempre.

      Amados hermanos en Cristo:

      Esta noche, les hablé sobre los tres significados de las lágrimas que derramó nuestro Señor.

      Fueron las lágrimas para la salvación de las almas, para el cambio de las almas y para la gloria de Dios Padre.

      La sangre preciosa que el Señor derramó contiene el poder de redimir a la humanidad de sus pecados de una sola vez.

      Las lágrimas que el Señor derramó fueron el fruto de Su amor y la evidencia del sacrificio por las almas.

      En Salmos 126:5-6 leemos: «Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas».

      Como se menciona, ustedes son el fruto que nació después de que el Señor sembrara Sus lágrimas.

      ¡Ruego, en el nombre del Señor Jesucristo, que puedan glorificar a Dios el Padre al formar frutos más sólidos y hermosos!


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