• Resurrección (2)

    [Hechos 1:11]

    16-04-2017 | Rev. Jaerock Lee

    • [Pasaje]

      [Hechos 1:11]
      "Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo"



      [Introducción]

      Amados hermanos y hermanas en Cristo,

      Hace 2,000 años, Jesús venció la muerte y 3 días después de haber muerto crucificado, Él resucitó.

      Después de la resurrección, se apareció delante de Su seres amados

      Primero, Él se le apareció a María Magdalena y la consoló. También fue a los discípulos que estaban conmocionados y llenos de temor, y les dio paz y gozo.

      Les mostró las cicatrices de los clavos en Sus manos y de la lanza en Su costado para sembrar fe en el desconfiado Tomás.

      En Galilea, se encontró con Pedro y le sugirió de nuevo que cumpliera con su tarea.

      Apareció delante de las personas durante 40 días y luego subió al cielo mientras la gente le miraba.

      Después de haber tenido del gozo de reunirse con el Señor resucitado, los discípulos presenciaron al Señor ascendiendo al cielo de forma gloriosa.

      Dos ángeles hablaron a esos que estaban observando el cielo.

      La lectura de este día en Hechos 1:11 dice, "Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo".

      Después que ellos presenciaron la ascensión del Señor, los discípulos se convirtieron en testigos de la resurrección y propagaron el evangelio del Señor con toda su vida.

      Esto sucedió porque ellos tenían la esperanza de poder participar en la resurrección y estar con el Señor por siempre.

      Ustedes y yo también creemos en la resurrección del Señor.

      También creemos que surgiremos como el fruto de la resurrección como el Señor y estaremos en el reino de los cielos preparado por el Señor.

      Incluso este día ustedes han venido a la iglesia y están disfrutando del gozo de la resurrección.

      Les hablaré sobre lo que los creyentes, aquellos que creen en la resurrección, tienen que hacer en 3 aspectos, y oro en el nombre del Señor para que ustedes vivan como verdaderos testigos de la resurrección.



      [Mensaje Principal]

      Amados hermanos y hermanas,

      Aquellos que creen en la resurrección, en primer lugar, deben examinarse a sí mismos con la Palabra de Dios.

      En Juan 17:17, Jesús oró, "Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad". Tal como Jesús oraba, la palabra de Dios es la verdad.

      Cuando nosotros nos reflejamos en la Palabra, desechamos las falsedades en nosotros y en su lugar nos llenamos con la verdad, podemos santificarnos y perfeccionarnos como hijos de Dios que decididamente participan en la resurrección.

      Sin importar cuántos mensajes ustedes escuchen, no pueden cambiar a menos que experimenten un auto-reconocimiento reflejándose en la Palabra.

      Entonces, ¿qué clase de actitud tienen ustedes cuando escuchan los mensajes?

      Por sobre todo, deberían tener un sincero deseo de reconocer sus defectos y desechar la carne completamente por medio de la Palabra.

      Supongan que escucharon el mensaje sobre la 'mente cambiante'.

      Escucharon sobre la naturaleza y la causa fundamental de la mente cambiante y la forma de desecharla.

      Mientras lo escuchan, primero tienen que reconocer los atributos carnales en ustedes tales como la astucia, el egoísmo y el engaño.

      Además, no deberían solamente escuchar el mensaje, sino también tienen que recordarlo en su vida diaria.

      Permítanme contarles sobre un evento justo después que yo conocí al Señor.

      En esta ocasión, yo asistía a una reunión de avivamiento por primera vez.

      Pero estaba muy impactado mientras escuchaba el mensaje.

      Hasta entonces, me había enorgullecido en el hecho que yo era una buena persona y que no tenía necesidad de la ley.

      Pero escuchando la palabra de Dios, reconocí que era un pecador.

      A partir de ese momento, mi corazón se sintió desesperado. Yo quería arrancar toda naturaleza pecaminosa en mí.

      Quería aprender sobre el corazón de Dios y Su voluntad.

      Y debido a que no había nadie que me guiara en fe, asistía a muchas reuniones de avivamiento.

      Además, empecé a leer la Biblia minuciosamente.

      Muchas veces durante el día meditaba en los mensajes que había escuchado en los servicios del Domingo en la mañana, de la noche y del miércoles.

      Mientras leía la Biblia, yo no desatendía ni una sola letra sino más bien valoraba y albergaba cada una de ellas.

      Si tenía remordimiento de conciencia mientras leía la Biblia, hacía notas de esto.

      Cuando recordaba la palabra de Dios diciendo, "Dad gracias por todo", ofrecía una confesión de agradecimiento a Dios diciendo, "Me siento complacido con la gracia de mi sanidad", aún cuando no tenía nada que comer el siguiente día.

      Cuando escuché, "ama a tu enemigos", traté de comprender incluso a los que me estaban provocando dificultades, comprendiendo por qué ellos tenían que actuar de la forma que lo hacían.

      También recordé el amor del Señor quien generosamente sacrificó Su vida por mí.

      Entonces, mi odio se convirtió en amor y mi corazón quebrantado se convirtió en perdón.

      ¿Sinceramente desean ustedes cambiar?

      Yo espero que mediten en la Palabra de Dios cada día y que revisen cuidadosamente su mente y su corazón, sus palabras y sus acciones.

      Amados hermanos y hermanas, en segundo lugar, aquellos creyentes que creen en la resurrección del Señor deben poner la palabra de Dios en práctica.

      Algunas personas se sienten bendecidos por el mensaje y me dicen, "Pastor, yo era arrogante". "Yo tenía mucho resentimiento, pero trataré de cambiar".

      Pero simplemente continúan con su viejo yo y no cambian.

      Ellos se reconocen a sí mismos y también oran por ellos mismos, pero no ponen la palabra de Dios en práctica.

      Algunas personas erróneamente piensan que han alcanzado algo porque han escuchado el mensaje tantas veces y lo conocen como un conocimiento.

      En ocasiones, oran diariamente para desechar el odio de su corazón y para santificarse. Por lo cual, erróneamente piensan que ya están practicando la Palabra.

      ¿Cuáles son las 9 maldades mayores que tenemos que desechar para estar en la roca de la fe?

      Estas son: ira, malos sentimientos, odio/envidia/celos, falsedad, juzgar, mente cambiante, adulterio, codicia y traición.

      Memorizarlas no necesariamente significa que ya las han desechado.

      Romanos 2:13 dice, "porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados". Como dice el versículo, tiene que haber un accionar, una lucha en contra de la maldad y de los pecados y un accionar para cultivar la bondad y el amor.

      Por ejemplo, si ustedes notan que hay ira en ustedes, tienen que aplicar la palabra a su vida diaria.

      Podría darse una situación en la que con facilidad podrían llegar a enojarse. Pero ahora, deben recordar la Palabra pensando, "Ah, yo no tengo que enojarme".

      Mientras continúan haciendo esto, la frecuencia de enojarse será reducida poco a poco.

      Entonces, deben arrancar completamente la naturaleza pecaminosa misma por medio de la oración ferviente.

      Mientras continúan cambiando por medio de sus acciones, podrán ser capaces de disfrutar la gloria de la resurrección brillando como el sol.

      Si ponen todo su esfuerzo en practicar la palabra de Dios, Dios no se quedará quieto.

      El les permitirá cultivar la Palabra en ustedes por Su fortaleza y con la ayuda y llenura del Espíritu Santo.

      Dios les ayudó de esta forma dándoles el bautismo de fuego en la pasada reunión especial de Daniel.

      Esto fue a causa del amor de Dios por ustedes para quemar y arrancar la naturaleza pecaminosa rápidamente.

      Yo creo que muchos sintieron que sus pecados fueron quitados. También obtuvieron la seguridad que podían vivir por la Palabra, y sintieron el amor del Padre, del Señor y del pastor.

      Aún cuando esto fue solamente en una menor medida, Dios con seguridad obrará de acuerdo a su fe mientras ustedes continúan esforzándose dentro de su medida de fe.

      Yo espero que obedezcan la verdad porque creen en la resurrección.

      En tercer lugar, aquellos creyentes que creen en la resurrección del Señor, tienen que producir frutos.

      ¿Qué sucedió con los discípulos que fueron testigos de la resurrección del Señor?

      Cuando Jesús murió en la cruz, ellos cerraron sus puertas y se escondieron temiendo que algo malo podría sucederles.

      Pero después de encontrarse con el Señor de la resurrección, fueron cambiados completamente.

      Ellos dedicaron toda su vida para el Señor.

      Siguieron solamente la voluntad del Señor.

      En cuanto a Pedro también, él siempre recordó la conversación que tuvo con el Señor en Galilea.

      Cuando el Señor le dijo, "Apacienta mis corderos", "Pastorea mis ovejas", "Apacienta mis ovejas", y por ello vivió una vida salvando almas.

      Los discípulos del Señor se convirtieron en la semilla del evangelio y produjeron muchos frutos.

      Ellos cumplieron completamente las palabra de Jesús en Juan 15:8, "En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos".

      Nosotros también debemos producir frutos en las áreas que nos han sido asignadas hasta que el Señor vuelva de nuevo.

      Tenemos que producir frutos de santidad, frutos de evangelismo, y frutos de fidelidad en la iglesia.

      A fin de hacer esto, debemos examinarnos a nosotros mismos con la palabra de Dios cada día y circuncidar nuestros corazones.

      Tenemos que producir los frutos del Capítulo del Amor, los nueve frutos del Espíritu Santo y las Bienaventuranzas.

      Entonces podrán recibir poder, autoridad y poder autorizado para que puedan producir inmensos frutos ganando almas en sus tareas dentro de la iglesia.

      Si ustedes producen abundantes frutos, recibirán grandes elogios y honor delante del Señor en el tiempo de la resurrección en el futuro.

      Al grado en que hayan cambiado y en que han producido frutos, podrán también arrebatar un mejor lugar de morada celestial.

      Nuestro Señor nos prometió que Él estaría preparando lugares de morada celestial para nosotros, que Él vendría para llevarnos con Él y que nos permitiría estar donde Él está.

      Yo oro en el nombre del Señor para que ustedes todos produzcan abundantes frutos y le den gloria a Dios la Trinidad por siempre en el reino de los cielos preparado por el Señor.



      [Conclusión]

      Amados hermanos y hermanas, en esta noche nosotros celebraremos la Santa Cena para conmemorar el sacrificio de Jesús en la cruz.

      El pan y el vino de la Santa Cena también contienen la Palabra que nosotros tenemos que practicar.

      Comer la carne y beber la sangre del Hijo del Hombre.

      La escritura de este día en Juan 6:53 dice, "Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros".

      Comer la carne del Hijo del Hombre es aceptar el pan de los 66 libros de la Palabra de Dios.

      Beber la sangre del Hijo del Hombre es practicar la Palabra con fe y hacerla completamente nuestra.

      Cuando hacemos esto, nuestro corazón será llenado con la verdad, y la falsedad saldrá de nosotros.

      El odio será desechado en el grado en que el amor tome su lugar.

      La arrogancia saldrá en el grado en que la humildad nos llene. La ira será reemplazada al grado en que la bondad esté en nosotros.

      Podemos decir que tenemos vida solamente cuando aprendemos la Palabra de Dios y al mismo tiempo este aprendizaje es seguido por acciones que nos llevan a practicar la Palabra.

      Cuando nosotros compartamos el pan y el vino en este día, yo espero que ustedes conserven el significado en mente para que se conviertan en frutos del Señor que serán capaces de participar en la resurrección al final de los tiempos.

      Al hacer esto, puedan ustedes morar en la Nueva Jerusalén, el lugar más glorioso del cielo, ¡yo oro por esto en el nombre del Señor!


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