• El Espíritu Santo

    [1 Corintios 2:10]

    22-12-2017 | Rev. Jaerock Lee

    • Escritura

      1 Corintios 2:10
      «Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios».


      Amados hermanos en Cristo:

      Falta poco para que llegue la Navidad.

      En Navidad celebramos el nacimiento de Jesús quien vino a este mundo y se vistió con la carne para redimirnos de nuestros pecados.

      Mientras cumplía su propósito en este mundo, en Juan 16:7, Jesús dijo: «Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya...».

      Y añadió: «... porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré».

      Él quiere decir que es mejor que Él se vaya y que venga el Consolador, en lugar de que Jesús se quede con ellos.

      En ese momento los discípulos no entendían lo que quería decir.

      Desde su punto de vista les parecía que era mejor que Jesús se quedara con ellos.

      Más adelante llegaron a entender en sus corazones el significado de lo que Jesús había hablado.

      Amados hermanos en Cristo:

      Después de que Jesús terminó Su ministerio terrenal y resucitó y ascendió al cielo, nos envió un Consolador para nosotros: Él es el Espíritu Santo.

      En Juan 14:16, Jesús dijo: «Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre».

      El Consolador se refiere a alguien que nos ayudará.

      Jesús llevó a cabo la tarea del Consolador durante su ministerio terrenal, y Él está diciendo que otro Ayudante vendría y asumiría la tarea.

      Entonces, ¿por qué dijo Jesús que es para nuestro beneficio que otro Consolador, el Espíritu Santo, viniera y habitara con nosotros?

      El ministerio original de Jesús es abrir el camino de la salvación que liberará a la humanidad de sus pecados y permitirá que se conviertan en hijos de Dios que son salvos.

      Quien acepta a Jesús como su Salvador, puede ser justificado por la fe y obtener el derecho de convertirse en hijo de Dios.

      Pero adquirir este derecho no significa que es la culminación de nuestra salvación.

      Jesús llevó a cabo el ministerio de la salvación como el Salvador. Sin embargo, la tarea no es útil para las personas, a menos que ellas crean en el corazón que Jesús es su Salvador.

      Además de esto, si los creyentes en Cristo se alejan de los límites de la salvación de nuevo, harán que la labor de Su preciosa sangre sea en vano para ellos.

      Por eso, el enemigo Satanás y el diablo impiden continuamente que la gente acepte a Jesús como su Salvador y continuarán hasta que la historia del cultivo de la humanidad llegue a su fin.

      El enemigo también pone obstáculos a los hijos de Dios que han aceptado al Señor y utiliza todo tipo de medios y métodos para tratar de distanciar nuevamente a los hijos de Dios de la salvación.

      Dios Padre sabía de antemano que cuando Jesús terminara Su ministerio como el Salvador otro Consolador sería necesario para tener éxito en el ministerio y completar el ministerio de la salvación.

      Este otro Consolador que asume esta responsabilidad y realiza este deber es el Espíritu Santo.

      Dios sabía cuán feroz sería la guerra que el enemigo diablo y Satanás haría contra este ministerio, por lo que envió a nuestro Consolador, el Espíritu Santo, para que estuviera entre nosotros de una manera muy especial.

      Dios permitió que el Espíritu Santo habitara en el corazón de los creyentes.

      En Juan 14:17, Jesús dijo: «El Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros».

      El Espíritu Santo permanece con nosotros y está en nosotros. ¿Qué tipo de ministerio hace en detalle?

      Voy a explicar acerca de Su ministerio en tres aspectos, y deseo que ustedes examinen en qué medida han sentido y han experimentado el Espíritu Santo en su vida de creyentes.

      Yo ruego en el nombre de nuestro Señor que todos ustedes puedan confiar en el Espíritu Santo cada vez más y que se conviertan en frutos perfectos en la Providencia de Dios el Padre en estos tiempos finales del mundo.

      Amados hermanos en Cristo:

      El Consolador, el Espíritu Santo, en primer lugar, nos ayuda a comprender lo que es la justicia.

      Dios envió a Jesucristo a este mundo para resolver el problema de los pecados de la humanidad.

      Jesús fue crucificado, derramó toda el agua y la sangre, y dio su último suspiro, pero debido a que no tenía pecado, Él venció la muerte y resucitó y así completó el ministerio de la salvación.

      Se convirtió en el primer fruto de la resurrección y subió a Dios Padre.

      Así pues, todo el que cree en Jesucristo y lo acepta como el Salvador puede ser perdonado de sus pecados y recibir el Espíritu Santo como un regalo.

      Puede ser justificado gratuitamente solo a través de la labor de la preciosa sangre de Jesucristo.

      Sin embargo, no deben detenerse solo en esta gracia.

      A partir de ese momento deben vivir una vida justa.

      Esto requiere el ministerio del Espíritu Santo en ustedes.

      Vivir una vida justa significa luchar contra el pecado y despojarnos del pecado, incluso hasta el punto de sudar sangre, y llevar una vida piadosa según la palabra de Dios.

      El Espíritu Santo nos ayuda a vivir esa vida justa.

      En Juan 14: 26, Jesús dice: «Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho».

      Y en Juan 16:13, Él también dijo: «Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad...».

      El Espíritu Santo enseña a los hijos de Dios la verdad: la trae a sus recuerdos y los guía hacia la verdad, de modo que puedan llevar una vida justa en la verdad.

      Es tan natural que la Iglesia y un pastor que son guiados por el Espíritu Santo deben formar y guiar a los creyentes en despojarse del pecado y vivir la justicia.

      Es por este propósito verdadero que el Padre Dios ha estado cultivando la humanidad hasta el punto de dar a Su Hijo unigénito.

      Él desea que ustedes no se conformen simplemente con ser hijos salvos de Dios, sino que se levanten como hijos verdaderos que se asemejan a Él.

      Por los últimos 35 años, desde la fundación, esta iglesia ha enseñado incesantemente a los creyentes a vivir la justicia.

      Esta iglesia no solo ha enseñado, sino que también ha proporcionado a las almas con la plenitud, la gracia y la fuerza para ponerla en práctica. Además, ha guiado a los miembros a ser justos hasta el punto del sacrificio de llenar la medida de la justicia en su lugar.

      Como resultado, muchos frutos del espíritu completo, el espíritu casi completo, el espíritu y la roca de la fe han sido producidos.

      Ahora la mayoría de los miembros se mantienen alertas y tienen su corazón circuncidado para vivir la justicia.

      Hay frutos del Espíritu Santo que han sido producidos porque el Espíritu Santo les ha ayudado no solo a comprender la justicia, sino también a alcanzarla.

      Yo ruego en el nombre de nuestro Señor que ustedes todos puedan esforzarse al máximo, cada vez más, para alcanzar la justicia y que se conviertan en frutos perfectos del Espíritu Santo.

      Amados hermanos en Cristo:

      El Espíritu Santo, en segundo lugar, nos ayuda a comprender lo que es el juicio.

      Durante los 33 años que Jesús estuvo viviendo en este mundo, Él llevó a cabo Su ministerio durante Sus tres años de vida pública. Pero el ministerio del Espíritu Santo dura hasta los últimos momentos de la historia del cultivo de la humanidad.

      Continúa hasta que venga el Señor nuevamente para llevarnos.

      El Espíritu Santo siente impaciencia en Su corazón.

      Es porque Él quiere que todos participen en la salvación y sean llevados al cielo cuando la trompeta de la Segunda Venida del Señor suene en el último día.

      Por supuesto, los últimos momentos de la vida de cada uno en este mundo representan también el día de juicio incluso antes de que el Señor venga de nuevo.

      Es por eso que el Espíritu Santo no puede dejar de proclamar sin cesar la Segunda Venida del Señor y el juicio que vendrá.

      En Mateo 12:18 leemos: «He aquí mi siervo, a quien he escogido; mi Amado, en quien se agrada mi alma; pondré mi Espíritu sobre él, y a los gentiles anunciará juicio».

      Significa que, mediante el Espíritu Santo, Dios permitirá que los gentiles conozcan sobre el juicio.

      Pero hoy, la maldad se ha vuelto cada vez más generalizada en el mundo, y la conciencia de la gente también se está manchando con más males.

      Muchas de las personas más ancianas tenían al menos un vago entendimiento de que las personas malvadas serían castigadas después de la muerte y tenían temor reverente del cielo.

      Pero ¿qué pasa hoy?

      Incluso los creyentes en Cristo se están volviendo insensibles ante el juicio.

      Esas personas viven la misma vida de las personas mundanas que dicen que solo podrán aceptar la realidad del juicio después de la muerte.

      Si realmente creyeran que el juicio vendrá, no podrían llevar esa vida.

      Lamentablemente, gran número de ellos piensa que, una vez que aceptan y creen en el Señor como su Salvador, serán salvos sin importar lo que pase.

      No saben de qué manera la gente será juzgada en el día final, cuáles serán los criterios del juicio y cuál será el resultado del mismo. Ellos simplemente creen que lograrán ser salvos por su fe.

      Pero en cuanto a estas personas, en Mateo 7:21, Jesús nos dice: «No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos».

      Si una persona realmente cree que cada una de sus palabras y cada una de sus acciones se juzgará más adelante sin excepción, nunca hablaría ciertas palabras ni haría ciertas cosas que serán juzgadas.

      En Mateo 12:36, Jesús nos enseña: «Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio».

      Y 2 Corintios 5:10 dice: «Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo».

      Pero ¿cuántas personas recuerdan este mandato en cada palabra y en cada acción?

      Por el contrario, aquellos que viven de acuerdo con la obra del Espíritu Santo son conducidos por el Espíritu Santo en cada momento por medio de Su motivación en su corazón y Su voz.

      No tienen que pensar en detalle si deben o no decir algo, o qué deben hacer, sobre el tipo de palabra que se debe decir en una situación determinada, y cómo deben comportarse. Ellos dirán naturalmente palabras de la verdad y harán obras de la verdad por medio de la dirección del Espíritu Santo.

      El Espíritu Santo guía a los hijos de Dios a recibir alabanzas, honor y gloria ante el trono de Dios en el día del juicio.

      Si alguno de ellos obedece y sigue solo la guía del Espíritu Santo, no serán juzgados con terribles castigos, sino con gloriosas recompensas.

      Creo que ahora los miembros de Manmin no tienen miedo de la palabra «juicio», sino que lo esperan con desbordante esperanza y expectativa.

      Yo ruego en el nombre de nuestro Señor que todos ustedes puedan ser guiados por el Espíritu Santo todos los días y que avancen enérgicamente a un mejor lugar de morada en el cielo diariamente, de modo que ustedes puedan permanecer en gloria ante el Gran Trono Blanco en el día del juicio.

      Amados hermanos en Cristo:

      El Consolador, el Espíritu Santo, en tercer lugar, nos ayuda a comprender el corazón de Dios el Padre.

      1 Corintios 2:10 dice: «Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios».

      Cuando tenemos el conocimiento de Dios el Padre que nos creó y nos ha venido cultivando en este mundo, nuestra vida será totalmente diferente de la de los que no lo saben.

      Así, el Espíritu Santo nos ayuda a comprender el corazón de Dios el Padre.

      Romanos 5:5 dice: «... y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado». El Espíritu Santo derrama el amor de Dios el Padre dentro de nuestro corazón y nos ayuda a comprenderlo.

      Se trata de cómo Dios Padre ama profundamente a la humanidad, cuán abundante es Su misericordia y Su amor inagotable, cuánto soporta y con cuánta paciencia espera.

      Esto es posible porque el Espíritu Santo conoce la profundidad del corazón de Dios el Padre.

      Amados hermanos en Cristo:

      Desde el establecimiento de esta iglesia, la Iglesia Manmin continuamente ha explicado y ha enseñado sobre el reino espiritual. Él lo ha revelado al punto de poder verlo con nuestros ojos y tocarlo con las manos.

      Ha mostrado el reino espiritual en este mundo de modo que ustedes puedan sentir de forma tangible al invisible Dios el Padre y correr la carrera de la fe más activamente.

      Y ha mostrado el corazón de Dios el Padre a través de numerosas manifestaciones de poder.

      Ya que les ha explicado sin cesar sobre Dios Padre, Su corazón y Su origen, ahora muchos de ustedes han llegado a tener la fe de los padres que conocen al Padre Dios que ha sido desde el principio, tal como está escrito en 1 Juan 2:14 donde leemos: «Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio».

      Lo que quiero decir es que muchos de ustedes han llegado a tener la fe de espíritu y espíritu completo, y muchos más están en el camino a levantarse en la roca.

      Pero tales frutos no habrían sido producidos en absoluto si el Espíritu Santo no les hubiera permitido conocer la procedencia y el corazón de Dios el Padre.

      En Juan 17:8, Jesús le dijo al Padre: «Porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste».

      Al igual que Jesús, el Espíritu Santo también proviene del Padre, fue enviado por el Padre, y nos ha enseñado solo las palabras que el Padre le ha dado.

      Esta es la razón por la que han podido comprender el origen y el corazón de Dios el Padre.

      Además de esto, en Romanos 8:27 leemos: «Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos».

      El Espíritu Santo intercede por nosotros de acuerdo a la voluntad de Dios para que podamos cambiar completamente y convertirnos en verdaderos hijos de Dios.

      Por esta ayuda del Espíritu Santo los creyentes de esta iglesia han logrado restaurar la imagen de Dios y asemejarse a Él y, a continuación, convertirse en Sus hijos verdaderos.

      Esta iglesia se ha convertido en una hermosa iglesia porque ha sido guiada por la notable obra del Espíritu Santo por los últimos 36 años y los creyentes han llegado también a comprender claramente a Dios Padre y a parecerse a Él por la obra del Espíritu Santo.

      Amados hermanos en Cristo:

      En Juan 3:6, Jesús dijo: «Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es». Solo lo nacido del Espíritu Santo es espíritu.

      Significa que la gente puede convertirse en una persona de espíritu solo por la obra del Espíritu Santo.

      Para esto el Espíritu Santo nos ayuda sin cesar.

      En Romanos 8:26 leemos: «Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles». El Espíritu Santo nos conoce mejor de lo que nosotros nos conocemos a nosotros mismos y nos ama más de lo que nos amamos a nosotros mismos.

      Con este corazón Él intercede por nosotros y llena la medida de justicia en nuestro lugar.

      Los frutos que han sido producidos a través de Su ministerio son la Iglesia Manmin y todos sus miembros.

      Lo que haremos en el futuro es realmente grande e impresionante.

      Esto también sucederá por medio de las obras del Espíritu Santo.

      Lucas 4:18-19 declara: «El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor».

      De acuerdo a las Escrituras, ustedes y yo tenemos que difundir el evangelio a los pobres y liberar a los cautivos de los pecados en el mundo mediante la obra del Espíritu Santo.

      Hemos de sanar a las personas que están sufriendo todo tipo de enfermedad y dolencias, y anunciar el camino de la salvación a los que van a la senda de la muerte, oprimidos por el peso de los pecados.

      Y esto debemos exclamar a todo el mundo: la gracia de nuestro Señor y la gloria de Dios.

      Yo ruego en el nombre del Señor que todos podamos ser partícipes en este bendito ministerio y cubrir completamente la Tierra con el fuego del el Espíritu Santo en el tiempo del fin del mundo.


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