[Romanos 12: 3]
26-05-2008 | Rev. Jaerock Lee
La Medida de Fe (10)
El 3er Nivel de Fe
Pasaje: Romanos 12: 3
“Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.”
Amados Hermanos en Cristo:
Cuando se mira al espejo después de haber trabajado y transpirado mucho, tal vez se lleve una sorpresa. Está despeinado y tiene el rostro sucio, pero no se había dado cuenta de ello. Solamente después de mirarse en el espejo pudo notarlo. De igual forma, en su vida cristiana se puede presentar una situación similar. Por ejemplo, tal vez esté trabajando en forma muy activa por el reino de Dios, pero quizás no ha tenido tiempo de mirar lo más profundo e íntimo de su condición espiritual interna. Además, si siempre está rodeado de personas que tienen una fe madura y firme, tal vez no pueda discernir correctamente la medida de su fe, y pueda equivocadamente pensar que está en el mismo nivel de fe de esas personas. Por ejemplo, si la mayoría de los que están a su alrededor se encuentran en el 3er nivel de fe, y aunque usted esté en el 2do nivel, tal vez pueda pensar que está en el 3er nivel también. Creía que en muchos aspectos de su vida era bueno y bondadoso, pero al escuchar la Palabra de Dios, se sorprende porque descubre que en realidad sus hechos y acciones estaban muy lejos de la verdad. Es sólo la gracia de Dios que nos permite darnos cuenta de ello.
Apocalipsis 3:17-18 dice, “Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad\\\; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. [8]Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez\\\; y unge tus ojos con colirio, para que veas.” Así como uno se aplica colirio a los ojos, también, por la gracia de Dios, cuando escucha la Palabra de Dios y sus ojos espirituales son abiertos, puede darse cuenta de sus errores y deficiencias, y entonces puede ser enriquecido con una fe como el oro puro. Esta es la Décima Prédica de la “Medida de Fe”. El día de hoy les hablaré acerca del 3er nivel de fe. Oro en el nombre del Señor para que por medio de este mensaje, usted llegue a alcanzar un corazón santificado sin ninguna clase de maldad, y que también llegue a tener una fe como el oro puro.
Amados Hermanos en Cristo:
La fe del 1er nivel es la fe para recibir el Espíritu Santo y la salvación.
La fe del 2do nivel es la fe para aprender la Palabra de Dios y para practicarla. Pero como aún no puede practicarla completamente, a veces la obedece y en otras ocasiones no lo hace y peca.
Sin embargo, si alcanza el 3er nivel de fe, entiende el significado de la Palabra de Dios y la cree hasta llegar a un punto en el cual en realidad podrá practicarla. Entonces no dirá, “Es pesado y muy difícil cumplir los mandamientos de Dios.” Ni tampoco “La vida cristiana es difícil.” Incluso si se trata de las leyes en este mundo, si las cumple, vivirá tranquilo porque es algo molesto infringir cualquier norma o ley. Por el contrario, uno se siente muy feliz y gozoso al guardar la ley de Dios ya que nos guía a la vida eterna y al Reino de los Cielos. Si no es feliz al obedecer la ley de Dios es porque no tiene fe en el reino de los cielos. Más bien, los que guardan la Palabra deberían confesar “Soy dichoso por llegar a creer en el Señor. Estoy tan agradecido. Me siento muy feliz viviendo conforme a los mandamientos de Dios.”
Si pasa el 3er nivel en el cual practica la Palabra y llega al 4to nivel, podrá entrar al nivel del espíritu que tanto ha anhelado. Sin embargo, algunas personas pasan los diferentes niveles de fe rápidamente y pronto llegan al nivel del espíritu mientras que otras no.
Estas personas pasan del 1er nivel al 2do nivel rápidamente y también del 2do al 3er nivel, pero se quedan mucho tiempo en el 3er nivel. Es decir, para llegar al 4to nivel, tienen que despojarse de los deseos de la carne ocultos en su corazón y llegar a santificarse, pero lograr esto les toma mucho tiempo.
Por ejemplo, Dios dice, “No odies a tu enemigo sino ámalo” Entonces, tratan de entender, aceptar y tolerar incluso a los que les causan problemas, pero aún tienen la naturaleza pecaminosa del odio en su corazón. Están gozosos todo el tiempo, dan gracias siempre, y oran sin parar, pero la raíz del enojo, la queja y el resentimiento en sí no ha sido arrancada de su corazón. En este punto, a pesar que saben que tienen la naturaleza pecaminosa en su interior, no se despojan de ella con todo su corazón ya sea por su dejadez, poco esfuerzo o por su falta de decisión. Pero el caso que es de alguna forma más lamentable es cuando no se dan cuenta que estos deseos de la carne aún permanecen en su corazón. Para que alguien pueda despojarse de sus pecados, en primer lugar, tiene que reconocer y darse cuenta de los pecados y la maldad que tiene en su corazón. A menos que los descubran, seguirán simplemente teniéndolos, y por consiguiente no podrán avanzar en su fe. Actualmente, algunos estudiantes universitarios postergan el día de su graduación y tratan de quedarse viviendo con sus padres ya que es difícil conseguir un empleo, y esto ya está llegando a ser un problema social.
Algo similar sucede en el mundo espiritual. Si llega al 3er nivel, que equivale a la etapa de un joven en la fe, tiene que crecer rápidamente y entrar al 4to nivel. Si no lo hace, y su fe deja de crecer, entonces algo está mal. Perderá la llenura del Espíritu Santo, y se sentirá un poco incómodo o cargado. Pensara que lo que hace está bien, pero en realidad no es reconocido ni aceptado como un cristiano maduro por lo demás. Sus palabras no tienen autoridad ni poder, y por eso podrá desanimarse y sentirse afligido. Si ya estuviera en el espíritu viviendo una buena vida en fe, su corazón siempre tendría la llenura e inspiración del Espíritu Santo, y podría oír la voz y recibir fielmente la dirección del Espíritu Santo. Además, la evidencia que Dios está con usted se mostrará en todo aspecto de su vida. Si estas evidencias no se manifiestan, no importa lo mucho que pueda creer que está progresando, deberá ser consciente que tiene aún alguna clase de maldad en su interior la cual tiene que encontrar y echar fuera. Entonces, ¿cómo podemos rápidamente llegar del 3er nivel de fe al nivel del espíritu sin que nuestra fe deje de crecer?
Lo primero que debe recordar es que nunca debe dejar de luchar contra el pecado.
En 1ra de Timoteo 4:5 podemos leer lo siguiente, “porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado.” No existe ninguna forma fácil para llegar a santificarse. Tenemos que lavar nuestros pecados con la Palabra de Dios, y para lavar nuestros pecados, tenemos que recibir la gracia y fortaleza de lo alto al ser llenos del Espíritu Santo y de Su inspiración.
Por eso se dice que uno es santificado por la Palabra y por la oración. Tiene que escuchar la Palabra, darse cuenta de la maldad en su interior, y orar para recibir la fortaleza de parte de Dios de modo que pueda echar fuera lo malo que encuentre en usted. Y esto no se logra en forma casual o por accidente, tan sólo escuchando el mensaje, recibiendo gracia, y orando constantemente.
Si está en el 3er nivel de fe, se deleitará al escuchar la Palabra de Dios y orará infatigablemente. Pero para algunos, el esfuerzo que hacían antes por despojarse del pecado, e incluso el hecho de sentirse mal y culpables por haber pecado, empieza a enfriarse con el paso del tiempo.
Cuando luchen firme y decididamente contra el pecado, cuando encuentren incluso la más pequeña forma de maldad, quebrantarán su corazón, orarán y ayunarán para echar fuera ese pecado. Sí se esfuerza de esta manera y no se rinde sino que continúa hasta arrancar todas las raíces de pecados, será algo muy bueno, pero esto no sucede con la mayoría de las personas. Por el contrario tratan de darse un descanso en la lucha contra el pecado, y declarar una tregua. En los combates reales si empieza a ganar, debe avanzar firmemente hacia adelante hasta destruir completamente las fuerzas del enemigo. Si se detiene, le está dando tiempo al enemigo para que recupere su fuerza y contraataque.
Por esto, si lo único que hace es avanzar un poco y luego retroceder otro poco, la guerra se detiene. En sus batallas espirituales, para llegar rápidamente al 3er nivel, tiene que cuidarse de la flojera o pereza espiritual pensando que ya ha logrado obtener algo. No debe dejar de luchar contra el pecado hasta arrancar con la Palabra y la oración todas las raíces de la naturaleza pecaminosa y de los deseos de la carne.
En segundo lugar, para llegar al 3er nivel rápidamente, tiene que renunciar y derribar totalmente a sus pensamientos carnales.
Estos pensamientos carnales se oponen a los pensamientos espirituales. Estos se dan cuando la falsedad y la mentira que hay en usted se hacen visibles a través de las manifestaciones externas del alma es decir, de sus sentimientos, voluntad, y emociones.
Romanos 8:6-7 menciona que, “Porque el ocuparse de la carne es muerte, (es decir el pensamiento carnal es muerte) pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz, (Si usted sólo tiene pensamientos espirituales, siempre tendrá paz, gozo y felicidad en su corazón). Esta es la verdadera vida que agrada a Dios y es el camino al reino celestial.)[7] Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios\\\; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden.”
A causa de estos pensamientos carnales, uno levanta numerosos muros de pecado que lo separan de Dios. Por eso, los pensamientos carnales son enemistad contra Dios. Pero si solamente tiene la verdad en su corazón, únicamente tendrá pensamientos verdaderos y espirituales. Ya no volverá a cometer las obras de la carne, y no tendrá ningún pensamiento carnal. Pero si todavía tiene mentira y falsedad en usted, cuando sus pensamientos pasen por su alma, es decir, por sus emociones y sentimientos, tendrá como resultado pensamientos falsos y engañosos.
Por ejemplo, cuando usa una computadora, aunque tenga un programa muy bueno para hacer cálculos, si ingresa datos incorrectos, sólo obtendrá respuestas incorrectas. Los pensamientos carnales son controlados por el diablo y Satanás. Los pensamientos espirituales son controlados por Dios y por el Espíritu Santo. Pero ya que no saca de su mente los deseos de la carne, usted es controlado por Satanás\\\; la maldad se concibe en su corazón y peca y es tentado por el diablo. Eso es enemistad contra Dios. Así como el diablo y Satanás son enemigos de Dios, como ahora Satanás lo controla, usted también se convierte en enemigo de Dios. Por lo tanto, ya que la mayoría de las cosas que aprende desde que nace son mentira, tiene que arrancarlas de cualquier manera de su vida. Por eso, los que tienen pensamientos carnales no pueden obedecer la Palabra de Dios. Por ejemplo, Dios dice, “El que sirve es mayor, y más bienaventurado es dar que recibir.”
Pero si tiene orgullo y codicia en su corazón, cuando escuche esta prédica, la falsedad que se expresa como orgullo y codicia hará que tenga pensamientos carnales. Por ejemplo, si piensa que el continuar dando para la obra de Dios sin recibir nada a cambio, es sólo perder dinero.
¿Cómo podrá ser de mayor bendición para usted el dar que recibir? Incluso, aunque otras personas reconozcan sus dones y habilidades, le será muy difícil ser aceptado y respetado, y llegaría incluso a pensar
¿Qué ridículo es servir a los demás y ser humilde en todo momento? A causa de estos pensamientos, no podrá servir ni dar para la obra de Dios. No podrá entender la voluntad de Dios ni podrá obedecer Su palabra, por eso Dios nos dice en Su Palabra que los pensamientos carnales son enemistad contra Él.
En una ocasión, una familia me visitó en casa. El testimonio del esposo es el siguiente. Vino a la iglesia Manmin en el año 96 o 98, no me acuerdo el año exactamente. Antes de empezar a asistir a la iglesia, a este hombre le gustaba mucho beber. Bebía en las mañanas hasta emborracharse, y cuando le pasaba el efecto del alcohol, empezaba a tomar otra vez, incluso durante el día. También tomaba en las tardes. Su familia pasaba por mucha necesidad y no tenían que comer, pero él seguía bebiendo de esa forma. Si había algo de dinero para sus hijos, se lo gastaba en licor. Entonces le dije, “A usted le gusta beber igual que a mi me gustaba antes.”
Yo también tomaba mucho antes. Pero después que vino a la Iglesia Manmin, y escuchar la Palabra de Dios, empezó a cambiar.
Dejó todas esas cosas. Oré por su bendición y ahora es muy bendecido económicamente. Está dando miles de dólares de diezmo cada mes, lo cual significa que sus ingresos mensuales son más de cientos de miles de dólares. Él, su esposa, y sus hijos dicen que son muy bendecidos. Este hermano oró porque quería sembrar en su pastor, y está tan agradecido porque ahora tiene la oportunidad de dar para la obra de Dios. Además, siempre está pensando en formas de ganar mucho dinero para usarlo en obras de caridad y en causas nobles. Desea dar a los que están en necesidad. Quiere ganar dinero porque quiere ayudar a los demás y dar para el reino de Dios. Incluso en el trabajo, pone a Dios en primer en lugar. Se encarga de revisar algunos documentos, y luego busca que hacer para el reino de Dios. En China, las personas pueden escuchar mis mensajes por Internet. Para eso necesitan computadoras. Así que este hermano les provee de computadoras para que puedan escuchar las prédicas. Siempre está ansioso y deseoso de hacer buenas obras y de ganar dinero diligentemente y dar a Dios. Por eso dije que yo también tengo un corazón parecido al suyo.
Yo también tuve un corazón parecido desde que era un nuevo creyente. Siempre quería ayudar al necesitado y dar a Dios más y usar mi dinero para el reino de Dios. He estado haciéndolo sin fallar desde que me convertí. Entonces, si damos de esta manera, ¿acaso nos veremos en dificultades? ¡Claro que no! Como le damos a Dios para buenas obras, Él abre las puertas de los cielos y derrama Sus bendiciones. Por eso, no fue hasta que este hombre llegó a dar miles de dólares como diezmo, es decir, cuando llegó a ganar un salario de cientos de miles de dólares, que Dios le bendijo.
También pertenece al grupo de hombres de negocios de la iglesia, el cual me visitó en la mañana. Y entonces me fije en sus rostros. Pensé, hace sólo uno o dos años muchos de ellos tenían dificultades. Pero ahora, las cosas son diferentes.
Como siempre han dado a Dios y he orado por ellos para que reciban bendición, en corto tiempo la mayoría de ellos ahora pueden diezmar miles de dólares Esto significa que casi todos tienen ingresos de más diez mil y cien mil dólares. Ahora reciben esta clase de bendición. Algunos de sus diezmos llegan a más de diez mil y veinte mil dólares al mes. Dios ciertamente nos devuelve conforme a lo que hemos sembrado y a como hemos obrado. Por eso creo que el grupo de hombres de negocios de nuestra iglesia será muy grande.
Entonces, los deseos de la carne son enemistad contra Dios. Pero ustedes miembros de la iglesia han venido escuchando a través de mis prédicas qué cosa son estos pensamientos carnales, y de hecho se han podido despojar bastante de ellos ya que han sido testigos de muchas señales y maravillas.
Usted sabe y cree que Dios es Omnipotente y Omnisciente, que sólo la Palabra de Dios es la suprema verdad, y que obedecer la Palabra de Dios trae bendición. Ha escuchado bastante la Palabra y su conocimiento también ha aumentado bastante. Pero cuando no vive ni pone en práctica todo lo que sabe, de alguna manera está mezclando la Palabra de verdad con su propia maldad y se forma, entonces, nuevos pensamientos carnales. Tiene que usar la Palabra que oye para darse cuenta de sus pecados y su maldad. Sin embargo, usted más bien juzga y condena a los demás con la Palabra, o aplica la verdad en forma incorrecta para justificar su mala conducta. Las formas más representativas de esta clase de pensamientos carnales son la auto justificación o arrogancia y el egocentrismo. Ya expliqué detalladamente acerca de estos esquemas mentales de auto-justificación y egocentrismo. Por eso, en esta prédica, tan sólo les hablaré brevemente de la manera en que estos pensamientos le impiden llegar al nivel del espíritu.
Primero, “La Auto-Justificación o Arrogancia” es insistir que uno está en lo correcto. Aquellos que son arrogantes exigirán que los demás estén de acuerdo con su forma de pensar y criterios y tendrán problemas con otras personas.
Por ejemplo, una persona que ama a Dios, tratará de cuidar y atender a los demás y ser fiel en la obra de Dios, pero hay otros que no parecen preocuparse por el rebaño en lo más mínimo. En este caso, los que son arrogantes se enojarán e incomodarán y dirán, “Una persona que ha recibido la gracia de Dios no debería nunca ser tan descuidada y perezosa,” y tratarán de darle una lección a esa persona. Entonces, tal vez hablen con esa otra persona y le hagan ver directamente sus fallas y errores diciendo, “¿Cómo puede ser tan descuidado siendo una líder o un siervo de Dios? ¿No se siente mal ante de Dios?” O, cuando hay muchas personas presentes, dice, “Conozco a alguien que es muy descuidado en lo que hace en la iglesia. No deberíamos ser así.” Al decir esto, todos los que están reunidos ya saben de quién se trata. Por supuesto, debemos esforzarnos y ser fieles en la obra de Dios, y si esa persona puede recibir la gracia de Dios por lo que se ha dicho, y llega a arrepentirse, todo eso habrá sido para bien. Pero lo más probable es que no reciba esta palabra de buena gana, y que reaccione de forma negativa.
Pensaría, “Esa persona me está haciendo la vida difícil” y se pondría aún más triste, perdiendo la gracia que ya tenía. Incluso hasta podría llegar a ofenderse y pensar, “¿Cómo pudo avergonzarme en frente de tantas personas?” Si hemos recibido sabiduría de lo alto y tenemos un corazón que anhela la santificación, podremos encontrar una buena manera de llegar al corazón de la otra persona cuando le demos un consejo. Sin embargo, los que son arrogantes y altivos creen que lo que piensan es la verdad y es lo correcto. Por lo tanto, aunque lo que hicieron no fue correcto a los ojos de Dios, porque ofendieron a otra persona, aún así creen que lo que hicieron está bien y que la otra persona está equivocada. Es decir, ya que simplemente piensan que lo que dijeron estaba bien, no se dan cuenta que la forma de decirlo estaba mal.
Por eso, aun cuando escuchan la Palabra de Dios que nos dice, “Sigue la paz. Sirve a los demás. No juzgues,” sólo piensan que lo que hicieron esta bien y dicen, “Amo a Dios y le soy fiel. Amo a mi prójimo, y he dado el mejor consejo.” Esta forma de pensar que le dice que siempre está en lo correcto se llama auto-justificación o arrogancia, y por eso, no puede encontrar la maldad en su interior, y no podrá avanzar rápidamente hacia la santificación. Asimismo, pensará que usted es justo y bueno, pero en realidad, los demás lo ven como el tipo de persona que causa problemas a los demás y a la que hay que evitar.
Luego, la conducta egocéntrica o egoísta es la estructura mental que uno crea al definir lo que considera que es justo y correcto, pensando, “Esto es absolutamente correcto.” No estamos hablando de la forma de pensar del mundo. Los que están en el 3er nivel de fe y están parados sobre la roca de la fe no tendrán este concepto mundano, sino que crearán otros criterios hechos en base a la verdad.
Por ejemplo, cuando recién se convierte y empieza a ir a la iglesia, esforzándose por vivir una vida cristiana, a su familia quizás le parezca que ama solamente a Dios y que se está alejando de ellos. En ese momento, mientras esta siendo fiel en el reino de Dios, también debe pensar en el corazón de sus familiares. Tiene que atenderlos y amarlos para tocar sus corazones. Tiene que servirles y amarlos para impactar y conmover sus corazones. Pero si los hijos tienen una mente egoísta, decepcionarán y ofenderán a sus padres diciéndoles que su comportamiento y su forma de tratarlos son espiritualmente correctos.
Al escuchar mensajes que dicen, “Tienen que cortar con todo afecto y deseo mundano y alcanzar el amor espiritual” se comportan como niños egoístas. Cuando ore por la salvación de su familia, primero tiene que agradar a Dios de modo que Su corazón se conmueva y pueda obrar más rápidamente,” de otro modo actuará de acuerdo a su propio criterio y aplicará la verdad en forma incorrecta.
Por ejemplo, supongamos que usted no acostumbra atender bien a sus padres ni cumple con sus deberes como hijo, sino que dice, “Dios es más importante que mis padres. Por favor no esperen ningún tipo de afecto mundano de mi parte.” En el día de cumpleaños de sus padres, no les da ningún regalo que realmente pueda conmover sus corazones. Tan solo les da una Biblia o algún folleto o escrito evangelístico y cree que así ha mostrado amor espiritual a sus padres. Por supuesto, los padres que tienen fe o buenos corazones tratarán de entenderlo, pero aun así se sentirán un poco decepcionados. Usted lastima los sentimientos de sus padres y cierra la puerta para evangelizarlos si se comporta de esta manera. Si tiene esta forma de pensar egocéntrica, ni siquiera se dará cuenta de lo que esta sucediendo. Aun cuando conoce la Palabra de Dios que nos manda, “Honra a tus padres. Se fiel en toda la casa de Dios,” usted piensa, “Yo sirvo a mis padres espiritualmente. Hago la obra de Dios con diligencia y cuido de mis padres, entonces soy fiel en toda la casa de Dios.” No puede derribar su propia estructura o argumento mental que ha desarrollado al pensar, “Esta forma de hacer las cosas está de acuerdo a la verdad y al espíritu.”
Pero si en realidad tiene un corazón espiritual, podrá aceptar cualquier cosa que esté dentro de la verdad. Aunque tenga la razón y los otros estén equivocados, debería considerar la fe y la condición espiritual de los demás. Su fe es diferente a la de otras personas, por eso no debe tratar de adecuar todo a su fe sino a la fe de los demás. Un ejemplo de ello es el apóstol Pablo, que predicaba el evangelio a los Judíos haciéndose a sí mismo Judío, y a los Gentiles haciéndose a si mismo gentil, Para ser como él debemos entonces recibir sabiduría de lo alto. Pablo tenía la fe suficiente como para comer carne, pero por temor a ofender a los demás, no comía carne, porque otros pudieran pensar, “¿Puede un hombre de Dios comer carne?” Por eso, Pablo dijo que no comería carne por el resto de su vida.
Algunos creyentes, cuando comen en un restaurante, oran en voz alta al dar gracias por los alimentos, pero deberían hacerlo en voz más moderada. Si fueran sólo creyentes los que estuvieran en el restaurante, pudieran orar en voz alta, pero a los no creyentes no les agrada esto. Sin embargo, los que tienen una mente egocéntrica insisten en que lo que piensan es la verdad, por eso causan molestias y problemas por todas partes. Al hacer esto, otros pudieran decir que sólo piensan en si mismos o que no quieren escuchar las opiniones de los demás, y sin embargo ellos dirán, “No estoy molestando a nadie. Sólo estoy obedeciendo la verdad.”
Debido a que persisten con esta actitud carnal, no pueden darse cuenta del pecado en su interior. Por lo tanto, el crecimiento de su fe se detiene. Algunos de los miembros de nuestra iglesia me piden que les haga ver sus fallas y deficiencias. Pero, no lo hago por su bien. Tan sólo les sonrío. Les digo tantas cosas en mis predicas que habría muchas cosas que señalar y advertir. Si están en el espíritu, no habrá nada de que llamarles la atención, pero si no están en el espíritu sino en el primer, segundo, o en el tercer nivel de fe, entonces sí habrá muchas cosas que señalar en sus vidas. Por eso, no entiendo que es lo que quieren que les haga ver. Si tengo que hacerlo, a veces les señalo una o dos cosas.
También, otra razón por la cual no les hago ver sus errores es porque sólo cuando están llenos de la gracia de Dios, me piden que les haga ver sus fallas, pero cuando no están llenos del Espíritu Santo, lo piensan varias veces primero y luego se desaniman. No confían en su pastor. Por eso, nunca les señalo ninguno de sus errores. Algunas personas me preguntan, “Estoy administrando una tienda, o voy a empezar un negocio, y ¿debo hacer esto o lo otro? Entonces, no les doy ninguna respuesta. ¿Por qué? Cuando les digo que hagan algo, si lo obedecen totalmente, recibirán las bendiciones, pero aunque traten de obedecer, no significa que de todos modos recibirán bendiciones. ¿Por qué?
Es porque tienen diferentes niveles de fe. En mi caso, se que hay muchas formas de agradar a Dios, por eso seré bendecido, pero ellos no tienen esa clase de fe, así que no pueden agradar de esa manera a Dios. Entonces, no recibirán bendiciones. Por eso no puedo decirles que hagan esto o lo otro. Además, eso es lo que nuestro Señor dice.
Un siervo de Dios sólo obedece al espíritu, y no se ocupa de estas cosas carnales. Si no tiene la suficiente fe, no importa cuanto les enseñe la forma de ser bendecidos, no podrán hacerlo. Aunque trate de obedecer, no dará resultado. Por eso, en la mayoría de los casos no respondo. Tan sólo digo, “usted también puede orar por esa petición y recibir la dirección del Espíritu Santo.” De ese modo, pueden obrar de acuerdo a su propia fe, y no tendrán que lamentarse más adelante. Aunque les diga la forma de obtener las bendiciones, no tienen la suficiente fe para hacer lo que les digo y agradar a Dios. Entonces, si no reciben bendiciones, dirán, “El Reverendo me dijo que haciendo esto iba a ser bendecido, pero ¿por qué es que hasta ahora no recibo esas bendiciones?” Al decir estas cosas, pueden levantar un muro de pecado que los separe de Dios. Por eso, siempre debo de tener mucho cuidado con estas cosas.
Amados Hermanos en Cristo:
La arrogancia y el egocentrismo parecen ser muy similares, pero hay una clara diferencia entre las dos. Algunos tienen formas de pensar muy arraigadas pero simplemente permanecen en ese marco y no causan problemas a otras personas. Sus ideas no son fáciles de cambiar, pero no insisten en demostrar que están en lo correcto. En otros casos, hay personas que tienen una estructura mental muy fuerte y actúan de acuerdo a ella, y asimismo, intentan obligar a otras personas a hacer lo mismo. Si no les hacen caso, se molestan con ellos o les causan problemas. Las tradiciones y costumbres de los Ancianos en el tiempo de Jesús estaban basadas en estos esquemas y en la auto-justificación. Estas tradiciones no estaban de acuerdo a la Palabra de Dios. Del mismo modo, muchas denominaciones actualmente crean sus propias tradiciones de esta forma. Por ejemplo, nuestro Señor sólo hizo buenas obras en el día de reposo. Sanaba a los enfermos. Pero los ancianos y los principales de los judíos de acuerdo a sus propios criterios condenaron a Jesús por violar el día de reposo. De mismo modo, el egocentrismo es algo malo e incorrecto, pero estas personas creen que están en lo correcto e insisten en su propia opinión. Lo mismo sucede en su vida diaria. Hay algunas personas que piensan que saben algo y crean su propio marco mental en base a eso e insisten en que sus opiniones son las únicas valederas y ciertas. Este es el caso en que se tiene las dos formas de pensamiento muy arraigadas en su mente: arrogancia y egocentrismo. Pero en todo caso, ambas han sido formadas en base a su propia falsedad.
Espero que recuerde que solamente cuando renuncie y derribe todos esos pensamientos carnales que provienen de sus propia arrogancia y egocentrismo, recién podrá andar en el Espíritu. Si su fe se hace más profunda, guardará la Palabra de Dios y la practicará y podrá alcanzar el nivel del espíritu. No deberá crear ningún patrón mental con la verdad, porque entonces aunque derribe sus propios criterios de justicia y rectitud carnal, creará otro patrón de comportamiento. Entonces ¡Qué lento se hará todo esto! Aunque estas personas estén trabajando mucho en la obra de Dios, no podrán llegar rápidamente al nivel espiritual.
Aquí tengo un hermoso testimonio, y permítame leérselo, pero por favor no se sorprenda por lo que escuche al comienzo sino que preste atención hasta el final.
“Querido Pastor Principal, soy Myeong-wook Heo y vivo en Ichon, Kyung-gi Do. Soy el más humilde de los miembros de la Iglesia Manmin. Quiero darle mi pequeño testimonio. Doy gracias a Dios Padre que me ha traído a la Iglesia Manmin hoy. Agradezco al Reverendo JLee que me está guiando con sus palabras y sus oraciones a la Nueva Jerusalén. Llegué a conocer al Señor cuando tenía doce años y estaba asistiendo a la Escuela Dominical. Me gustaba estar en la iglesia más que en mi casa. Me gustaban los maestros que tenía en escuela Dominical y a veces dormía en la iglesia y luego iba al colegio. Uno de mis maestros de la Escuela Dominical dijo que un hombre debe ser digno de confianza cuando se le confíe dinero, y cuando se responsabilice de una mujer, debe ser capaz de protegerla. Traté de ser un hombre así pero cuando tenía 17 años, a causa de ciertas situaciones y a problemas con mi familia, tuve que dejar mi casa. (Esto se debió en parte a que solía dormir en la iglesia, y a sus padres no les gustaba.)
En aquel entonces, me olvidé de Dios y de la iglesia por casi un mes, y estuve viajando por el mundo. Conocí a una chica, y adulteré con ella en mi corazón. Esa noche, tuve la experiencia más aterradora de mi vida. (Este hermano está diciendo que en realidad no cometió adulterio, sino que sólo tuvo una mente adúltera.) Dios me mostró el fuego del infierno y me dijo que pronto iba a ir ahí para siempre. Tuve tanto miedo y sentí que mi corazón dejaba de latir. Grité de pánico. Si hubiera regresado al camino del Señor antes, no hubiera tenido que llegar allí, pero todo era en vano por más que me lamentara. Había un inmenso lago de fuego cuya profundidad llegaba hasta la cintura. Era tan caliente. Algo parecido a una niebla espesa empezó a aparecer, pensé que era el fin. No sabía que hacer. Me sentía muy furioso y amargado. Empecé a excavar con mis manos y grité desesperadamente, pero no podía salir de allí. Pensé que era el fin y clamé, “¡Padre Dios por favor sálvame ahora!” pero sabía que no podía ser perdonado. Sabiendo que era inútil, aun así tenía que llorar de esta manera. Reverendo, no lo puedo expresar con palabras. En esos días, el pastor y los miembros de la iglesia a la que estaba asistiendo pasaban por mi lado y no me prestaban atención. Tan sólo me miraban con indiferencia y seguían su camino. Si tan sólo hubieran dicho, “Que lástima” o algo parecido, mi corazón se hubiera sentido aliviado, pero nadie me decía nada. Solamente me miraban con lástima y pasaban. Traté de agarrarme a ellos, pero no podía. Mi corazón se estaba consumiendo de tristeza. Con desesperación en mi corazón, me aferré a la pierna del último creyente que estaba pasando y le rogué que me dijera algo De pronto, me di cuenta que no me podía decir nada, y mi mano no tuvo fuerzas para seguir sosteniéndolo y lo solté.
Era el fin. Estaba tan resentido, molesto, y arrepentido y clamé a Dios, y fui salvado en las puertas del infierno. Entonces exclamé “¡Soy salvo!” y volví en sí. Di gracias a Dios y lloré mucho.
Fui a la iglesia inmediatamente, y si alguna mujer pasaba delante de mi, miraba al suelo o volteaba para mirar a otro sitio. Hacía esto porque estaba totalmente seguro que el fuego del infierno sí existe. Querido Pastor, ahora mi familia y yo somos muy bendecidos.
Dios me mostró que iba a ir al infierno porque no me arrepentí luego de cometer adulterio en mi corazón, y ¿cómo podía ser salvo si había cometido una obra de la carne? Creo que no importa la peor situación que haya vivido en esta tierra, no podrá ser peor que caer en el infierno. Si alguien siente el fuego del infierno que experimenté, aunque la más hermosa mujer viniera con oro y lo tentara, no cederá a la tentación. Si usted verdaderamente cree en Dios, en el cielo y en el infierno, sabrá que lo que digo es cierto. Y como usted es un pastor y sabe todo esto, ¡Qué afligido y apenado debe estar! Querido Pastor, lo siento mucho. Por favor perdóneme por no haberle ayudado. En ese tiempo, para no cometer adulterio en mi corazón, me casé con la que ahora es mi esposa la diaconisa Oksook Chang cuando tuve 22 años, sin ni siquiera conocerla ni haberla visto antes. Tuvimos un hijo y cuatro hijas. Llevamos a nuestros hijos a la iglesia. Tres hijas se casaron con pastores de la iglesia Manmin y están trabajando fielmente para el reino de Dios. Mi hijo está trabajando como ayudante del pastor en la Iglesia Busan Manmin, y mi otra hija es líder de un pequeño grupo en la Misión Canaán. Mientras criába a mis hijos, hacíamos servicios de adoración en casa, y cada vez mencionaba y resaltaba la experiencia que viví en el infierno. Nunca vi a mis hijos pelearse entre ellos. Hasta que fueron a primaria al colegio, ni siquiera sabían malas palabras. Todo esto fue por la gracia del Señor. Querido pastor, lo amo mucho.
Usted con su gran amor tocó el corazón de Dios Padre para que nos diera ese gran perdón. Es un milagro para nosotros. Sin la oración de amor que el pastor hizo, hubiésemos ido camino de la muerte de acuerdo a la ley del cielo, pero realmente hemos sido muy bendecidos por haber conocido a un verdadero pastor. Reverendo, le estaré agradecido por siempre en el Reino de los Cielos, porque, antes de conocerlo yo era el peor de los pecadores. Amado Pastor. Gracias. Siempre le estaré agradecido. Sinceramente suyo, el Diácono Myeong-wook Heo.
Si pasa el primer y segundo nivel de fe, se despoja de todas las obras de la carne, y es entonces cuando llega al tercer nivel de fe. Si comete otra vez las obras de la carne, no podemos decir que está en el tercer nivel de fe. En este nivel, uno sigue despojándose de todo lo que tenga que ver con la carne. Una de las obras de la carne es la mente adúltera. Uno puede tener un pensamiento de adulterio cuando mira a una mujer. Nuestro Señor dice que ya cometió adulterio con ella en su corazón. Sin embargo, tiene que echar fuera esta clase de adulterio de su corazón para pasar al cuarto nivel, el nivel del espíritu. Pero si tuviera que ir al infierno por cometer adulterio en su corazón, y si Dios lo llama a su presencia estando en el tercer nivel de fe, ¿Quién llegaría a ser salvo? No habría ninguno. No obstante ¿Por qué Dios le mostró a este diácono que estaba yendo al infierno por sólo adulterar en su corazón? Era porque desde su juventud amó a Dios y a la iglesia, pero como cayó por un momento en pecado, se estaba alejando de Dios. Entonces, si Dios simplemente lo dejaba, él hubiera ido solo al Paraíso, o al primer o segundo Reino de los Cielos. También podría haberse perdido en el mundo y así alejarse del amor de Dios. Por eso, Dios le permitió tener esa experiencia para que se arrepienta y vaya al reino de los cielos.
Debe entender bien este caso. No debe pensar que irá al infierno sólo porque aún no se ha despojado del todo de una mente adúltera. Pero en tanto tenga estos pensamientos de adulterio, aunque trabaje mucho en la obra de Dios, solamente podrá ir al primer o al segundo reino de los cielos. Pero si se despoja de esto y entra al nivel del espíritu, incluso podrá llegar a la Nueva Jerusalén. Pero si pasa el primer y segundo nivel de fe y está en el tercer nivel, y si vuelve a cometer las obras de la carne que Dios odia tanto, estará muy lejos de su salvación porque, conociendo lo que es malo, voluntariamente ha pecado. Está escrito muchas veces en la Biblia La Biblia es absolutamente verdadera, y el juicio se llevará a cabo de acuerdo a la Biblia. Por eso, todos ustedes son muy bendecidos. Aquí aprenden correctamente la verdadera Palabra de vida. Por eso, repito, son bendecidos.
Permítanme concluir este mensaje. Amados Hermanos en Cristo:
Hoy les he hablado acerca de dos aspectos que tienen que ver con el proceso para llegar al nivel del espíritu
En primer lugar. No deben descuidar la lectura de la Palabra y la oración en su lucha contra el pecado.
En segundo lugar, deben despojarse de todo pensamiento carnal, y especialmente, deben echar fuera toda arrogancia y egocentrismo que han creado al mezclar su maldad con la Palabra de Verdad. Solamente cuando se despojen de estas cosas podrán con exactitud evaluar su nivel espiritual. Una vez que lo valoren correctamente, sólo tendrán que despojarse ahora de esa área carnal específica.
Santiago 1:23 dice, “Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, (es decir, si alguno escucha la Palabra de Dios y no la pone por obra) éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Al mirarse en el espejo, si está despeinado, se peinará, y si tiene puesto algo sucio, lo limpiará. Espero que al observarse en el espejo de la Palabra de Dios, no pierda la oportunidad de recibir la gracia de Dios para transformarse rápidamente.
""""Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural.” Esto significa que cuando uno se mira en un espejo, es sólo por un momento. Luego uno se olvida. Entonces, de nada sirve si solamente oye la Palabra, recibe gracia, y se olvida de lo que escuchó.
Si escucha la Palabra, tiene que grabarla en su corazón, meditar en ella día y noche y hacerla suya espiritualmente en su corazón.
Oro en el nombre del Señor que, al hacer ésto, alcance un corazón perfecto, sin mancha ni defecto, y llegue a ser un verdadero hijo de Dios que lo complazca y sea reconocido por Él.
Amén